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La Estafa por Fullbuster

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Naruto Namikaze


 


Estaba cometiendo la locura de mi vida, lo sabía y esa gran locura venía con nombre propio… Sasuke. Ese chico se estaba colando dentro de mis pensamientos y no sólo en ellos… ese chico poco a poco se iba ganando un puesto bajo mis sábanas y eso era un riesgo. Deidara siempre me había advertido que no me enamorase, que era un asco cuando dejabas que alguien se colase en tu vida y no lo había hecho hasta ahora. Realmente tampoco es que estuviera enamorado de ese chico, era pronto para saber lo que sentía por él pero al menos me llamaba mucho la atención, era atractivo y muy inteligente, me gustaba de alguna forma y aún no conseguía entender cómo era posible.


¿Qué tenía ese chico que me llamaba la atención? No estaba seguro pero quería conocerle más, quería saber cosas de él y no sólo lo bueno que era en el sexo. No sé si mi padre estaría muy de acuerdo si llegase a enamorarme de él e iniciase una relación seria, nunca había terminado de hablar de estos temas con mi padre pero teniendo en cuenta que mi hermano mayor salía con el hijo de una de las familias más influyentes e importantes del país, era posible que mi padre esperase algo así también para mí.


Supongo que lo que sentía ahora mismo era la presión de toda la rama familiar sobre mis hombros. Creo que Deidara también la sentía y aunque llevaba muchos años ya saliendo con Hidan… ¿Hasta qué punto podía estar mi hermano enamorado de él? No lo sabía, creo que estaban más juntos por la relación favorable de las empresas que porque hubiera amor realmente entre ellos.


Cuando Deidara vino a vivir con nosotros… bueno… él estaba embarazado y enamorado perdidamente de un chico. Mi padre, viudo desde hace años había decidido acoger a Deidara, un chico que había empezado con dieciséis años a trabajar en su empresa como un simple recadero. Supongo que algo vio en él y yo me hice tan amigo suyo que… aquí estaba Deidara. Intentamos mantener el secreto de que era adoptado por su bien, no queríamos que sufriera toda la presión social en su figura y los periodistas eran implacables cuando había una exclusiva, así que dijimos que había estado muchos años estudiando fuera del país y ahora había regresado.


Estar embarazado tampoco ayudó mucho pero por suerte ahí estuvo Hidan para apoyarle, dijo que le pondría su noble apellido al bebé cuando naciera y habían estado juntos desde entonces. El mayor miedo que tenía mi hermano es que Hidan descubriera sus orígenes verdaderos, que supiera que era tan sólo un niño huérfano al que habíamos adoptado y que no tenía nada más para ofrecerle. Puede que sí lo tuviera, ahora era de nuestra familia pero… la familia de Hidan era tan tradicional que seguro no le permitiría estar a su hijo junto a una persona de clase baja como lo había sido Deidara. Ahora todos en la familia cubríamos y guardábamos su mayor secreto, que era adoptado.


Había venido hoy a trabajar al despacho, tenía un par de asuntos que tratar con algunos empleados, también tenía en mente ampliar una de nuestras sedes hoteleras para llegar a un cliente mucho más amplio pero no sé cómo se tomaría esta nueva inversión mi padre, yo era nuevo en todo esto y aunque había estudiado empresariales, quería tener la opinión de mi padre y a ser posible, también la de mi hermano para poder tomar la mejor decisión sabiendo lo que ellos pensaban de toda esta nueva idea.


El teléfono de mi oficina sonó y cuando contesté escuché la voz de mi secretaria comentándome que había un chico en recepción que esperaba para verme aunque no tenía cita previa. Me sorprendí un poco, generalmente solían pedirme cita para venir a verme y que supiese… hoy no tenía reuniones con accionistas ni nada parecido. No sé quién podría ser y cuando me levanté de la silla para ir hacia la puerta a recibir al invitado, a mi mente llegó la imagen de Sasuke haciendo que me sonrojase al momento. ¿Podría ser él? Me puse muy nervioso y las manos me sudaban, no sabía el motivo exacto.


Al abrirse la puerta entró Sasuke cargando con una gran bolsa la cual me sorprendió. Sé que yo mismo le había dado una tarjeta de mi empresa pero no esperé que viniera tan pronto a visitarme, creí que tardaría algunos días. ¿Podía ser que también le gustase estar conmigo? Creo que me hacía demasiadas ilusiones.


- ¿Qué haces aquí, Sasuke? – pregunté.


- Tú me invitaste ¿Recuerdas? Dijiste que pasase cuando quisiera y aquí tengo tu tarjeta – me dijo sacando la tarjeta de su bolsillo del pantalón y enseñándomela - ¿ves?


- Ya sé lo que te di – le dije sonriendo agachándole la tarjeta – guárdala.


Sasuke me hizo caso y guardó la tarjeta en su bolsillo de nuevo. Me comentó que venía por si necesitaba “Relajarme” y la verdad es que no pude evitar sonreír, eso significaba ni más ni menos que sexo.


- Déjame acabar este informe y estoy contigo – le comenté – toma asiento mientras tanto.


- De acuerdo.


Observé como dejaba su maleta en el suelo en un lateral y se sentaba en la silla frente a mi escritorio mirando todo mi despacho con detenimiento. Mientras tanto yo terminaba los últimos papeles que me quedaban. De vez en cuando apartaba mis ojos de los papeles para mirar qué hacía. Parecía estar mirando un sofá que había en la otra pared de la habitación.


- ¿Te gusta mi despacho o qué? – le pregunté sonriendo.


- La verdad es que más que un despacho parece una casa entera. ¿También tienes cuarto de aseo? – preguntó divertido.


- Sí, es esa puerta de allí – le comenté.


- Entonces ve poniéndote cómodo si has acabado porque voy a darte tú masaje – me dijo divertido – lo prefieres en el sofá o encima de la mesa.


Sasuke decía todo aquello de forma tan sugerente que me hizo reír, eso sí, antes fui a cerrar la puerta, no quería que nadie entrase así sin más. Llamé a mi secretaria y le indiqué que no nos molestase, que tenía una reunión importante. Quizá pensaría que estaba tratando de contratar a este chico y bueno… muy equivocada no iba, quería contratarle pero no precisamente para servicios con mi empresa.


Sasuke sonrió al ver todo lo que estaba haciendo y se acercó hacia su maleta. Me pidió que recogiera las cosas y me tumbase en el sofá quitándome la camiseta para empezar con el masaje pero yo con una sonrisa picarona me senté en el sofá sin quitarme absolutamente nada.


- ¿No quieres quitártela? – me preguntó sonriendo.


- Quítamela tú mejor – le dije provocándole.


- Será un placer – me contestó sonriendo acercándose a mí y cogiendo mi camiseta tirando hacia arriba.


Estiré los brazos dejando que me la quitase pero para mi sorpresa, tras quitarla aprovechando nuestra cercanía juntó sus labios con los míos en un leve roce. Sentí que estaba probando si iba a dejarle o no porque tan sólo estaba rozando su labio inferior con el mío superior hasta que al ver que no me apartaba ni le decía nada, terminó cogiendo con fuerza mis labios y colocando su mano tras mí nuca presionando mi rostro hacia él evitando que me alejase, tampoco pensaba hacerlo.


No sé cuánto tiempo estuve allí uniendo una y otra vez mis labios a los suyos, puede que fueran sólo unos segundos y a mí me pareció más tiempo del que realmente era, pero me gustaban sus labios, tanto… que cuando pasó su lengua por mi labio inferior pidiéndome permiso se lo di, abrí levemente la boca dándole paso a su lengua juntando ambas finalmente dentro de mi boca. Al menos una cosa tenía muy clara, este chico besaba muy bien o yo estaba tan excitado en este momento que me lo parecía.


Se separó finalmente de mí dejando mi camiseta que aún la llevaba en la mano en el respaldo del sofá.


- Quizá no debía hacerlo – me susurró al oído.


- Debías – le dije sonriendo y él sonrió – lo deseabas tanto como yo.


- Esto no está nada bien.


- Al revés… está muy bien.


- ¿No piensas que me estoy aprovechando?


- No, yo te estoy permitiendo hacerlo, me gustan tus manos… y lo que no son tus manos – le susurré sonriendo al pensar en su miembro y él sonrió también – eres un gran masajista.


- Creo que estoy empezando a sentir algo por ti Naruto y no puedo hacer esto… se supone que eres mi cliente y el dueño del hotel en el que estoy trabajando, de verdad que está muy mal.


- Eso lo decido yo, para algo soy tu jefe – le sonreí y él sonrió.


- Sabes que no sería nada favorable para mí, el resto del personal si se entera de esto… no lo aceptarían.


- No pienso favorecerte porque te acuestes conmigo, Sasuke, tampoco me lo has pedido.


- Ya lo estás haciendo permitiéndome estar aquí a tu lado. Soy muy afortunado de tenerte de esta forma.


- Eres un adulador – le dije - ¿Se lo dices a todos tus ligues?


- No lo sé, tú eres el único.


- Y muy convincente – le remarqué antes de volver a besarle.


En aquel momento se abrió la puerta del despacho de al lado de golpe y me sorprendí, se supone que mi padre no debía estar por la oficina y esa puerta daba directamente a su despacho, no la había cerrado creyendo que no estaba y al escuchar su voz me separé con rapidez de Sasuke mientras mi padre nos miraba extrañado.


- Vaya, lo siento no sabía que estabas… ocupado – dijo absorto intentando irse.


- Papá… entra por favor, no es lo que piensas.


- Vale – me dijo.


- Soy Sasuke Uchiha, encantando de conocerle señor Namikaze. Yo sólo… soy el masajista de su hijo.


- Oh… encantado Sasuke – comentó mi padre estrechándole la mano. Creo que no había visto el beso por lo rápido que me alejé, pero verme sin camiseta frente a un desconocido también le había hecho malpensar – pues cuando acabes con mi hijo quizá deba contratarte yo porque llevo los hombros bastante cargados – comentó sonriendo y yo sonreí más, menos mal que no imaginaba que clase de masajes me daba Sasuke.


- Claro señor… cuando quiera.


- ¿Qué necesitabas papá? – pregunté.


- Oh sí… es que ha surgido un pequeño problema.


- Di entonces, Sasuke es de mi confianza.


Mi padre me explicó el problema mientras Sasuke recogía las cosas intentando aparentar que no prestaba atención, realmente creo que el único aquí que no estaba prestando atención era yo y porque mis ojos no dejaban de mirar el suculento trasero de Sasuke moviéndose por la sala recogiéndolo todo.


Minato hizo la pregunta por la que había venido hasta mi oficina y sinceramente… no supe qué contestarle. Al sentirme pillado por no haber prestado la suficiente atención, Sasuke trató de ayudarme dando una posible solución y mi padre se quedó callado al momento sin saber qué contestar. No sabía qué pensar hasta que habló.


- Esa es una gran respuesta – dijo de golpe y los dos nos sorprendimos – quizá deberías trabajar con mi hijo en esa idea.


- ¿Yo? – preguntó Sasuke – pero yo no sé nada de llevar empresas – se excusó.


- Pero me gustan tus ideas y Naruto ha estudiado empresariales, creo que haríais un buen equipo.


- A mí no me importaría trabajar contigo – le dije y él se sorprendió.


- Pero…


- Pero nada, está decidido. A partir de ahora trabajarás aquí en la oficina con mi hijo – aclaró mi padre marchándose justo después de desearnos buena suerte.


Los dos nos quedamos mirándonos unos segundos sin entender muy bien cómo lo que iba a ser una relajante sesión de masajes y sexo había acabado de esta forma… trabajando con Sasuke Uchiha.


 


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