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Llueve por girlutena

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Notas del capitulo:

ok ok sí lo lamento T_T

La mirada de Sasuke había caído sobre el gran edificio que se plantaba al frente de él, su respiración empezó a acelerarse lentamente, mientras que sus manos empezaban a sudar y Naruto había tenido que tomar fuertemente la mano del doncel, al ver como se detenía unos metros alejado de la puerta principal de aquella clínica, apretó suavemente el agarre intentando transmitirle un poco de su seguridad al sentir como el cuerpo del doncel empezaba a temblar.


Cuando sakura se acercó a ellos, pudo darse cuenta del leve temblor que había abarcado el cuerpo del menor, quiso involucrarse, pero Naruto le dio una pequeña mirada y ésta le respondió con una pequeña sonrisa; alejándose del lugar y llevándose a Menma con ella.


-Hey, todo va a estar bien. –Las mejillas de Sasuke se tornaron de un suave carmín, al sentir los dedos del varón sobre su mejilla. Cerró lentamente sus ojos dejando que aquella sutil caricia calmara su nerviosismo, se obligó a respirar hondo, sintiendo como el aire frío de qu ella ciudad recorría calando sus pulmones.


Apretó con un poco más de fuerza la mano del mayor y dio el primer paso, dejando que las puertas automáticas de abriesen lentamente.


Aún era temprano, pero ya se podía ver como las enfermeras se encontraban recorriendo los largos pasillos hasta llegar a Emergencia, mientras que las secretarias se dedicaban a inscribir los datos de algunos pacientes.


 


Naruto caminó con calma, llevando al menor con él, los pasillos de aquella clínica eran tan relucientes, tanto que se casi se podía sentir el olor a desinfectante. El blondo le dio una pequeña mirada de soslayo y no pudo evitar reprimir una pequeña sonrisa al ver como su pequeño esposo se encontraba nervioso y con las mejillas aún sonrojadas.


-¡Naruto, Sasuke! –La voz de Sakura llamó la atención del doncel y rápidamente alzó su bruna mirada,  frunciendo ligeramente su ceño al ver que Menma ya no se encontraba entre sus brazos. –Tsunade-san ya los está esperando.


Sasuke no tuvo tiempo de preguntar por su hijo, tan solo sintió como el rubio empezaba a caminar con pasos un poco acelerados y él tenía que seguirle tan rápido como pudiera; el nombre del médico se encontraba plasmado en la puerta del consultorio y Sasuke casi sintió como era empujado hacia dentro por las manos de Sakura.


No pudo evitar sonreír al ver como su pequeño Menma se encontraba en el regazo de la doctora, mientras que intentaba tomar algunos lapiceros del escritorio, su mirada pasó por el piso de mármol cubierto por algunos documentos que seguramente Menma había tirado.


-Vaya, parece que alguien se está divirtiendo. –Por primera vez que salieron del auto, Naruto soltó suavemente su mano y vio cómo se acercaba hacía su hijo para tomarlo entre sus manos y alzarlo levemente, haciéndolo reír. –Mi niño, no molestes a la abuela que golpea fuerte cuando se enoja.


-¿Qué hablas, mocoso? –Pero antes de que Tsunade pudiera golpear la cabeza del rubio, su mirada color miel cayó sobre el menudo cuerpo de Sasuke, quien aún seguía de pie en el umbral de la puerta, con una pequeña sonrisa le pidió que se acercara y apenas los brillantes ojos del infante cayeron sobre el doncel, empezó a removerse y a gemir, pidiéndole a su padre que lo depositara en los brazos del doncel.


-Estoy segura que cuando Menma crezca, te será difícil acercarte a Sasu-chan, Naruto. –Sasuke se hallaba tan concentrado en hacer sonreír a su hijo, que lo único que escuchó fue las suaves risas de las dos mujeres y vio la mirada brillante del varón sobre su cuerpo, haciendo que sus mejillas vuelvan a sonrojarse.


 


 


Sasuke se encontraba sentado en aquella incómoda silla, intentó relajarse, intentó llenar sus pulmones y respirar lentamente, pero nada funcionaba, agachó levemente su mirada hasta sus pálidas manos y su enfermo corazón saltó emocionado cuando la gran y cálida mano de su esposo se aferró a la de él.


-Todo estará bien. –El suave susurro del rubio llegó hasta lo más profundo de sus tímpanos, cerró lentamente sus ojos al sentir los labios del rubio sobre su frente, no pudo decir nada más cuando escuchó como la puerta se iba abriendo.


-Bueno Sasuke, tengo aquí tus resultados. –La mirada de la galena se volvió seria, mientras recorría cada línea de aquellos papeles. –Sakura me comentó que tuviste una crisis ayer por la noche.


-Yo… -El menor había agachado su rostro, mientras mordía su labio inferior; respiró hondo al sentir el pequeño apretón en su mano y volvió a mirar a la mujer. –No recuerdo mucho. Solo recuerdo que tenía frio y empecé a temblar, luego de ello corrí al baño.


-¿Desde cuando tienes estas nauseas? –Naruto frunció fuertemente su ceño, y llevó su mirada añil hacia el menor, quien había empezado a temblar levemente.


-Desde hace unas semanas.


-¡¿Por qué no me lo has dicho?! –Tsunade frunció fuertemente su ceño, el susurro del doncel había sido tan suave y casi inaudible, pero fue lo suficientemente fuerte para que Naruto se levantara estrepitosamente de la silla, soltando la mano del doncel, quiso intervenir al ver como el estado de su nieto empezaba a afectar al menor. -¡Te he hecho una pregunta!


Tsunade pudo escuchar el suave llanto de Menma y supo que la voz de su nieto se estaba saliendo de control.


-Naruto, te pido que salgas de mi consultorio.


-¡Pero Oba-chan!


-¡Sal!  ¡Ahora! –El cuerpo de Sasuke se estremeció al escuchar el fuerte suspiro que tuvo que dar el rubio para calmarse y se sintió aún más deprimido al escuchar el fuerte golpe en la puerta. Sintió como Tsunade se sentaba con total calma a lado de él, apoyando sus manos sobre las suyas. –Hey, mírame.


Tsunade alzó suavemente el rostro del menor e intentó darle su mejor sonrisa, una sonrisa tranquila, sincera y maternal, secó el par de lágrimas que se habían deslizado por las mejillas del menor y besó con cuidado sus cabellos. Entendiendo poco a poco lo que su hijo había querido decirle, cuando le comentó de aquel compromiso.


-¿Por qué no me cuentas un poco más? –Su voz sonó tan serena, haciendo que el menor se calmara.


-Yo… empecé con las náuseas poco después que llegamos, al principio eran solamente mareos y como no salía del hotel no le tomé mucha importancia, pero luego fueron intensificándose. –Sasuke agachó levemente su bruna mirada, mordiendo tan solo unos segundos su labio inferior. –Yo no dije nada, porque… porque Naruto llegaba tarde al hotel y se iba muy temprano en la mañana,  él está lleno de trabajo que no quiero ser una carga para él.


 


Tsunade cruzó sus brazos alrededor del cuerpo del doncel y frunció fuertemente su ceño al imagina la cruda infancia que tuvo que haber pasado, sin tener el apoyo de una madre, ni mucho menos el de su padre.


-Bueno. –Sasuke dejó que aquella mujer acariciara sus cabellos y se animó a sonreír suavemente al ver como esos ojos ámbar brillaban fuertemente. –Hagamos pasar al imprudente de mi nieto, para poder leer tu historia.


 


Cuando el varón ingresó a la oficina de su abuela, pudo sentir como la energía había cambiado, el cuerpo del doncel se encontraba mucho más sereno, mientras que su bruna mirada se había posado sobre la ventana, observando como un par de pajaritos revoloteaban en una desnuda rama.


-He leído el historial de Sasuke y está en condiciones de recibir el tratamiento.


-¿Qué tratamiento?


-Un trasplante de corazón. –Naruto asintió despacio, mientras apretaba con fuerza su mano izquierda, sin importarle que sus uñas se incrustaran en su piel. Deseaba poder tomar nuevamente la mano de Sasuke, pero el menor mantenía sus manos unidas, fuertemente, sobre su regazo. –No está muy dañado, pero si seguimos posponiendo todo esto, cada vez se irá complicando.


-Entiendo. –Agachó levemente su mirada, sintiendo una leve opresión en su pecho. –¿Cuándo puede empezar?


-Sasuke me comentó que deseas pasar la navidad en Japón. –Naruto asintió despacio ante aquellas palabras, pero iba a reclamar rápidamente. –Yo también viajaré a Tokio; así que podemos empezar el tratamiento allá.


 


Ya había pasado un buen rato desde que había salido del consultorio de Tsunade y Naruto había empezado a caminar sin sentido alguno, llevándose consigo al doncel y a su hijo, frunció ligeramente su ceño cuando el menor no había dicho nada desde que él había gritado.


Llevó lentamente su mano izquierda para palpar su pecho, intentando quitar el nudo que se había alojado en aquella parte, miró de soslayo al menor y vio como este tan solo mantenía una sonrisa más que forzada, pero aquella deslumbrante mirada se veía opaca.


Las luces de los faroles poco a poco fueron alumbrando las calles, mientras que el sonido de los autos se escuchaban como suaves susurros, Naruto llevó su mirada hacia el cielo, que ya había sido cubierto por las nubes, poco a poco la neblina empezaba a cubrir parte de la ciudad, pero las luces de colores que yacía adornando la plaza y las tiendas departamentales, empezaban a brillar con demasía.


 


Menma se mantenía fuertemente aferrado al cuello de su papi y su mirada iba cambiando entre el doncel y su padre, sintió una ligera punzada en su pechito y frunció ligeramente su ceño al sentir como aquella armoniosa energía con la que todos se habían levantado, ahora había desaparecido. Apretó la camisa de su papi y gimió bajito llamando la atención de sus dos padres.


-¿Qué pasa campeón? –Naruto tomó suavemente el cuerpo del infante, pero rápidamente el menor empezó a derramar finas lágrimas, mientras le señalaba a él y al doncel, intentando llamarlos. Naruto llevó su mirada hacía Sasuke y sintió remordimiento al ver como éste había regresado a deprimirse. –Hey.


El cuerpo de Sasuke se estremeció, cuando la mano del varón se posó sobre su hombro, alzó su mirada, deseando mostrarse fuerte y valiente, quiso fruncir su ceño y dejarle en claro al mayor que él podría superar cada barrera, pero tan solo vio arrepentimiento en las hermosas gemas del rubio.


-Vamos a comer. –Sasuke asintió despacio, dejando que la mano del varón se aferrase a la de él, agachó levemente su mirada, dejando que una pequeña sonrisa se alojara en su rostro.


Menma se había mantenido calmado en el fuerte brazo de su padre, mientras que había apoyado su cabecita en el hombre del mayor, sintiendo como el corazón del mayor bombardeaba fuertemente entre su cuerpecito.


 


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*


Itachi observaba de pie, con sus brazos cruzados sobre su pecho y arrecostado en una de las viejas columnas de aquel establecimiento, observando con una pequeña y casi invisible sonrisa a su esposo.


Obito caminaba y a veces corría detrás de los pequeños niños de aquel orfanato, sin borrar aquella hermosa sonrisa, que poco a poco le fue difícil mostrarle. Itachi sabía que al menor siempre le había gustado ayudar a los demás y mucho más que anhelaba tener una familia, una gran familia.


 


El suave llanto de un pequeño bebé le saco de su ensoñación y mientras su doncel seguía jugando con los infantes, caminó despacio por los angostos, pero limpios pasillos.


Se quedó de pie al ver como una joven mujer acunaba el cuerpecito de un bebé entre sus brazos, haciendo que poco a poco el llanto del menor fuera cesando y él, se sintió incomodo al verse expuesto ante la mirada cobriza de aquella mujer.


-Usted es el esposo de Obi-chan ¿Verdad? –Itachi asintió despacio, sintiéndose un poco más incómodo ante la sonrisa de aquella mujer. -¿Desea cargarlo?


Itachi no tuvo que decir nada cuando la mujer colocó suavemente al bebé entre sus brazos, sin darse cuenta que una pequeña sonrisa se había posado en su rostro, al ver como el menor le miraba fijamente, alzando uno de sus bracitos para apretar entre sus deditos uno de sus largos mechones azabaches.


-Una joven pareja vino ayer a pedir la adopción del pequeño. –Itachi asintió suavemente y no pudo evitar recordar los ojos llorosos de su esposo. Óbito deseaba un bebé y él deseaba tener una familia con su doncel.


La joven mujer vio como el varón se ponía de pie y volvía a depositar con tanta sutileza al infante en la cuna.


-Muchas gracias. –La mujer sonrió suavemente al ver como el moreno desaparecía de la habitación, lentamente se puso de pie y acarició la barriguita del pequeño.


 


Todos los niños se habían detenido al observar como el esposo del doncel salía del pasillo y sonrieron abiertamente al ver como el mayor les guiñaba suavemente el ojo. Obito se había detenido un momento para poder calmar su agitado corazón y mostró una pequeña sonrisa al ver como los pequeños que empezaban a reír ligeramente.


Su cuerpo se agitó levemente al sentir los fuertes brazos de Itachi alrededor de su vientre y como este juntaba sus labios contra la piel de su cuello. Con las mejillas sonrojadas vio como el mayor les guiñaba un ojo a los pequeños y estos salieron al patio mientras seguían riendo.


-¿Qué pasó? –Los brazos del varón se aprisionaron con fuerza, pero sin lastimarlo.


-Me sentí desplazado de tu vida. –Itachi mostró un leve puchero al escuchar la suave risa por parte del doncel.


-Uchiha Itachi celoso de unos niños. –Óbito apoyó su espalda contra el fuerte pecho de su esposo, y se dejó aprisionar por el mayor. –Necesito ir a casa. No me siento muy bien.


El doncel sonrió suavemente al ver como Itachi mostraba un rostro lleno de preocupación, peo él tan solo apoyó la palma de su mano sobre su blanca mejilla y se dio el lujo de besar los labios del moreno.


 


Después que el doncel tomará un poco de manzanilla, Itachi se acostó a su costado, y Obito sonrió cuando su esposó dejó que se envolviera entre sus brazos, con delicadeza Itachi acarició sus cabellos azabaches y sus mejillas se tiñeron de un suave carmín, cuando sintió los labios de su esposo sobre su frente, con demasiada ternura.


-Amor. –La voz de Itachi empezaba a sonarle tan lejana, mientras que su cuerpo poco a poco iba cayendo en los brazos de morfeo. –Deseo hacerte feliz, deseo que seamos felices. Cuando te conocí, lo primero que pensé fue que eras un inmaduro, pero el único inmaduro fui yo.


Me obligaste a darme cuenta que en realidad sí te amaba y que desea pasar el resto de mi vida junto a ti.   Deseo tener una familia, y desea formarla contigo.


 


Los ojos de Obito se abrieron  a la par y alzó con brusquedad la mitad de su cuerpo para ver los ojos tan negros y vivaces de Itachi, su cuerpo tembló y sintió como las lágrimas empezaba a acumularse en sus ojos.


-¿Lo dices enserio?


-Lamento haberte hecho sufrir, lo lamento. –Los temblorosos labios del doncel se vieron aprisionados por los del mayor, su cuerpo cayó suavemente contra el colchón mientras Itachi se posicionaba sobre él.


Obito soltó un suave gemido al sentir como los labios del varón se aferran uno de sus pezones, sus dedos se enterraron en los cabellos azabaches del mayor, mientras que éste empezaba a ayudarle con su miembro ya desierto.


Obito no se había dado cuenta, cuando había sido el momento en que su esposo le había quitado sus pantalones, pero sintió las calientes manos del mayor recorrer su cuerpo y soltó un gemido al sentir como aquellas caricias eran más placenteras.


Itachi frunció ligeramente su ceño al palpar suavemente el vientre del menor, su esposo estaba sintiendo demasiado a sus caricias y no era que no le gustara, pero la mirada llena de miedo que de pronto le envió el menor le hizo sobresaltarse.


Obito golpeó su pecho y saltó de la cama, mientras que en un abrir y cerrar de ojos se encerró en el baño, dejando a Itachi un poco descolocado.


Lentamente el varón se puso de pie para acercarse a la puerta donde escuchó como el menor empezaba a llorar, cerró lentamente sus ojos al sentir como una fuerte opresión empezaba a invadir su pecho.


-Obito, sal de ahí, por favor.


-¡No, no quiero! –La voz del menor había sonado entrecortada y llena de miedo, Itachi paló suavemente la puerta deseando que el menor saliera y le calmara sus pensamientos.


-Hey, amor. Cuéntame ¿Qué pasa?


-Me vas odiar. –Itachi golpeó suavemente su frente contra la puerta y se dejó caer lentamente hasta el suelo.


-Nunca lo haría. –Abre la puerta y hablemos.


 


Después que de unos minutos, Itachi escuchó como el menor sacaba el seguro de la puerta, y sin perder tiempo cruzó sus brazos alrededor del cuerpo del menor, depositando varios besos en sus cabellos.


Obito yacía entre las piernas de su esposo cubierto por su albornoz blanco, sus mejillas seguían teñida de un suave carmín pero eso a Itachi tan solo le parecía hermoso.


-¿Cuánto tiempo? –El menor sintió como Itachi ocultaba su rostro entre sus cabellos, pero él tan solo sentía como su corazón seguía palpitando fuertemente.


-Dos meses.


-Lamento haberte hecho sentir miedo. –Itachi acuñó el rostro del menor entre sus manos y besó tiernamente la punta de su nariz. –Te amo tanto.


 *-*-*-*-*-*-*


Naruto yacía sentado en el sillón de cuero de aquella oficina, observó cómo los hermosos colores del cielo empezaban a cambiar entre un rojo naranja a un azul violeta; aquel día había sido extremadamente extraño, empezando desde que había salido un sol, tan resplandeciente.


Desde que había llegado de viaje y que Sasuke casi crea una fiesta por la noticia de su pequeño sobrino, la atmosfera en su hogar había cambiado, Menma poco a poco empezaba a gatear, mientras que aprendía a dejar todos sus juguetes tirados en por toda la sala.


Llevó su mirada hacia la pantalla de su laptop, y sonrió lentamente al observar como la imagen de su protector de pantallas empezaba a aparecer, en ella salían los tres.


Naruto abrazaba por la cintura al doncel, quien tenía en brazos a Menma. Lentamente acarició el rostro del moreno y sintió como su corazón se agitó al recordar como aquel día el menor le había obligado a que le acompañasen al parque de diversiones.


No pudieron subirse a ningún juego extremo, pero él tan solo se vio animado al ver la hermosa sonrisa en el rostro de su joven esposo.


Sabía que aún tenía diecisiete y que estaba a poco de cumplir los dieciocho, Sasuke aún era un joven doncel, pero seguía siendo un niño, un niño que soñaba con hermosas cosas, deseaba que su matrimonio funcione, no solo por ellos dos, lo deseaba por Menma, su pequeño Menma.


Soltó un ligero suspiro al escuchar la voz de su secretaria atreves del intercomunicador.


Lentamente se puso de pie y se acercó al gran ventanal, escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón y observó como los autos pasaban con velocidad, mientras que algunos padres salían de compras con sus pequeños hijos.


 


La puerta se abrió estrepitosamente, haciendo que los pensamientos de Naruto se vieran interrumpidos por un aroma, un poco dulzón y demasiado empalagoso para su gusto, observó el reflejo de la mujer que se detenía a unos pocos metros de él y le vio fruncir ligeramente su ceño y apretar sus delgadas manos al ver la pantalla de su laptop.


Pero rápidamente, como si aquello hubiese sido su imaginación, Hinata alzó su mirada, para observarle con una forzada sonrisa, que alguna vez le pareció hermosa, sintió repulsión al ver que tan solo vestía una corta falda y una blusa que dejaba poco a la imaginación, frunció ligeramente su ceño al ver como la morena le miraba con una mirada coqueta, mientras que se acercaba a él.


-Pensé que ya no me llamarías. –Las delgadas manos de Hinata se apoyaron sobre su pecho, mientras que juntaba su cuerpo contra la de él. –Te extrañé.


Cerró fuertemente sus ojos al recordar la hermosa sonrisa de Sasuke, su ceño fruncido, cada vez que se enfrascaban en una tonta discusión o sus mejillas sonrojadas cuando acariciaba o besaba su rostro.


Cerró sus manos alrededor de las manos de la moreno y alejó con brusquedad su cuerpo, caminó con algo de prisa hacia su escritorio y vio la mirada de su hijo, alzó su mirada y observó como Hinata tan solo le mirada con una interrogante.


-Sasuke me contó sobre su encuentro.


-Vaya, no esperé que ese doncel se atreviera a contarte.


-En realidad yo le conté sobre lo que tuvimos alguna vez. –Naruto quiso sonreír prepotente al ver la mirada que la morena, Hinata había fruncido su ceño y apretado sus labios. –No quiero que nunca más te aparezcas a delante de mi familia.


-¡Eso no es justo! –Hinata apoyó con fuerza sus manos contra la madera de su escritorio, pero él tan solo miró con detenimiento aquella mirada. -¡Yo te sigo amando!


-Me pregunto si alguna vez lo hiciste en verdad. –La mujer no pudo decir nada más cuando escuchó como la puerta se abría lentamente, dejando pasar a Sakura, quien mantenía una sonrisa en su rostro.


La morena observó con una mirada furiosa a Sakura y regresó su mirada hacía el varón. –Esto no se va a quedar así.


Naruto soltó un fuerte suspiro cuando los tacos de Hinata empezaron a oírse cada vez más lejanos, llevó su espalda contra su silla y volvió a sonreír al ver aquella imagen.


-Hey Naru, ve con tu familia. –La fémina le dio una pequeña sonrisa, y Naruto salió de su oficina tan rápido.


Últimamente había sentido la necesidad de salir más tarde de su hogar y llegar más temprano,  aún recordaba la mirada llena de confusión que le mandó Sasuke, cuando llegó temprano a casa, pero sin que el menor se lo esperaba lo aferró fuertemente a su pecho.


 


Detuvo su auto fuera de su hogar y no pudo evitar sonreír al ver lo tan decorado que estaba, las luces de colores brillaban de un extremo a otro, mientras que un muñeco de nieve decoraba el techo de su hogar, justo a lado de la chimenea.


Nunca había dejado que Iruka decorase su hogar para aquellas épocas, y siempre se sentía fría y desolada, pero ahora, ahora no le importaba tener aquellas luces brillando con intensidad, no le importaba tener los juguetes de su hijo tirados en el suelo, no le importaba nada, con tal de ver una hermosa sonrisa en el rostro de Sasuke, él había aprendido a ser feliz.


Cuando entró, pudo sentir como el suave aroma a incienso llegaba hasta cubrir sus sentidos, caminó lentamente hacía la sala, para encontrar a Sasuke sentado sobre una alfombra leyéndole un cuento al pequeño Menma, la suave luz de la chimenea hacia un suave contraste contra los azabaches cabellos de los dos, dejando que sus níveos rostros brillaran suavemente.


-¿Naru? –El rubio espabiló cuando sintió la mano de Iruka sobre su hombro y sintió como un suave rubor empezaban a cubrir sus mejillas al verse descubierto por el mayor. –Es una escena demasiado hermosa. ¿Verdad?


Él tan solo asintió suavemente y caminó hasta sentarse al costado de su pequeña familia, sonrió suavemente cuando el menor le dio un pequeño y casto beso en sus labios, pasó su brazo sobre los delgados hombros del menor para atraerlo a su cuerpo, cerró lentamente sus ojos, mientras escuchaba la suave y pausada voz del doncel.


-Invité a mi nii-san y a Obi-nii. ¿Está bien? –Besó los cabellos del menor y sonrió al ver sus orejas fuertemente sonrojadas.


Aquella noche sería noche buena y él estaba feliz de pasarla con su nueva familia, Naruto levantó su mirada al sentir el suave aroma del pavo recién horneado y se sintió completamente emocionado al recordar el pequeño regalo que guardaba en uno de sus cajones de su despacho.


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