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Llueve por girlutena

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Notas del capitulo:

¡Oh Dios! casi un mes...


lamento mucho la demora, yo... tenía el capitulo por la mitad, pero no me animaba a subirlo, sentía que faltaba algo más, pero cuando me di cuenta las vacacionesacabaron y pues ya no tuve tiempo ni de escribir.


...me creerían si les dijera que tuve que amanecerme dos noches para poder tener un poco de tiempo libre y escribir... en realidad tambien lo hice xq el lunes es mi cumpleaños!!!!! viva yo!!! ok no u_u... (no quisiera ir a clases, justo me toca el curso favorita-inserta voz sarcastica)


pero bueno..este es mi regalo por mi cumpleaños (?)...así que espero muchos -buenos- comentarios por parte de ustedes!!!! 

Muchas veces sentía como el tiempo pasaba cada vez más deprisa, otros días los sentía tan despacio y casi martirizantes, poco a poco su corazón se había vuelto a endurecer. Mientras que el clima iba cambiando poco a poco, el viento ya empezaba a soplar suave y helado, dejando que el sol se ocultara por las altas montañas.


Sus ojos oscuros observaron como las olas rompían cada vez con más fuerza contra las rocas de aquel gran risco, donde le vio por primera vez, su mente intentaba olvidarlo, sus manos aún podían reconocer aquel hermoso cuerpo, pero ahora su cerebro no podía dejar de procesar aquellos cabellos color plata, solo una vez había visto los ojos morado de aquel ser, pero ya le parecía lo más hermoso.


Dio unos cortos pasos, pero se detuvo abruptamente al ver a Obito, ahí de pie, delante de él, dedicándole una pequeña y conciliadora sonrisa, podía ver como sus cabellos azabaches se movían ligeramente, mientras que la tela cubría su vientre. Un vientre ya de unos seis, casis siete meses.


 


Ninguno de los dos supo como acabaron sentados en una de las bancas vacías de aquel lugar, pero los dos se alegraban que a esa hora de la tarde no hubiese casi nada de gente, Obito se encontraba sumamente relajado, con sus pequeñas manos apoyadas sobre su abultado vientre, mientras que el varón cada vez se sentía mas nervioso.


-Yo… lo siento mucho Obito. –El doncel le dedicó al cielo una pequeña y triste sonrisa, sabía que debía llegar el momento en que los dos se tuvieran que escuchar, sabía y deseaba cerrar aquel capítulo de su vida. –No quise lastimarte, pero al final, por mi estupidez terminé lastimándonos y ahora yo… siento que te amo.


Obito había cerrado sus ojos, había deseado escuchar aquellas palabras, pero ahora se alegraba en que no le afectara.


-Yo te amé, Bakakashi. –Kakashi soltó una pequeña y amarga risa. Lo merecía. –Pero ahora no puedo estar más feliz. –Kakashi sintió como el doncel abría sus ojos. –Estoy casado y a punto de tener un hermoso niño, o una niña.


Kakashi sintió como su mundo empezaba a iluminarse poco a poco, la sonrisa que el doncel le regalaba era tan hermosa, y aquel peso que sentía sobre su cuerpo iba desapareciendo poco a poco.


-Quiero que mi hijo tenga con quien jugar, a parte de Menma, así que apúrate y busca una pareja.


No se había dado cuenta que su cuerpo había cubierto el del doncel, cubrió su rostro contra el cuello del menor y soltó una suave gemido, intentó que sus lágrimas no salieran, pero terminaron manchando la playera del menor.


-Te perdono, Bakakashi. –Obito acarició los cabellos platas de su mejor amigo y primer amor; cerró lentamente sus ojos al sentir como el cuerpo del varón se estremecía ante aquellas palabras y sonrió suavemente al saber que su esposo le estaba esperando en casa.


 


Sasuke ya se encontraba bañado y cambiado, sus ojos oscuros se fijaron en el pequeño Menma, quien se encontraba echado de espalda en aquella gran cama, alzando sus cortas piernecitas intentando chupar uno de sus dedos del pie.


Mordió ligeramente su labio inferior al sentirse nervioso al saber que la hora iba llegando. Con un fuerte suspiro alejó aquellos pensamientos y se acercó al pequeño varoncito, quien rápidamente soltó su juguete y empezó a reír por las cosquillas que su papi le empezaba a dar en su estomaguito.


-Eso es mi bebé. ¿Estás listo para ir al parque?  -Sasuke sonrió despacio al ver como su pequeño alzaba divertido sus bracitos, exigiendole que lo tomara en brazos. –Bien, vamos entonces.


El pequeño niño observaba como las pequeñas flores brillaban con todo su esplendor, empezó a mover sus cortas piernitas, deseando saltar y agarrar una de esos coloridos pétalos; sus cabellos se movían ligeramente gracias al viento que soplaba fresco y el suave aroma de los girasoles se encontraba impregnados en cada parte de aquel hermoso parque.


Sasuke había buscado el sitio más lejano, donde las risas de los niños tan solo llegaban como suaves susurros, y el viento soplaba con un aroma dulzón; colocó una manta blanca en el jardín y regó todos los juguetes del niño, riendo suavemente al ver como el menor hacía casi omiso a sus juguetes para poder alcanzar unos de los rosados pétalos.


Acarició los sedosos cabellos de su hijo, mientras que una pequeña sonrisa se mostraba en su rostro al ver como Menma se entretenía con los pétalos que se encontraban tirados.


Hace dos días que había rebuscado en sus cosas viejas y había encontrado su viejo y empolvado block de dibujo, sus lápices también se encontraban en el lugar que él los había dejado, y un regocijo se llenó en su pecho al ver sus antiguas obras, dibujos que nunca mostró a nadie y que solo dejó plasmadas en papel.


Su pequeña mano empezó a moverse agil  por toda la hoja, sintiendo el suave viento soplar contra su delgado cuerpo, dibujó dos líneas perpendiculares, luego un pequeño óvalo y poco a poco el rostro sonriente y aniñado se su adorado Menma se vio plasmado en aquellas hojas.


Los suaves rayos solares apenas se percibían por debajo de las pomposas copas de los árboles, frunció ligeramente su entrecejo al ver como una sombra empezaba a acercarse lentamente a ellos


Menma gimió bajito obligando que su papi levantara su bruna mirada, observó el cuerpo de aquel gran varón, no pudo evitar sentir un leve temblor recorrer el largo de su cuerpo, pero rapidamente una hermosa sonrisa se fue mostrando en su rostro.


-¡Kenshin!


-Mi Sasu. –El varón se arrodilló y Sasuke se vio envuelto entre los brazos del varón, rio bajito al ver como su hijo alzaba sus brazos y fruncía su respingada naricita, haciendo graciosos pucheros. –Este hermoso bebé sigue siendo tan celoso.


Menma se dejó abrazar por aquel extraño varón, pero dejó pasar el hecho de que su papi se sintiera cómodo con aquel varón. Se sintió divertido cuando el mayor empezó a jugar con él, casi del mismo modo en el que su padre y él jugaban.


-¿Qué haces aquí? –Sasuke apoyó su espalda contra el grueso tronco del árbol, observando enternecido como su hijo dejaba que Kenshin jugara con él. Sonrió suavemente al ver el rostro de su mejor amigo, aquel varón que le ayudó a salir adelante y que nunca se olvidó de su amistad.


-Bueno, me enteré de que el famoso Uchiha Sasuke iba a lanzar su nueva obra.


-Todos... todos lo saben? –Los ojos del varón le observaron con cariño, pero tan solo pudo darle una confortable sonrisa al ver como el pequeño varoncito alzaba sus bracitos para alcanzar uno de los pétalos de cerezos.


-¡Claro! Son las últimas noticias. –Menma sintió como las manos del varón lo tomaban con cierta suavidad y lo sentaba en su regazo, sonrió divertido cuando una pequeña flor de sakura cayó hasta su naricita. –Debes ver como están todos emocionados por hacer las cosas bien y comprar sus pasajes para venir a ver tu nueva obra.


-Pero yo... kenshin. –El doncel tomó la pequeña florecita que su hijo intentaba meterse a la boca, pero el varón pudo darse cuenta de la inseguridad que empezaba a albergar al menor. –Yo no sé si pueda hacerlo bien.


-Podrás, claro que podrás. –Sasuke no pudo evitar que sus mejillas se tornaran de un suave rosa al sentir los dedos del varón sobre su mejilla. –Yo estaré ahí, Sasori, Deidara, tu familia. Todos vamos a estar apoyándote.


Sasuke tan solo asintió suavemente, sintiendo como el calorcillo confortable en su pecho empezaba a disiparse por todo su cuerpo. Él deseaba que Naruto estuviera ahí, acompañándolo, tomándole la mano y prometiéndole que todo iba a estar bien.


 


Naruto apretó con fuerza sus manos, sintiendo como su pecho enpezaba a quemar, sus músculos fuertemente tensados, mientras que las facciones de su rostro se encontraban fijos en una apacible y hermosa imagen.


Su corazón había empezado a latir desbocado, pero sus azulejos tan solo se posaron sobre la imagen de Sasuke y Menma sonriendo abiertamente junto a un varón, un varón que él conocía a la perfección.


Kenshin acariciaba con sutileza la sonrojada mejilla del doncel, de su doncel, un doncel que él había perdido por su inprudencia. Intentó avanzar, deseaba ir y arrebatar el cuerpo de su pequeña familia de aquellas manos, pero sabía que no podía, y no tenía ningún derecho de hacerlo.


Soltó un ligero y abatido suspiro, y aún con las ganas de alejar a su doncel de aquel hombre se alejó del lugar.


 


-Dejame  invitarte a cenar. –Menma gateó hasta el cuerpo de su papi, sintiéndose complacido al sentir las suaves caricias sobre sus cabellos.


-Yo... creo que puedo aceptar. –Los brillantes ojos azules de Menma le observaron fijamente, y una pequeña sonrisa desdentada se mostró enormemente. De alguna manera aceptando aquella pequeña salida.


 


Minato sonrió ligeramente al escuchar las palabras de su mejor amigo a través del auricular, asintió suavemente y cerró sus ojos, sentía como una sensación extraña empezaba a invadirlo, la noticia sobre la Hyuga se había extendido, y así como Fugaku, él sabía que aquella “amistad” no iba a durar mucho.


Se sirvió un wiski helado y se sentó en el cómodo sofá de cuero que mantenía en la sala, observó el lugar donde había pasado los primeros cinco años de matrimonio con una mujer que él mismo la había elegido.


Su cuerpo dio un leve respingo al escuchar como la puerta principal era cerrada con algo de fuerza y vio como su hijo ingresaba lentamente a la casa, no pudo evitar fruncir ligeramente su ceño al ver su cuerpo abatido, sus hombros caídos y aquella mirada azul ahora tan solo se encontraba opaca.


-¿Que pasa? –Naruto alzó su cabeza obvservando como su padre se encontraba bebiendo una copa de wiski, y ahí se dio cuenta que había ido a la casa equivocada, caminó lentamente hasta soltar su cuerpo abatido en el mueble de dos plazas.


-Padre ¿Cómo te diste cuenta que madre era la mujer indicada?


La voz de Naruto había sonado tan suave y pausada, Minato había observado cada uno de sus cansados movimientos, pero el menor tan solo cerró lentamente sus ojos, intentando llenar sus pulmones de aquel aroma que siempre le acompañó en su niñez.


-Muy dentro de mí quise creer que Kushina era la mujer hermosa y amable de la que me había enamorado. –Minato imitó la postura de su hijo, cerrando lentamente sus ojos, recordando el primer momento en que se enamoró de los cabellos rojos de aquella mujer.


-En aquel entonces Kushina era una mujer intrépida, no se dejaba amilanar por nadie, y creo que fue esa actitud la que me llamó la atención, a pesar de los concejos que me daba mi padre, nunca le escuché y en la primera oportunidad le pedí matrimonio.


-El abuelo me contó que se volvió loco.


-Sí, así es. Me obligó a hacer que Kushina firmara un contrato prenupcial, y creo que aquello me salvó de mucho. Pensé que cuando tú nacieras, ella sería la madre que siempre deseé para mi hijo, pero me equivoqué.


Naruto asintió suavemente, no necesitaba que su padre le dijera algo más. Él mismo recordaba aquella época, una época en la que su madre salía de fiestas, mientras que él aún era un niño de cinco años, y observaba como su madre salía, mientras que su padre trabajaba.


-Fue una muy mala época.


Aquella afirmación tan solo quedó en el aire.


-Padre, quiero hacer las cosas bien con Sasuke. –Minato no abrió sus ojos, intentaba olvidar la pesadilla que vivió en ese momento con aquella mujer, hasta que la pequeña y hermosa sonrisa de Sasuke se apareció en aquella oscuridad.


-Fugaku me comentó sobre una exposición de arte. –Naruto abrió lentamente sus ojos, recordando a Kenshin.


-¿Va a regresar? –Naruto sintió un calorcillo acumularse en sus mejillas al tener la inquisidora mirada de su padre sobre sus emocionados ojos. –Quiero decir…


-No te avergüences. –El mayor se puso de pie y se acercó lentamente a su hijo, palmeó suavemente su hombro. –Si es que es verdad lo que me dices, estoy seguro que Sasuke desea que tú estés en ese momento.


-Gracias otou-san.


 


Itachi mantenía al pequeño Menma en sus brazos, sonriendo emocionado al ver a su pequeño hermanito vestido con un hermoso kimono azul marino. El pequeño niño dio divertidos aplausos, mientras que sus ojitos azules brillaban emocionado.


-¡Papi bonito! –Sasuke se acercó al varón y sin importarle que el kimono se le arrugara, tomó a su hijo en brazos, sintiendo como éste pasaba sus bracitos alrededor de su cuello.


-No estoy seguro si deseo dejar a mi hijo.


-No te preocupes, Sasu. Yo voy a cuidarlo.


-¡Hey! Que yo también estoy aquí. –La suave risa de los dos donceles se escuchó tan suave, que cuando Fugaku ingresó a la sala, solo pudo detenerse y observar aquella escena; sonrió suavemente cuando su nieto alzó sus bracitos hasta él.


Sasuke sonrió emocionado al ver como su padre tomaba entre sus brazos a su hijo. Había pensado que el mayor no lo iba a aceptar, tan solo porque Menma era adoptado, pero nada de eso había pasado. En el primer instante en que los dos se conocieron, Menma se lanzó a los brazos del varón, como si siempre lo hubiese estado esperando.


-Hay un varón esperándote, hijo. –Fugaku le dirigió una penetrante mirada a su doncel, y tan solo sonrió despacio al ver como las mejillas del menor se teñían de un suave carmín. –Te ves hermoso. No puedo permitir que salgas vestido de ese modo.


-¡Papá está celoso! –Obito soltó un golpe en la cabeza de su esposo, pero rápidamente se sonrojó al ver la mirada divertida que Sasuke y Fugaku le dedicaban.


-Es mejor que no lo hagas esperar. –Sasuke asintió despacio y le dio un beso en la tierna mejilla de su hijo, se sintió emocionado al recibir un beso por parte de su padre sobre sus cabellos.


Caminó lentamente hasta la entrada principal y sonrió al ver a Kenshin vestido con un terno negro, tan elegante y pulcro.


-No lo traigas tan tarde.


-No se preocupe, Uchiha-san.


Sasuke podía sentirse cómodo y emocionado, hablando hasta por los codos y frunciendo su entrecejo cuando algo no le gustaba o deseaba dar su opinión. Agradecía que su amigo hubiese escogido un lugar calmado y algo callado.


Kenshin observó el pequeño block que el doncel había llevado con algunos de sus bocetos, el menor tan solo le mantenía algo nervioso mientras intentaba comer algo.


-Es hermoso. –El varón sonrió suavemente al ver los bocetos del rostro del pequeño y mimado Menma.


-¿Te parece? ¿Tú crees que debería mostrar a mi hijo?


-¿Que te preocupa, Sasu?


-Es solo un niño, y va a estar en la vista de todos.


-Sasu, Nadie va a tomar esto como falta de respeto. Estoy seguro que tu hijo va a estar complacido de ser tu musa.


Sasuke sonrió suavemente mientras fijaba su mirada en la imagen de su hijo, tan infantil, tan sonriente, acarició suavemente cada fino rasgo de su pequeño que no escuchó los pasos que de detuvieron a su lado y apoyaban una mano sobre su hombro.


-¿Sasuke?


-¡Mi.. minato-san! –El mayor sonrió suavemente al ver el rostro reluciente del moreno. -Él es Kenshin, mi mejor amigo. –Kenshin sintió la extraña mirada que el rubio le dedicaba, pero el tan solo sonrió suavemente y le aceptó lel salud al mayor.


-Fugaku me comentó sobre una exposición. –Minato sonrió suavemente ante la sonrisa y los ojos llenos de emoción del doncel.


-Es dentro de tres días, en el teatro de Tokio.


-Estaré contanto los días. –Sasuke sonrió abiertamente cuando Minato le acarició su mejilla, pero rápidamente vio como aquellas gemas negras dejaban de brillar. –No te preocupes, todos estaremos ahí.


Sasuke sintió como el nudo que se había formado en su pecho empezaba a desaparecer, había recordado su “cita” con el padre de su hijo, pero agradecía que el mayor le diera a entender que todo estaba bien, que Naruto estaba ansioso por volver a verlo.


–Tengo que marcharme. –Sasuke sonrió divertido al darse cuenta que el mayor había dejado a sus socios esperando, tan solo por ir a saludarlo.


 


 


-¡Oto-chan gente! –El pequeño Menma aplaudió fuertemente ante aquella multitud. Cruzó sus bracitos alrededor del delgado cuello de su papi y rio divertido al sentir los besos sobre sus cabellos.


-¿Nervioso? –Sasuke frunció ligeramente su ceño al escuchar la voz de su hermano y al sentir aquella mano sobre su hombro. –No deberías, eres bueno y lo sabes.


Pero los ojos de Sasuke solo podían ver como las personas iban y venían, caminando alrededor de las pocas obas que había entregado para aquella exposición, su corazón latía cada vez más fuerte al escuchar como las personas alagaban sus trabajos.


-¡Vamos, ya es hora!


Sasuke se vio siendo jalado por las manos de Deidara, solo podía ver la ancha espalda de Sasori caminar pausadamente adelante de él, mordió su labio inferior al darse cuenta que se encontraba solo, su pequeño Menma, su pequeño e importante salvavidas se encontraba en los brazos de su padre, quien le sonreía emocionado.


Su mirada pasaba por los rostros sonrientes de todos los presentes, su nuevo corazón palpitó con fuerza sintiendose conpletamente nervioso, deseba verlo y sentirse tranquilo.


Y sintió como el calor empezaba a acumularse en sus mejillas al ver como aquellos ojos zafiros le veían con emoción, tan brillantes y hermosos, sintió como un confortable calor se iba acumulando en su pecho. Una sonrisa, una pequeña y orgullosa sonrisa eran dedicado para él.


-Sasuke ¿Deseas decir algunas palabras? –Sasuke vio la pequeña sonrisa que Sasori le dedicaba, aquellas miradas llena de orgullo que su familia le dedicaba.


-Gracias. –El silencio se había apoderado de todo el lugar, Sasuke cerró unos segundos sus ojos y aspiró el aire hasta llenar sus pulmones. –Quiero agradecer a todos ustedes por estar aquí, y por aún confiar en mí, estuve un largo tiempo fuera de esto, así que espero que esta nueva obra les agrade mucho.


-¡Papi! –La vocecita de Menma quebró toda la tensión. Algunos rieron mientras que el lugar empezaba a llenarse de arduos aplausos.


Casi trastabilló con sus propios pies, deseaba ocultarse en los brazos de su padre, y sentir un confortable calor, y así lo hizo y Fugaku estuvo más que complacido en ocultar el cuerpo de su hijo contra su cuerpo.


-Él está aquí. –Fugaku asintió suavemente, y Sasuke no sabía si pensar si aquello era algo bueno o malo, alzó levemente su bruna mirada para posarla contra su padre.


Sasuke sintió como el aire frio empezó a rodear su delgado cuerpo, cuando el cuerpo de su padre fue alejándose poco a poco, el mayor acarició aquella nívea mejilla y besó los cabellos de su pequeño niño.


-Ve, habla con él.


El menor vio como su padre empezaba a alejarse con el pequeño Menma en brazos, apretó sus manos contra la tela de su pantalón al escuchar los característicos pasos de Naruto.


-Aquel día… yo lo olvidé. –Sasuke agradecía que Naruto estuviese sentado a su costado, y no mirándole cara a cara. –El día que te tocaba ir a visitar a Menma.


-Olvídalo.


-¡Cómo olvidarlo! ¡Era tu día! Y yo… solamente lo olvidé. –Naruto no apartó la vista del rostro acongojado del doncel, tampoco pudo evitar acariciar la mejilla del moreno y sonreír tristemente al saber que había perdido todo aquello.


-Te llevas muy bien con Kenshin. ¿No?


-¿Kenshin? Él… él es mi mejor amigo. –Una gran decepción empezó a instalarse en su pecho, deseaba soltarle un golpe en la cabeza del rubio y que hiciera las cosas bien.


-He comprado una nueva casa. –El menor alzó su mirada, y Naruto le sonrió suavemente, haciéndolo sonrojar. –Es hermosa, y deseo que la veas.


-¿Yo? ¿Qué pasó con tu anterior casa?


-La vendí, era demasiado grande y yo… empecé a sentirme solo. –El menor agachó su mirada al empezar a sentirse ofuscado, el calor empezaba a llenarse en sus mejillas, y su corazón no paraba de latir lleno de emoción al saber que el mayor le extrañaba. –Sasuke yo…


-¡Sasuke! ¡Alguien ha comprado la obra de Menma! –El fuerte y emocionado grito de Deidara llenó casi todos sus sentidos, y el menor no puedo evitar sentirse decepcionado al ver que Naruto se había detenido.


El dinero recaudado iba a para a los albergues, así que aquello debió llenarle de alegría, sabía que aquella obra se había vendido a un precio demasiado alto, como las dos que tenía, pero en su interior no deseaba que la mirada llena de ternura de su hijo termine en otras manos.


Naruto apoyó su manos sobre su hombro y tan solo le dedicó una pequeña y hermosa sonrisa, tan hermosa que hizo que su corazón volviera a latir.

Notas finales:

...el proximo capitulo habrá un acercamiento mas entre nuestros personajes principales *-*!!!!!

Besos!!!! y que tengan un bonito fin de semana 


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