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Llueve por girlutena

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Notas del capitulo:

lento, lento, lento pero seguro (?

 

Naruto no supo explicar el confortante calor que sintió al ver como una hermosa y sincera sonrisa se posaba en el terso rostro del doncel, tampoco supo explicar el extraño sentimiento que empezaba alojarse en su pecho y no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver como la pequeña mano del infante tomaba uno de los desordenados mechones del moreno.


La mirada de Naruto se posó sobre el menudo cuerpo del menor, Sasuke caminaba con pasos tranquilos por toda la habitación calmando al pequeño infante con una suave canción de cuna y Naruto no pudo evitar recordar los suaves y delgados brazos de su madre.


Naruto ayudó al doncel a cambiar la ropa al pequeño, quien al verse separado de los suaves y reconfortantes brazos del doncel, empezaba a removerse inquieto entre los fuertes brazos del varón, levemente alzó su infantil rostro y con sus grandes y vivaces ojos azabaches observó el sereno rostro del rubio.


 


-¿Has pensado en algún nombre? –El doncel había posado sus delgados brazos sobre la pequeña baranda de madera de la cuna, acariciando el estómago del menor, mientras Naruto estaba apoyado en el  otro extremo de la cuna, acariciando los cabellos del menor, observando sigilosamente cada movimiento del doncel.


-Menma. Me gusta Menma. –Naruto asintió suavemente y sonrió al escuchar la contagiosa risa de su pequeño.


-Menma. –Su voz sonó un poco fuerte y suave, pero para nada brusca y sonrió al ver como el pequeño ahora le miraba a él. –Bienvenido a la familia, hijo mío.


Cuando Naruto apagó la luz de la habitación, dejando prendida tan solo una pequeña lámpara en forma de rana, ninguno de los dos esperó que el pequeño Menma soltara un fuerte llanto, removiéndose agitado entre las suaves colchas de su cuna.


Sasuke se acercó casi inmediatamente para tomarlo entre sus delgados, pero delicados brazos y el menor no se demoró en colocar su cabecita sobre el pecho del doncel, calmándose poco a poco a escuchar los suaves latidos del corazón de su papi.


-Entiendo que no quiera dormir solo. –Sasuke levantó su rostro, observando con su mirada llena de angustia a las palabras del rubio. Naruto se removió algo incómodo al recibir aquella mirada llena de sentimientos. –Debe tener miedo a que lo abandonemos.


Ahora tan solo se escuchaban los suaves hipidos del bebé, quien había cerrado sus ojitos al sentir la suave mano de su padre varón sobre su cabecita.


-Debemos tener paciencia. –El rubio soltó un suave suspiro al ver como su pequeño se acurrucaba entre los brazos del doncel. –Mañana llamaré a una amiga, quien es doctora. Necesitamos que lo revise y tener todos sus papeles en orden antes de viajar.


-¿Viajar? ¿Viajar a dónde? –Sasuke se vio en la necesidad de perseguir a Naruto por el largo pasillo, después de cerrar la puerta de la habitación y seguir con el pequeño en brazos.


-A Suiza. –Naruto escuchaba los suaves pasos del menor detrás de él, soltó un ligero suspiro. –Necesito arreglar unos papeles y deseo que vayan conmigo. –Se volteó ligeramente y observó como el menor mordía su labio inferior, estaba nervioso, podía sentirlo. -¿Podemos hablar mañana? Ya es un poco tarde y necesitan dormir.


Sasuke alzó rápidamente su bruna mirada al darse cuenta que yacía al frente de la puerta de su habitación; el pequeño Menma se removió inquieto al sentir el nerviosismo de su papi. Asintió despacio, aún sin saber cómo tomar la noticia de viajar con aquel hombre.


 


Naruto caminó con pasos lentos hasta llegar a la habitación de invitados que estaba ocupando, llevó su mano hasta dar unos pequeños golpes en su pecho al sentir aún el suave aroma del perfume del doncel, frunció su ceño cuando un estremecimiento recorrió su columna vertebral; soltó un leve gruñido mientras escondía su rostro entre las mullidas almohadas.


 


Las delgadas cortinas se removieron suavemente, dejando que una pequeña de ráfaga entrara por las rendijas de las ventanas, intentó removerse suavemente y frunció ligeramente su ceño al sentir como una pequeña luz caía sobre sus párpados aún cerrados.


Intentó moverse con suavidad y se sintió extraño al sentir algo suave sobre su pecho, aun sin abrir sus ojos llevó lentamente su mano hacía aquel pequeño bulto sintiéndolo removerse suavemente.


No pudo evitar abrir rápidamente sus ojos y sonrió enternecido al ver como su pequeño niño se había acurrucado sobre su pecho, apoyando su orejita, exactamente en el lugar donde su corazón latía acompasadamente.


Se movió con cuidado de no despertarlo, pero fue demasiado tarde cuando el pequeño abrió sus hermosos ojos, soltando su gracioso bostezo.


-¿Cómo has dormido mi bebé? –La suave risa del varoncito se escuchó por toda la habitación y tomando al pequeño en brazos, ingresó al baño para poder asearse y bajar a tomar el desayuno.


 

Iruka sonrió suavemente al ver como Naruto intentaba darle de comer al pequeño, mientras que Sasuke reía ante aquella graciosa escena, donde el pequeño tomaba un poco del desayuno del rubio y lo estampaba en el rostro de su padre.


-No, no Menma. –Naruto cargó en el aire al menor, quien movía sus piececitos, pero al ver el ceño fruncido de su padre empezó a mostrar una mirada triste. –No se le hace eso a papá. No cuando tiene que irse al trabajo.


El pequeño iba a soltar un suave llanto, pero rápidamente lo cambió por una suave risa al sentir las cosquillas de su padre sobre su barriguita.


 


-Hoy vendré más temprano. –Sasuke asintió suavemente, mientras recibía a su hijo en brazos, había ido hasta la puerta principal para despedir a su esposo; Naruto apoyó suave y delicadamente su mano sobre los cabellos del doncel y le dio un pequeño beso en su frente.


-Nos vemos pequeño, cuida a tu papi. –El pequeño alzó sus bracitos y soltó unos barullos y sonrió al sentir los labios de su padre sobre su frente.


 


*-*-*-*-*-*-*-*


Cuando Obito ingresó a despacho de su esposo, le encontró dando vueltas, mientras soltaba unas incoherentes palabras, sintió un fuerte estremecimiento, quiso retroceder y salir de aquel lugar cuando vio la fría mirada del hombre a quien había amado, el hombre quien le había ayudado a salir adelante.


Itachi se acercó lentamente hacia el doncel, afilando su mirada y Obito no pudo evitar compararse como una de esas presas a quien el león esperar matar y alimentarse de ellas.


-¿Dónde has dormido? –La voz del varón sonaba fría, causando que el menor se pusiera mucho más nervioso.


-Yo –Odiaba tanto ponerse nervioso ante aquella penetrante mirada, su corazón empezó a latir con tanta fuerza, que tuvo miedo que Itachi lo oyera. –Dormí donde un amigo. –Mordió el interior de su mejilla al ver como su esposo fruncía fuertemente su ceño.


-No me mientas Obito.


-No lo hago, dormí donde Deidara-sempai. –Itachi asintió levemente, sin borrar su ceño fruncido. Obito quiso agachar su mirada, pero intentó mantenerla directa a los ojos de su esposo.


Aquella noche Itachi había llamado al mejor amigo de su esposo y éste le había confirmado que Obito se encontraba ahí, pero que estaba muy cansado y ya se encontraba dormido.


-Tú nunca me engañarías ¿Verdad? –El doncel negó lentamente, mientras se dejaba abrazar por los fuertes brazos de su esposo, cerró fuertemente sus brunos ojos al sentirlos acuosos y se preguntó cuándo había sido el momento en que Itachi había empezado a cambiar.


-Tengamos un hijo, Ita. –La voz de Obito sonó triste y temblorosa, y no pudo evitar sentir como su cuerpo empezaba a sentirse desamparado cuando Itachi se alejó bruscamente de él.


-¡Maldición Obito! ¿Cuántas veces hemos hablado de esto? –Los brazos del menor cruzaron su plano vientre, mientras agachaba su rostro, sin querer mostrar su abatida mirada, mordió levemente su labio inferior, sin querer ver la mirada molesta de su esposo.


-Pero. -Tragó un poco de la saliva que se había acumulado en su garganta, intentando calmar su llanto. –Yo quiero tener un hijo. Un niño.


-Obito, después. ¿Sí? –El doncel sintió como sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas, pero no derramó ninguna, soltó un suave jadeo al escuchar el sonido del teléfono y sin decir nada más, salió de la habitación.


*-*-*-*-*-*


-¡Es una monada de bebé! –La voz de una mujer se dejó escuchar en la habitación, sus hermosos ojos verdes observaron los hermosos y grandes ojos del pequeño Menma y sus mejillas se sonrosaron suavemente, cuando el infante le dedico una pequeña y tímida sonrisa.


Sasuke yacía sentado en una pequeña silla y a su costado estaba también Naruto, quien había llegado hace unos minutos con una mujer alta y hermosa, de unos cabellos rosados y unos hermosos ojos verdes.


Al principio Menma había llorado tan fuerte, que parecía como si las ventanas fueran a estallar, al verse separado de los brazos de su papi, para observar los brillantes y escandalosos cabellos rosados de la desconocida mujer.


La mujer se llamaba Sakura y era médico pediatra y segunda médico de la familia Namikase o eso era lo que el mayor le había dicho.


Sus brunos ojos cayeron sobre su pequeño, quien yacía recostado en una pequeña mesa para bebé soltando suaves gemidos, mientras que la mujer empezaba su revisión, pero Menma empezó a removerse inquieto, lleno de miedo.


-Sasuke ¿Podrías venir un momento? –Naruto palpó suavemente la espalda del doncel, ayudándolo a espabilar más rápido y se acercó hacía la mujer, quien lo tomó suavemente del brazo para colocarlo a lado del infante. –Ponte aquí y deja que Menma tome tu mano.


Rápidamente el pequeño de calmó y Sasuke le sonrió suavemente, observando como Sakura hacía su trabajo, no supo en que momento Naruto también se había acercado a ellos, posando su mano sobre la mano del doncel, la cual era sostenida por el infante.


El pequeño observó como aquella desconocida empezaba a sacar un objeto delgado y puntiagudo para luego acercarse a su pequeño cuerpo. Abrió sus enormes ojitos y empezó a agitarse y a removerse, soltando un nuevo y fuerte llanto.


-Mi pequeño, no llores. –Sasuke lo tomó entre sus brazos, intentando calmarlo, besó sus cabellos azabaches, mientras le sonreía  suavemente.


-Hey campeón. –Menma giró su mirada hacía el rubio, quien le limpió las pequeñas lagrimillas que empezaban a surcar su infantil rostro. –Si te portas bien, papá te llevará al parque. ¿Quieres ir al parque?


Aunque todos sabían que el pequeño Menma de un año no entendía nada de lo que ellos le decían, se sorprendieron cuando asintió fervientemente, deteniendo su llanto.


-Vaya pues, ahora tendrás que cumplirle una promesa. –Sasuke sonrió suavemente ante las palabras de la peli rosa, mientras que el rubio soltaba un suave bufido y la mirada retadoramente, Sasuke los cabellos de su hijo, para volverlo a acostar en la mesita.


El corazón de Sasuke se contrajo con fuerza al ver como las lagrimillas salían de los hermosos ojos de su hijo, mordió con fuerza su labio intentando no soltar un gemido y se sorprendió al sentir la fuerte mano del varón, entrelazando sus dedos contra los de él.


Le sintió temblar levemente y se sorprendió al ver como aquel gran e imponente hombre intentaba detenerse al querer arrebatar al niño de las manos de su mejor amiga, regresó su atención en el pequeño y encogido cuerpecito del infante y pensó en los verdaderos padres de aquella criatura, sino poder imaginarse cómo sería alejarse de una persona tan pequeñita y necesitada de sus padres.


-¡Listo! –Sakura alejó sus manos del infante, quien rápidamente fue tomado por los grandes, fuertes y protectores brazos de Naruto, quien salió de la habitación.


-¿Quién lo diría? –Sasuke volteó su rostro para observar a la fémina y se sorprendió al verla sonreírle. –Nunca había visto a Naruto tan protector con alguien.


Sasuke agachó su mirada, para observar las puntas de sus zapatos y mordió ligeramente su labio inferior, claro que él sabía que Naruto se comportaba de aquella forma tan solo por aquel pequeño.


-Me alegra mucho de que seas el esposo de aquel rubio cabeza hueca. –El doncel observó cómo Sakura empezaba a guardar sus instrumentos, mientras le mostraba una pequeña y sincera sonrisa. –Puedo ver un brillo que nunca antes mostró a nadie. Él puede ser brusco y hacer las cosas sin pensar, pero no es una mala persona.


Sasuke asintió ligeramente, sin saber muy bien que responderle a aquella mujer, pero no pudo evitar sonreír emocionado al ver como el rubio se acercaba con el pequeño en un brazo y en el otro una delgada carpeta.


-Para ti. –Sasuke recibió el delgado sobre, abriéndolo rápidamente y sus ojos empezaron a picar al sentir como una emoción empezaba a crecer en su pecho al ver el acta de nacimiento de su hijo. Su pequeño Menma Namikase Uchiha.


-Yo también tengo algo. –Sakura le entregó una pequeña libreta, donde en la portada traía hermosos dibujos de animalitos. –Es una libreta donde deberán sellar cada vez que Menma reciba sus vacunas.


-Muchas gracias Sakura. –La fémina sonrió suavemente a su amigo y sonrió enternecida al ver como los hermosos ojos del doncel se llenaban de lágrimas.


-Gracias, muchas gracias. –Sin importarle no conocerla, Sasuke la abrazó tan fuerte, mientras intentaba no derramar ninguna lágrima.


-Es un honor para mí atender al hijo de mi mejor amigo, además ahora tú y yo seremos compañeros de compras.


Naruto tan solo negó lentamente al ver como su amiga tomaba tan confiadamente el delgado y menudo cuerpo de su esposo, entre sus brazos, para abrazarlo y reír.


-Me agradó mucho. –Sasuke se había quedado en el umbral de la puerta, aferrando el sobre donde contenían papeles muy importantes y observaba como Sakura se alejaba de su casa, Naruto yacía a su costado sin decir ni una palabra, más asintiendo a lo que él decía.


 


-Ahora que todo está arreglado con Menma. ¿Has pensado en mi propuesta de viajar a Suiza?


La pareja se había sentado en las bancas del hermoso jardín, observando como las hermosas flores yacían con sus colores vivos, gracias a la lluvia de la noche anterior, dejándose envolver por el olor a tierra mojada.


-Yo –Los hermosos ojos de Sasuke cayeron sobre el pequeño Menma, quien yacía acostado en una acolchada manta en el suelo, mientras intentaba jugar con el peluche de zorro. -¿Estás seguro que no causaremos problemas?


-Eres mi esposo, Sasuke y ahora ustedes dos complementan a mi familia. –El par de miradas yacían sobre el pequeño cuerpo de Menma, quien ahora intentaba dar vueltas sobre sí mismo. Naruto se puso de pie lentamente para luego arrodillarse y quedar a la altura del doncel. –Prometo darme tiempo para estar con ustedes.


Sasuke asintió suavemente, siendo incapaz de decirle sobre su miedo a dormir con él, sonrío lentamente al ver como su hijo intentaba llamar la atención de sus padres, con un divertido puchero.


 


*-*-*-*-*-*


Aquella mañana había amanecido un poco más cálida que las anteriores, dejando un rastro de agua en la carretera, mientras que la neblina se encontraba cada vez más arriba de los altos edificios, pero aún se sentía como el suave viento traía un poco de frío.


Se podía escuchar el sonido de los autos pasar con total velocidad, dejando que los charcos de agua reventaran debajo las llantas, las personas caminaban lentamente por las veredas, arreglando sus bufandas y sus abrigos.


Sasuke observaba emocionado todos los altos edificios de la ciudad y Naruto viró levemente su mirada hacía el doncel y sonrió suavemente al escuchar la risita de su hijo, en el asiento trasero.


-¿Estás seguro de que estarás bien?


-Claro, no es como si nunca hubiese ido al centro comercial. –Naruto asintió ligeramente, volviendo a prestar atención a las concurridas calles, los autos se habían detenido ante el semáforo en rojo y los claxon no se hicieron esperar.


Naruto se detuvo en el estacionamiento del centro comercial y se bajó para sacar al pequeño Menma de su sillita, mientras Sasuke sacaba el pequeño bolso con las pertenencias de su pequeño, el doncel observó cómo Naruto cargaba protectoramente al pequeño Menma, mientras fruncía su ceño.


-Yo iré con ustedes. –Sasuke sintió como Naruto le arrebataba el bolso y empezaba a caminar lentamente has el interior.


-¿Por qué? –Sasuke le seguía caminando a su espalda. -¿Acaso no confías en mí? –Odió tanto que su voz sonara entrecortada y un sentimiento le invadió.


-No, claro que confío en ti. –Naruto se detuvo y se volteo lentamente para observar el rostro abatido de su, ahora, esposo. –Es solo que. –Sasuke le vio morder ligeramente su labio inferior, mientras llevaba su mirada añil por todo el largo pasillo.


-¿Qué?


-Tengo miedo de que algo malo vaya a pasarles. –Las mejillas de Sasuke no pudieron evitar colorearse de un suave carmín al escuchar la voz ronca del mayor y tampoco pudo evitar sonreír suavemente al ver el leve temblor en aquel enorme cuerpo.


Naruto caminaba con su ceño fruncido al ver como las miradas de varones desconocidos se fijaban en el pequeño cuerpo de su esposo y casi sin pensarlo cruzó suavemente su brazo sobre los delgados hombros del menor, sorprendiéndose de que no se alejara de él.


Sasuke miraba todos los locales, llenos de colores y suaves aromas, sus pies se detuvieron lentamente, cuando sus ojos se fijaron en un pequeño conjunto para bebé, Naruto se había detenido al mismo tiempo que el doncel y sonrió despacio cuando su hijo empezó a mover sus bracitos.


-¿Deseas entrar? –Los ojos de Sasuke se fijaron en la azulina mirada del varón para luego caer en la etiqueta del precio de la pequeña prenda, abriéndose en demasía al ver el elevado costo.


-No. –Negó  rápidamente, mientras soltaba un suspiro abatido y volvía a hacer abrazado por el rubio.


Caminaron un poco más y se detuvieron en una pequeña cafetería cuando el pequeño Menma empezó a soltar suaves sollozos. Naruto dejó las bolsas cerca de la silla, mientras Sasuke sentaba a Menma sobre sus piernas.


-Ya regreso. –Sasuke alzó rápidamente su rostro para observar al rubio, quien había acariciado suavemente su mejilla y sintió un estremecimiento en su estómago al ver la hermosa sonrisa del mayor. –Pide lo que desees.


Sasuke asintió suavemente, sin hacerle caso al calor que empezaba a acumularse en sus mejillas y soltó un suave suspiro al ver como el varón empezaba alejarse por los largos pasillos.


 


Naruto caminó con rapidez observando las resplandecientes vitrinas de los locales, haciendo caso omiso a las miradas de las mujeres y donceles que caminaban por los pasillos y no pudo evitar sentirse emocionado al encontrar la pequeña tienda.


No se dio cuenta de la mirada coqueta que le entregó la encargada y tan solo pagó lo necesario por su pedido, dio unos cortos pasos hasta detenerse en una espejo de cuerpo entero y no pudo evitar observar la pequeña sonrisa que mantenía en su rostro, soltó un suave suspiro mientras llevaba sus dedos para acariciar su ceño suavemente fruncido.


Cerró levemente sus ojos al sentir como una fría ráfaga calaba de pronto sus huesos y no pudo evitar fruncir ligeramente su ceño al sentir que algo no iba bien, viró levemente su mirada intentando hallar algo extraño, pero luego negó suavemente y siguió caminando.


Sin poder evitarlo empezó a sentirse emocionado al imaginar la hermosa sonrisa que Sasuke pondría al ver el pequeño regalo y caminó con rapidez hacía la pequeña cafetería, pero se detuvo abruptamente al sentir el aroma de aquel perfume de Hinata.


Frunció fuertemente su ceño al sentir como un fuerte dolor empezaba a palpitar en la parte baja de su cabeza y movió su mirada hacía su derecha para encontrar a la mujer, quien le estaba sonriendo coquetamente.


-¡Amor! –Hinata caminó rápidamente, haciendo que los tacos de sus botas resonaran entre el suelo de cerámica y abrazó con fuerza el brazo del rubio y no pudo evitar fruncir su ceño cuando Naruto alejó su rostro de sus labios. -¿Pasó algo? –Sus ojos perlados cayeron sobre la pequeña bolsa de colores pasteles e imágenes infantiles. -¿Para quién es ese regalo?


-Hinata. –La mujer sintió las fuertes manos de Naruto sobre sus hombros, moviendo ligeramente la tela de su vestido; Hinata sonrió al pensar que recibiría un gustoso beso por parte del varón, pero su cuerpo se estremeció al ver como éste fruncía su ceño. –Se acabó.


Naruto alejó sus manos de la piel de la mujer, sintió como una fuerte electricidad recorría su columna vertebral, le vio directamente a esos hermosos ojos, perlados y brillantes, y supo en ese momento que tan solo se sentía atraído por su exuberante cuerpo.


La mujer sintió como el calor empezaba a quemar su interior, frunció fuertemente su ceño y apretó sus manos hasta volverlos puños, intentando calmar su ira, mordió fuertemente su labio inferior al observar como aquel hombre se alejaba de ella y se sintió molesta cuando observó cómo los ojos del doncel empezaban a brillar al observar el pequeño conjunto de ropa para ese niño.


Un hijo que ella no estaba dispuesta a darle, pero ella sabía que tenía que hacer cualquier cosa para que Naruto volviera a su lado.


 


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