Kakashi soltó un suave suspiro, mientras ocultaba sus manos en los bolsillos de su pantalón, caminó lentamente, escuchando a lo lejos los suaves silbidos de las pequeñas aves y las contagiosas risas de los pequeños niños, cerró lentamente sus ojos sintiendo como el viento soplaba suave; acariciando suavemente su rostro, aspiró profundamente el fuerte olor a la tierra húmeda junto con el dulce aroma de las pequeñas flores.
Su cuerpo se estremeció levemente al sentir los delgados y delicados dedos de su fallecida novia, abrió lentamente sus ojos y no pudo evitar mostrar una pequeña sonrisa al ver como el doncel moreno se encontraba sentado en una de las bancas más alejadas del parque, tirando pequeños pedazos de pan para las palomas, frunció ligeramente al ver más de cerca las notables ojeras y la mirada perdida en esos hermosos y brillantes ojos.
-Hey. –Obito se estremeció al sentir la suave mano de Kakashi sobre su hombro, sintió como el calor empezaba a aumentar en su pecho al sentir el aroma varonil y esos cabellos plateados que caían desordenadamente cubriendo parte del rostro del varón. -¿Cómo estás? ¿Hablaste con Itachi?
Obito volvió a agachar su rostro sintiendo como un nuevo estremecimiento rodeaba su cuerpo, ocultando su mirada llena de angustia, rodeando sus brazos en su vientre, soltando un suave suspiro de alivio al recordar que aquella mañana no había amanecido con náuseas.
-No quiere tener ningún niño. –Mordió levemente su labio inferior al sentir como su voz sonaba temblorosa.
-Obito mírame. –Kakashi tomó suavemente los hombros del doncel y limpió las pequeñas lágrimas que empezaban a surcar por sus mejillas. –Eso no significa de que él desee o no quiera. Va a ser padre y tienes que decírselo.
-Los síntomas van a empezar a volverse cada vez más frecuentes. –El menor cerró fuertemente sus ojos, para impedir que alguna lágrima saliera de ellos, al oír nuevamente la tranquila voz de su amigo. -No vas a poder ocultarlo para siempre.
El doncel soltó un suspiro, intentando tranquilizarse y pensando que tal vez Kakashi si tendría razón, aspiró el suave aroma del viento y llenó sus pulmones, sintiéndose mucho mejor, le sonrió suavemente al varón.
-Perdóname, te he causado problemas y no te he pregunta por Rin. –Obito sintió como las manos del varón iba alejándose de su cuerpo y observó como esa hermosa y bruna mirada empezaba a opacarse.
-Rin falleció. –Kakashi había alzado su mirada, para observar como las nubes ocultaban los suaves rayos del sol y como las ramas desnudas se movían ante el suave soplido del viento.
-¿Qué?
-Sabes que su sueño era viajar a Vietnam para ayudar a los pobladores. –El doncel asintió despacio, mientras el hombre que él amó, fijaba su mirada en algún punto del cielo. –Una noche cayó una bomba en el campamento donde ella se encontraba.
Obito apoyó lentamente su mano sobre la mano del varón, agachó su bruna mirada, sin saber que decirle en aquel momento, mordió suavemente su labio inferior al pensar en la tristeza que embargaba al mayor.
-Ella me pidió que te buscara, si algo malo llegase a pasarle. –La bruna mirada de Kakashi se posó sobre su mano entrelazada con la pequeña pero cálida mano del menor.
-Yo... –Kakashi no supo interpretar el leve temblor que empezó a emanar del cuerpo del doncel y Obito tan solo desvió su mirada de la del mayor al recordar que su amiga sabía de sus sentimientos hacía el peli plateado.
-¡Obito! –El doncel alejó rápidamente su mano de la del varón al escuchar la fuerte voz de su esposo y Kakashi no pudo evitar sentir como el frio volvía a envolver su cuerpo. Alzó lentamente su mirada y observó como un alto y fornido hombre se acercaba con pasos rápidos hacía ellos.
Kakashi observó como el cuerpo de Obito volvía a temblar ligeramente al ver como aquel hombre se acercaba con sus manos apretadas en puños y mostrando aquella mirada tan fría y desconcertante.
-Itachi. –Kakashi frunció ligeramente su ceño al reconocer al esposo de su mejor amigo. –Él es Hatake Kakashi, un amigo de la universidad que no he visto desde hace años.
Itachi asintió despacio, mientras que fruncía ligeramente su ceño al ver como el mayor alzaba su mano para tomarla, sin darse cuenta apretó aquella mano con mucha más fuerza de la necesaria y Kakashi tampoco se quedó atrás.
Obito se quedó de pie sin saber que hacer al tener a aquellos dos hombres de pie, observándose con una mirada retadora, posó suavemente su mano sobre el fuerte brazo de su esposo e intentó sonreírle suavemente.
Itachi soltó un suave suspiro, sin poder quitar el sentimiento de angustia en su pecho y sin quitar su ceño fruncido volteo a ver a su esposo, pudo ver sus mejillas suavemente sonrosadas a causa del suave y frio viento.
-Naruto me llamó. –Obito miró fijamente los ojos de su esposo, observando un extraño brillo en ellos, no pudo evitar mojar levemente sus labios al sentir como Itachi le miraba cuando le hacía el amor. –Tiene algo que decirnos.
-Nos vemos luego Kakashi. –Obito alejó sus recuerdos y viró rápidamente su mirada hacía su amigo y le sonrío levemente, hizo una pequeña reverencia para luego alejarse con el moreno.
Itachi cruzó su brazo por la delgada cintura de Obito, deseando que aquel varón se diera cuenta que Obito se encontraba casado y que él no iba a dejar que se aleje de su lado.
Kakashi soltó un ligero suspiro, mientras llevaba su bruna mirada hacia el cielo gris, recordando la triste sonrisa de su novia, pero no pudo evitar palpar suavemente su mano y sentir que aún se sentía cálida.
Los pasos de Itachi eran suaves y calmados, ocultando perfectamente su nerviosismo de su esposo a la vez sentía el cuerpo de Obito un poco tensionado ante su acercamiento, su mano derecha aprisionó un poco más fuerte la cintura del menor, sintiéndose preocupado al sentir como el menor había bajado de peso.
*-*-*-*
El viento estaba soplando suavemente removiendo los cabellos de la pareja de esposos, Menma se encontraba sentado sobre las piernas de su papi, mientras que reía por las muecas que su padre le hacía.
-¡Sasu! –Sasuke alzó su rostro al escuchar la suave y melodiosa voz de Obito y no pudo evitar sonreír abiertamente al verlo llegar hacía él. Naruto tomó suavemente a Menma entre sus brazos, mientras veía como los donceles se acercaban para abrazarse fuertemente.
-¿Era de él, de quién nos van a hablar? –La fuerte voz de Itachi se dejó escuchar detrás de él y lentamente volteó su mirada para verlo de pie y con su ceño levemente fruncido.
-Su nombre es Menma. –El pequeño azabache apretó su cuerpecito en el pecho de su padre, mientras que su labio inferior empezaba a temblar de miedo al sentirse observado fijamente por los ojos tan negros de aquel nuevo varón.
-Nii-san, no lo asustes. –Itachi apretó con fuerza sus labios al ver como su hermanito cargaba a aquel pequeño niño y tampoco le pasó de ser percibido como los ojos de su esposo miraba enternecido aquella escena.
-Claro. –Negó suavemente mientras se sentaba en la pequeña banca del parque. No habían estado muy lejos del sitio en que Naruto los iban a esperar, así que no demoraron en llegar, tampoco le pasó de ser percibida el brillo que emanaba de los ojos de su hermanito al cargar al pequeño niño. – ¿Pero estás seguro de querer criar a un niño que no es tuyo?
-Es mi hijo. –Naruto observó orgulloso como su joven esposo fruncía fuertemente su ceño, mientras abrazaba protectoramente a Menma, él también estaba seguro de querer criar a ese niño como suyo.
-Lo hemos adoptado hace poco. –Sasuke empezó a relajarse lentamente al sentir la fuerte mano de Naruto sobre su hombro, sintiendo su apoyo ante sus palabras. –Los papeles están listos y este niño lleva nuestros apellidos.
Los dos donceles se habían alejado de los varones para sentarse debajo de un árbol e Itachi observó como la sonrisa de su hermano, poco a poco, iba expandiéndose y no pudo evitar recordar las lágrimas que luchaban por no salir de los ojos de su esposo, acarició su ceño fruncido al recordar la temblorosa voz de su esposo.
Él también deseaba ser padre, pero tenía miedo al pensar que no iba a ser un buen padre, tenía miedo de abandonar a su familia por el trabajo. Aún no estaba listo y se sintió culpable al alejar a su esposo de su entorno familiar.
-¿Todos los donceles tienen ese don de proteger a todos los niños? –Itachi regresó a la realidad al escuchar la voz de Naruto, observó como el pequeño Menma se dejó abrazar por Obito, quien rápidamente se encariño con el pequeño.
Menma soltó una contagiosa risa al sentir los suaves labios de Obito sobre su infantil rostro y con sus pequeñas manitos tomó algunos cortos mechones de sus cabellos azabaches.
-No, no lo creo. –Itachi aceptó el cigarrillo de su cuñado, mientras veían como los dos donceles conversaban ajenos a ellos. Dio una pequeña calada al cigarrillo para luego botar el humo de sus pulmones. –Obito y Sasuke han tenido una infancia algo dura y supongo que no desean que ningún niño pase por lo que ellos han pasado.
Naruto asintió lentamente, observando como Sasuke sonreía cuando estaba con Menma, no era el mismo niño doncel que había conocido hace poco y no quedaba rastro de aquel fatídico día en que él lo tomó por la fuerza.
Desarregló con frustración sus rubios cabellos, sabiendo que sería difícil para el menor olvidar lo que pasó aquel día, No había noche en la que no sintiera como su pecho se oprimía al recordar aquella mirada perdida del doncel, mordió su labio inferior al saber que siempre iba a arrepentirse por haber hecho aquello.
-¿Has llevado a Sasuke con algún especialista? –La voz de su cuñado le hizo salir de sus dolorosos pensamientos y recordó rápidamente que aquello también era parte del contrato; nunca olvidaba que su esposo estaba gravemente enfermo y aunque no lo demostraba, había empezado a mandar a Iruka estar detrás del menor, cuidándolo, pero aquello había empezado a hastiarle, sabiendo que el menor también necesitaba tener una vida fuera de casa y necesitaban buscar alguna cura.
-Mañana viajaremos a Suiza. Mi abuela se encuentra allá y ordenaré que le hagan un chequeo.
-Entiendo. –Itachi tiró a la arena húmeda lo que quedaba del cigarrillo y con la suela de sus caros zapatos lo terminó de apagar. –Confió en ti para que lo cuides.
Naruto asintió tan solo una vez e Itachi tan solo le dedico una fría mirada para caminar hacía su pequeño hermano, su bruna mirada cayó sobre el pequeño Menma, quien se encontraba sonriéndole y levantando sus bracitos para que lo cargara.
Menma soltó una fuerte risa al sentir como aquel varón lo cargaba suavemente y con algo de miedo, abrió sus hermosos ojos y sonrió al ver como los largos mechones de los cabellos se movían por la suave brisa y con sus pequeñas manitos atrapó uno de ellos, jalándolo suavemente.
-Ya le agradas, nii-san. –Itachi sonrió suavemente y volvió a depositar al pequeño en los suaves brazos de Obito, para dirigir su mirada hacía el pequeños Sasuke.
Acarició suavemente la tersa mejilla de su hermanito, sintiéndola suave y fría, le sonrió suavemente y sin demorarse más, le dio un pequeño beso en su frente.
-Sabes que eres lo más preciado para mí. –Sasuke se vio envuelto por los fuertes y cálidos brazos de su hermano, cerrando lentamente sus ojos, pasó sus delicados brazos por la ancha espalda del moreno, sintiendo el fuerte aroma a canela.
-Claro que sí, nii-san. –El pequeño Menma se removió suavemente entre los brazos de Obito y el varón se volteo lentamente para observar aquella hermosa escena, sintiendo una fuerte punzada de culpabilidad en su pecho, sintiéndose cruel al no permitir que los sueños de su esposo se cumplieran.
-Nii-san. –Itachi se volteó hacia su hermano, sintiendo un poco aliviado al tener a Obito un poco lejos de ellos. –He visto a Obito un poco decaído. –Sasuke frunció su ceño y a Itachi le pareció una imagen demasiada tierna. –No le hagas sufrir, nii-san.
-Intentaré cambiar. –Sasuke le dio un pequeño golpe en su pecho pero luego asintió suavemente, sintiéndose complacido de escuchar aquellas palabras de su hermano. Itachi abrazó fuertemente el cuerpo del menor, escondiendo su rostro en la curvatura de su cuello, emanando el dulce aroma a almendras.
Extrañamente había sentido aquel suave aroma en Sasuke desde que el doncel había llegado a su vida, cerró lentamente sus ojos al recordar la hermosa sonrisa que Obito le mostró cuando se conocieron y se sintió estúpido al hacerlo llorar.
Suavemente Itachi se alejó de su hermano y volteo su mirada para observar detenidamente a su esposo y a su pequeño sobrino, no pudo evitar sentir una corriente recorrer su espina dorsal, mientras que el calor empezaba a acumularse en su vientre.
Por otra parte, Sasuke no pudo evitar sonreír suavemente al ver las mejillas, de su hermano, levemente teñidas de un suave carmín al ver como Obito jugaba con su pequeño Menma. Alzó su mirada al sentir las suaves pisadas de Naruto acercarse hasta detenerse a su lado.
Sus mejillas se tiñeron de su suave rosa al ver el varonil rostro del mayor, su nariz recta y su rostro de facciones duras, pero sutiles y su cuerpo tembló al ver como Naruto bajaba su mirada para verle directamente, rápidamente alejó su mirada de aquel hombre, dejando que sus mechones cubrieran su total sonrojo.