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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Hola, aquí un nuevo capítulo espero les guste :D

Caminaba sola por los inmensos y fríos pasillos del castillo, estaba cansada, había pasado todo el día encerrada en una habitación hablando sobre la situación del reino y, aunque no era eso lo que realmente le molestaba no podía dejar de pensar en todo lo que se había establecido pero sobre todo no podía alejar a su hermano de su mente; tenía miedo de que perdiera la confianza de su gente sobre todo en aquellos momentos tan difíciles, fue entonces cuando la imagen de aquel joven llegó a su mente, no podía creer la osadía que había mostrado para con su rey y aunque Gwendal no la haya reprendido tanto como esperaba, la molestia que sentía hacia ese noble no desaparecía; debido a él fue que el día se le había hecho eterno, el tener que haber tratado con ese hombre durante largas horas la sacaba de quicio.

Así continuo sumida en sus pensamientos por largo tiempo mientras caminaba sin rumbo alguno, estaba avergonzada de verse a ella misma vagando por la inmensidad del palacio buscando algo con que distraerse solo porque una pesadilla la había despertado, no es que nunca hubiese tenido alguna, de hecho debido a como estaban las cosas en Shin Makoku y todas las muertes que había visto el día del ataque, cientos de esos escenarios que había presenciado se aparecían constantemente es sus sueños, sin embargo no la atemorizaban tanto, no porque no sintiera miedo o terror de presenciar todo aquello que resultaba tan bizarro, sino porque en cada una de esas ilusiones jamás estaba sola, toda la gente que la había tratado tan bien en aquel reino se preocupaba por ella y trataban de protegerla, de alguna manera eso, a pesar de ser solo un sueño, la llenaba de una felicidad y calidez inmensa, pero esta ocasión era diferente, ya que el escenario no era aquel mundo, ni los espectadores todas aquellas personas tan amables que había conocido, era algo que la llenaba de un terror inexplicable, que le helaba la sangre de solo pensarlo pues en esta ocasión el protagonista de aquella pesadilla no era otro que aquel hombre que la había transformado en lo que era, aquel hombre que le enseño la otra cara de la felicidad…su padre.

 

-Fa la la  Fa la la

Detuvo sus pasos al escuchar aquel sonido al mismo tiempo que identificaba el lugar en el que se encontraba pues al perecer había estado caminando todo ese tiempo sin prestar ni la más mínima de atención de adonde dirigía su andar; al observar por algunos instantes el sitio se dio cuenta que estaba cerca de la biblioteca del palacio, por un momento creyó que seguramente se trataba de Gunter, ya que él era el que con más regularidad pasaba algunas noches en aquel lugar hasta altas horas de la madrugada, pensó en entrar y posiblemente hablar algunos minutos con el mayor, quizá de esa manera podría conciliar el sueño, fue entonces cuando reparó en su atuendo, grande había sido el susto que aquel sueño le había causado que lo único que quería era salir de su habitación y encontrar algo o alguien que la ayudara a calmarse, no le importaba que aún no hubiera amanecido pues lo único que estaba en su mente era el salir de aquel cuarto.

Se miró rápidamente así misma notando como sus descalzos pies tocaban el gélido suelo, sintiendo aquel camisón de color azul y listones blancos adornando su cuerpo, así como el estado un tanto desordenado de su obscuro y lacio cabello, tal vez lo mejor era volver a su habitación y dejar al peli-lila hacer lo que estuviera haciendo, sin mencionar el hecho de que podría enfermarse debido al viento helado que soplaba aquella noche, dispuesta a regresar sobre sus pasos, giró sobre sí misma y comenzó a caminar hasta escuchar nuevamente aquella voz la cual, en esa ocasión resultaba ser más clara.

Se mantuvo en el mismo sitio escuchando lo que acontecía dentro del lugar; era imposible que fuera Lord Von Christ quien se encontrara ahí adentro, pues si bien, aunque la voz del hombre era un poco delicada, la que escuchaba en esos instantes la sobrepasaba, siguió escuchando e identificó que era el canto de una mujer, aunque seguía siendo demasiado suave, parecida más que nada a la de un niño.

Con la duda carcomiendo su mente, regresó nuevamente hasta la puerta, tomó la perilla y se abrió paso hacia la biblioteca, observando cómo frente al inmenso ventanal que daba hacia los jardines y caballerizas del palacio se encontraba una pequeña niña siendo iluminaba tenuemente por una vela y la luz de la luna, la cual al escuchar el sonido de la puerta al abrirse había dado un pequeño respingo mientras miraba a la persona que había accedido al lugar.

-¿Greta?- pregunto la pelinegra mientras se acercaba de apoco a la pequeña.

Ante el llamado, la castaña bajo la mirada y volvió a dirigir su vista hasta donde la tenía anteriormente, tenía miedo de que la riñeran por estar despierta a esas horas pero simplemente no podía conciliar el sueño, al principio había creído que se debía a la falta de Yuuri y Wolfram el que le costara dormir por las noches o al menos eso pensaba cada vez que se acostaba en busca de descanso, pero cuando le dieron el aviso aquella mañana de que habían regresado, no sintió aquella emoción que esperaba, estaba feliz, eso era claro pero había algo que no la dejaba tranquila sin embargo no tomo mucha importancia, lo único que quería era pasar tiempo con sus padres y aunque el moreno no haya podido hacerlo en esa ocasión; así como el que ella misma haya pedido dormir solo esa noche más con Anissina, nos significaba que no quisiera estar al lado de ambos, solo que había algo que la preocupaba pero no sabía lo que era.

Miró hacía la luna mientras escuchaba como la hermana de su padre se acercaba hasta ella, por alguna razón conforme la chica avanzaba su corazón comenzaba a tranquilizarse, observó de reojo a la pelinegra mientras notaba como iba vestida, le sorprendía que la chica estuviera como si nada mientras el frio arrasaba por todo el reino, fue entonces cuando algo en sus garganta amenazaba con salir, dudo por algunos instantes si era bueno el hacerlo o no hasta que como una señal, la luz de la vela se esfumo dejándolas solo con el reflejo de la luna acariciando cada parte de sus cuerpos.

-Fa la la  Fa la la

El carro avanza

Y el trigo dorado cruje suavemente a su paso

Fa la la  Fa la la

Las ruedas del molino de viento arrullan a las ardillas

Incluso si no puedes ver más tu madre

Limpia tus lágrimas

Incluso si tu madre se consiente en las nubes o el arcoíris

Ella siempre estará velando por ti.

Al terminar de cantar la pequeña volvió a guardar silencio como si nada de eso hubiese pasado, para Naomi todo aquello había sido demasiado extraño pues no entendía la razón por la cual la hija adoptiva de su hermano había comenzado cantado sin embargo no la detuvo, aquella melodía le resultaba reconfortante pero llena de melancolía y tristeza, por lo que sabía, Greta había perdido a su madre en la guerra que enfrentó su reino, el cual dentro de algunos años ella tendría que regir.

Continuo mirando a la infante que estaba frente suyo; esperando alguna otra cosa no sabía que exactamente, pero comprendía que la castaña tenía algo, quizá necesitaba algún consejo y entendía que tal vez no se sentiría cómoda pidiéndoselo a alguno de sus padres, sobre todo si se trataba de algún asunto femenino, relajo sus hombros y antes de que pudiera  tocar la mano de la pequeña, la niña se dejó ir sobre ella sujetándola fuertemente de su cintura y dejando que sus lágrimas salieran.

-¿Estas bien? ¿Estas lastimada? ¿Alguien te hizo daño?- pregunto preocupada la chica a la vez que observaba como la castaña negaba a cada una de sus preguntas aun con el rostro escondido.

Ante las contestaciones la joven no hizo más que acunar a la menor entre sus brazos, no entendía que estaba pasando pero lo que si tenía claro, era que no dejaría a esa pequeña sola, así continuaron por algunos instantes hasta que la castaña se tranquilizó y poco a poco se fue separando de su acompañante.

-Lo lamento-dijo la niña en un susurro mientras limpiaba su rostro con sus manitas.

-No te preocupes, pero dime ¿Por qué llorabas?

-Yo…no lo sé-contesto la pequeña mientras desviaba su mirada lejos de los ojos de la chica.

Naomi observó el comportamiento anormal de la princesa, era claro que no necesitaba del todo un consejo femenino además, si lo pensaba mejor, de necesitarlo tenía a Anissina y Cheri-sama para orientarla, entonces ¿Qué era lo que la ponía de esa manera? ; fue entonces cuando recordó la canción, si hacia memoria de ella, la letra parecía ser una canción de cuna, quizá era la nana que su madre le cantaba cuando era más pequeña y probablemente esa sería la razón de su tristeza, dudando de lo que iba a decir, la pelinegra la  acerco un poco más hacia ella mirándola directamente a los ojos.

-Es acaso que, ¿extrañas a tu madre?- probablemente esa era una pregunta bastante tonta, era obvio que la extrañaría pero a lo que ella se refería, era si acaso esos eran los momentos en que más podías llegar a necesitar una presencia materna.

-Sí, siempre lo hago pero no es por eso que lloro-se detuvo la pequeña antes de continuar hablando, no quería preocupar a nadie y sobre todo no sabía si le estaría causando problemas a la chica, sin embargo, al observar la mirada que le joven le brindaba sintió como si pudiese contarle todo, como si dijera lo que dijera ella se aseguraría de que todo estuviese bien, le hacía sentir confianza, no es que no se la tuviera a la científica o a la ex maou, pero lo que la pelinegra le hacía sentir algo distinto, tal vez eso era a lo que llamaban tener una hermana mayor-Yo tengo miedo, tengo miedo de todo lo que está pasando, no quiero que nada malo le pase a Yuuri o a Wolfram, a nadie, no quiero volver a estar sola, cuando se marcharon a la tierra tenía miedo de que no regresaran, de que prefirieran estar en el mundo de Yuuri porque es más seguro, de que se olvidaran para siempre de mí, yo ya no quiero estar sola nunca más.

Termino de decir la pequeña mientras rompía nuevamente en llanto, la pelinegra volvió a tomarla entre sus brazos y trato de calmarla, no la conocía del todo solo sabía que era la hija adoptiva de su hermano y sin embargo quería protegerla, no dejarla jamás, no quería que sintiera lo fría y dolorosa que era la soledad, no permitiría que conociese la obscura y tenebrosa parte de la vida, no, no lo iba a permitir aun si eso significaba el hecho de que tenía que volver a presenciar aquellos escenarios que noche a noche la acompañaban, aun si tenía que volver a empuñar aquella espada, lo haría, por protegerla a ella y a todas las personas que quería, lo haría.

-Escúchame bien Greta-dijo Naomi mientras sujetaba entre sus manos el lloroso rostro de la castaña- No quiero que pienses en eso jamás, nunca estarás sola entiéndelo y sé que hablo por Yuuri y Wolfram cuando digo que ellos siempre estarán dispuesto a todo por verte feliz, aun si eso representa el mover cielo, mar y tierra para hacerlo, ellos lo harían porque para ambos eres su más grande tesoro, eres su hija; además ellos no son los únicos que harían cualquier cosa por protegerte todos te queremos pequeña, incluso yo que a pesar de haberte conocido hace poco, te has ganado mi cariño-termino de decir la joven con una sonrisa.

Ante lo dicho, la infante sonrió ampliamente, la chica tenía razón al decir que sus padres jamás la dejarían además, también tenía a Anissina y a Gwendal a quienes quería como sus propios tíos, sobre todo a la peli-rosada quien representaba de igual forma un ejemplo a seguir, además de Cheri-sama a quien quería como una abuela, a Lasagna, Sangria, Doria, Effe, todas las personas del castillo que siempre estuvieron velando por su bienestar, sin mencionar a la joven que ahora estaba frente a ella, aquella chica que estaba dispuesta a protegerla, en la cual veía no solo a una amiga o una tía, sino a una hermana mayor.

-Sí- dijo finalmente con alegría la castaña.

La chica ante la respuesta dejo salir una pequeña risa, le era bastante tierno los temores de la niña sin embargo no la culpaba, el miedo era una clara señal de lo delicada que era la situación sin mencionar los hechos que la infante pudo haber presenciado el día en que había comenzado todo aquello, quizá haya visto algo que le causara todas esas dudas pero no creía que fuera lo mejor el preguntarle directamente después de todo, seguía siendo una niña y lo mejor sería tratar de hacerla olvidar todo aquello.

-¿Quieres dormir conmigo Greta?-preguntó Naomi mientras acariciaba el sedoso cabello de la pequeña, no quería dejarla sola además, también le sería de ayuda tener compañía probablemente así lograría conciliar el sueño.

En forma de aceptación, la pequeña tomo la mano de la joven y comenzó a caminar en dirección hacia la puerta hasta que de golpe se detuvo y comenzó a sobar una de sus piernas, la pelinegra al ver aquello se acercó a uno de sus costados tratando de averiguar qué era lo que le pasaba, pero lo único que logró ver fue como la niña poco a poco comenzaba a llorar cada vez más fuerte; desesperada, la chica retiro la pequeña y morena mano de Greta, la cual se encontraba fuertemente presionada sobre uno de sus muslos como tratando de disipar el dolor, al retirar aquella pequeña extremidad levantó el camisón de la castaña encontrándose con lo que menos esperaba, bajo la ropa la morena tenía una profunda herida la cual parecía ya haber sido atendida debido a las coceduras que presentaba.

-El día en que atacaron el castillo estuve recorriendo el palacio en busca de ayuda, no me di cuenta en que momento sucedió solo… sentí cuando me cuerpo ya estaba en el suelo, quise levantarme pero mi pierna dolía demasiado, al mirarla pude notar como una flecha había atravesado mi piel pero no te preocupes, Gisela ya se hizo cargo solo me duele debes en cuando- termino de decir la pequeña mientras sonreía.

Con tristeza e impotencia, la joven desvió la mirada a otro lugar que no fueran los ojos de la pequeña, se sentía realmente mal al saber que mientras ella se encontraba a salvo en la tierra,  la castaña se haya tenido que enfrentar a una horrible pesadilla y no solo ella, sino toda la gente que habitaba el reino ¿Cómo mirar a los ojos a todas esas personas sin sentirse una miseria? Ahora entendía más a los nobles, era obvio que estuvieran enojados, era más que claro porque lo estaban, si estuviera en el lugar de alguno de ellos quizá estaría indignada y sobretodo molesta, demasiado a decir verdad; tratando de calmar todos aquellos sentimientos la pelinegra le dedico una sonrisa a su acompañante mientras le mostraba su espalda.

-Vamos, sube, te llevare en mi espalda- dicho eso, la castaña hizo lo que se le indico y ambas comenzaron a andar  por los fríos y oscuros pasillos del palacio.

-Y tu… ¿sabes cantar?-pregunto la niña mientras se aferraba a la espalda de la mayor.

-No realmente ¿por qué?

-Bueno, siempre que estoy triste canto la letra que escuchaste hace unos momento, Yuuri dice que cantar es una de las mejores formas de expresar lo que sientes, hacerlo trae alegría y felicidad, por eso en ocasiones el tararea alguna canción mientras trabaja aunque casi siempre Gwendal termina reprendiéndolo- dijo la niña mientras soltaba una pequeña risa- dime ¿tú tienes alguna canción especial para ti?

Ante la repentina pregunta de la infante, Naomi comenzó a recordar bastantes cosas de su pasado, realmente no tenía alguna de hecho su madre nunca fue demasiado cariñosa con ella y su hermana, por lo tanto no las arropaba antes de dormir, no les contaba un cuento, mucho menos les cantaba sin embargo una melodía llego a su mente y sin percatarse ella misma del porque comenzó a cantarla.

-¿Cuándo podre verte?

Observo el cielo con la esperanza de encontrarte

Oculto entre aquellos cristales brillantes

La obscuridad es inmensa

Te atrapa y consume, al igual que el fuego

Que todo lo arrasa y destruye

Seguiré buscando

El camino que me lleve hasta ti

Combatiendo a tu lado

El monstruo que se formó en mí

Entonces se detuvo, no recordaba donde había escuchado esa letra, ni mucho menos por qué la recordaba pero al oírse cantarla sintió que algo no estaba bien, como si hubiera algo oculto entre líneas; giró su rostro tratando de observar a la persona que se encontraba sobre su espalda notando como sus ojos se encontraban cerrados y su respiración era lenta y pausada, quizá estaba exagerando las cosas después de todo ¿qué podría causar una canción?

 

***

Se sentía cansado, más de lo normal para ser honesto, quería seguir durmiendo y quedarse bajo aquellas sabanas tan cálidas y suaves toda su vida, pero tal parecía que eso no podría ser posible ya que debido a la hora, se podían escuchar ya las voces y ajetreo de los habitantes del palacio comenzando un nuevo día; con pereza abrió  de a poco sus ojos tratando de acostumbrarse a la luz que entraba por los ventanales, viendo la posición del sol no debían ser más de las ocho de la mañana, giró su rostro encontrándose con la imagen más hermosa que jamás creyó ver en su vida, frente a él se encontraba cierto rubio descansando plácidamente mientras algunas mantas cubrían solo una parte de su cuerpo, dejando a la vista su blanquecino pecho, que ahora que lo observaba detalladamente ya no era del todo blanco pues pudo notar algunas marcas de color morado y rojo esparcidas a lo largo del cuello, pecho y abdomen.

Sonrió con superioridad pues ahora nadie podía decir que el oji-esmeralda no era del maou, bueno quizá ese un pensamiento bastante egoísta de su parte pero ¿qué más daba?  No iba a negar que ver aquellas marcas lo hacían sentir bastante bien aunque también algo avergonzado.

-¿Yuuri?- se escuchó decir al ex príncipe mientras dirigía su mirada en dirección de su acompañante; tenía frio y se sentía un poco adolorido sin embargo había dormido mejor que nunca, talló sus ojos por algunos instantes tratando de alejar el cansancio, tenía que levantarse y buscar a Greta, le había prometido pasar la mañana con ella, al abrir completamente los ojos se encontró con una intensa mirada que no dejaba de observarlo, al principio creyó que algo estaba mal con su prometido pues no entendía por qué lo veía de esa manera hasta que notó el estado del moreno, dándose cuenta de que se encontraba desnudo al igual que él fue entonces cuando los recuerdos de la noche anterior llegaron a su cabeza haciendo que el color subiera por sus mejillas.

-Buenos días Wolf- dijo el maou sonriendo y rodeando con sus brazos a su prometido.

Ante el contacto el rubio se tensó, debía admitir que aún no se acostumbraba del todo a tener aquella cercanía con el pelinegro sin embargo, no podía negar cuan feliz lo hacía el verse al lado de la persona que más amaba en el mundo.

-Buenos días Yuuri.

-¿Cómo amaneciste?-preguntó el joven con cierto tono de preocupación en su voz ya que no podía negar que estaba asustado de haberle hecho daño a su prometido, entendía que quizá la pregunta, aunque no fuera del todo directa, llegara a ser incómoda pero ¿qué podía hacer? Lo único que rondaba en su cabeza era el bienestar del rubio.

-Sí, estoy bien- contestó casi en un susurro, debía admitir que aquella pregunta, a pesar de ser simple, le había parecido bastante tierna pues demostraba el interés del pelinegro hacia él-Yuuri ¿puedo preguntarte algo?

-Claro ¿qué sucede?

-¿Por qué no me dejaste ver lo que había dentro de aquella bolsa?-preguntó finalmente el menor de los hijos de la ex maou, pues quisiera o no y a pesar de todo lo que había sucedido, esa duda le carcomía la mente ¿Qué contenía aquel morral? ¿En verdad era tan importante como para que el moreno se negara rotundamente a mostrárselo?

Con la duda enmarcada en su rostro Yuuri retira la mirada de su acompañante, había creído que dejaría el asunto atrás y no le volvería a preguntar sobre aquello, realmente no quería mostrarle lo que ocultaba en aquella mochila pues era algo que representaba demasiado para él, era algo que de una u otra forma terminaría repercutiendo en su vida y que por lo cual, quería esperar a que fuera el momento.

-Entiendo, no te preocupes enclenque, sino quieres decirme no hay ningún problema.

Al escuchar aquello regreso nuevamente su mirada hacia el chico que estaba aún entre sus brazos notando la seriedad en su rostro; sabía que de no decir algo más Wolfram podría terminar mal interpretando las cosas y probablemente en otra ocasión no le hubiese importado tanto pero, después de lo que había sucedido entre ellos lo que menos quería era herir de alguna manera a su prometido.

Soltó un pesado suspiro, al parecer su plan quedaría en el olvido aunque de alguna forma lo agradecía pues debía admitir que el tan solo pensar en ello lo ponía nervioso; con pesadez retiro sus brazos de aquel frágil cuerpo y se dirigió hasta donde se encontraba el causante de todo eso, lo tomo y regreso nuevamente hasta la cama.

-Lo que hay aquí adentro significa mucho para mí y espero que logres entender por qué- dicho eso abrió la bolsa y de su interior extrajo una pequeña caja de madera tallada la cual tenía grabado alguno relieves, la observo por algunos momento y sonrió pues con ella dejaría en claro todo- Esto ha estado en mi familia por mucho tiempo y ahora quiero que lo tengas tú.

Al decir eso, el moreno deposito el objeto sobre las manos del rubio mientras notaba su cara de desconcierto, probablemente preguntándose el porqué de tanto alboroto si al final de cuentas terminaría regalándoselo, siguió mirando cada una de las acciones del oji-esmeralda hasta que se decidió a abrir la dichosa caja, al hacerlo solo pudo notar como los ojos de su prometido se comenzaban a llenar de lágrimas sin terminar de entender la situación.

-Cuando era pequeño me encantaba escuchar las historias que mi madre me contaba, la mayoría era de princesas y príncipes que al final vivían felices para siempre pero con los años, deje de verles el lado divertido sin embargo un día entendía porque mi madre se empeñaba en que no dejara de escucharlas, pues para ella era la mejor forma de enseñarme que el mundo no necesita ser perfecto para ser feliz sino, que necesitas a la persona adecuada para hacerlo de esa manera, creía que la encontraría en algún momento y que lo sabría porque según los cuentos,  esa persona haría de mi mundo el mejor y eso es lo tú hace Wolf, conviertes mi universo en un lugar donde solo existimos tú y yo.

 

***

-¡Malas noticias! ¡Malas noticias! – se escuchó por los pasillos del palacio.

Frente a la inmensa puerta de madera se encontraba el general en compañía del capitán Waller, el cual al igual que el otro, detuvieron su andar al escuchar aquellas palabras provenientes de uno de los soldados.

-¿Qué sucede?-pregunto alarmado el castaño.

-Es… Cheri-sama…

-¿Qué sucede con mi madre? Vamos ¡Habla!-grito el peli gris en un intento de no perder la compostura.

-Ella ha desaparecido…

Notas finales:

Bueno, esta vez creo que he tardado menos en actualizar pero ya regrese al colegio :p, aun asi tratare de subir capitulo más amenudo o al menos no tardarme un mes como antes, espero haya sido de su agrado y espero con ansisas sus hermosos comentarios.

Hasta pronto :)

Bye bye


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