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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Aquí un nuevo capítulo, espero lo disfruten.

-¡Naomi!-fue el grito que retumbo en sus oídos después de haber visto por última vez la figura de aquella mujer que en algún momento llamo amiga.

Frente a él, la silueta de un hombre se acercaba hasta el cuerpo mal herido de su hermana para después de un certero golpe eliminar a la criatura que mantenía presa a la chica, no sabía que hacer aparte de solo mantenerse en silencio y observar, había perdido, no había hecho nada más que temblar de miedo en medio de aquel lugar mientras la vida de una persona se esfumaba frente a sus ojos.

-¡Yuuri! Tenemos que irnos-dijo el rubio acercándose hasta su prometido y tratando de captar su atención.

Le resultaba extraño verlo tirado en el suelo, como tratando de ocultarse en medio de todo el caos, había corrido todo lo que le fue posible hasta ser capaz de dar con el castaño el cual, se encontraba totalmente rodeado por soldados o lo que se suponía que fuesen esos seres de extrañas armaduras. Para su suerte no fue más que necesario usar un poco de maryoku no para derrotarlos, pues comprendía que no sería así de sencillo, sino para abrirle camino a su hermano y hacer que regresara junto con él, aunque no esperaba encontrarse con semejante escena.

Aquella imagen tan aterradora y preocupante, donde se podía ver a una pelinegra siendo  presa de aquella bestia a la vez que una profunda herida en uno de sus brazos no dejaba de emanar sangre, esperaba ver en esa situación a su prometido debido a lo despreocupado y distraído que era, no a la chica sin mencionar que de ser así ¿por qué el moreno no había hecho nada? para ese punto solo esperaba que el modo maou apareciera en cualquier instante y ayudara en medio de la batalla ¿acaso no eran suficientes injusticias las que se estaban cometiendo en el lugar?

-Tienes que llevártelo-dijo con dificultad la hermana del rey mientras se acercaba hasta ellos y presionaba con un trozo de tela su herida-no está bien, no reacciona, fue un milagro que la roca no lo alcanzara.

-¿Dónde está Flurin-san?-pregunto el oji-esmeralda mientras recorría velozmente con la mirada cada uno de los rincones.

Percatándose de la falta de la mujer, regresó su vista hacia el moreno, el cual parecía cada vez más débil y ante la mención de la gobernadora su cuerpo había comenzado a presentar una sarta de temblores que al parecer el chico trataba de controlar inútilmente; aún sin comprender del todo la actitud del otro volvió a mirar a la chica, quizá ella supiera acerca del paradero de la dama que los había estado acompañando.

-Ella no tuvo tanta suerte-comentó mientras miraba la enorme piedra que descansaba cerca de ellos y por la cual, se lograba divisar una clara tela que había pertenecido al atuendo de la monarca de aquellas tierras-al final, su torpeza y falta de sentido común termino quitándole la vida, más que esa pierda.

No se sorprendió al notar las miradas de asombro que cayeron en ella, a excepción de la de su hermano, el cual aún parecía perdido en el limbo; claramente su comentario había sido fuera de lugar sin embargo no le importaba pues, aun a pesar de haber estado lidiando con esa criatura había mantenido parte de su atención en el rey, el cual de no haber caído en aquella clase de trance se encontraría más seguro. Había visto como la mujer lo alentaba a ayudarla, como lo había comenzado a empujar hasta ese ser que la mantenía acorralada y hacia uno que se visualizaba cerca del sitio, también fue espectadora de cómo la gobernante se había percatado de aquel inmenso trozo de materia inanimada que se dirigía hasta el moreno y ella y de cómo solo había emprendido carrera al pensar que sería el maou quien recibiría el golpe, jamás creyó que semejante estupidez existiera en alguien, Yuuri había arriesgado su vida por una persona que lo estaba abandonando y pese a eso, fue él quien se salvó.

-¿Y qué se supone que hagamos ahora? Este enclenque no responde-dijo Wolfram aun intentando sacar de aquel estado a su prometido.

-Debemos llevarlo a uno de los barcos, si mis cálculos no fallan, Gwendal me dijo que un barco estaría listo para partir dentro de algunos minutos, probablemente esté listo-comenzó a decir Conrad a la vez que dirigía al resto de sus acompañante a un montón de escombros, los cuales usaría de escondite-Yo trataré de llevar a su majestad, Wolfram, tendrás que encargarte de cualquier obstáculo que se nos ponga en el camino.

-Yo lo ayudare.

Mirando a la joven que se encontraba a uno de sus costados no hizo más que soltar un suspiro, conocía ese tono de voz, no era la primera vez que lo había escuchado, esa voz que le decía que no importaba que hiciera o dijera, la chica ya había tomado una decisión y no se retractaría sin embargo, no podía dejar de preocuparse, aun si la pelinegra había recibido entrenamiento y presentaba un talento nato para la batalla, la herida que tenía en uno de sus brazos dejaba mucho que desear dado que, aun y a pesar de los trapos envueltos en aquella apertura de piel, la sangres seguía fluyendo y de seguir así, dudaba que la joven durara mucho en combate.

-¡Mamá!-se logró escuchar un grito a lo lejos.

-Ella…es ella…-susurro el moreno levantando por primera vez su rostro.

Lo había escuchado, el sollozo y las palabras repletas de miedo que provenían de algún lugar y que sin embargo, había estado ignorando, sentía su cuerpo pesado, oía como los demás hablaban sin  poder comprender algo de lo que decían, ya había perdido mucho y no quería perder nada más, sabía que tenía que hacer algo pero que, ¿Qué podía hacer sin dañar a nadie más? Logrando finalmente mover su rostro, dirigió su mirada hacia una pequeña, ese niña que ya había visto con anterioridad, ella había confiado en el cuándo una de las cuatro cajas fue abierta, le había prometido protegerla y ayudar a su pueblo y pese a eso no hizo nada, solo estaba ahí, contemplando la imagen de una pequeña que se resguardaba bajo un árbol que comenzaba a caerse mientras el cuerpo de una mujer mayor era sostenido por sus débiles manitas.

-Ya no puedo más-fue lo último que dijo antes de sentirse consumido por una fuerza mayor a él.

Había escuchado los gritos de su prometido llamándolo, a su hermana, a su padrino pero no lograba detenerse, esa sensación tan extraña de sentirse totalmente ajeno a su cuerpo se había apoderado de su ser, veía lo que sucedía en su entorno pero sus extremidades no respondía como él quería; observó cómo serpientes de agua se esparcía por todas partes, arrasando no solo con aquellas bestias y soldados que habían profanado aquellas tierras, sino que también con su propia gente, como si no reconociera a nadie más que a la pequeña infante a la cual se dirigía y que mantenía oculto su rostro en el cuerpo inerte lleno de sangre  del cual no se había separado.

-¡Maldición! ¡Yuuri!-gritó de manera desesperada la hermana del rey.

Sentía algo extraño, una sensación de vacío y prepotencia, no podía dejar de sentirse totalmente contrariada ante tal situación pues tal parecía, el poder de su hermano se había salido de control, ahora ya no solo luchaban contra aquel ejército que su único objetivo era el arrebatar vidas sino que, ahora tendrían que enfrentarse ante al poderoso rey demonio dado que, aún si para ella su hermano era hasta cierto punto un idiota, no subestimaba sus poderes, jamás lo haría.

-Debo ir por el-dijo Wolfram encaminándose hacia el moreno-no podemos dejar que esto continúe.

-No, él no está completamente consiente de lo que hace, si te acercas solo harás que se empeore-terminó de decir el capitán Waller, comprendía la preocupación de su hermano y por ello debía mantenerlo alejado del rey, pues sabía de los sentimientos que ambos tenían y no creía que fuese lo mejor que el menor entrase en acción, pues si bien, podría calmarlo o terminar por alterar al joven ya que, como tal, el amor podría ser algo tan confuso que en lugar de mantenerte cuerdo podía llegar a nublarte el juicio.

-No pretendo quedarme aquí sin hacer nada-fueron las últimas palabras que el menor pronunció antes de salir corriendo en dirección al maou.

No sabía si lo que estaba haciendo estaba del todo bien, pero simplemente ya no podía más, ya se habían perdido tantas vidas y comprendía que en esos momentos, lo más seguro era que más personas cayeran, aunque lo negara tenía miedo, no quería perder a nadie, mucho menos a su prometido; continuó corriendo concentrándose únicamente en la persona frente a él, aquella silueta envuelta en figuras de agua que la resguardaban, podía percibir el olor a tierra húmeda, al igual que el golpe de las gotas de aquel líquido que se desplegaban por el ambiente mientras que en su mente lo único que había, era ese propósito de llegar hasta el rey.

Por otra parte, Yuuri aún continuaba confundido, había experimentado algo similar tiempo atrás cuando Soushu, con la apariencia de Shinou, había intentado apoderarse de su cuerpo sin embargo, lo que estaba viviendo en eso momentos era tan extraño que no lograba construir ningún pensamiento coherente que le ayudara, solo era capaz de observar como el mismo se encargaba de aquellas criaturas de la misma forma que lo hacía con sus aliados, trataba de luchar, de detenerse a sí mismo pero ninguna de sus extremidades le respondía, solo sus ojos permanecían totalmente fijos a la niña que no dejaba de llorar.

Ya finalmente frente a ella, pudo observar como una de sus manos se levantaba y se detenía algunos centímetros delante del rostro de la pequeña, mientras sentía como su energía comenzaba a cumularse en esa parte de su cuerpo. Quizá era lo mejor, que él personalmente se encargara de acabar con el sufrimiento del resto, que todo acabaran ante las manos del propio rey demonio, el cual había jurado protegerlos.

-¡Ya basta!-soltó en un potente grito el menor de los hijos de la ex maou alejando de un golpe  a su prometido y posándose frente al cuerpo inerte del cual la infante no se alejaba-Yuuri, detente por favor, no hagas esto.

-¿Por qué no?-preguntó en un susurro notando como su voz temblaba al soltar cada letra.

Ante la pregunta, el rubio solo atinó a caminar hasta estar frente al moreno, ¿le preguntaba por qué no? ¿Él? ¿Él hombre que trajo las paz a su mundo? ¿El único rey que había tenido Shin Makoku lo suficientemente enclenque como para confiar en los demás? No entendía el comportamiento del maou, ni el porqué de todas sus dudas, pero si de algo estaba seguro, era que él era el sol no sólo de su reino, sino de su mundo, él era la esperanza de un mejor mañana, ya lo había demostrado una vez al derrotar al ser que habitaba en las cuatro cajas y confiaba que lo lograría nuevamente con aquel enemigo que aunque desconocido, el rey no dejaba de lado a su gente.

Sin ningún rastro de duda en sí mismo, tomó entre sus manos el rostro de su prometido, aún si sus poderes estaban causando terror y caos ante los demás, él seguía sintiéndose en el lugar más seguro del universo, no percibía ese miedo por estar frente a aquel joven pues la única sensación que lo invadía, era la de permanecer a su lado, sin importar las circunstancias-Porque tú eres quien salvara a todos, a Caloria, a Shin Makoku… a mí-dijo antes de pasar sus brazos por el cuello del pelinegro y esconder su rostro en el mismo.

Sintiendo como algo dentro suyo se apagaba, dejo que sus manos aprisionaran aún más el cuerpo que se encontraba cerca de él, ya no podía dudar, debía hacer algo y ese algo, era luchar; cerró los ojos mientras se dejaba embriagar por el aroma del oji-esmeralda, por su calor, por su cercanía mientras notaba como las criaturas que había formado con su maryoku, desaparecían completamente.

-¿Mamá? ¿Hermano?-fueron las palabras que escuchó algunos segundo después antes de percatarse como la pequeña que un día lo había recibido, caía lentamente encima del cuerpo de la mujer.

-¡No! ¡Wolf, ven, ayúdame! Debemos hacer algo, trata de curarla por favor-pidió de manera desesperada el joven rey tomando entre sus manos el cuerpo pálido y tambaleante de la pequeña.

-Yuuri-dijo débilmente el mencionado mientras observaba la herida, pues la niña había sido herida por una de la flechas que no dejaban de volar de un lado a otro-No podemos hacer nada.

-Imposible.

-¿Te acuerdas de mí?-preguntó con dificultad la chiquilla mientras recibía un asentimiento por parte del mayor- tu protegerás a todos como antes ¿verdad?

-Claro que lo hare.

-Me alegro, mira-dijo la menor mientras señalaba a uno de sus costados-mamá se levantó, dice que vaya con ella, debo hacerle caso o se enojara-fueron las última palabras que pronuncio antes cerrar de a poco sus ojos mientras una pequeña gota color carmesí resbalaba por una de sus mejillas.

-¿Qué he hecho Wolf?

-Despertar-escuchó decir a una voz a sus espaldas- a eso me refería, no puedes proteger a todos, no mientras haya dudas en ti, hay miedo en tu ser y eso es lo que no te permite avanzar.

Giró su rostro encontrándose con el pálido cuerpo de su hermana. Tenía razón, por primera vez en todo ese tiempo entendía lo que trataba de decirle aunque también, había sido como la chica lo había previsto, tuvo que perder a mucha gente solo para darse cuenta de la verdad, un precio demasiado alto a su parecer.

-Majestad, debemos irnos, los navíos deben estar listos.

-Yo no lo creo así, capitán Weller-dijo una profunda voz no muy lejos del lugar.

Frente a ellos, se encontraba aquel soldado de rojizos cabellos sentado pulcramente sobre el lomo de aquella criatura de grandes alas, mientras mostraba una gran sonrisa dejando ver una hilera de amarillentos y podridos dientes.

-¿Qué es lo que quieres Kilian? Pero más importante aún ¿Qué haces aquí?-peguntó de manera agresiva el castaño a la vez que se posaba delante del resto.

-Pero qué manera de tratar a la gente, como sea, solo vine a traerles algo que es suyo-comentó de manera divertida mientras la rara bestia se elevaba un par de metros-Esto les pertenece ¿cierto?

Finalmente en las alturas, aquel hombre dejo colgar libremente un maltratado e inconsciente cuerpo, siendo sujetado únicamente por una de sus manos mientras el viento mecía con desdén aquella melena dorada y aquel vestido negro y provocador, se mostraba como docenas de retazos de tela sin gracia.

-Madre-pronunció débilmente Wolfram mientras observaba como aquel hombre reía desde las alturas y dejaba caer a la mujer que la había dado la vida.

Todo pasaba en cámara lenta ante sus ojos, como el dañado cuerpo de su progenitora caía lentamente esperando el golpe de la caída, le era difícil pensar en algo que no fuera en el dolor y la furia que sentía en esos momentos, se suponía que la rubia estaba en su viaje en busca del amor, que enviaba carta casi todos los días, que sus hermanos la tenían totalmente vigilada para mantenerla a salvo entonces… ¿por qué? ¿Por qué estaba su rostro lleno de sangre y heridas? ¿Por qué estaba en ese campo de batalla? ¿Por qué él no sabía nada?

Únicamente la silueta pasando velozmente a uno de sus costados volvió a traerlo a su realidad, el poder ver como su hermano corría a toda prisa tratando de detener una el impacto de la mujer contra el suelo mientras el que un día se hizo pasar por un soldado al servicio de la corona, reía deleitándose por la escena, podía mirar como su lengua recorría sus labio como si saboreara cada una de las emociones que estaban viviendo. Tomó el mango de su espada y comenzó a andar, ya no sentía nada o al menos eso quería, borrara cualquier sensación que pudiera detenerlo de su objetivo.

Era todo tan rápido y lento a la vez, el castaño cargando a su madre y llevándola lejos de aquel sitio, la voz de Yuuri llamándolo mientras su hermana trataba de detenerlo y él, finalmente frente a la criatura; era un soldado y comprendía que no debía dejarse llevar por sus emociones pero la ex maou no era cualquier persona, era quien lo había educado, quien le había dado su amor, quien a pesar de todas las cosas había derramado lágrimas cuando se enteró que su corazón era una de las llaves, no, eso no era cualquier cosa.

-A todos los seres que componen el elemento fuego, obedeced a este valiente mazoku que os invoca-dijo mientras un enorme león de fuego se formaba a sus espaldas.

-¡Wolfram!-gritó soltando finalmente el agarre que lo había estado deteniendo, temía por la vida de su prometido pero aún más por las cosas que podría llegar a hacer pues, aún si él poseía un gran maryoku, lo que más le había afectado era la tranquilidad con la cual aquel sujeto esperaba el ataque, sin moverse un centímetro de su lugar.

Presenciando como el fuego se acercaba cada vez más a su atacante, el pelinegro paro en seco algunos metros antes de llegar a un lado del ex príncipe dado que, esperaba conseguir algo de tiempo con lo que el otro había hecho y poder llevar al resto a un lugar seguro sin embargo, grande había sido su sorpresa al notar como aquella criatura se deshacía del león con un solo movimiento de su cola.

-Hazte a un lado mocoso-fue lo último que el moreno fue capaz de escuchar antes de presenciar como aquella extremidad perteneciente de aquel ser volador, impactaba de lleno contra el oji-esmeralda lanzándolo lejos de donde se encontraban, siendo detenido por una pared de rocas.

-Bien, así está mejor.

-¿Qué demonios crees que has hecho?-pregunto el maou encarando al hombre que no borraba aquella línea curva de su rostro.

-Encargarme de la basura, van dos, faltan dos-dijo dirigiendo su mirada al capitán Weller, el cual aún mantenía en brazos a la rubia mientras su mirada seguía fija en el cuerpo inconsciente de su hermano, para después, posarla en la chica que permanecía observándolo fijamente- Bueno, dos y medio, una ya está medio muerta después de todo…-no alcanzó a terminar su oración cuando logró sentir como algo lo golpeaba.

-Qué suerte, a mí solo me falta uno-comentó el pelinegro nuevamente mostrando su modo maou.

No estaba seguro de poder hacer mucho, pues aún sentía esa ira que lo descontrolaba pese a eso, trataba de mantener a raya sus emociones o de otra forma no sería capaz de proteger a nadie; aun con el temor de perder el control, observo como el pelirrojo recobraba la compostura, alzaba una de sus manos en la dirección en la cual se encontraba mientras cientos de cadenas se liberaban de aquella extremidad para abalanzarse sobre él.

Manteniendo su mirada fija, en su oponente, dejó que su cuerpo de moviera de acuerdo a las circunstancias ya lo había hecho muchas veces y esperaba poder hacerlo en esta ocasión. Sintiendo como la energía recorría su cuerpo, comenzó a esquivar cada una de aquellas cadenas mientras docenas de serpientes eran dirigidas contra la bestia y su domador.

Por su parte, Naomi había alejado el cuerpo de la niña y la mujer lo más que le fue posible del lugar para después ir en busca del castaño, no quería abandonar a su hermano en medio de la batalla sin embargo quería confiar en él, en que en verdad hubiese sido capaz de despertar dado que las circunstancias en las cuales se encontraban eran de vida o muerte.

-¡Naomi! Por favor, ve y busca a Wolfram-fueron las palabras de angustia que había logrado pronunciar el mayor al notar como la chica se acerca hasta él.

Era consiente que su preocupación era notoria pero ¿qué más podía hacer? Su madre estaba en un estado lo suficientemente grave como para creer que no viviría mientras que el menor de sus hermanos, había sido atacado por aquel hombre con el cual el rey estaba luchando. Percatándose de como la joven trataba de llevar al rubio hasta ellos, dejó reposar el cuerpo de su madre cerca de una pared que aun y a pesar de estarse cayendo a pedazos, servía perfectamente de escudo.

-Se encuentra bien alteza-dijo mientras levantaba al menor entre sus brazos y se encaminaba nuevamente hasta la mujer con la que había estado.

-No creo que se yo quien se encuentre precisamente mal.

-Al parecer ambos están inconscientes, aunque no podría decir si tienen daños peores a las heridas en su cuerpo.

-Lo que me preocupa es el tonto que está  ahí-comentó la pelinegra mientras se asomaba por uno de los costados del muro.

-No es el único-señalo a lo lejos el mayor, refiriéndose a las explosiones y choques de maryoku que se lograban ver a lo lejos- las cosas están empeorando, debemos sacarlos a usted y a su majestad de aquí.

Ignorando lo antes dicho, la muchacha continuó observando la batalla que se libraba tanto a kilómetros de ella, como a tan solo un par de metros de su improvisado refugio- A este paso no quedara nada de lo que un día fue este lugar, solo espero que Gunter haya logrado salvar a la mayoría de la gente.

-Nada más para ser un rey mediocre.

Tratando de no tomar importancia a las palabras de Kilian, siguió esquivando y atacando, tenía que darse prisa o de lo contrario sería demasiado tarde no solo para Cheri-sama, sino para su prometido, el cual ahora se encontraba al cuidado de su padrino y hermana. Concentrándose nuevamente en la batalla pudo percibir como aquel soldado, con discretos movimientos de su cabeza, comenzaba a movilizar a su ejército, le era extraño ver como aquellos monstruos le obedecían y eran capaces de entenderle, sin mencionar el nerviosismo que había captado del otro, pues en variadas ocasiones logró notar como sus ojos observaban fijamente el horizonte.

-Hora de irnos… majestad-mencionó de manera burlona el pelirrojo a la vez que algunas de sus cadenas era dirigidas al lugar en el que permanecían escondidos el resto de sus acompañantes. Imaginando lo que el otro trataba de hacer, permaneció en su lugar mientras enviaba una parte de su maryoku al mismo sitio que el hombre, creando así una especie de escudo que fue capaz de detener el ataque.

-Nada mal.

-¡Yuuri, muevente!-eran las palabras que su hermana pronunció antes de ver como la chica, salía de aquel escudo para después, derribarlo de la misma forma que había hecho con una de aquellas bestias minutos atrás.

Finalmente en el suelo y sintiendo un dolor esparciéndose por su cuerpo, observo como algunos espirales, parecidos a los que aquel sujeto tenía marcados en su piel, revoloteaban alrededor de su hermana, la cual permanecía sujeta por cadenas que le impedía alejarse de aquel sitio.

-Protégelos y Yuuri…en verdad lo siento-fue lo último que escucho de la chica antes de ver como aquel hombre se marchaba y se perdía en la inmensidad del cielo, al igual que la joven.

 

Notas finales:

Bueno, eta vez me gustaría saber que opinan de la histroia en general, si les esta gustando o no, si es lo que esperaban o no, en verdad me encantaría saber lo que piensan de ella, tanto lo bueno como lo malo, espero sus comentarios y nos leemos pronto.

Bye Bye


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