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Detrás del origen por Leila Bielefeld

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Notas del capitulo:

Bueno, como veran este capitulo ya es más largo que los anteriores y a partir de aqui así seran lo demás, sin más que decir espero que disfruten del capitulo.

-Perdón por la demora- dijo una pequeña niña de cabellos grisáceos acompañada de una pelinegra que caminaba tras ella.

Como si  despertaran de un sueño, ambos prometidos se separaron inmediatamente sonrojados por lo que estuvo a punto de pasar, pero para su suerte nadie había notado nada de lo anteriormente acontecido,  pues todas las miradas se encontraban posadas en la entrada del templo en la cual se lograba ver a la sacerdotisa y aquella joven chica que recién había llegado.

-Su majestad Shinou ha ordenado que su alteza sea trasladada al castillo como ya se había previsto, a partir de este momento, queda al cuidado de los nobles del palacio- Ulrike, tras decir aquello, hizo una reverencia, miró fijamente a todos los presentes y se retiró del lugar.

La chica, un poco más calmada miró a las personas frente a ella, si mal no recordaba, aquel rubio le dio descripciones básicas de cada uno, por un momento la pelinegra creyó que lo más adecuado era presentarse, pues la primera impresión que habían tenido de ella no había sido la mejor, ya lista para hablar, sus ojos se desviaron hasta cierta pareja que reconoció como el chico asiático y el oji-verde que le recordaba a aquel espíritu con el que había intercambiado palabras apenas  unos instantes, por alguna razón los dos chicos parecían muy incómodos.

-Quisiera disculparme por mi comportamiento anterior, no fue la mejor manera de presentarme, mi nombre es Naomi Dankworth y tengo 16 años, un placer conocerlos-comentó la chica mirando a un de reojo a aquellos jóvenes que parecían poco a poco relajarse.

-Oh, un digno nombre para su alteza, realmente es usted hermosa y el atuendo le queda a la perfección- sin perder el tiempo, Gunter había comenzado a alagar a la chica, la cual vestía un conjunto simple de pantalones negros, camisa blanca y botas.

-Usted debe de ser Gunter Von Christ, un placer conocerlo- sin aviso alguno, el peli-lila comenzó a sangrar de su nariz al ver a la joven tan cerca y sonriéndole amablemente.

Por su parte, ya más calmado, Yuuri se encamino hasta Naomi, aún tenía algunas preguntas y dudas que rondaban en su cabeza ¿Qué pensaba hacerle precisamente a Wolf? ¿Por qué de un momento a otro le parecieron tan apetecibles aquellos labios? Meneó su cabeza en forma de negación, sin duda alguna, últimamente estaba actuando de una manera bastante extraña pero sabía que ese no era el momento adecuado para pensar en ello, con la mente más clara se paró frente a la pelinegra.

-Hola, mi nombre es Yuuri Shibuya, bienvenida a Shin Makoku- el moreno optó por presentarse como una persona más, no creía que fuera bueno el mencionar que de alguna manera ellos eran hermanos, no era una noticia fácil de digerir y mucho menos después de llegar a un sitio que para ella, era desconocido.

-Así que tú eres mi hermano y el maou de este reino, bueno, espero que nos llevemos bien.

-Me parece que está muy bien informada señorita Dankworth, no parece ser una recién llegada ¿sabe?, además es extraño que entienda lo que decimos todos aquí, se supone que debería serle imposible entablar una conversación con nosotros-Todos se habían quedado a la expectativa, pues lo que había dicho el gran sabio era cierto, ¿Cómo podía comprenderlos sin aun no le daban el invento que Anissina había creado? Murata, con su rostro serio y firme se acercó hasta la chica esperando alguna respuesta.

-Su santidad, no creo que sea correcto bombardear  con esas preguntas y de esa manera a su alteza, seguramente aún debe estar bastante abrumada por el viaje- Conrad había intervenido por la joven que estaba a un lado de él, estaba igual de confundido que los demás, pero no creía que la actitud que el chico de lentes estaba tomando fuera la correcta.

Ambas miradas obscuras se enfrentaron, tanto la pelinegra como el joven no estaban dispuestos a perder, en lo que parecía ser un duelo-Si no me equivoco, usted debe de ser Sir Weller Conrad ¿cierto?- el mencionado asintió- no se preocupe, creo que no tiene absolutamente nada de malo lo que el joven, Murata Ken me está cuestionando, la razón de que pueda entenderlo es porque su majestad el rey original, me dio esa capacidad y sobre ustedes, bueno, la sacerdotisa fue la que me habló de cada uno, dijo algo sobre que ustedes me ayudarían.

Sin embargo, aunque esa respuesta fue aceptada por la mayoría de los presentes, para cierto sabio no le fue suficiente, sabía que esa chica ocultaba algo más, casi podía asegurarlo solo que no imaginaba que podría ser, para el pelinegro fue frustrante el no poder formar parte de aquella plática en el santuario, presentía que algo, para nada bueno, se avecinaba y que aquella joven tendría mucho que ver con ello.

-Siendo así, lo mejor será regresar al castillo para que su alteza pueda instalarse-dijo Gwendal mientras subía a su caballo listo para marcharse.

-Dime ¿sabes cabalgar?- preguntó alegremente el joven rey, pues suponía que al igual que él, ella no era más que una chica normal en un mundo distinto a lo que ellos conocían en la tierra.

-No

-Si gustas puedes montar conmigo.

-Oye enclenque, no seas tan amable con todos- el rubio, que había estado hasta entonces callado, comenzó a reclamar al ver lo servicial que su prometido estaba siendo con aquella chica.

-Vamos Wolf, es mi hermana.

-No me gustaría causarle molestias joven Shibuya, así que preferiría que alguien más me llevara.

-No es ninguna molestias y solo dime Yuuri, por favor- dicho eso, el moreno giro su rostro hacia uno de sus costados, encontrándose con la mirada severa del oji-verde, rió nerviosamente al pensar que si seguía insistiendo terminaría hecho carbón, por su parte, aquella pelinegra posó sus ojos en aquel hombre de cabellos largos y ojos azules, le parecía una persona recatada y sobre todo responsable, pero había algo más que llamaba su atención, pues presentía que tras aquella expresión recia que mostraba, estaba un ser totalmente amable y amoroso.

Con la mirada de todos, posada en los pelinegros hermanos, notaron como aquella joven comenzaba a caminar en dirección al general, el cual miró de reojo las acciones de aquella persona que se acercaba hasta él, le era bastante extraño que quisiera entablar una conversación con su persona, pues era de su conocimiento que debido a su imponente presencia, pocos eran los que se atrevían a acercarse y suponía que tal vez la hermana del rey, se sentiría más cómoda hablando con alguien parecido al castaño.

Ya frente al peligris, Naomi sonrió mirando fijamente aquellos zafiros que el otro tenía por ojos- Usted debe ser el general Gwendal Von Voltaire ¿verdad?, si no es mucha molestia ¿me permitiría viajar con usted?

Más de uno quedo sorprendido por la petición que la joven estaba haciendo, no por que tuviera algo de malo, sino por el hecho de que se atreviera a pedírselo precisamente al general Voltaire, pero Gwendal se mantuvo serio ante la pregunta hecha ya que lo había tomado por sorpresa, miró detalladamente los ojos de quien estaba frente suyo y fue cuando notó que la chica parecía bastante pequeña en comparación a los demás presentes y con aquella sonrisa la hacía parecer bastante tierna, el hombre desvió su vista del rostro de la pelinegra tratando de recobrar la compostura.

-Si es lo que su alteza desea, no veo cual sea el problema- contestó finalmente.

Pasados algunos minutos y tratando de tomar poca importancia a lo acontecido hace algunos momentos, todos comenzaron a dirigirse hacia el castillo, por un lado Gunter y Conrad hablaban sobre los preparativos para el recibimiento de la chica, mientras que la pareja real tenía una de sus típicas conversaciones donde el rubio tachaba al maou de infiel y debilucho.

Puesto que el camino hacia el palacio no era demasiado largo, aquellas enormes torres y paredes hechas de ladrillo solido ya comenzaba vislumbrarse ante aquellos jinetes que poco a poco comenzaban a acercase a ellas, conforme el recorrido iba avanzando, se veía a cientos de soldados custodiando aquel enorme monumento y cada vez que pasaban frente a ellos, eran recibidos por una reverencia mostrando su respeto.

Ya cerca de la entrada del palacio, el moreno adelanto el paso seguido de su prometido, Yuuri estaba bastante feliz y quería recibir a la chica de la mejor manera posible, el recordaba la forma en la que había llegado hasta ese lugar y no es que le molestara pero no quería que su hermana fuera apedreada o amenazada a muerte como le paso cuando piso aquellas tierras, el moreno miro de reojo hacia a tras de él y pudo notar que el único que había acelerado el paso había sido su prometido, sonrió ladinamente al ver como el rubio le seguía, ya dentro del lugar, desmonto del caballo y se dirigió hasta su acompañante.

-Vamos Wolfram, hay que ir con todos- el mencionado fue tomado por su muñeca mientras era llevado frente a las puertas del lugar, sabía que el rey estaba ansioso por que el recibimiento saliera bien, ya en el lugar acordado pudo ver a su madre, junto a la amiga de su hermano, Anissina estaba en su pose orgullosa a un costado de la ex maou esperando por el resto de las personas que faltaban.

El moreno corrió lo más rápido que sus piernas se lo permitían, quería tener todo listo para cuando los otros llegaran, ya en el sitio que había acordado con los demás pudo ver a su hija con un lindo ramo de flores amarrado con un listón plateado con bordes dorados, felizmente, el mou se posó a un lado de Cheri-sama y de la peli-rosa, jaló un poco más a su prometido poniéndolo a su lado, paso uno de sus brazos sobre sus hombros acercándolo un poco más a él, mientras que con su otro brazo, tomaba una de las manos de Greta, para Wolfram, eso le resultaba bastante tierno, pues parecía como si el moreno quisiera mostrarlos a él y a la pequeña como su familia, con una sonrisa enmarcada en su rostro, posó ambas manos en los hombros de la castaña y espero a que los caballos atravesaran la entrada junto a sus jinetes.

Ya frente aquel imponente edificio, los corceles comenzaron a cruzar por el umbral de aquella inmensa y pesada puerta de madera, todas las miradas se empezaron a desviar en dirección de los recién llegados esperando poder ver a la invitada, sin embargo, grande fue su sorpresa al notar solo la entrada del capitán junto al gran sabio, el consejero real y el general, ya frente a la ex-maou y el resto de las personas ahí presentes la caballería comenzó a desmontar a excepción de cierto peli-gris que no  movió ni un solo músculo.

-Conrad, cariño ¿y la invitada? Creí que hoy llegaba a Shin Makoku- preguntó con cierto desconcierto la rubia.

-así es madre, hoy llegó, viene en compañía de Gwendal- dicho eso, el mencionado empezó a bajar del potro dejando ver la figura de una pelinegra siendo ayudada a desmontar, ya en el suelo la chica posó sus obscuras orbes en cada una de las personas que la rodeaban, especialmente en cierta mujer de cabellos rizados color oro.

-¡Kya! Pero si esta chica es toda una lindura- sin esperar las presentaciones, la voluptuosa mujer corrió y apresos en su pecho a la joven, para la oji-verde, aquella chica era toda una hermosura especialmente por sus rasgos parecidos a los del rey Yuuri, como el color de sus ojos y de sus hebras, todo en una tonalidad tan oscura como el azabache aunque con una tonalidad más clara de piel.

-Dis-disculpe, podría soltarme-dijo la chica en medio del fuerte abrazo.

-Madre, por favor- comentó con un tono de seriedad el mayor de los hijos.

-Lo lamento mucho pero me emocione al verla señorita…

-Mi nombre es Naomi Dankworth.

-Ese nombre le queda a la perfección, mi nombre es Cecilie Von Spitzweg y la vigésima sexta maou de este reino, ah pero puedes llamarme Cheri- terminó de decir la mujer con una sonrisa en su rostro.

-Veo que el poder femenino va en aumento, eso es algo agradable- acercándose a paso apresurado, cierta peli-rosa comenzó a inspeccionar a la recién llegada pensando en la infinidad de inventos en los que le ayudaría “voluntariamente”.-Mi nombre es Anissina Von Karbelnikoff, la inventora del reino.

-Mucho gusto, es un placer conocerlas-Por un momento, Naomi sintió un fuerte escalofrío al tener a aquella mujer frente a ella, tratando de ignorar aquella desagradable sensación se dispuso a sonreír hasta que sintió como alguien tocaba su pierna, al bajar la mirada se encontró con una hermosa niña de cabellos y ojos castaños, la pequeña le sonrió a la chica inocentemente mientras le indicaba que se hincara, la joven hizo caso y se puso en cuclillas frente a criatura.

-Bienvenida, tía- dijo la morena mientras le extendía aquel bello ramo de flores que traía en sus manitas, la pelinegra lo aceptó regalándole una sonrisa, la castaña al ver la reacción de su acompañante no dudo en sentirse en confianza, así que se lanzó a los brazos de la recién llegada.

-Su nombre es Greta y es mi hija adoptiva- comentó cierto pelinegro mientras se acercaba a la escena junto a su prometido, la chica observo al joven frente a ella y luego a la niña en sus brazos que no dejaba de sonreír, por un momento se recordó a ella misma en compañía de su hermana, meneó su cabeza, deshizo el contacto y se puso nuevamente de pie.

-Así que este es el castillo Pacto de sangre.

-Veo que ya sabe el nombre del palacio, pero por favor pase alteza, no puedo permitir que se quede fuera de su nuevo hogar.

-Con que nuevo hogar ¿eh?- susurro la joven antes de seguir al peli-lila y antes de dar el primer paso, una morena y pequeña mano sujeto la suya, al parecer era del agrado de la princesa del reino.

Después de un largo recorrido por la inmensidad  del lugar, acompañado de una detallada explicación por parte del consejero real, todo termino frente a una puerta de roble que era la habitación de la chica.

Débiles y rojizos rayos de sol se colaban por las enormes ventanas del castillo anunciando su partida y la llegada de una fresca y deslumbrante noche, mientras en la alcoba real un joven moreno, parado frente al balcón observando al sol ocultarse entre aquellas inmensas montañas, pensaba en todo lo acontecido ese día, jamás imagino que le pasara todo aquello sin embargo estaba feliz, una hermana, algo en lo que nunca pesó pero que de alguna manera lo llenaba de curiosidad.

Observo por última vez el cielo, tratando de encontrar en el la calma y serenidad que necesitaba, pues desde hace algún tiempo, una punzada de inquietud y miedo la había invadido, no sabía el por qué, pero sabía que algo estaba por suceder, desvió su mirada y giró su cuerpo en dirección a la habitación encontrándose con un rubio que lo observaba fijamente.

-¿Qué sucede Wolf?- preguntó el moreno un poco inquieto por la mirada de su acompañante.

-Nada, ¿no piensas bajar a cenar? Suficiente es que su alteza haya declinado la invitación como para que tú tampoco te presentes- dijo el oji-verde mientras cruzaba los brazos, Yuuri observo por unos instantes a su prometido, sonrió y se encamino hasta el lecho donde se recostó.

-Sinceramente no estoy de ánimos, estoy cansado, han sido muchas emociones por hoy- Wolfram se acercó de a poco mientras el joven rey hablaba, al llegar a la cama, se sentó en un extremo de ella y continuo observando a quien descansaba en ella.

.-No puedo culparte después de todo eres una debilucho.

-Que no me digas debilucho.

-Lo importante es que todo salió bien, con excepción de algunas cosas.

-Solo admite que tú también te encuentras agotado- el moreno miró burlonamente al rubio, sabía que lo que decía era cierto pero que su compañero era demasiado orgulloso como para aceptarlo.

-Yo no soy un enclenque como tú.

-Vamos, solo recuéstate un rato Wolf- el mencionado posó su mirada en su acompañante y decidió aceptar la oferta, mientras poco a poco el rubio dejaba caer su peso en el mullido colcho a un costado del pelinegro, el otro aprovecho para estirar su brazo, para cuando la cabeza del ex príncipe estaba a punto de tocar la cama, fue remplazada por la cálida extremidad de su prometido, se sobresaltó  al sentir el contacto pero no se levantó, por su parte el maou solo atinó a acercarlo más, no tenía claro el por qué, pero le era necesario sentir aquel frágil cuerpo cerca de él, desvió su mirada oscura a un punto indefinido del doncel mientras su otra mano descansaba tras su cabeza y con la otra abrazaba a aquella persona que lo acompañaba.

El silencio era mutuo, ninguno de los dos se atrevió a romper aquel inesperado momento, hasta que de a poco ambos comenzaron a sentir el peso del cansancio en sus párpados, el primero en caer fue Wolfram, que en cuestión de minutos se había dormido, el moreno al darse cuenta de eso, intercambio su brazo por una almohada y observo detalladamente al rubio, hasta que notó que aun llevaba su uniforme puesto, Yuuri sabía que le sería incomodo dormir de esa manera por lo cual optó por retirar el saco, botas y cinturón del otro chico, pero al llegar a esa última prenda no supo que hacer, por una parte la idea de retirar el ajustado pantalón que el otro usaba cruzo por su cabeza acompañado de su sonrojo.

-Solo es para que duerma cómodo, solo eso, además somos amigos, no es como si de verdad me gustara, bueno somos prometido pero fue un accidente y los amigos se ayudan , por eso ayudare a Wolf a dormir mejor- tras tratar de auto convencerse, el pelinegro, con la mirada desviándola por momentos, empezó a retirar aquella prenda, hasta dejar a su prometido con aquella larga y delgada camisa que le cubría lo indispensable, después de  ese trabajo se dispuso a poner su ya típica pijama azul.

Ya listo para dormir, el moreno se introdujo entre las sábanas tratando de cubrir también a su acompañante, con el sueño reflejado en sus ojos, el joven rey se dispuso a descansar hasta que sintió como poco a poco, aquel pálido cuerpo que noche a noche lo acompañaba se acerba hasta él, buscando su calor, sonrió ante el acto inconsciente del oji-verde y como la noche anterior, permitió al otro dormir entre sus brazos, con el pequeño secreto de que para el moreno, aquella compañía lo hacía sentir seguro.

 

 

Como el agua en los ríos nunca deja de fluir, tres días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, días en los cuales aquella recién llegada se fue acoplando a ese nuevo mundo del que ahora sería partícipe, en esos días Naomi comenzó con su preparación al igual que el maou siendo el consejero real su tutor, pese al tiempo que ya llevaba en aquel lugar, aun solo unos pocos sabían de la existencia de aquella chica que se hacía llamar la hermana de su majestad pues aun no era presentada como tal ante la sociedad mazoku.

Pero fue en el cuarto día que las cosas comenzaron a cambiar, ya que en cierta habitación un joven chica comenzaba a despertase junto a los primeros rayos de sol, ya no le era tan extraño aquel lugar al que había llegado aunque no se sentía cómoda del todo, ya sentada en medio del lecho, la chica se encamino hasta el ventanal que estaba frente a su cama y al llegar a él, pudo visualizar las siluetas de unas sombras ya bien conocidas por ella, en aquel enorme pato se encontraba el rey de los demonios junto al rubio, ambos acompañados por un castaño.

 A la pelinegra le llamo mucho la atención lo que estaban haciendo, pues Yuuri se encontraba luchando contra Conrad en forma de entrenamiento con la espada, ya desde hace unos días atrás, la joven tenía un favor que pedirle al capitán Weller pero no había tenido la oportunidad, decidida a hablar con él, corrió hasta el enorme armario que se encontraba en aquel cuarto sacando del interior un vestido que Cheri-sama le había obsequiado como regalo de bienvenida junto con otros más, era un conjunto que constaban de un vestido blanco con toques negros de mangas largas, ajustado en el torso y suelto hasta las rodillas, acompañado de unos botines color café que la inventora le había regalado al negarse a usar las zapatillas que la rubia le daba.

Naomi camino lentamente hasta un espejo y observo su reflejo, su cabello estaba suelto dejando que callera con gracia por sus hombros le parecía gracioso el hecho de que solo por tener el cabello negro le dijeran que era atractiva, suspiro cansadamente y dirigió sus pasos hasta el patio de entrenamiento.

Por su parte, Yuuri se encontraba practicando junto a su padrino, aun le costaba trabajo mejorar en sus habilidades con el esgrima y aunque en ocasiones el rubio se tomaba la molestia de ayudarlo a mejorar, simplemente no daba una, posó nuevamente sus ojos en el contrincante frente a él y volvió a atacar con una brusca y directa estocada que fue detenida al instante.

-¡Enclenque! No ataques sin pensar, ¿Dónde quedo todo el entrenamiento que te he dado?- reclamo Wolfram al ver el cansancio y la desesperación de su prometido reflejado en su rostro.

-Es más fácil decirlo que hacerlo sabes- contestó el moreno mientras recuperaba de apoco el aire, se irguió dispuesto a tomar un descanso hasta que notó como una persona lo miraba desde los escalones que conducían hasta el lugar donde estaba-Buenos días Naomi.

-Buenos días Yuuri, Wolfram, Conrad- dijo con simpleza la mencionada.

-Buen día alteza, ¿se le ofrece algo?- el castaño notó como la recién llegada lo observaba detenidamente por lo que decidió preguntar.

-Quisiera hablar con usted un momento.

-Claro qu…-

-¡Majestad! ¡oh majestad por fin lo encuentro!- interrumpió un peli-lila que hacía acto de presencia en el lugar.

-Hola Gunter, ¿Qué sucede?

-Majestad, ya es la hora de sus lecciones, venga conmigo, hoy veremos un poco más sobre la historia de Shin Makouku- tras decir eso, al pelinegro le recorrió un sudor frío al imaginarse otra tarde llena de papeles y tareas, tratando de buscar una excusa observó todo a su alrededor hasta que se encontró que la mirada oscura de su hermana-Claro, hay que irnos, vamos Naomi es hora de estudiar- comentó al  pensar que estando con ella las clases serían menos pesadas, que estando él solo con el mayor.

-Yo ya termine con mis clases por un tiempo.

-¿qué?

-Vera majestad, su alteza ha pasado gran parte de su estadía en la biblioteca por lo que solo he tenido que explicarle algunos puntos que le eran difíciles de comprender, oh su alteza es tan inteligente y se interesa tanto por su reino, tal vez su majestad Yuuri deba aprender un poco de ella- exclamó el mayor mientras se llevaba al chico del lugar, ya casi perdiéndose de la vista de los demás, el hombre se detuvo y observó nuevamente a la chica- casi lo olvido, Gwendal la espera en su oficina alteza- terminó de decir y continuó arrastrando al maou.

-Que se le va a hacer, quisiera que tengamos una plática sería usted y yo Conrad, pero será en otra ocasión.

-Si alteza.

-No sabía que podía entender los escritos mazokus alteza-dijo un rubio mientras observaba a la pelinegra, Wolfram era de las pocas personas que no habían tenido un acercamiento con la recién llegada, solo en algunas ocasiones había intercambiado alguna palabras pero solo eso.

-Aun no los comprendo del todo, pero hago lo que puedo y llámame Naomi, también usted Conrad, no me hace sentir muy cómoda que me llamen tan formalmente.

-No pensé que la hermana del enclenque tuviera más modales e interés por la historia que él- la chica al escuchar aquello dejo escapar una risilla y miró de reojo al oji-verde, aquel joven se le hacía realmente hermoso y quería acercarse a él.

-Digamos que seremos hermanos pero no somos iguales del todo, pero bueno me retiro con su permiso- y se retiró del lugar.

Por otra parte se encontraba el general Voltaire en su oficina revisando una montaña de papeles, sentía un inmenso dolor recorriendo su cabeza, estaba realmente estresado pues hace apenas un día le había llegado una masiva informándole sobre acontecimientos extraños en uno de los reinos aliados, al principio creyó que no debía ser algo tan grave hasta que se dio cuenta de que no era el único reino reportando esa clase de acontecimiento, tratando de apaciguar el malestar frotó una de sus sienes con su dedo hasta que escucho el sonido de la puerta, con voz clara y firme dio el permiso dejando que la persona tras aquella madera entrara.

-Me informo Gunter que necesitaba hablar conmigo- dijo una pelinegra mientras entraba a la oficina.

-Por favor tome haciendo alteza, la razón por la que la mande llamar fue para informarle acerca de su nuevo cargo.

-¿Cargo?- preguntó confusa.

-Como sabe alteza, aquí usted es la hermana del rey, lo que la convierte en parte de la familia real, por lo tanto deberá ayudar con el bienestar de este reino, Gunter me ha informado acerca de sus capacidades intelectuales y del hecho de que con usted no hay necesidad de forzarla a estudiar como con su hermano, por lo que a partir de ahora quisiera que usted se hiciera responsable de algunas obligaciones gubernamentales.

-¿Cómo cuáles?

-Como las estadísticas de ingresos del reino y las acciones benefactoras para el pueblo, obras públicas que ayuden al desarrollo, ya que al parecer usted lleva mejor a cabo todas estas acciones.

Naomi observó por un momento al general, le alagaba bastante el hecho de que no  la consideraran una incompetente y aunque sentía que la obligación inicial no era de ella, algo la hacía aceptar que lo mejor era ayudar a ese despistado e ingenuo chico, que aparte era su supuesto hermano- Muy bien, supongo que puedo empezar desde hoy, no quisiera que el trabajo se me acumulara.

El peli-gris sonrió complacido ante la contestación de la chica y le acercó algunos documentos para que los leyera, así pasaron algunos minutos en los cuales ambos se dedicaron a trabajar. La joven dio punto final y acabo con su trabajo, ordeno los documentos y los puso frente al mayor, descanso su cuerpo en el respaldo de la silla y fue cuando notó que aquella oficina estaba repleta de animales de peluche, que a simple vista se notaban hechos a mano.

Se levantó de su lugar y se acercó hasta una repisa que estaba abarrotada por cientos de animalitos, observo detalladamente cada uno de ellos y sonrió- ¿Usted lo hace?

-Sí, es una forma de des estresarme.

-Ya veo, son realmente lindos, en especial este oso panda, perdón este oso de arena.

-El hombre quedó sorprendido por el hecho de que aquella chiquilla no se equivocara como todos los demás al tratar de saber que animal era- si quiere puede quedárselo, además su trabajo ya está terminado así que puede ir a descansar, pronto servirán la comida.

La chica tomo entre sus manos aquel objeto y se dispuso a retirarse- sí, nos vemos más tarde.

Ya en el corredor la chica continuo caminando en dirección a los jardines, pues quería tomar aire fresco y debido a la hora, podía suponer que la pequeña Greta estaría cuidando de las flores, aun le parecía increíble como esa pequeña en tan poco tiempo se estaba ganando su cariño, no sabía si era por lo tierna y pura que era o por el hecho de que la hacía recordar cuando era pequeña, en eso estaba hasta que del otro lado del pasillo notó a una persona que se acercaba a ella.

-Buenas tardes alteza- dijo un castaño que se detuvo al verla.

-Te dije que me llamaras Naomi y me da gusto verte quisiera pedirte un favor.

-Usted dirá en que puedo servirle.

-Quisiera que me entrenaras con la espada.

Sorprendido ante la petición, el capitán miró detalladamente a quien estaba frente a él, esperando que todo fuera una broma, pero al ver la seriedad en el rostro de la chica supo que no estaba jugando-Alteza, por lo que se, Gunter le está enseñando todo lo necesario para que usted sea toda una dama de la alta sociedad mazoku y por lo que me ha dicho, usted lo está logrando, no necesita que yo la entrene en algo tan tosco como eso, para eso estamos nosotros, para protegerla y dar nuestra vida en el intento si es necesario.

Ante la respuesta recibida, la chica frunció el ceño y se acercó más a su acompañante, lo tomó de la solapa de su saco y lo miró fijamente- yo no necesito depender de nadie, tenlo claro y entiende que prefiero morir atravesada por una espada que protegida como una dama…

Notas finales:

Espero sus lindos comentarios. :D


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