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Latidos silenciosos por urahara

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Notas del capitulo: Buenas, aquí les dejo el capítulo 5, espero lo disfruten.
Sentado en mi escritorio cuando ya los alumnos de mi primera clase se habían marchado, en esa soledad que siempre estaba presente pero ahora se manifestaba más que nunca, podía rememorar una, y otra, y otra vez el mismo sueño.
Ese sueño que me hizo sentir tan acompañado y amado; pero especialmente, me hizo sentir aceptado, me hizo sentir que ya no tenía la necesidad de esconderme, porque todas esas personas a mi alrededor me apoyaban, me sonreían al verme de la mano con quien me hacia feliz, sea hombre o no, mi madre incluso se veía orgullosa.
Anhelé poder mudarme a ese sueño tan utópico, por lo que la realidad caía sobre mí pesada.
Por otro lado, esa problemática parte del sueño también rondaba en mi cabeza. Aun no podía creer quien fue al que encontré tomando mi mano.
“Mateo… ¿es eso lógico?”. Su imagen vagaba por mi mente, como alma en pena, sus ojos azules, su desordenado cabello negro y sus pecas siempre dándole un toque de inocencia. También pensaba en su sonrisa, la sonrisa de aquel sueño, no podía borrarla de mi mente , pero realmente no quería borrarla, ¿existirá realmente esa sonrisa tan sincera? ¿podía ser tan afortunado como para ser el causante de tanta felicidad, pura e inocente felicidad?
Las dudas me comían los sesos, por lo que sin más que pensar me pare bruscamente de mi asiento y me dispuse a encontrar a Mateo, y con él una respuesta a esas incógnitas.
Lo busque en el comedor, en su habitación, en los pasillos, las salas, el patio; ¡todo el maldito instituto!, pero no pude encontrarlo. Finalmente, rendido y agotado, camine por los pasillos hacia el comedor, cuando, de repente, mi atención se centro en un punto en particular, una inconfundible cabellera de risos negros: “Mateo”, pude verlo por la pequeña ventana de la puerta de la oficina del director, sentado frente al escritorio y con el ceño fruncido, mientas el director, aquel robusto y calvo sacerdote, se paseaba enfadado por toda la habitación, seguramente regañándolo.
Antes de entrar e intervenir lo observe unos segundos a través de esa pequeña ventana, por alguna extraña razón iba con el uniforme más o menos decente; camisa, corbata roja, pantalones formales grises y el suéter con la insignia del instituto, aunque de todas formas llevaba su inseparable chaqueta de cuero. Lo mire detenidamente, observe cada una de los rasgos que me habían encantado en el mundo de mis sueños, pero en ese momento, en la realidad, me sorprendí por el hecho de que no sentí nada especial o mágico como había imaginado, ni siquiera un cosquilleo en el estomago, ese sueño realmente no había cambiado mi perspectiva hacia él. “Tal vez… solo fue eso…un sueño…”
Abrí con brusquedad la puerta sin siquiera tocar, causando un sobresalto en el director, quien se veía rojo de furia.
-perdón, ¿llegue en mal momento?- dije fingiendo inocencia.
-llega usted en el momento exacto- grito aquel corpulento hombre- justamente estaba por elegir el castigo del señor Peralta, ¿alguna sugerencia?
-¿se puede saber la razón del castigo?
-ayer y desde que comenzó el año escolar ha faltado a el reforzamiento de matemáticas. Quise darle una última oportunidad, pero ayer colmo mi paciencia, ni siquiera se le vio en su habitación, quizá a donde haya ido.
-¿y es que acaso no se digno a preguntarle a él su versión de los hechos?- respondí un tanto irritado.
-bueno… no.
-pues si lo hubiera hecho, sabría que paso la tarde conmigo.
-¿perdone? ¿Cómo que paso la tarde con usted?- dijo arqueando una ceja.
- ¿Qué esta insinuando? – Tartamudee- Mateo debe permanecer en detención todas las tardes por un mes como castigo, por lo que obviamente no pudo asistir a reforzamiento.
Pude ver como mi alumno problema le dedicaba al calvo y ahora avergonzado director, una soberbia sonrisa triunfante.
-bue… yo… aun así… debe ir a reforzamiento todos los jueves en la tarde- trato de contraatacar el director.
-yo me encargare- fue lo último que dije antes de agarrar a Mateo de uno de los piercings de la oreja y arrastrarlo fuera de la oficina, a pesar de sus chillidos.
- ¡auch! Duele, ese esta recién hecho- me grito cuando lo solté al salir de la dirección.
-¡oh!, no te preocupes, no fue nada salvarte el trasero- dije sarcástico.
Mateo suspiro pesadamente agachando la cabeza, luego la levanto y me miro fijamente para decirme:
-si no fuera por ti, ya estaría expulsado, no sé porque el director se molesto tanto esta vez, solo sé que si no hubieras llegado estaría perdido. Gracias. Muchas gracias- y entonces me dedico una sonrisa, no una de sus típicas sonrisas arrogantes o de burla, si no una sonrisa sincera, sincera y cálida; y el mundo se detuvo de repente, mi corazón se salto un latido para luego comenzar a latir desesperadamente, como tratando de escapar de mi pecho para estar aun más cerca de Mateo. Esa sonrisa que ahora me dedicaba transmitía gratitud y… también transmitía… cariño, ese cariño que me hacía anhelar permanecer a un sueño, lo tenía frente a mí. Esa era una sonrisa sincera, esa era la sonrisa que me hacía sentir tan embobado… incluso tal vez… ¿enamorado? No creo, pero de lo que estaba seguro es que me gustaba ese mocoso “No puede ser, me gusta Mateo “ pensé ahora sin duda alguna “…me gusta un alumno”
Permanecí hipnotizado y sumido en mis pensamientos hasta que esa bella sonrisa se transformo, empezando a articular palabras, sabía que estaba hablándome, pero yo solo podía concentrarme en observar esos labios. Hasta que aquel hermoso gesto fue sustituido por una mueca de frustración.
-¿Gabi? ¿Me estas escuchando?
Tarde unos segundos en reaccionar:
-No. ¡Digo sí!- respondí nervioso. Hace mucho tiempo que no me gustaba nadie, parecía una quinceañera estúpida y nerviosa, muy nerviosa- ven, vamos a almorzar- sin más lo tome de la mano y corrí por los pasillos. No es como si tuviera prisa, solo quería una excusa para tomar su mano y comprobar si me transmitía el mismo cariño que en ese sueño.
Arrastre a Mateo hasta el comedor, tome dos sándwiches y nuevamente lo arrastre, esta vez hacia el salón 12, la sala de religión.
Finalmente, sentado en mi escritorio y con Mateo frente a mí adopte una actitud seria.
-¿Cómo es eso de que has faltado a tus reforzamientos?
-¿tú también me regañaras, Gabi?- dijo cansado.
-Mateo, tu sabes mejor que nadie que debes mejorar tus notas, no por nada has repetido curso dos veces.
-¿Sabes? No deberías juzgarme sin saber ¿acaso no te dignas a preguntarme mi versión de los hechos? - uso mis palabras contra mí.
-tienes razón, cuéntame.
De un momento a otro se mostró avergonzado y a la defensiva, parecía afligido por lo que diría. “¿Es mi idea o Mateo es muy bipolar?”
-dijiste que hablaríamos de eso en la tarde- con esas palabras entendí que no era simple rebeldía lo que impulsaba sus actos, que existía una razón más profunda para todo y que lamentablemente tendría que esperar para recibir una respuesta.
-muy bien, luego hablaremos de eso, ahora come- dije entregándole un sándwich junto a una de mis mejores sonrisas, eso hizo que sus hombros y mueca tensa se relajar y él también me regalara una sonrisa de agradecimiento, la cual guarde en mis recuerdos junto a su primer cumplido y ese sueño.
-y bien… ya sé que no te gustan las matemáticas y la religión ¿Qué materia te gusta?- no podía evitar preguntar, ese día había nacido en mi un incontrolable impulso de saber más y más cosas sobre él.
-me gusta biología, pero la que más me gusta es lenguaje- dijo dándole la primera mordida a su sándwich de atún con mayonesa.
-¿te gusta leer?-el solo asintió ya que tenia la boca llena-¿Qué tipo de libros?- pregunte emocionado, ya que yo también era un gran fan de la lectura.
-lo que más leo es drama.
-¡No! Odio el drama-dije con un puchero.
-¿y por qué?
-me meto mucho en el personaje, así que el drama me angustia mucho ¡no soporto la tensión! Por eso prefiero las novelas policiacas, donde el asesinato ocurre al principio- el solo rio y dijo bajito “eres adorable”, lo que lejos de molestarme, me hizo sentir genial.
Nos la pasamos el resto del horario del almuerzo charlando de simples cosas triviales y haciendo varias preguntas sin mucho sentido.
Así descubrí que el color favorito de Mateo era el morado, su comida favorita las hamburguesas, que le gusta la música, los perros, la comida casera, la playa, pintar, el chocolate y también me relato cada una de las cosas que odiaba del instituto, que realmente son muchas, pero aun así me dedique a guardar toda esa información en un nuevo y enorme almacén en mi cerebro que decía en letras grandes “MATEO”.
Así como yo le conté que mi color favorito era el verde, amaba la pizza que también me gustaban los perros, la comida casera y el chocolate, especialmente el artesanal; pero que nunca había ido a la playa y que no podía dibujar bien ni un círculo, aunque sí que era bueno tocando el piano; también que lo único que me molestaba del instituto eran sus horarios, ya que siempre me quedaba dormido.
Finamente mi alumno problema, muy a su pesar, tuvo que ir a sus clases de matemáticas y yo me quede esperando a mi próxima clase, con Mateo rondando mi cabeza, otra vez. Me mantuve preguntándome que hablaríamos más tarde sin que ninguna idea clara llegara a mi mente.
Después de la clase me encontraba corrigiendo algunas pruebas en la sala mientras esperaba a Mateo cuando escuche que alguien tocaba la puerta. “¿Mateo tocando la puerta? No lo creo”
-pase- dije y pude ver como la delgada figura de Lucas se asomaba tímida por el umbral de la puerta, con su cabello castaño amarrado en una pequeña coleta enmarcando sus tiernas mejillas y enormes ojos grises.
-permiso – susurro.
-oh, adelante Lucas, ¿pasa algo?
-sí, yo quería hablar con usted, recuerda… -comenzó, pero en ese momento llego Mateo, quien pareció sorprenderse e incluso molesto por la presencia de Lucas, y no se tomo la molestia de fingir lo contrario- emm… bueno, mejor hablamos otro día, ¿le parece el fin de semana?
-sí claro, puedes ir a verme a la iglesia cuando quieras.
-¿seguro?, ¿no estará muy ocupado?
-para nada Lucas, siempre tengo tiempo para mis alumnos.
-muy bien, adiós Padre Gabriel, adiós Mateo. Ah y gracias por su tiempo- dijo finalmente antes de salir casi huyendo de la mirada fija de Mateo. Yo solo suspire por lo preocupado que sentía por mi alumno.
-¿y ese suspiro, Gabi? ¿No estarás enamorado de tu alumnito?- esas palabras detonaron mi nerviosismo, las manos comenzaron a sudarme y a temblar, y mi cuerpo se tenso completamente “¿Cómo se dio cuenta?” pensé “si ni siquiera yo me había dado cuenta de mis sentimientos por Mateo hasta hoy”
-N-no sé de lo que hablas Mateo- tartamudee- yo…
-no trates de mentirme, ese suspiro me dice que te gusta Lucas.
-¿Lucas?- al darme cuenta de mi error estalle en risa “¿Cree que me gusta Lucas?”- de que hablas, no me gusta, ¿Qué acaso tengo cara de pedófilo?
Sé lo que están pensando: “Gabriel, en teoría sí eres un pedófilo, te gusta Mateo ¿recuerdas?” y debo decirles que están en un error, deben recordar que él tiene VEINTE A—OS, así que mis sentimientos son completamente legales, al menos para el estado, porque si el director llegara a enterarse… ese sí sería un problema.
-bueno, pues con ese suspiro pareciera que te gustara.
-solo me preocupo por él.
-me huele a favoritismo.
-No es eso, solo quiero protegerlo, es muy inocente, lo que es poco común a su edad.
-claro, es porque él no tuvo la obligación de madurar, todo se le fue entregado.
- supongo que de eso querrás hablarme hoy, de cómo fuiste obligado a madurar.
-sí- contesto firmemente.
-toma asiento entonces- decidí adoptar una postura un tanto más profesional.
-antes de empezar debes saber algunas cosas; primero, no quiero preguntas, yo te diré lo que quiera decirte; segundo, no te cuento esto para que hagas algo al respecto o sientas pena por mí; y tercero, eres al primero que le hablo de esto, espero no arrepentirme de esa decisión.
-en ese caso, gracias por confiarme esto.
-muy bien, voy a contarte cómo es que fui traicionado, repelido y abandonada gracias a lo que soy, o tal vez gracias a lo que la gente a mi alrededor es.
Notas finales: Bueno, eso sería todo por esta semana, sé que es más corto de lo que acostumbro hacer, pero quiero reservar todo el siguiente capítulo para el pasado de Mateo, además que me esta costando bastante explicarme bien respecto a eso.
Sobre el tema del capítulo, como vieron a Gabi le gusta Mateo, pero aun es un sentimiento que apenas empieza, aunque debo advertir desde ya que Gabriel es muy sensible y “romántico” se podría decir.
¿Qué les pareció? ¿Qué opinan de las diferentes sonrisas de Mateo? ¿Qué creen que tiene para decir?
De nuevo muchas gracias por tomarse el tiempo de leer, espero recibirnos sus reviews y nos vemos el próximo sábado.

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