Baekhyun se encontraba en la casa de Kyungsoo. Sabía que lo peor aún no había llegado. Faltaba decírselo a Sooman. Quién sabía cómo iba a reaccionar. Desde llorar, hasta golpearlo o celebrar… Dependía de su estado de ánimo. O de la cantidad de alcohol en sangre. El pequeño rubio decidió que, por el momento, lo mejor sería quedarse en la casa de Kyungsoo. A pesar de que sabía que si no aparecía después de mucho tiempo en la casa, todo sería peor. Ahora un infierno estaba amenazando con golpear la vida de Baekhyun.
Ese día no fue a la escuela. Se quedó solo en la casa de Kyungsoo, abrazando un oso de peluche que no le había dado a Taehyung. Tenía su teléfono celular en la mano, esperando a la llamada de su hermanito, o del tal oficial Kim, que le avisara que el avión o Jessica, había sido encontrado. Pero no pasó. Tampoco era un sueño. De ahora en más, Baekhyun estaba solo, en las garras de Sooman. Kyungsoo obviamente le había ofrecido quedarse a vivir con él. Pero el rubio sabía que era más probable que llegara Sooman y creara conflictos, a librarse de ese horrible hombre. No podía llevarle problemas a Kyungsoo. El ojón tenía su vida con sus problemas y Baekhyun tenía que resolver los suyos por su cuenta. A pesar de saber que podría terminar muerto en manos de Sooman en cualquier momento.
Todos esos pensamientos despejaron la mente del rubio, cuando su teléfono comenzó a sonar. Era un número desconocido. Baekhyun respondió dubitativo. Pero finalmente, era Taehyung. Aparentemente sus abuelos ya lo habían recibido, y él no tenía ningún tipo de inconveniente más que extrañarlo. Hablaron durante varios minutos sobre cómo serían las cosas a partir de ese momento. Taehyung sólo podía llamarlo en ciertos horarios, y, de preferencia, sólo llamaría una vez a día. Baekhyun sabía que su hermanito pronto lograría adaptarse a su nueva vida. El pequeño siempre había sido muy fuerte, a pesar de ser un niño.
***
Taehyung estaba en el que, de ahora en más, sería su cuarto. Ordenaba la ropa de cama que le habían dado sus abuelos. De vez en cuando se ponía pensar en su hermano, en su mamá e, incluso, en sus amigos, y sentía ganas de llorar. Intentaba mostrarse fuerte. No quería preocupar a Baekhyun y, de ahora en más, él tendría que aprender a valerse, básicamente, por sí mismo. Tanto su abuela como su abuelo estaban muy tristes, al igual que él. No era de extrañar. Eran sus abuelos maternos. Acababan de perder a su hija, pero las palabras que le habían dicho nada más al verlo, lo reconfortaron: “Incluso si Jessica se fue, al menos, tenemos a su viva imagen.”. Eso lo había dicho su abuelo. Su abuela apenas y podía contener las lágrimas.
Cuando terminó de acomodar su habitación, se tiró en la cama, intentando conciliar el sueño. Hacía demasiado que no podía dormir. Sentía las bolsas debajo de sus ojos. El sueño se apoderaba de sus expresiones, dándole una imagen realmente demacrada. Como si eso no fuera poco, ahora, además, debía cargar con el miedo de haber dejado a Baekhyun solo con Sooman. Ese maldito debía de estar haciéndole la vida imposible a su hermano. Las ganas de llorar lo invadieron. Tuvo que morder fuertemente su labio inferior para luchar con ese sentimiento de culpa que se apoderaba de él a cada rato. Quería hablar sin parar con su hermano. Pero sabía que no podía. Además, al día siguiente ya comenzaría la escuela allí. De hecho, habían contratado una maestra particular que le pudiera enseñar lo de la escuela e inglés al mismo tiempo. Él no sabía ni una palabra en inglés. Tampoco jamás creyó que fuera necesario hacerlo.
***
La tarde de ese mismo día, Baekhyun volvió a su casa. Antes de que volviera su mejor amigo de la escuela, ya que sabía que su amigo no lo dejaría ir de enterarse sus intenciones. Intentó entrar sin hacer ruido. Con un poco de suerte, Sooman estaría dormido… o inconsciente debido a otra de sus borracheras. Pero no. No tuvo tanta suerte. Sooman lo estaba esperando en el salón, mirando la televisión. Y las cosas empeoraban: estaba consciente, pero borracho. Eso sólo lo hacía el doble de peligroso.
Baekhyun miró tenebroso los furiosos ojos de ese enorme hombre. Al ver el cinturón en la mano de Sooman, sabía que no había escapatoria. Desesperadamente, intentó explicarle lo que había sucedido. Sooman ya sabía lo de Jessica. Pero su furia aumentó cuando le preguntó por Taehyung: “Taehyung está ya muy lejos de acá”. Esas habían sido las exactas palabras recitadas por Baekhyun. Sooman acorraló al niño contra la pared. De un certero golpe en el estómago cayó directo al suelo. Sooman levantó la remera de Baekhyun y comenzó a darle golpes con su cinturón.
La tortura fue mucho más allá que eso. Para cuando Sooman se cansó de golpearlo, Baekhyun apenas podía dar interrumpidas bocanadas de aire. Sentía la sangre en su boca. Probablemente ese fuera su último suspiro. Baekhyun sólo deseaba que todo ese dolor finalmente se acabara. Creía que podía cerrar los ojos y acabar con el dolor. Ni siquiera podía moverse. El dolor se extendía por todo su cuerpo y sentía que sería la última vez viendo esos ojos rabiosos. Deseaba que así fuera. Sentía ganas de tomar un cuchillo y acabar con su sufrimiento. Matándose a sí, o matando a Sooman. Ya no le podía importar menos.
Por un momento sintió que alguien podría entrar, rescatarlo, golpear a Sooman, salvarlo de ese infierno y comenzaría una historia de amor, como en uno de esos dramas que tanto le gustaban ver a Jessica. Pero no fue así. En cambio, sólo consiguió pasar toda la noche allí, con frío y sin poder moverse. Con un dolor recorriéndole hasta la más ínfima parte de su cuerpo.
Al día siguiente, Sooman volvió de sus típicas salidas. Volvió igual de borracho que siempre. Y Baekhyun seguía allí tirado. Sooman, con toda la frialdad del mundo, vació una botella de alcohol sobre el niño, obligándolo a levantarse. Con un terrible dolor, Baekhyun subió las escaleras para llegar al baño. De alguna manera que él no sabía, logró llenar la bañadera con agua caliente. Se metió entre quejidos y buscó por todos los métodos sacarse ese olor terrible a alcohol.
Cuando por fin lo logró, salió del baño y se puso su sucio y rasgado uniforme. Al menos ese día, debía ir a la escuela. Aunque esa no fuera le mejor idea. Pero era una manera de alejarse de Sooman y con eso era suficiente motivación.
Llegó un poco tarde. No pudo importarle menos. Entró directamente al aula, donde estaban sus mejores amigos ya en clase. Todos soltaron al mismo tiempo un jadeo de asombro. Baekhyun sabía muy bien a qué se debía: tenía moretones en toda la cara y el cuerpo. Además, su uniforme estaba en calamitosas condiciones. Kyungsoo se acercó corriendo a él y tomó la mochila de su amigo. Baekhyun, en ese momento, se desmayó. El profesor llamó urgentemente a una ambulancia, que no tardó en llegar. Se llevaron a Baekhyun al hospital con insuficiencia respiratoria.
Cuando Baekhyun llegó, tuvieron que reanimarlo. Tenía daños en los pulmones y en otros órganos internos. De milagro había logrado sobrevivir la noche anterior. Los médicos aún no se explicaban cómo había sobrevivido tanto tiempo en esa condición.
Llamaron, evidentemente, a su tutor a cargo. Sooman llegó de uniforme y sobrio. Baekhyun lo odió más que nunca. Interrogaron al hombre y al niño. Ambos dijeron lo mismo. Sooman no había tenido nada que ver en ese asunto. Sooman lo dijo para salvar su pellejo. Baekhyun, para salvar el de su hermano.
Kyungsoo no se explicaba la actitud de Baekhyun. No entendía por qué se sometía a tanto dolor, cuando podría haberlo demandado miles de veces. No lo sabía. Quería entenderlo. Pese a que Baekhyun siempre le decía lo mismo: “lo hago porque es lo mejor para Taehyung”; Y Kyungsoo siempre le respondía lo mismo: “¿Cómo puede ser lo mejor para Tae, que golpeen a su hermano cada maldito día?”. Siempre era lo mismo. Cada día sufrimiento y dolor. Pero, lo que era peor, al menos para Kyungsoo, cada día había resignación por parte de Baekhyun, que se dejaba maltratar. Él intentaba ayudarlo, pero cada vez se le hacía más y más difícil tolerar ver a su amigo con constantes golpes en la piel. Sin embargo, si Baekhyun no hablaba, no podían hacer nada. Estúpido gobierno. Algo tan obvio, pero dejaban que pasase…