Conversación pendiente
Sesshomaru no se alejó de su lugar en ningún momento. Los bebés ya no lloraban y lo más probable es que estuvieran durmiendo ya.
Minato no dejaba de mirar a los bebés, que en efecto, se estaban quedando dormidos poco a poco. Se volteó para ver a su pareja y lo admiró por unos segundos. El sol del atardecer le estaba dando por uno de los costados, transformando sus tonos normales en unos más cálidos, entre rojizos y dorados. Parecía una deidad y entendió que cada día que pasaba, Sesshomaru le gustaba más. Se acercó un poco, pero la voz del menor lo detuvo.
-Me voy.
Las palabras fueron tajantes y precisas, no dejaban lugar a preguntas tontas y Minato lo sabía, pero también sabía que no lo dejaría ir tan fácil.
- ¿Qué es lo que te molesta más, Sesshomaru? -Se paró a su lado y le habló fuertemente- ¿Qué no haya hecho lo que tú me dijiste? ¿O que alguien más fuera capaz de ayudar a Inuyasha aparte de ti?
El menor se volteó furioso y lo miró de manera irascible. Caminó directamente a la cuna y estuvo a punto de tomar a su hermanito en brazos, pero Minato fue más rápido y llegó a su lado para atacarlo de la única manera que sabía, no lo dejaría con mayores objeciones. Lo besó.
Sesshomaru se retorció entre los brazos del mayor, pero poco podía hacer cuando su cerebro empezaba a dejar de funcionar a causa de la lengua que se movía en el interior de su boca. Lentamente empezó a relajarse, por lo menos para disfrutar del beso. Pasó sus pálidas manos por el cuello de Minato, metiendo sus dedos por entre el cabello rubio del hombre que lo desconcertaba tanto. No pudo evitar en gemido frustrado que salió de su garganta, al percibir que el contacto se había perdido. Pero en cambio sintió como lo abrazaba y lo acercaba por la cintura y cargaba su frente sobre la de él.
-Por favor, sólo quiero saber por que estas tan exaltado ante la idea de que alguien se acerque a Inu-chan.
Sesshomaru quería gritarle algo grosero, pero se contuvo, prefirió cerrar los ojos para no mirar los azules de Minato, de manera tan directa.
-Por mi padre -le dijo finalmente-. Cuando me dijo que tendría otro hijo, me sentí diferente, pero creo que cuando supe que era un hibrido, mi orgullo se sintió herido. No quería aceptar la situación de que fuera a tener que compartir mi sangre con un ser que también llevaba sangre humana.
-¿Crees que eso es malo para ti? -Le preguntó acariciando su espalda sin dejar que se alejara en ningún momento.
-No. No quiero que ningún humano más se le acerque, no quiero que empiece a comportarse como un humano débil y que en algún momento mi misión se vea truncada.
-Veo. Lo que te preocupa es que Inu-chan se convierta en un ser demasiado dependiente y que al final tú tengas que cargar toda tu vida con él.
-Tampoco es eso, Minato -le dijo irritado-. No quiero que en algún momento muera y yo haya traicionado la confianza de mi padre.
Eso había sido más duro de lo que pensó. Nunca pensó que le diría a alguien lo que acababa de confiarle a su amante. Minato por el contrario, se sentía realmente aliviado de entender por fin lo que sentía su Se-chan.
-No te preocupes -le susurró al oído-, enseñaremos a Inu-chan a ser una persona fuerte y todo el mundo esta para protegerlo, al igual que a Naru-chan.
-Pero Naruto es tú hijo, Inuyasha se irá conmigo en cuanto…
-No -dijo tajante y volvió a besar los labios de su pareja, como si no hubiera mañana-. Tú eres mío, Sesshomaru, no dejaré que te alejes de mí, no te irás y tampoco te llevaras a mi hijo.
-Minato. Inuyasha no es tu hijo; es mi hermano.
-Eso lo puedo arreglar en unos días -vio que Sesshomaru lo miraba confuso-. Puedo tramitar los papeles y en unos días, con tu autorización, Inuyasha pasaría a ser mi hijo.
Pocas cosas podían sorprender a Sesshomaru, pero una de esas era lo que estaba pasando ahora.
-No entiendo para que.
-Al ser mi hijo, automáticamente Inuyasha pasa a ser parte de la familia del Hokage, por lo que su seguridad se vería asegurada y nadie dudaría en dar su vida por él -suspiró y guió a su amante al sillón donde se sentó y lo atrajo para sentarlo en su regazo-. Sé que es egoísta, pero he convivido con Inu-chan el mismo tiempo que con Naru-chan, no soportaría que algo les llegase a pasar, a ninguno.
Sesshomaru lo miró fijamente. No estaba seguro si lo que decía lo hacía para que no se preocupara más, pero ciertamente lo estaba consiguiendo magníficamente. Se inclinó un poco y besó los labios del rubio, con tanta pasión que el calor de su cuerpo empezó a aumentar considerablemente. Jadeó al sentir como una mano se colaba entre su ropa y comenzaban a acariciar su abdomen.
-¿Qué dices Se-chan? -Le preguntó contra su cuello, mientras lo iba besando lentamente- ¿Me dejaras ser el padre de Inuyasha?
Sesshomaru no contestó, sólo gimió más fuerte y se aferró a su amante. En estos momentos era capaz de hacer cualquier cosa, por lo que simplemente se dedicó a disfrutar, pero cuando las cosas estaban comenzando a ponerse mejor, el llanto de los bebés, los sacó inmediatamente de su burbuja de pasión. Minato gimió sonoramente apretando el cuerpo de Sesshomaru contra él, en muestra de su frustración. Sesshomaru sólo sonrió de lado.
-Ve a ver a tus hijos. Seguramente quieren esa cosa que les dejó tu alumna.
En ese momento Minato se paró tan rápido que estuvo a punto de tirar a Sesshomaru.
- ¿Me darás tu autorización? -Preguntó impactado.
-Si con eso consigo que este a salvo… sí, te daré mi autorización para que sea tu hijo.
Minato lo atrajo nuevamente y lo volvió a besar. Esta vez con más pasión.
Sesshomaru se dijo a si mismo que si cada vez que autorizaba a Minato a hacer algo que deseara iba a responder de esa manera, no tenía ningún problema a autorizarlo en lo que fuera. Lo que no sabía es que Minato también quería otro papá para sus hijos y para eso tenía a un hermoso joven en mente, justamente el dueño de los labios que estaba degustando ahora.
Continuará...