Aceptación
Sesshomaru lo miró. El tipo en si no le daba para nada confianza, ni la más mínima y verlo así, tratando de que lo dejara ayudarlo… realmente no le impresionaba.
-¿Qué me dices?
El mocoso no daba su brazo a torcer y sentía lastima del pobre bebé que descansaba al lado de su hijo, ya que obviamente Sesshomaru no tenía ni el más mínimo conocimiento sobre bebés.
-Míralo de esta manera -le dijo llamando su atención-, te ayudare en lo que tu hermanito crezca. Mi hijo es un recién nacido y supongo que… ¿Cómo se llama tu hermano?
Recién tomaba en cuenta que no tenía ni la más remota idea del nombre del bebé o su tiempo de nacido.
-Inuyasha.
Lo miraba fijamente, esperando que hiciera un movimiento errado.
-Bien, supongo que Inuyasha también tiene poco tiempo de nacido…
-Recién nacido.
Minato volvió a suspirara, el tono que ocupaba el joven era notoriamente molesto y él sólo quería que se calmara un poco y bajara algo sus defensas, para, por lo menor, tratar de solucionar su situación.
-Aun mejor -dijo alegre, aunque sólo por fuera-, si me dejas ayudarte no será tan difícil para ti y tu hermanito se vera beneficiado.
Sesshomaru lo miró fijamente y tratando de analizarlo, ¿Qué demonios le interesa lo que me pase o le pase al mocoso?
-Tendríamos que pedirle ayuda a una de las mujeres…
-No, ninguna humana se le va a acercar.
Su tono no dejaba espacio a la duda, era de ese modo o no se hacía.
-Bien. Entonces te tendrás que quedar todos los días aquí en el despacho con los bebés, por que si no lo notaste mi aldea esta en destrucción y debo hacerme cargo de las cosas y tú no podrás hacerte cargo de ambos al mismo tiempo.
Minato esperaba que con eso el joven se relajara un poco y aceptara el que le pidieran ayuda a alguna de las mujeres del pueblo, pero se equivocó.
-Bien.
Sesshomaru no dijo nada más. Era lógico que no dejara que una humana estuviera cerca del mocoso y mucho menos se quedaría con los dos ¿Por qué debería? Así que la opción de quedarse en esa habitación por un tiempo, por lo menos hasta que el mocoso fuese lo suficientemente fuerte como para que son se le muriera en el bosque. Luego de eso se irían de ahí y le enseñaría como ser un guerrero y como no dejar que nadie los mirara en menos.
Minato quería darse de golpes contra la muralla ¿Quién me manda a ser tan “generoso”? Pero ya lo había dicho y Sesshomaru le había salvado la vida. Si no fuera por él ahora estaría viviendo en los dominios del Shinigami.
-Ok -se dejó caer en el sillón que estaba tras él-. Se hará como lo dije. Te quedaras aquí de día para que vigilemos a los niños y de noche… -esa parte no la había pensado. No se le ocurría donde podría dejar al chico con el bebé.-Creo que podrían quedarse en mi casa por un tiempo, por lo menos en lo que buscamos otro lugar.
No era una mala idea. Tomando en cuenta los nulos conocimientos de Sesshomaru en lo que cuidar a un bebé se trata. Sería bueno tenerlos cerca.
-¿Qué te parece?
Sesshomaru se lo pensó. Le desagradaba tener que depender tanto de una persona, aunque esa persona se lo ofreciera tan abiertamente. El era un demonio y tendría que vivir día y noche con esos humanos, por lo menos el tiempo que necesitara el mocoso para ganar fuerzas. No le quedaban muchas opciones.
-Este bien, me quedare en tu casa el tiempo que haga falta.
El trato estaba hecho. Sesshomaru e Inuyasha vivirían en casa de los Namikaze por el tiempo necesario ¿Qué tanto podría ser?
Continuará...