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Dame tu amor y otra oportunidad por Majo Walles

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Primera semana

 

 

-Hokage… sama -trató de saludar un ninja al entrar en la oficina de su líder.

La situación era demasiado bizarra.

Minato estaba fulminando al muchachito al que había dado asilo en la aldea y  en su casa. El muchacho en si, también respondía desafiante a la mirada que le lanzaba el rubio. Los bebés estaban en una cuna que había sido puesta ahí por pedido del rubio y sólo miraban de uno al otro, divertidos por verlos en tales condiciones.

-¿Podría saber que pasó aquí? -preguntó el hombre en la puerta, llamando la atención de los otros dos.

Sesshomaru sólo bufó y tomó a Inuyasha en brazos para tratar de terminar lo que había empezado.

-¡Oh, Kashi-chan! -dijo el Hokage mirando a su ex alumno.

-Sensei -dijo negando y terminando de entrar en la habitación.

Vio que la condición de los otros dos era realmente divertida.

Minato tenía la cara blanca por los polvos que llevaba encima, al igual que Sesshomaru, los bebés, el piso, la muralla, la cuna…

En resumen, la habitación estaba completamente destrozada.

-¿Problemas con los bebés?

-No, para nada -dijo cogiendo a Naruto que estiraba sus brasitos-. Inu-chan y Naru-chan son unos soles.

-O sea que el problema soy yo -le dijo el menor desafiándolo con la mirada.

-No, pero sería muy satisfactorio el verte ayudar un poco -le dijo acercándose al igual que el otro.

-No voy a hacer lo que tú quieras.

-Entonces déjame llamar a alguien que nos ayude.

-No dejaré que ninguna de esas humanas se le acerquen.

-¡Entonces ayuda!

-¡No me grites!

Kakashi sólo suspiró resignado. Normalmente su sensei se metía en dificultades por lo mismo. Nunca dejaba que los demás hicieran algo y listo. No, a él le gustaba saberlo todo.

-Parecen un matrimonio -dijo saliendo del lugar, luego de haber dejado el pergamino que traía, sobre el escritorio.

Minato quedó congelado en su puesto y se dedicó a fulminar la puerta por donde había salido su “querido” alumno.

Sesshomaru también fulminaba la puerta, pero también daba miradas cargadas de rabia contra el rubio.

-Si dejaras que las trajera… -dijo el mayor, ya más calmado.

-Haz lo que quieras, pero si alguien más se hace cargo del mocoso yo me voy.

Sesshomaru era tajante, no dejaría que nadie pasara por encima de él.

Minato suspiró por enésima vez en el día y depositó a su hijo en la cuna, para terminar de ponerle el pañal.

-¿Sabes que puedes ser realmente molesto a veces?

Sesshomaru tuvo la tentativa de molestarlo, pero se limitó a imitar los movimientos del hombre y tratar de terminar él lo que el rubio había empezado.

Minato fue consiente de lo que hacía Sesshomaru, al parecer odiaba tanto la idea de que otro humano estuviera cerca, que era capas de cambiar él mismo los pañales de su hermano.

-¿Por qué te molesta tanto el que quiera traer una mujer para que nos ayude?

Sesshomaru lo miró, pero no respondió nada, sólo siguió con lo suyo y cuando terminó, al mismo tiempo que Minato, dejó a bebé en la cuna y se alejó.

Minato analizaba cada paso que daba el menor. Habían estado toda esa semana en las mismas condiciones. Trataba de enseñarle lo poco que él sabía de bebés. Sesshomaru trataba de no reclamar cada vez que le sugería algo, pero normalmente terminaban fulminándose con la mirada.

Sesshomaru vio cuando el rubio terminó de dar de beber la leche a los bebés y como lentamente los dos empezaban a cerrar sus ojos. Pensó que quizás sería bueno ayudarlo en eso, pero en otro momento, ahora quería calmarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Continuará...


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