No importa cuantas veces lo intentara, simplemente no podía concentrarse en su meditación, no estaba agotado físicamente pero su mente ya no podía con más de aquellos pensamientos hacia el menor.
Piccolo abrió los ojos, se encontraba sentado dentro de la cueva, lo único que se veía era la entrada de ésta que dejaba entrar un poco de la luz de las estrellas.
El namekiano se puso de pie y se acercó a la entrada, aquel aire fresco soplaba chocando con su rostro en una brisa helada. Inhaló profundo, mirando aquel cielo lleno de luces que brillaban asemejándose a joyas preciosas.
Piccolo salió en busca de agua, sentía su garganta algo reseca, simplemente buscaría un rio cerca.
Caminó un poco, llegando a un bosque que daba hacia unas montañas rocosas, a la orilla de éste pasaba un pequeño riachuelo, para su buena suerte aquella agua era dulce y cristalina.
Se inclino y tomó un poco con su mano para depositarla en su boca, el agua se deslizaba como seda por su garganta, refrescándolo por completo. Aquella sensación rasposa se había ido, sin mas que hacer, pensaba en irse, pero algo le llamó la atención del otro lado del riachuelo, una figura entre aquellas montañas.
Por un momento pensó en dejar de lado aquello y retirarse, pero la curiosidad invadió su cuerpo.
Se elevó un poco para cruzar el riachuelo, después descendió a aquel suelo rocoso dando algunos pasos hacia aquellas rocas entre las cuales se podían distinguir esa figura acostada.
El viento comenzó a soplar más fuerte, al acercarse más pudo darse cuenta de que aquella figura se trataba de un cuerpo, sus ojos se abrieron a más no poder al darse cuenta de quien era, no podía confundirse, aquella cabellera negra tan familiar y ese rostro risueño eran de Gohan.
-¡Gohan!- Piccolo se acercó con rapidez, agachándose para poder ver mejor al joven. Su mano toco la mejilla del pelinegro y al sentirlo se asustó, estaba demasiado frío. -¿Qué te sucedió Gohan?
El de piel verdosa lo cargó y se lo llevó hasta la cueva dónde se había estado quedando. Se quitó la capa dejándola en el suelo y depositando al joven sobre ella.
Salió un momento en busca de leña para hacer una fogata, le preocupaba lo frío que estaba el joven, hasta que escuchó su estómago sonar, por lo que pensó que sería buena idea buscar algo de comer para Gohan mientras éste dormía.
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-"Tengo frío. ¿Sigo entre aquellas rocas? Tal vez el señor Piccolo no me quiere ver, no hay nadie que me ayude...pero, no puedo equivocarme, siento como un calor me envuelve, se siente tan bien, puede que sea mi imaginación pero escuché su voz llamándome, tal vez solo es una alucinación mia."
Los ojos del joven comenzaron a abrirse, parpadeó un par de veces antes de incorporarse, lo primero que vio fue el techo de la cueva, sentía como el calor de la fogata llegaba a él, giro su cabeza y vio que todo lo que iluminaba esa cueva era aquel fuego, se sentó y se pudo dar cuenta de que estaba encima de la capa de su maestro, lo buscó con la mirada pero se encontraba solo.
-¿Él me trajo aquí?
-Me alegra ver que ya estas despierto.- Gohan volteó de inmediato a ver la entrada de la cueva, esa voz ronca la conocía perfectamente.
-Señor Piccolo.
-¿Cómo te sientes?- el de piel verdosa dejo algunas frutas cerca de la fogata y se acercó al joven, tocando con su mano la frente éste, al parecer su temperatura ya se estaba estabilizando, eso lo hizo sentir más tranquilo.
Gohan no podía contestar, aquel tacto lo puso nervioso, sus mejillas no pudieron evitar un leve sonrojo.
-¿Usted me recogió?- el joven ñudo articular aquellas palabras al momento en que el namekiano se sentó frente a él.
-Si, te encontré tirado. ¿Qué es lo que estabas haciendo Gohan? Tu cuerpo estaba helado, y por lo que supongo no has comido nada.
-Lo siento.- el joven agachó la cabeza.- Pero, lo estaba buscando.
Piccolo se sorprendió por aquella confesión. ¿El pelinegro lo buscaba? ¿Para qué? ¿Acaso venía a decirle lo mucho que lo odiaba ahora?
Comenzó a sentirse nervioso y preocupado, sabía que su acto tendría consecuencias y era inevitable que el joven reclamase por aquel beso que le robo.
-¿Para que me buscabas Gohan?- no quería tener más la duda, si le diría algo doloroso pensaba que lo mejor era que se lo dijera de una vez, entre más rápido mejor, así podría tratar de combatir el dolor de sus reclamos.
-Yo...- el joven estaba algo nervioso, no sabía si preguntar, tenía miedo de la respuesta, pero que más daba ahora, no podía acobardarse ya estando frente a él.- ¿Porqué me besó y después se fue?- esos orbes negros se posaron en la mirada del de piel verdosa.
Piccolo desvió su mirada, no se sentía digno de aquellos ojos negros, sentía vergüenza de sus actos.
-Gohan, de verdad lo lamento, lamento haber actuado así. Mi intención nunca fue perturbarte de esa manera. Por favor solo olvida lo que sucedió, yo no volveré a actuar de ese modo.
Gohan frunció un poco el ceño al escuchar eso último.
-Solo dígame por favor ¿Porqué huyó? ¿Acaso le desagrado?
-¿Qué?- Piccolo se sentía confundido ante las palabras del joven, hasta podría decir que las decía con un poco de enojo en ellas. ¿Es que acaso no debería odiarme? Es lo que pensaba el namekiano.
-¿Me odia?
-Yo no te odio Gohan.
-¿Entonces porqué dijo que no lo volverá a hacer?- Gohan ya no estaba consciente de sus palabras, se estaba dejando llevar por aquellos sentimientos que tenía guardados, no los comprendía a la perfección pero no quería que el namekiano le negara aquel acto que tanto le había gustado.
-Goh..Mmnn - el de piel verdosa fue callado por aquellos labios del joven que impactaron contra los suyos con un poco de brusquedad y desesperación.
Piccolo lo alejó un poco logrando despegar sus labios de los del joven.
-Por favor ya no se vaya.- con eso volvió a unir sus bocas, su voz sonaba más como súplica , el de piel verdosa estaba impactado, pero en el fondo se regocijaba de felicidad por las palabras del joven.
Sus ojos se estaban cerrando, dejándose llevar por aquel cosquilleo agradable que invadía su cuerpo, ese beso era correspondido. Sus bocas se movían masajeándose con la del otro, sus respiraciones se hacían aceleradas.
Gohan se acercaba más al cuerpo de su maestro, sentándose prácticamente encima de las piernas cruzadas de éste, rodeando con sus brazos el cuello del mayor.
Pequeños gemidos salían de su boca ahogándose en la del namekiano. Sus cuerpos empezaron a emanar un poco mas de calor, Gohan era presa del placer y quería aventurarse a más, por lo que en un movimiento adentró su lengua a aquella cavidad húmeda del mayor, Piccolo abrió los ojos ante éste acto y con la poca cordura que le quedaba alejó al menor de él.
El respirar de ambos era agitado, el aire en sus pulmones trataba de regresar.
-¿Porqué me alejó?- el joven hablaba con un poco de tristeza.
-Gohan, no esta bien esto.
-¿Porqué?
-Por que eres un niño.
- ¿Sólo es por que soy un niño?
-No solo eso Gohan, se supone que te cuidaría no que me aprovecharía de ti.
-Usted no se está aprovechando de mi. Yo lo quiero señor Piccolo.- Gohan se abalanzó para abrazar al namekiano, Piccolo rodeó con sus brazos al joven, no le gustaba verlo de esa manera.
No lo soportaba, abrazó con mas fuerza al joven y le dio un beso en la cabeza.
-No te pongas así Gohan. - Piccolo dio un gran suspiro, en realidad él también quería estar de ese modo con el joven, pero seguía pensando que no era correcto.
-¿Y si lo hacemos en secreto? - el joven hablaba aun hundiendo su cabeza en el pecho del mayor, simplemente el de piel verdosa no creía estar escuchando aquellas palabras de parte de Gohan. - Si nadie se entera entonces ni estará mal.
El joven se separó y miro con aquellos ojos aun cristalinos por las lagrimas al namekiano, éste simplemente no podía dejar de ver esa mirada decidida.
-Por favor. - era imposible para el namekiano no cumplir esa suplica, no podía engañar a nadie, él tambien lo deseaba.
-De acuerdo.
Solo esas dos palabras le sacaron una enorme sonrisa al joven, un par de lágrimas rodearon aquellas mejillas, estaba sumamente feliz.
-Gracias señor Piccolo.
Ambos se miraron por un momento, acercando lentamente sus rostros y juntaron sus labios en aquel primer beso de esa relación en secreto.