Feliz era decir poco de como se sentía el joven pelinegro en estos momentos, un calor envolvía su cuerpo de una manera placentera.
En estos instantes se encontraba en su habitación acostado boca arriba, el de piel verdosa lo convenció en la cueva para que regresase a su hogar.
Su rostro tenía aquella sonrisa boba que cualquiera podría descifrar. Todo le parecía hermoso en ese momento, no podía dejar de pensar en aquel beso que se dieron en la cueva.
-Ya quiero que amanezca. - Gohan sólo esperaba el nuevo dia para ver al de piel verdosa.
Esos nervios que había tenido todos esos días ahora los comprendía, simplemente le gustaba su maestro y agradecía que él lo haya aceptado para estar juntos.
El joven no dejó de pensar en todo eso hasta quedar profundamente dormido.
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El sol iluminaba todo a su paso, dejando que esos rayos dieran contra aquella cueva donde aún se hallaba el de piel verdosa, después de lo sucedido no se fue de ahí, principalmente por que pensaba que ya era tarde para ir al templo y temia haber sido visto por Dende, esperaba que el joven namekiano no lo haya observado cuando estaba besándose con el pelinegro.
Piccolo se asomó por la entrada de la cueva estirándose y respirando el aire fresco. Su rostro no lo demostraba pero se sentía extremadamente feliz. Haber sido correspondido hacia que un calor en su interior recorriera su cuerpo por completo.
Sin embargo el sentimiento de culpa no salia de su mente, movió bruscamente su cabeza de lado, tenía que dejar aquel remordimiento atrás, después de todo el joven lo correspondía y la relación iba a ser en secreto.
Después de un rato emprendió vuelo, tenía que ir al templo a cambiarse sus ropas, quería estar aseado para el joven que vería mas tarde.
-Señor Piccolo, me alegra que esté aquí. Me tenía preocupado.- Dende se acercó al mayor en cuanto éste toco el piso del templo.
-Hola Dende, no tienes de que estar preocupado, solo decidi pasar la noche fuera.
-Si, pero...-el joven parecía estar abrumado por la pequeña ausencia del mayor.
-Todo esta bien, iré a cambiarme.- Con eso el mayor de ambos se fue al interior de las habitaciones, dejando a Dende solo.
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-La comida estuvo deliciosa mamá. - el joven se puso de pie, se disponía a salir de la casa pero la voz de su madre lo detuvo.
-Gohan espera un momento.- la mujer se paró para ir hasta donde había ido su hijo.
-¿Si mamá?
-Gohan, quisiera que hoy fueras conmigo a comprar algunas cosas a la capital. Quiero ver algo de ropa para el bebé y de paso compramos para ti, no se si ya te hayas dado cuenta pero últimamente he visto que estas más alto.
-¿Más alto? "Ahora que lo pienso, me gustaría poder llegar a ser más alto, lo suficiente para alcanzar al señor Piccolo sin problemas"
-Entonces ¿Qué dices?
-Claro mamá.- no podía negarse, después de todo se sentía un poco culpable por estar escapándose de casa durante esos días.
-Bien, entonces espérame un momento para que me arregle.
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-Disculpe señor Piccolo, ¿Podría ayudarme a ver la Tierra? Aun se me dificulta un poco. - Dende se acerco al mayor que al parecer meditaba.
-Esta bien Dende. - Piccolo caminó junto al otro namekiano para pararse a la orilla del templo. Ya era de tarde , por lo que tenía curiosidad de dónde podría estar Gohan como para todavía no haberlo ido a ver.
Se asomó a ver la situación de la Tierra, sin embargo su vista se detuvo al fijarse en aquel joven pelinegro.
Al parecer Gohan estaba con grandes bolsas y cajas de compras mientras su madre tomaba un descanso en una de las bancas de la plaza.
-"Ya veo, está de compras por eso no vino"
De su boca se formó una curva, no había sido plantado apropósito, eso lo tenia un poco más alegre.
-"Lo mejor será que yo vaya a verlo más tarde"
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-¿No te parece linda ésta camisa?
-Si mamá, es linda.- el joven estaba agotado, no se podía comparar con un entrenamiento pero le parecía realmente aburrido estar parado viendo ropa. - "¿Cuánto más querrá ver mi mamá? Yo que quería ver hoy al señor Piccolo"
Las compras continuaron por un par de horas más, a pesar de todo su madre tenía muchas energías, tuvieron que guardar las compras en capsulas puesto que eran demasiadas y se regresarían volando, para el joven era difícil llevar a su madre y el montón de compras juntos.
Al llegar a su casa lo primero que hizo fue ir a su habitación a recostarse en la cama.
-Ah..que aburrido es comprar.
-No me digas que ya estás cansado.
Los ojos del joven se abrieron por completo al escuchar esa voz proveniente de su ventana.
-Se..señor Piccolo.- el joven se levantó de la cama y se dirigió hacia el mayor que no pasaba del marco de la ventana.
-Hola Gohan.
-¿ Cuánto tiempo lleva ahí?
-Solo unos instantes.- ambos se miraban fijo, sentían un poco de vergüenza por lo de la noche pero aun asi sus mirada irradiaban alegría y ambos se dieron cuenta de eso.
-¿No quiere pasar?
Piccolo dudó un momento pero se adentró a aquella habitación, el joven cerró con seguro la puerta, su madre estaba cansada por las compras por lo que seguramente había ido a dormir pero era mejor prevenir.
Ambos estaban en silencio, no sabían que decir. Sorprendentemente fue Gohan quien rompió con aquel silencio.
-Perdóneme por no haber ido a verlo, pero mi mamá quería ir de compras y...
-Esta bien Gohan, lo vi todo desde el templo.
Piccolo posó su mano sobre la cabeza del joven, causándole un sonrojo al pelinegro y unas ganas intensas de unir sus labios con los del namekiano.
Gohan tragó saliva, sentía como su pulso se aceleraba solo con la presencia del mayor, lamió su labio inferior, eran demasiadas las ganas de besarlo que se elevó a la altura de su maestro y estampó sus labios de forma algo ruda.
El de piel verdosa se sorprendió por el impulso del joven pero correspondió gustoso, rodeando sus brazos por la cintura del joven mientras que Gohan envolvía los suyos en el cuello de su maestro.
El beso inició suave, solo masajeaban sus labios con los del contrario, volviéndolo más intenso con cada roce, sus bocas se separaron quedando un poco abiertas, necesitaban más, acercaron nuevamente sus rostros y el beso continuo, ahora era algo diferente, ambos querían más que solo el roce de labios.
Piccolo solo se dejo llevar e introdujo su lengua en la cavidad húmeda del joven, Gohan tembló al sentir como esa lengua suave rosaba con la suya.
Ambos exploraban la boca del contrario con movimientos lentos, sin darse cuenta sus cuerpos comenzaban a calentarse.
Gohan apretaba más sus brazos al cuello del mayor, queriendo que ese beso no se rompiese, sus cuerpos se pegaban cada vez más. Ese sonido de sus bocas retumbaba por la habitación, sus respiraciones agitadas ya estaban presentes.
El mayor rompió el beso al sentir como algo chocaba con su cuerpo cerca de su abdomen.
El joven se enojó un poco por eso, pero se dio cuenta de su erección que iba en aumento y se llenó de vergüenza, su rostro estaba completamente rojo, no podía ver al mayor a los ojos, por lo que escondió su cara en el cuello del de piel verdosa.
Piccolo se sentía un poco avergonzado también, pero de algún modo no le molestaba que esa reacción estuviese en el cuerpo del joven.
-Gohan.- después de un momento se decidió a hablar, no quería que el joven se sintiese avergonzado por una simple reacción de su cuerpo.
Piccolo se acercó a la cama y lo dejó ahí sentado.
-Gohan por favor dejame ver tu rostro.
El joven levantó su cara, sus miradas cruzaron haciendo que el pelinegro se sintiese más seguro.
-Perdón señor Piccolo, yo no quería...
-No tienes nada de que disculparte Gohan. No es algo que tu controles y lo entiendo. Pero sigo pensando que es algo pronto como para avanzar más de esto.
-Lo entiendo.- el semblante del joven estaba un poco triste ¿Porqué no se apresura a a crecer?
Piccolo se dio cuenta de que em joven estaba un poco decaído por lo que se inclinó y le dio un beso en la frente.
-Solo tienes que esperar.
-Si- el pelinegro sonrió, mientras estuviese con el de piel verdosa no le importaba solo obtener besos.
Sin embargo esas palabras no fueron solo para el joven, sino tambien para el namekiano, en ese momento no se sentía muy seguro de sí, por ello pensaba que necesitaba tiempo para hacer algo más a aquel joven que había prometido cuidar.