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Bizarro. por cristinita9509

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Notas del capitulo:

Hola!!! Alguien me extrañó por aquí, bueno la verdad quería actualizar desde la semana pasada pero me entretuve jaja me distraje platicando con muchas personitas. Y bueno ya les debía esta actualización, espero les guste, más a ti Issa Bel que lo hice suculento por ti, para que veas que tambien te quiero mucho y que no solo quiero a una persona. Bueno, no molesto más, lean.

Aburrido era la palabra correcta para describir a aquel joven pelinegro, incluso Goten había encontrado con que entretenerse en ese molesto centro comercial.

Aquella mujer de verdad que compraba mucho y no le bastaba con solo comprar ropa, sino que tardaba viendo varios accesorios y diferentes zapatos que combinasen con sus nuevos atuendos.

El joven rogaba que ya terminase aquellas tediosas compras, simplemente pensaba en querer ver a su maestro, se sonrojaba solo con el hecho de pensar en él.

-"Me pregunto si él tambien querrá verme hoy, después de todo siento su presencia en el templo, normalmente estaría en la cascada"

El joven pensaba de forma tal que su madre se dio cuenta de lo despistado que se hallaba su hijo.

-Gohan, hijo ¿Te encuentras bien?

-Si, mamá. ¿Porqué lo preguntas?

-Es que te ves algo ausente. ¿No será que te estas enfermando?

Ahí estaba, la oportunidad del joven de zafarse de aquel lugar molesto.

-Si te soy sincero mamá, siento un poco de dolor de cabeza y tambien de espalda, no tengo fiebre pero el dolor se está volviendo agudo.

El pelinegro trato de hacer una voz no tan fingida, al parecer su madre se estaba creyendo aquel cuento.

-Ya veo, supongo que puedes irte primero a la casa, no quería usar capsulas para meter las compras pero no quedará de otra.

-Gracias mamá. - el joven no perdió el tiempo y se fue de inmediato de ahí, era obvio que no iría a su casa, sus planes eran ver a su amante.

El vuelo era rápido, su ropa se alborotaba al igual que su cabello con el viento que le daba en la cara, sus ojos se entrecerraban pero su velocidad no disminuía.

Su corazón latia con fuerza con cada kilometro avanzado, una sonrisa en su rostro se asomaba sin engaños al ansiar besar aquellos labios que ya había probado.

No tardo mucho tiempo en llegar a aquel templo, sus pies tocaron el piso y lo primero que vio fue a un Dende con tez de preocupación.

-Dende ¿Qué sucede?

-Hola Gohan, no es nada. Solamente estoy algo preocupado por el señor Piccolo.

-¿Le sucede algo? "Tal vez lo de ayer lo dejó mal, pero se veía completamente bien"

-No lo sé. Dijo que meditaría pero después de un rato se metió a la habitación del fondo, supongo que quiere silencio absoluto. Venias a verlo ¿Verdad? Supongo que es buena idea que pases, tal vez tú puedas saber que le sucede.

-Si, tratare de hacerlo.

El joven pelinegro se adentro a los pasillos de aquel templo, ahora mismo estuvo sin una escena de celos ¿Porqué? Simple, Piccolo no estaba junto al otro namekiano y eso era suficiente para que sus celos se disiparan.

Gohan continuo su caminata, sentía como el Ki de su maestro era estable, probablemente estaba concentrado. Tocó un par de veces la puerta.

-Señor Piccolo, disculpe las molestias pero voy a pasar.

El joven abrió la puerta y encontró al namekiano meditando a la mitad de aquella habitación, ésta se hallaba casi vacía, de no ser por la cama que se posicionaba a la mitad y algunos jarrones que estaban cerca de las paredes .

A paso lento se acercó al namekiano depositando una mano en el hombro del de piel verdosa.

Piccolo abrió con lentitud sus ojos y salio de aquel trance que lo tenia la meditación. Sus pies fueron depositándose en el suelo y al quedar firme se dio la vuelta y miro a aquel de cabellera negra.

-Señor Piccolo ¿Le sucede algo?

El namekiano desvio un poco la mirada, estaba un poco nervioso al recordar lo del día anterior.

-No es nada Gohan. ¿Qué te trae por aquí?

-Bueno, yo quería verlo - un ligero rubor invadió sus pómulos, lucia lindo ante la mirada de su maestro, pareciera incluso mas hermoso de lo normal. ¿Acaso lo que sucedió entre ellos le afecto de alguna forma? No podía saberlo, pero lo único de lo que estaba seguro era de que las ganas de invadir esos labios se implementaban cada vez mas.

Si, aun se sentía arrepentido y sucio por la forma en la cual estuvo con el joven, pero no podía retener aquellos sentimientos extraños que le decían que debía continuar con él.

Su cuerpo reaccionaba al estar tan cerca, ni siquiera podía concentrarse en escuchar lo que el joven decía, solamente sentía como la temperatura de su cuerpo aumentaba, como algunas gotas de sudor bajaban por su frente y como el latir de su corazón se hacia tan fuerte que pensaba que podrían escucharlo.

-¿Esta bien Señor Picc....? - sus palabras se cortaron al momento de que esos labios de su maestro se apoderaran de los suyos, era repentino y agradable.

Esa ola de sensaciones que llegan con los besos robados los sentía ahora, tan suave y delicado como solo su maestro sabia tratarlo.

Sus ojos se iban cerrando dejándose llevar por el momento, le encantaba que el de piel verdosa tomase la iniciativa. ¿Y a quien no le gustaría que el otro empezase? Lo hacia sentirse realmente deseado, y que no solo él mostraba interés en esa relación.

Los besos repentinamente fueron aumentando de intensidad, sus bocas no solo se masajeaban contra la del contrario sino que poco a poco se abrían asomando sus lenguas dando pequeños roces a la del otro. Poco pasó para que aquella lengua del namekiano invadiese aquel lugar cálido y suave, resbalaba con facilidad saboreando cada parte de esa cavidad bucal.

Ese sonido de besos húmedos empezó a invadir el cuarto, y sin darse cuenta sus cuerpos iban excitándose. Como si sus manos tuviesen mente propia, el de piel verdosa tocaba con suavidad la extensión de la espalda del joven, desde la nuca hasta el coxis de éste,  lo hacia sin prisa alguna, dejándole una sensación de hormigueo al pelinegro.

Era sobre la ropa, pero Gohan sentía como esas grandes manos se paseaban sobre él, le encantaba, pero quería más, no podía resistirse ante aquella atracción que sentían.

Sus blancas manos rodearon la nuca del más alto, pegando su cuerpo aun más, profundizando aquel beso que se volvía fogoso y desesperado.

Sus cuerpos se apretaban contra el del otro, sus pasos torpes los llevaron a aquella cama en medio de la habitación, ambos se dejaron caer sobre ella aun sin separar sus labios.

La temperatura de sus cuerpos iba en aumento, su necesidad de oxígeno estaba al límite y se vieron forzados a romper el beso.
El aire llegaba desesperado a sus pulmones, sus pechos se tocaban aun sobre la ropa sintiendo los latidos fuertes del contrario.

Sus miradas se cruzaron, cómplices del mismo pensamiento, no fue necesario dejar escapar las palabras, simplemente se unieron en otro beso.

Gohan movia sus manos tomando la capa, solo separaron sus labios un instante pra retirar aquella prenda y dejarla caer al suelo, era realmente pesada, pues sonó al dejarse llevar por la gravedad.
Mientras se fundían en el beso, tambien el turbante del namekiano fue retirado, las manos del joven se envolvían en la espalda del mayor, Piccolo recargaba sus brazos en la cama para asi no estar por completo encima del pelinegro.

Se dejaba llevar por la atracción, sus grandes manos comenzaron a levantar aquella camisa blanca que el joven llevaba puesta, acariciando con delicadeza esa piel tan suave como el melocotón. El tacto de esa piel era fría, causando que el pelinegro se estremeciera un poco.

Los suspiros eran apagados por la boca del mayor, alzaba esa prenda cada vez más, hasta que llegó a aquellos botones que se comenzaban a erectar. Sus largas uñas rozaban los pezones, logrando que aquella sensibilidad se encendiera en el cuerpo del joven.

El beso fue roto por el de piel verdosa, retirando la camisa del pelinegro dejando expuesta esa piel tersa frente a sus ojos. Su boca se acerco al cuello dejando que Gohan sintiese ese respirar sobre él.

La punta de su lengua lamia con lentitud la extensión del cuello mientras sus manos continuaban dándole atención a aquellos pezones. El joven cerraba los ojos, su cadera trataba de contraerse y sus manos abrazaban la nuca del mayor pidiendo en silencio mas de ese tacto.

Los colmillos del namekiano se asomaban rozando el cuello, daba ligeras mordidas dejando marcas apenas visibles, su boca bajaba, llegando a la clavícula del joven, repartiendo besos en ella.

Solo quería hacerlo sentir bien, por ese momento olvidaba la vergüenza y la culpa de hacerlo con quien mas deseaba proteger.
Sus labios bajaron hasta el pecho, no esperó a contemplar puesto que su lengua ya se encontraba lamiendo uno de esos botones mientras su mano apretaba el otro, aquellos gemidos ahogados podía escucharlos a la perfección, la agudez de su oído no dejaba pasar ningún ruido.

Gohan trataba de suprimir los suspiros con el dorso de su mano derecha, sus mejillas ya estaban invadidas por un color carmín.
Sus corazones ya latían a mil por hora, la agitación de su respiración ya era evidente y que decir de aquella erección que se aprisionaba en sus pantalones, el joven ya no lo soportaba, empujo con delicadeza al mayor y se acomodo mejor en la cama retirando su pantalón, lo tiro al suelo quitándose tambien los zapatos y las calcetas, quedando únicamente con aquel bóxer que ya demostraba lo marcado de su miembro.

El namekiano lo imitó y retiro sus prendas quedando completamente expuesto, su mirada estaba perdida entre ese sentimiento de placer, se acercó al menor y repartió besos castos por el abdomen mientras retiraba aquella única prenda que quedaba en su amante.

Se posicionó encima del joven dejando sus miembros chocando, ya estaban resbalosos por aquel liquido transparente que salia de ambos, el mayor se recargaba sobre la cama. Busco los labios del joven nuevamente, moviendo un poco su cadera causando una corriente eléctrica en ambos, sus miembros chocaban en un ritmo lento.

Los besos eran lentos, sus lenguas se enredaban, la cadera de ambos se movia a un solo ritmo, sus penes chocaban  gustosos al sentir al otro.

Sus cuerpos ya emanaban un calor que invadía la habitación por completo, necesitaban mas que ese simple roce de cuerpos, el de piel verdosa se quitó de encima del joven y bajó hasta la altura del pubis del pelinegro, quería complacerlo, que disfrutase cada segundo con él, su interior seguía confundido pero la parte del placer ganaba en esos instantes.

Su mano derecha tomó aquel falo hinchado y lo empezó a mover en un vaivén lento, mientras que su otra mano masajeaba los testículos causando que los gemidos del menor salieran de sus labios.

Ser tocado de tal forma era demasiado para Gohan, su cuerpo entero temblaba, sus rodillas flaqueaban. Sentía como pronto su cuerpo llegaría al clímax.

Esa mano masajeaba moviéndose en círculos mientras continuaba acariciando al joven, sintió como esos testículos se enfurecían, y sin poder dar aviso, el joven dejó salir un gemido junto con aquel liquido blancuzco que quedó en la mano de su maestro y parte de su abdomen.

Su cuerpo estaba entumecido, cerró los ojos tratando de recuperarse de la agitación, pero no le dio tiempo ya que sintió como una calidez cubría su miembro flácido.

-Ahh...señor..Piccolo...- su pene estaba sensible pues acababa de terminar, pero aquella boca no lo dejaba en paz, los colmillos de su maestro rozaban por ese falo hasta el glande, causando pequeños cosquilleos, despertando poco a poco una nueva erección.

-Ahh..ah...- le encantaba ese lugar tibio y húmedo, de pronto sintió como un dedo masajeaba su parte baja, Piccolo rodeaba el esfínter, relajando aquella entrada para asi poder meter el primer dede, lo hizo de una sola vez, sin dejar de lado aquella felación con la que el menor gozaba.

Metía y sacaba el dedo para después meter el segundo, Gohan dejaba escapar algunos quejidos, mientras que el namekiano imitaba un movimiento de tijeras, aquellos dedos estaban cubiertos por semen del menor por lo que lograba que resbalaran un poco.
 Su saliva empezaba a desbordarse por la comisura de sus labios, pues la erección de Gohan ya estaba de nuevo al tope.

Sus dedos ya resbalaban con facilidad, los sacó y tambien dejó de  hacer la felación, el joven gruño un poco al sentir eso, pero sintió como las manos del mayor tomaban sus piernas para acomodarlas entre él, sabia lo que le esperaba, tenía algo de miedo, él se lo hizo la vez pasada pero aun asi sabia que le dolería, no es que no quisiera pero se sentía nervioso.

Piccolo acercó su pene a aquella entrada que se le mostraba, tenía sus manos en la cadera del pelinegro, apenas estaba adentrando la punta cuando sintió como Gohan se tensaba. Con una mano lo masajeaba para que se relajase, lo cual funcionaba un poco ya que logro meter la punta.

Solo era eso, la punta, pero el joven no pudo evitar un gemido ahogado, aquella invasión era algo dolorosa.

El namekiano penetraba lento pero sin parar al joven, cuando logró estar por completo en ese lugar estrecho, se quedo estático, masturbando al pelinegro para que dejase de lado un poco el dolor.

Él ya lo había experimentado y lo que menos quería era lastimar al joven. Aunque debía admitir que ese lugar estrecho le causaba un gran placer que no había imaginado, el joven se veía mas relajado, ya no apretaba con tanta fuerza el miembro de su maestro.

Su cuerpo reaccionaba ante aquellas sensaciones de ahora y su cadera se movía en busca de más, Piccolo al sentir esto, empezó a salir y meterse de forma pausada en el pelinegro.

-Ha..ha...Go..han..- ese lugar lo absorbía de forma exquisita, se hacía adictivo a esas estocadas que iban en aumento.

El joven soltaba sus gemidos sin pudor, no podía evitarlo, a pesar del ardor que sentía, algo en él no quería que su maestro parase.

El namekiano daba cada estocada con más velocidad, no soltaba aquel miembro del joven, sus ojos se posaban sobre aquella vista hermosa de Gohan jadeando y sonrojado, no quería que esos pensamientos sucios lo invadieran pero ya era tarde para evitarlos.

-¡Ahhhh!- ese gemido era de puro placer, una de esas estocadas dio en aquel punto que derretia todos los sentidos del pelinegro, el de piel verdosa daba en el mismo lugar, el choque de sus pieles resonaba y el sudor empezaba a perlar sus pieles.

-Señor...Pi..ccolo.. Ahh..ahh- sus labios empezaron a dejar de articular palabras, sentía que explotaría con cada estocada proporcionada, Piccolo tampoco aguantaba.

Sentían como un calor se acumulaba en la parte baja, su sangre recorría sus cuerpos con prisa.

-Yo...voy a...ahh....- el joven no lo soportó más, aquel liquido salió de su cuerpo manchando su abdomen y la mano de su maestro. Su entrada se contraía por los espasmos, dándole un mayor placer al de piel verdosa.

-Go..han...- solo un par de estocadas bastaron para que el cosquilleo en su cuerpo lo invadiera, corriéndose dentro de aquel cuerpo del menor.

Ambos estaban agitados, el namekiano se dejó caer encima del menor, aspirando con profundidad aquella cabellera que lo embriagaba con su perfume.

Gohan abrazo con fuerza a su amante, aun estaban agitados, se quedaron abrazados alargando ese momento, sin saber que alguien había escuchado todo lo sucedido en la habitación.

 

Notas finales:

Espero no me haya quedado muy aburrido, es mas lemon que trama pero en el siguiente si que habrá trama, ¿Quien habrá escuchado? A quien engaño? Fue Dende e.e , ya casi salgo de vacaciones, en una semana, asi que pronto habrán actualizaciones seguidas aquí y en un amor que florece (si es que alguien de aquí lo lee?) Bueno, yo me despido hermosuras, los quiero a todos, porque si me pongo a decir nombres no termino.


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