El sonido del reloj retumbaba en sus oídos, era de esperarse que esa lámpara en la mesa de su habitación continuara prendida. Los estudios lo tenían un poco estresado. Su madre no lo presionaba, no en ese momento dónde sabía que el joven se la pasaba día y noche metido en su cuarto repasando y resolviendo ejercicios.
Las visitas al templo sagrado habían disminuido hace mucho, demasiado tiempo a su parecer. Las pocas veces que había logrado escaparse a lo mucho lograba darle un pequeño beso a Piccolo.
Éste, por su parte, comprendía al joven, no lo forzaba a entrenar, no era lo que quería. Le alegraba verlo tranquilo, feliz por seguir sus estudios.
Un suspiro salió de sus labios, dejó el lápiz sobre la libreta donde anotaba los resultados de los problemas que estaba resolviendo y se dispuso a levantarse a estirar las piernas.
Sus hombros estaban adoloridos, no es que fuese difícil para él la cuestión de los estudios, pero vaya que estaba estresándose, más porque la fecha del examen se acercaba. Su madre estaba muy ilusionada con que entrase a esa escuela, una tal estrella naranja.
-¿Será muy tarde para ir a verlo?- sus palabras se escaparon en un susurro. Abrió la puerta de su habitación, el silencio invadía el hogar por lo que supuso todos estaban durmiendo.
Inhaló profundo, se debatía mentalmente pues, aun queriendo ver a su maestro, tenía que continuar estudiando. Ese sentido de responsabilidad que había en él a veces lo frustraba.
Cinco minutos, eso decidió. Se iría y lo vería por cinco minutos, sólo eso. Le bastaba con ver su rostro para tranquilizarlo. Él sabía como aligerar los nervios que lo invadían.
Se disponía a salir por la ventana de la habitación cuando se dio cuenta de que probablemente necesitaba ir con otra ropa. No es que se viese mal con una camisa de algodón sin mangas y un ligero short rojo, no era eso. Simplemente quería estar presentable.
Se puso unos jeans azules y una camisa amarilla, los deportivos negros se los puso con prisa y salió volando sin perder más tiempo.
Al principio sentía la presencia tranquila del de piel verdosa pero de pronto ésta se puso en movimiento. Gohan se detuvo un miembro y se concentro para saber donde estaría la ubicación se su mentor.
Cuando volvió a sentirla estática prosiguió con su vuelo. No están lejos de su casa. En realidad tuvo que adentrarse al centro del bosque, encontrándose con la capa del mayor que era movida por la brisa nocturna.
-¿Sr. Piccolo? - se acercó hasta quedar a su lado. Piccolo siempre mantenía esa postura de meditación sobre las rocas de ese bosque.
-Gohan, sentí que te movías y pensé que lo mejor era que yo viniese hasta aquí.
Una sonrisa se formó en los labios del joven, era un gesto bastante considerado por parte del mayor.
-¿Continuas estudiando? Deberías dormir un poco, descansar es esencial.
-Estaré bien. Mañana me tomaré un par de horas de siesta antes de continuar con mis ejercicios. ¿Usted como está?
-Las cosas continúan tranquilas así que me dedico más a la meditación. No pensé que en algún momento la Tierra pudiese estar con tanta paz. Aunque siempre se debe estar preparado.
Un silencio prosiguió tras las palabras del namekiano. No era incómodo, pero eso hacía que fuese mas fácil para el mayor percibir la ansiedad y nervios que el joven irradiaba.
-¿Qué te sucede, Gohan?
-"Estoy nervioso" Nada- su sonrisa era pequeña y sus ojos se desviaban al suelo mientras se acercaba a su amante. Buscando un poco de calor que la noche le arrebataba. ¿Por qué no podía decirle que estaba nerviosos por un examen? Era algo sencillo y no es que fuese un problema grave. Pero prefirió guardarse las palabras.
Su mente daba vueltas. Realmente había pasado demasiado tiempo en su habitación alejado de todo. De los entrenamientos, de su pareja, de la vida como era antes.
Por un momento su mente quedó en blanco. Luego se aferró a la idea de que los nervios por pasar el examen le causaban una mala jugada. Dudar de sí no arreglaba nada.
Todos esos pensamientos se alejaron cuando sintió como una mano se paseaba sobre su cabello, enredando sus dedos entre las hebras finas y sedosas.
Cierto, sólo podía estar con él unos minutos. ¿Por qué mortificarse? Tenía que aprovechar el tiempo. Se incorporó para poder quedar la altura de su rostro. Lo miró a los ojos fijamente para después acercarse a esos labios que ya entreabiertos le mostraban esos blancos colmillos.
Uno, dos, quizá tres o más minutos fueron lo que esos besos le arrebataron de tiempo. O tal vez fue más, no estaba seguro. Sólo tenía la certeza de que después de ese acto íntimo se había quedado abrazado al de piel verdosa y que ahora sus ojos se cerraban rogando descanso.
Piccolo lo observaba. En el tiempo que no se veían su pequeño crecía. Era ridículo que continuara pensando en él como alguien pequeño. Ya era un joven formado. En esos meses que pasó estudiando aislado de casi todo, creció. No sólo la parte física. Sabía que la mente del menor maduraba. Por lo mismo, no objetó al saber que estarían separados. Lo cuidaba de lejos, como siempre.
Pero, últimamente el chico parecía más estresado y aun así Gohan no se molestaba en decirle nada.
Distancia, la cosa que más temía. Era normal, el chico tiene que seguir su vida y ni puede estar tras de él todo el tiempo. Quizá lo frecuentará menos, tal vez incluso el pelinegro encuentre una novia. De nuevo esa angustia amenazaba la mente del namekiano. Le asustaba las nuevas posibilidades, todo lo que Gohan podría obtener a partir de ahora.
Pero ninguno de los dos expresaba sus miedos. Pequeños e incluso insignificantes si se lo dijeran uno al otro. Eso empezaba a marcar una lejanía, pequeña pero que puede ser abierta aun más si las dudas no son aclaradas.
Piccolo suspiró, en sus brazos llevaba al joven. Sabía que tenia que estar en su cuarto, descansar propiamente en su cama. Entró con sigilo a la habitación, arropándolo, y observándolo un poco más.
Quería besar su frente, quería abrazarse contra su cuerpo y quitar esos nervios que sabía carcomían al joven. Pero prefirió salir, irse de regreso al templo y meditar.
Intentaba dejar de lado esos pensamientos de inseguridad, confiaba en el chico, ¿Qué mal podría suceder estando él en la escuela? No es como si Gohan lo fuese a dejar ¿Verdad?