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Bizarro. por cristinita9509

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Notas del capitulo:

Hola lindiras. Lamento no haber actualizado ayer o antier. Bueno los dejo leer y fusculpen si tengo faltas de ortografía.

-¿Se encuentra bien señor Piccolo? Lo noto un poco distraído.

-Si Dende, solo estoy pensando en algunas cosas pero no es nada de lo que debas preocuparte.

Ambos namekianos estaban en la orilla del templo, de vez en cuándo Piccolo se asomaba para saber como se encontraba Gohan. No se sentía muy a gusto evitando ir a visitarlo, pero en su mente eso era lo mejor para no incomodar al joven

El mayor de ambos se retiro del lugar entrando a una de las habitaciones del templo, simplemente había una cama, no iba a dormir, pero no se sentía muy tranquilo al estar observando la Tierra.

-"Gohan, espero que con esto te sientas mejor"- aún se mortificaba preguntándose que es lo que había causado el desagrado hacia sus ser.

Tal vez lo había estado vigilando mucho y eso incomodaba al menor, posiblemente el joven quería su espacio, después de todo estaba creciendo, pero a pesar de esas conclusiones no hallaba una que le explicara las reacciones que el pelinegro presentaba ante él.

-Gohan...solo quiero que tu estes bien, nada más eso me importa.

Su preocupación era una tortura, quería posar su mano sobre aquella suave cabellera, extrañamente hasta podría abrazar al joven, su inocente sonrisa en aquel pequeño rostro era suficiente para ponerlo feliz, pero trataría de soportar esos deseos ya que no quería tener más problemas con el menor.
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-¡Gohan! ¡La comida está lista!- la pelinegra se encontraba en la mesa acomodando cada uno de esos extravagantes platillos que solía cocinar, a pesar de su embarazo no pensaba dejar de lado sus labores en el hogar, conservaba aquella fortaleza de querer mantener una familia en armonía.

El joven escuchó el llamado de su madre, se encontraba resolviendo algunas ecuaciones avanzadas.  Dejó de lado sus libros y se dispuso a salir de la habitación para poder ir a comer en compañía de su madre.

-Todo luce delicioso mamá. - Gohan tomó asiento en una de las sillas, esperando a que su madre se sentase para así comenzar a degustar aquella comida.

Cada bocado era disfrutado, la carne soltaba sus jugos con cada mordida, los vegetales estaban cocidos a la perfección; sin dudarlo nadie le ganaba a su madre en cuestiones culinarias.
Durante el baño que se dio el día anterior, Gohan había decidido ir a buscar a su maestro; no le había comentado nada a su madre por lo que se iría después de comer, haciéndole creer a la mujer que estaría estudiando en su habitación .
No le gustaba mentirle, pero estaba consciente que ella no le daría el permiso de buscar al de piel verdosa.

Al terminar los alimentos, el joven se alzó con prisa y fue directo a su habitación, diciéndole antes a su madre que estaría estudiando.

La mujer estaba feliz de ver a su hijo tan entusiasmado, por su mente no pasaba que era una mentira del menor.

Ya en la habitación, Gohan se dispuso a salir por la ventana cuidándose de no hacer ningún ruido que pudiese delatarlo. Voló por encima de su casa desapareciendo entre aquel cielo despejado.

La tarde era calurosa, el viento que chocaba contra su piel era caliente; su vuelo no tenía un rumbo fijo, por lo que comenzó a pensar dónde se encontraría el mayor. Sabía de sobra que vivía en el templo, pero por si acaso buscaría en otros sitios que solía frecuentar el namekiano.

Aceleró el vuelo llegando a un desierto en el cual el de piel verdosa entrenaba, buscaba su presencia con la mirada, pero fue inútil, no lo halló en aquel lugar.  No se rendiría al primer fracaso, continuó su búsqueda en unas cascadas donde lo había visto meditando en varias ocasiones, sin embargo tampoco lo encontró ahí.

-¿Dónde podrá estar el señor Piccolo? - Gohan se detuvo a pensar detenidamente, seguramente estaba en el templo, pero por alguna razón el joven no quería ir a ese lugar. De pronto una idea le llegó a la cabeza y sin perder tiempo retomo el vuelo.
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-"Este lugar es algo nostálgico" - el de piel verdosa se encontraba en aquella isla donde había entrenado por primera vez con el pelinegro, varias imágenes llegaban a su cabeza de aquel pequeño niño en aquel momento llorón.- Vaya que has crecido Gohan...- Piccolo tomo asiento en aquel suelo  rocoso, cerro sus ojos recordando cada instante que había pasado con el joven, cada palabra e incluso la manera en que su comportamiento fue cambiando con el menor.

Nunca hubiese pensado que estaría triste por estar sólo, sin la presencia de aquel ser que había llegado a querer, si le hubiesen dicho que se sentiría de tal manera no lo creería. Él fue la primera persona que le hablo sin temor , la convivencia fue tal que se acostumbro a estar junto a él; por ello le dolía estar alejado, solo era un simple lazo de amistad, tal vez uno casi familiar, pero le dolía la soledad con la que se sentía en esos instantes.

Estaba demasiado concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta en que momento una persona estaba ya detrás suyo.

-Señor Piccolo...- esa voz, sus ojos se abrieron al instante de escuchar aquella voz más que familiar. De inmediato se volteó y vio a aquel pelinegro parado, con ese rostro de preocupación que tanto odiaba ver en él.

-¿Gohan? ¿Qué haces aquí? - trataba de sonar indiferente, pero su voz no pudo evitar salir un poco quebrada.

El menor comenzó a acercarse a su maestro, verlo lo había llenado de un sentimiento más fuerte que la alegría. Quería abrazarlo pero se dio cuenta que con cada paso que daba, el mayor retrocedía , esto lo angustio un poco.

-¿Le sucede algo señor Piccolo? "¿Porqué no deja que me le acerque?"

-No es nada Gohan, vete a tú casa. Seguramente saliste sin permiso. - el de piel verdosa se dio vuelta dispuesto a irse de ahí, no quería molestar al menor , pero Gohan no lo dejó ir fácilmente tomándolo de su capa.

-Espere por favor.

-Suéltame Gohan.

-No entiendo...no entiendo por qué quiere que no me acerque.

Piccolo no respondió, solo se quedó inmóvil, su capa seguía siendo sostenida por la mano del joven, la apretaba tratando de aferrarse a ella para no dejar escapar a quien tanto anhelaba ver desde hace días.

-Yo...- su voz comenzó a articular palabras llamando la atención del pelinegro.- Yo...pienso que no me necesitas cerca. Ya eres un joven que puede estar sin que lo vigilen todo el tiempo.- el namekiano no se creía su propia excusa, es más, la creía patética. No podía mirar a los ojos del menor; se movió retirando la mano de Gohan bruscamente, tratando de cambiar su actitud hacia él. -Ahora lárgate, te meterás en problemas si no te vas ahora. - el namekiano comenzó a alejarse tomando vuelo.

Se sentía mal por la manera en la que le habló al joven, iba mortificándose cuando de pronto sintió un peso que cayó sobre su espalda.

Era Gohan, abrazaba por la espalda al namekiano deteniendo aquel vuelo, su cabeza se hundía en aquella capa blanca que se movía con el viento.

-¿Qué...estás haciendo Gohan?

-Por favor...- su voz era apenas escuchada, se notaba lo quebrada que estaba.- por favor no se aleje de mi...- sus ojos no pudieron evitar expulsar aquel liquido tibio, sus emociones era tantas que lograban confundirlo, pero de algo estaba seguro y era que no quería estar lejos del namekiano.

Piccolo se dio la vuelta y admiro aquel rostro que lagrimeaba, esas mejillas rojizas por el llanto causaron un quiebre en su ser. No lo resistió más, su cuerpo se movió sólo, dándole un abrazo protector al pelinegro.

Gohan al sentirse tan cerca del mayor sintió como sus mejillas se enrojecían. Con sus manos se aferro a aquella ropa, hundiendo su cabeza en el pecho del de piel verdosa que posaba sus manos sobre la espalda y la cabellera del joven. El llanto del menor ceso, dejándolos a ambos en silencio, no era uno incómodo, en realidad querían quedarse así por mas tiempo, pero tenían que separarse.

-Señor Piccolo perdóneme, mojé un poco su ropa. - decía el joven mientras tallaba sus ojos quitando los residuos de las lágrimas.

-No te preocupes por eso Gohan- Piccolo posó su mano en aquellas hebras negras, paseando sus dedos. Se fijó que Gohan no retrocedía, sin embargo logró ver como los pómulos del menor se tornaron rosados.-"¿No lo...asqueo?"

-Disculpe señor Piccolo.

-¿Porqué te disculpas?

-Es que...debe ser molesto estarme vigilando todo el tiempo, de verdad lamento si le cause alguna molestia.

Piccolo se quedó algo estupefacto, sus palabras habían afectado al menor.

-No tienes nada de que disculparte Gohan, al contrario, soy yo quien te las pide. Para mi no eres ningún tipo de molestia. No quiero que te agobies con mi presencia.

-Eso jamás va a suceder señor Piccolo, yo...yo a usted lo quiero mucho.

Aquellas palabras fueron dichas con sinceridad, causando algo en el interior del namekiano. No sabía que sucedía, esas simples palabras lo habían dejado sin habla, su corazón palpitaba rápidamente.

-Yo...tambien te quiero Gohan. - ambos sonrieron mientras sus miradas se posaban sobre las del otro.  Ninguno era consciente de los verdaderos sentimientos del otro, pero se sentían felices por dentro de saber que eran importantes para  el contrario.

Esa sonrisa tan ansiada por el menor le estaba causando un aceleramiento a su corazón, se llevó la mano al pecho en cuanto sintió aquello.

-"¿Taticardia? No, pero si no es una taticardia ¿Qué es? "

El de piel verdosa se fijo en lo que hacía el menor, se preocupó al ver como Gohan se apretaba con la mano el pecho, llegó a pensar que le estaba dando lo mismo que le dio a Goku durante la llegada de los androides.

-¿Estas bien Gohan? ¿Te duele el pecho?

-No es nada, no se preocupe, últimamente mi corazón se acelera mucho.

-Gohan ¿De casualidad no es la misma enfermedad que le dio a Goku?

-No lo creo, pero por si las dudas iré a ver a Bulma después.

-Espero que no sea nada.

Ambos continuaban flotando en el cielo, el calor se hacia más potente , parecía que el sol no quería dormir ese dia. El cuerpo del menor ya estaba sudado, Piccolo se dio cuenta de ello.

-Gohan, estas muy sudado, el calor debe estar dándote muy fuerte. Deberías regresar a tú casa.

-Pero...-el joven se calló un momento y después retomo la palabra.- pero es que quiero pasar más tiempo hoy con usted.

No lo demostraba en su rostro, pero por dentro el namekiano estaba muy feliz por aquella petición del joven .

-De acuerdo, ven conmigo al templo, tomaremos algo refrescante.

-Si.-la sonrisa del joven era radiante, su corazón continuaba latiendo con velocidad, sus manos sudaban pero no precisamente por el calor.

Ambos retomaron el vuelo para ir juntos al templo sagrado, sin saber cuantos dilemas sentimentales vendrían para el joven.

Notas finales:

Hola corazones. ¿Que les pareció? Espero que bien el siguiente lo traeré probablemente el miércoles, hoy inicie en la uni y ya ando con un montón de tarea, de hecho acá son ya las ochoy apenas regrese a mi casa. Espero comprendan so no actualizo seguido pero no los abandonaré. Nos leemos :3


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