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Eres como una tormenta contra mi ventana por chibibeast

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Notas del capitulo:

¡Hola! Si siguen mi otro fic sabrán que avisé que tardaré en traerles el próximo cap. ¿No lo siguen? Pues, les diré por qué. Acepté un desafío de un grupo en Facebook y queda poco para la fecha límite, como mi cerebro es de proceso lento (?)  me está costando TcT  Bueno, eso :v


Aclaraciones del  cap:


-Se regresa el tiempo un mes antes de que Kai vuelva a ver a Ruki, es decir, el lemon sucede donde quedó la escena de Reita y Ruki en el cap anterior… Seh, les cumplí con el lemon ¬u¬ Trae una sorpresa, que sé, a muchas no les gustará :v


- El “Un mes después…” es de Ruki y sucede simultáneamente con el de Kai.


-No me odien :’v … Ámenme ♥ (?)


-Amo a Kai ♥ aunque no sale en este cap xD


Disculpen algún error ortográfico.


¡A leer!  

El castaño se separó un poco, lo suficiente para elevar su rostro y atrapar los labios del rubio en un beso tierno, ambos cerraron sus párpados y se dejaron llevar por el momento.

 

Acariciaba la espalada de Akira mientras aumentaba el ritmo del beso, que pasó de ser tierno a salvaje, sus lenguas se reencontraron luego de tanto tiempo iniciando un reconocimiento de la cavidad bucal ajena; se daban suaves mordiscos en los labios; por momentos Takanori apresaba la lengua del rubio y daba un leve tirón, sus manos pasaron de la espalda a adentrarse en el pantalón del rubio y luego bajo la ropa interior acariciando el trasero que hace mucho no tocaba, ambos gimieron cuando al acercar más sus cuerpos, de alguna manera, sus entrepiernas cubiertas por sus pantalones rozaron; se separaron un poco.

 

─ Como que te emocionaste mucho, ¿no te parece? ─ dijo Akira, refiriéndose a las manos que agarraban sus nalgas.

 

─ Creí que era lo que querías. Dime si me equivoco. ─ Ruki elevó una ceja y dio apretón al trasero juntando más sus cuerpos.

 

Gruñó del gusto. ─ Pensé que no me lo permitirías esta noche. ─ enrolló sus brazos en el cuello del castaño.

 

─ No te lo permitiré ni ésta ni ninguna, en unos meses. ─ dio un piquito.

 

Takanori sacó sus manos del pantalón gris y las llevó al frente para desabrochar el botón de este, sus miradas estaban fijas la una en la otra, levantó lentamente la camisa de Akira rozando el abdomen semi-marcado, al rozar los pezones el rubio suspiró y el castaño sonrió de lado, le quitó la camisa por completo y la arrojó sin apuntar a algún lugar en específico; posó una mano en el pecho de Akira y dio un empujón con la fuerza suficiente para hacerlo caer sentado en el sofá, se aproximó seductoramente y lo recostó en la superficie blanda, se quitó su propia camisa y la arrojó.

 

El rubio se deleitaba con la vista que le regalaba el cuerpo frente a sí, hacia tanto tiempo que no veía ese torso pálido, esos botoncitos cafés, esos lunares que lo adornaban, lo recorrió con la vista desde el ombligo hasta el rostro, se sonrojó.

 

Takanori sonreía de lado con satisfacción ante la mirada de deseo que le era dirigida sin disimulo, se subió al sofá arrodillándose entre las piernas del rubio, comenzó a pasar sus manos por su propio torso, acariciando cada parte realizando movimientos sumamente sensuales a vista del rubio, quien se mordió el labio inferior al ver cómo una mano traviesa desabrochaba el botón del pantalón negro del castaño y se adentraba en este, veía cómo esa mano se movía suavemente de arriba hacia abajo y la otra mano era posada sobre el miembro cubierto de Akira pero que era acariciado de igual manera, un escalofrío le recorrió la columna.

 

Ambas manos fueron retiradas de las entrepiernas, Takanori se inclinó para atrapar de nuevo los labios contrarios en un beso apasionado, que el rubio gustoso respondió, se tocaban cada parte que la posición en que estaban les permitía; el castaño bajó sus caderas y sus entrepiernas volvieron a tocarse, simuló embestidas y sintió cómo ambos miembros se erguían.

 

Pasó sus labios por el cuello dando mordidas y lamidas que hacían estremecer al rubio, quien enredaba los dedos en el cabello castaño y mecía sus caderas haciendo más profundos los roces; Takanori llevó su boca hacia los pequeños pezones, tomó uno con sus dientes dando una suave mordida y luego un jaloncito que hizo al rubio sisear, hizo lo mismo con el otro pezón; descendió por el abdomen regalando besos y dejando un rastro de saliva. Por consecuente distanció las caderas, llegó al borde del pantalón del rubio, podía ver cómo se marcaba el bulto en la ropa interior que sobresalía de la cremallera abierta, le dieron unas ganas de meterlo en su boca, pensaba hacerlo pero cambió de idea al ver que el rubio levantaba las caderas para que le quitara la tela que estorbaba.

 

─ No. ─ negó con la cabeza ─ Todavía no mereces que haga eso. ─ volvió a quedar arrodillado con la espalda recta.

 

Aprovechó a quitar todo aquello que cubría la anatomía de Akira de un sólo jalón, tirándolo sin importar dónde. Con mirada llena de lujuria escaneó el cuerpo recostado: mejillas sonrosadas, labios húmedos y rojizos por la saliva de ambos mezclada y la presión de los dientes del rubio, cuello marcado con ligeros chupetes, los pezones erectos y, más abajo, el miembro semi rígido que pronto se encargaría de hacerlo elevarse por completo; era una imagen que hace mucho no observaba pero que nunca había olvidado. Akira se le antojaba tan apetitoso e irresistible en ese momento, no aguantaría más si sólo se quedaba viendo, necesitaba entrar en acción o sentiría su miembro a reventar.

 

Quitó sus estorbosas prendas, mostrando su hombría un poco más rígida que la del rubio.

 

─ Date la vuelta. ─ ordenó Takanori, con voz ronca.

 

Akira obedeció al instante, apoyó sus manos en el reposabrazos del sofá y las rodillas en lo blando, pero al no tener el suficiente espacio para abrir las piernas una de estas resbaló, quedando un pie apoyado en el piso.

 

Takanori observó con gula ese estrecho agujerito perteneciente al rubio que volvería a marcar como suyo, relamió sus labios por la idea que cruzó su mente.

 

El rubio estaba expectante, no escuchaba a Takanori hablar, tampoco percibía movimiento alguno, cuando intentó girar para verlo de nuevo dio un respingo y un gemido de sorpresa salió de su boca; el castaño rodeaba con la punta de la lengua su agujerito que se contraía ante cada roce, sus brazos cedieron haciendo que su barbilla reposara sobre el apoyabrazos cuando sintió esa traviesa lengua adentrarse en su estrechez, un gemido de mayor volumen abandonó su garganta. La lengua se movía en su interior hacia todas direcciones, temblaba por tan exquisita sensación, gemía el nombre del castaño y arqueaba su espalda tratando de hacer que entrara más profundo.

 

Takanori condujo sus manos a los muslos del rubio, los acariciaba desde las rodillas hasta la entrepierna que apenas tocaba, metía su lengua cuanto podía en el interior de Akira para dilatarlo un poco; introdujo un dedo que acompañó a su lengua sacando gemidos más sonoros al otro, intercalaba la entrada y salida: metía la lengua, sacaba el dedo y viceversa. Teniendo una mano ocupada, decidió ocupar la otra también, agarró el pene del rubio e inició un vaivén acelerado.

 

El rubio embotado por tal estimulación no sabía cómo descargar lo que sentía, gemía o gritaba, no estaba seguro; de repente, dejo de sentir esas manos y lengua que le hacían sentir maravillas, tenía la respiración agitada y su corazón latía veloz, un calor de excitación abarcaba su cuerpo, su agujero palpitaba al sentirse vacío y su miembro se erguía en todo su esplendor; tenía los sentidos alerta y a la expectativa por cualquier cosa que al castaño se le ocurriera hacerle. Le encantaba que tomara el control en el momento de tener intimar, se volvía tan autoritario y dominante dejando de lado la timidez y el pudor, eso lo excitaba mucho, que tomara las riendas e hiciera lo que quisiera con su cuerpo. En el pasado (cuando habían sido novios) intercambiaban posiciones, no se mantenían en la misma siempre, les era demasiado repetitivo y a ellos les gustaba experimentar; dominar y ser dominado por el otro les encantaba a ambos, cada uno siempre tenía algo nuevo qué probar.

 

Takanori veía como hipnotizado las contracciones de ese agujerito sonrosado, era como si le hiciera una invitación a que ingresara en él y redescubriera lo que podía ofrecerle, que recordara todo aquello que alguna vez le hubo hecho percibir… representaba una gran tentación para él. Agarró su miembro y dio unas cuantas sacudidas para reafirmar su erección, posó una mano en cada glúteo de Akira y los abrió aún más, con ambos pulgares presionaba la entrada sin adentrarse causando que el rubio subiera más el trasero, unos momentos después los apartó.

 

─ Ahora, viene lo que tanto has estado esperando. ─ dijo el castaño con voz mucho más grave de lo normal, no dio tiempo a que el rubio dijera palabra.

 

Perfiló su virilidad y penetró de manera lenta en esa cavidad que se ensanchaba a cada tramo que avanzaba; el rubio era tan apretado, tan angosto y tan caliente, sintió como si algo lo jalara para que entrara más y a la vez empujara para hacerlo salir, un par de penetraciones le valieron para llegar al tope, para que su virilidad ingresara por completo.

 

Akira enterraba su cara en el reposabrazos y mordía una de sus muñecas en un vano intento por mitigar el dolor tan repentino que percibió, empuñó sus manos tan fuerte que sus uñas lastimaron sus palmas; hace años que nadie le penetraba, tuvo relaciones sexuales, sí, pero optaba por ser el “activo”, pocas veces aceptó cumplir el rol de “pasivo” porque no sentía lo mismo si no era Takanori, le gustaba la forma en que él lo hacía. Una vez se acostumbró al tamaño del castaño, realizó una ligera oscilación dando a entender que se encontraba listo para empezar.

 

El castaño tenía los ojos cerrados disfrutando de tan opresiva sensación, la oscilación de caderas del rubio le hizo abrir los ojos y dar las primeras estocadas que lo hicieron advertir cómo si electricidad recorriera su cuerpo; al principio escuchaba quejidos adoloridos salir de boca del rubio, lo que le hizo suponer que la lista de “Los que le han tocado el timbre a Akira” es tan corta como la lista de canciones de un mini-álbum, rió bajito ante su ocurrencia en el momento menos indicado. Despejó su mente de cualquier pensamiento ridículo, aumento la velocidad de las embestidas haciéndolas más fuertes y profundas, los quejidos de dolor habían sido reemplazados por gemidos de placer y ruegos por más; el rubio meneaba sus caderas al compás de los embistes, Takanori estiró sus manos hacia la espalda de Akira, donde una la dejó en la cintura y con la otra acariciaba todo lo que podía.

 

Hubo un momento en que al rubio se le cortó la respiración, la pierna que tenía fuera del sofá (por falta de espacio) fue estirada hacia atrás, doblada de la rodilla y sostenida por el castaño a la altura de la cintura, su cuerpo quedó semi volteado de la cintura hacia abajo, estaba seguro que después le dolería la pierna; en esa posición Takanori tenía menos movilidad pero embestía en cierto ángulo con el que lograba dar directo a su próstata haciéndolo gritar y arquear su espalda lo más que la posición le permitía.

 

Tenía una pierna del rubio a la altura de su cintura, era incómodo pero hizo que el rubio de gimiera de gozo, por lo que siguió así por unos minutos y luego cambió de posición, soltó la pierna bajándola despacio y deteniendo las estocadas; ambos tenían la respiración agitada, su piel perlada por el sudor y el cabello revuelto por tanta actividad. Takanori salió de Akira con cuidado, todavía no llegaban al final, pero se detuvo por una nueva propuesta que tenía en mente.

 

Akira sintió el vacío en su interior, aún no acababa, necesitaba más. Se acomodó en el sofá de costado, apoyado en su derecha para ver al castaño.

 

─ ¿Eso es todo? ─ preguntó confundido ─ Ni siquiera te sentí correrte dentro. ─ su desconcierto era notable.

 

─ ¿De qué hablas, idiota? Aún no he terminado. ─ frunció el ceño y apunto a su entrepierna que se alzaba en toda su gloria.

 

El rubio suspiró fascinado. ─ ¿Entonces, por qué te detuviste? ─ con su mirada fija en la dureza del otro, lo quería dentro suyo de nuevo, ¡pero ya!

 

─ Se me ocurrió algo… y pienso hacerlo. ─ se dio cuenta que Akira lo ignoraba y dirigió su mirada hacia donde el otro la tenía posada, enarcó una ceja ─ ¿Lo quieres? ─ agarró su hombría y la balanceó, divertido observó cómo el rubio seguía el balanceo con la mirada y asentía con la cabeza, le parecía que babearía ─ Entonces, ven por él. ─ dijo con voz rasposa y sensual a oídos del rubio, se levantó del sofá y emprendió marcha hacia la habitación del dueño de casa, perdiéndose de vista al doblar en una esquina del pasillo.

 

A Akira se le hizo difícil levantarse del sofá debido a que todavía percibía en sus extremidades un leve temblor, con paso torpe logró llegar a su habitación pero no encontró al castaño; entró un poco dudoso, un portazo le hizo dar un brinquito de la sorpresa. Una mano asió su brazo fuertemente, no tuvo tiempo de respuesta sólo sintió el golpe de su pecho contra la pared al ser lanzado y después apresado contra esta, advirtió un cuerpo tras el propio. Sus piernas fueron abiertas por los pies del castaño, quien sin contemplación alguna volvió a invadir sus entrañas bruscamente, un grito de dolor y placer combinados inundó la habitación; su respiración se agitó otra vez, se sentía incómodo porque uno de sus brazo era presionado en su espalda, su pecho y una mejilla pegados a la pared, su espalda arqueada con su trasero a la altura del miembro del hombre posicionado detrás suyo que masturbaba su miembro al ritmo de las acometidas. Vaya postura en la que se encontraba.

 

Las estocadas eran salvajes y certeras, diferentes a las de antes, eran veloces, determinadas a hacerlo delirar, gritar, retorcerse, gemir, rogar y embotar sus sentidos con el máximo placer.

 

El objetivo de Takanori fue cumplido con éxito y un extra fue agregado.

 

El rubio llegó al clímax, expulsó su esencia manchando la mano de su pareja y la pared. Sus piernas cedieron y él resbaló hacia el piso llevándose consigo al castaño que todavía se encontraba en su interior.

 

─ ¿Estás bien?─  preguntó entrecortadamente con una voz que hacía recorrer escalofríos por la columna del otro hombre.

 

 ─ Sí. Yo… ─ inhaló hondo ─ Sí, sí. ─ respondió con dificultad.

 

Al contrario que la vez anterior, Takanori se retiró con suma precaución de aquel interior impregnado con su blanquecina y tibia esencia, que empezaba a manar de entre las nalgas del rubio… una visión de lo más… suculenta.    

 

Akira se volteó quedando frente a Takanori, todavía arrodillados en el piso. Se miraban fijamente sin perder ningún detalle del otro, el rubio tomó la mano del castaño manchada con su propia esencia, lamió uno a uno los dedos embadurnados junto con la palma y tragó.

 

─  Exquisito. ─ sonrieron, se unieron en un ósculo cargado de cariño.

 

Se pusieron en pie, subieron a la cama y se cubrieron hasta el cuello, la noche era helada. Estaban muy cansados como para ir al baño y tomar una ducha.

 

─ Oye, quítate de encima. ─

 

─ No quiero. ─ Takanori había vuelto a su actitud caprichosa y mimada.

 

─ ¿No te bastó con partirme el culo, que también quieres dormir sobre mí? ─ Akira sentía un tic en un ojo.

 

─ Has silencio, tengo sueño. ─ aprovechando la diferencia de estaturas, el castaño se acomodó de manera que su cabeza reposaba en el pecho del rubio y enredó sus pies, los suyos estaban fríos y los del otro calentito.

 

Iba a replicar pero sintió la respiración acompasada chocar en su pecho, suspiró resignado.

 

─ Nunca cambiarás, ¿verdad? ─ susurró, ubicó mejor las sábanas que los cubrían y abrazó el pequeño cuerpo sobre sí, dio un beso en la cabellera castaña.

 

No lograba comprender cómo era posible que siendo Takanori como era pudiera tener dominio en él en cuanto a intimar se refiere. Es decir, en el pasado (en la relación de pareja) Akira era quien mandaba, si él decía “No” era no y ya, excepto cuando Taka le hacía esos pucheros que lo hacen ver tan tierno (actualmente, también los hace y muy seguido), él era el que decidía los lugares a los que ir, lo invitaba a citas (a veces aunque él mismo no quisiera) y le daba regalos (a veces forzado). Recordó cuando terminaron por primera vez con su noviazgo, eso fue culpa del rubio, rompió una promesa muy importante, ofendió a Taka y lastimó ambos corazones; pero ahora sería diferente, eso dijo y lo cumpliría, estaba decidido a mantener a ese castaño ruidoso y adorable a su lado.

 

Castaño y rubio durmieron acurrucados en los brazos del otro.

 

 

 

Las apariencias engañan, Akira y Takanori son un ejemplo de ello.

 

 

 

 

 

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Un mes después…

 

 

 

 

 

Andaba paseando luego de haber llevado a Koron al veterinario, la pequeña enfermó hace unos días pero con lo que el veterinario le dio pronto se mejoraría. La correa de la cachorro iba enrollada en su mano, caminaban a la par sin tirones ni nada, todo tranquilo; su celular empezó a sonar con una canción bulliciosa en la que el bajo sobresalía bastante, el tono que le asignó a su novio, Akira.

 

Contestó muy animado, su relación con el rubio malteñido iba por buen camino. No tenían mucho tiempo como pareja y sentía que se precipitó al haber intimado el mismo día que decidieron iniciar una nueva relación, dejando en el pasado su noviazgo de su juventud; era agradable conversar con Akira, siempre lo había sido pero tenía un lado negativo: ignoraba todo a su alrededor, lo que le daba tremendos sustos u olvidaba cosas importantes. En este caso, una combinación de ambos.

 

Terminó la llamada con un suspiró de “idiota enamorado” (como lo clasificó el mismo), guardó su celular de nuevo en el bolso que traía consigo; iba a reanudar el paseo pero notó que algo, mejor dicho, alguien le hacía falta… Koron no se encontraba a su lado, la correa seguía enredada en su mano, revisó el arnés… estaba intacto… “Maldición, lo coloqué mal. Esto es mi culpa.

 

Con su vista buscaba por donde podía, rotó en su mismo eje pero no la encontró, Koron era muy pequeña y no le sería fácil encontrarla entre toda esa multitud; empezó a recorrer la calle llamando al nombre de su amada mascota, algunas personas lo quedaban viendo raro porque buscaba debajo de cosas en las que, pensaban, un animal no podría caber. La desesperación iba ganado terreno, el temor le seguía el paso… no sabía qué hacer, lágrimas de inquietud le nublaban la visión pero no las dejaría salir. Sacó de nuevo su celular y marcó el número que se aprendió de memoria.

 

//─ ¿Taka? ─ preguntó, ya que no escuchaba nada más que el sonido del viento al pasar por el micrófono del celular y ruido de personas ─ ¡Takanori contesta! ¿Qué sucede? ─ escuchó un sollozo.

 

─ Perdí a Koron-chan. ─ otro sollozo ─ Ya la busqué cerca de dónde estaba antes de perderla de vista pero… ¡No la encuentro! ─ ahora lloraba, eso alteró a Akira.

 

//─ Dime dónde estás. ─ entre hipidos le dijo el lugar en el que se encontraba ─ Bien. Voy para allá, no te muevas y si la encuentras antes de que yo llegue, me avisas. ─ sin decir más, colgaron.

 

─ Koron-chan… ─ decía enjugándose las traicioneras lágrimas por la preocupación.

Notas finales:

¡Se han tragado el Rukeita! wajajá >:D (?) Hace mucho que quería decir eso xD Es mi primer lemon inverso ewe (?)

Me disculpo por haber escrito que iba a ser Reituki u.u es que estaba distraída y no puse el orden que era Un.n desde un principio tenía pensado que Ruki dominara.

Respecto al lemon, muchas se preguntarán: ¿Cuál trasero? ¿Cuáles nalgas? O.o  Es lo que me pregunto yo :v

A ver, ¿Cuántas se saltaron el lemon? ¬u¬ jejejé Si lo hicieron, pues, no leyeron nada del cap xD

*BACKSTAGE*

Aoi: Ya llegó su azotador, perras.- entra haciendo ruido y con pose “sexy”-

Kai: Gracias por dar aviso de mi llegada, Aoi. Tú serás al primero que azote :D -de la nada saca un látigo con púas en la punta-

Aoi: ¿Eh? O.O Kai, no te acerques con esa cosa -temblando como gelatina- En serio, aleja eso de mí. -retrocede lentamente-

Kai: Pero Aoi-san, no te dolerá mucho n.n… Te dolerá tanto que rogarás por no volver a sentir un dolor tan específico en tu vida y no volverás desobedecer mis órdenes :D -sonrisa con hoyuelos-

Aoi: -huye corriendo y gritando como niñita-

Kai: Yo sólo bromeaba Un.n

Reita: ¿Kai, qué le hiciste al masho azotador que usa calzones con estampado de corazones? –aparece detrás del líder-

Kai: ¿Yo? Yo no le hice nada. ¿Qué te hace pensar eso de mí Rei-chan? –ríe nerviosamente y esconde el látigo tras su espalda-

Reita: Creí haber escuchado que traías un látigo y me puse caliente.-susurró de manera sensual al oído del líder-

*CONTINUARA*   

¡Habrá nueva sección! ¡Wiiii!

Se llamará… “Has una pregunta a un Gazetto y como premio te lo mandamos a tu casa” :D (?)

Nah, se llamará “Haz una pregunta a un Gazetto”, es para interactuar más… ¿Qué opinan? Las preguntas se harán a través de los rw y se contestarán en las notas o podría haber un capítulo especial para esto.

¡Gracias por leer!


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