Aioria había organizado una parrillada para celebrar la llegada las vacaciones y justo ese día, Mime y Aioros cumplían dos semanas de noviazgo.
Era un lindo y soleado día, así que ninguno dudó en ponerse los trajes de baño y disfrutar de aquél sábado que prometía mucha diversión.
-Margaritas para todos – llegó Camus acompañado de Hyoga con una bandeja llena de bebidas.
-Gracias – Mime le sonrió y tomó una.
-Tu no tomarás mas que dos – Shaka tomó la otra copa, mientras reprendía a su hermano menor.
-Oh vamos Shaka, son muy suaves – el francés intervino por Hyoga.
-No seas aguafiestas amor – Aioria llegó y abrazó al rubio por detrás – Además, Jabu lo cuida, ¿No es así?
-¡Claro! –Jabu terminaba de llenar el asador con carbón – vamos Aioria, yo prendo el fuego, pero no te quiero quitar el título del “rey de la parrilla”
-Y no lo harás – rió y besó en la mejilla a Shaka, antes de ir corriendo a donde Jabu.
-No se por que eres tan gruñón – le comentó Hyoga – sabes que siempre nos cuidan – miró de reojo a Jabu y le sonrió – terminaré el guacamole.
-Te ayudo en la cocina – lo siguió Camus – Milo y Aioros no tardan en llegar con lo que hace falta.
-¡Al fin! – Milo abrió la puerta del jardín con el pie, haciendo que su sandalia volara graciosamente directo a la alberca, mientras todos reían – ¡oh genial! – hubiera corrido tas ella, pero traía en las manos un pastel que habían comprado.
-¿Estás bien? – entró tras de él Aioros – Ya hemos traído el postre y la carne – también cargaba en sus brazos un paquete de carne para barbacoa.
-Ya era hora – Aioria se dirigió a su hermano – llévaselo a Hyoga, ya tiene el marinado, mientras comenzaré con el maíz dulce y las brochetas.
-Bien – Aioros dirigió su vista a Mime – en un segundo estoy contigo amor.
-Lo espero, señor Onassis – tomó el rosto del mayor y le dio un dulce beso en los labios.
-¡Ouch! – Aioria se quejó y todos lo miraron – estúpidas brazas.
-Tal vez sería mejor que utilizaras una camisa para estar en el asador – se rió Jabu.
-¿Estás bien amor? – Shaka corrió a donde el leonino - ¿Te has lastimado mucho?
-No que va – se sobaba el alborotado cabello color miel y con una enorme sonrisa en el rostro – estos bíceps son de acero, unas cuantas chispas no pueden lastimarme – y abrazó al rubio para tranquilizarlo – creo que si iré por esa camisa.
-está bien, y de paso, trae el bloqueador solar, aquí te lo pongo.
-Bien – el leonino lo besó de nuevo y se dirigió a la cocina para ir a buscar las cosas.
Mime se quedó conversando con el rubio, cuando llegó Hyoga, y Jabu se arrimó con ellos.
-Dos semanas ¿eh? – Hyoga miró pícaramente a Mime.
-Sí – se sonrojó tiernamente – y han sido maravillosas, al lado de él, y también al lado de ustedes.
-Y – el pelirrojo se dirigió a Shaka - ¿Cómo fue lo de ustedes?
El rubio mayor soltó una risilla y se sonrojó – pues verás, al principio…
-Aioria lo intimidaba – interrumpió Hyoga .
-Shhh – lo besó Jabu – no lo hagas enojar y con suerte podemos tomar otra margarita.
-Claro que no tendrán ni una más – les reprendió Shaka riendo – de hecho, deberían ir a buscarnos un par – al principio si, me intimidaba, cuando recién se mudaron…
Flashback
-Shaka ¿has visto que ha llegado un camión de mudanzas? – Camus se asomaba por la ventana de la sala del rubio.
-¿En serio? – el rubio lo alcanzó.
- ¿Y que hay de los nuevos vecinos? – Camus bebió de su malteada.
-No lo sé – el rubio hizo lo mismo con la suya – mamá había dicho que un hombre joven había venido a ver la casa hace más de un mes.
-Checa las sillas y el comedor, de muy buen gusto.
-¿Significa que come sentado? – Shaka soltó una risilla.
-No – lo codeó Camus – significa que tiene dinero.
-Definitivamente soltero – Shaka señaló la enorme pantalla de 60 pulgadas que los hombres de la mudanza bajaban – rico y soltero, ¿me pregunto como lucirá? – Camus siempre molestaba a Shaka sobre si algún día llegaría a formalizar con alguien y superar el amargo trago que había tenido con cierto pelinegro de ojos celestes - Adivinemos: un ojo saltón, dientes de conejo, una sola ceja, manos de bebé.
-Pues mira nada más – el francés le señaló el Aston Martin que se estacionaba frente al 4349 de Wisteria Lane – y… wow.
Del asiento del piloto, se bajó un hermoso hombre de perfil griego, cabello chocolate obscuro y rizado, rozando el metro noventa, y de varoniles y bellas facciones.
-Wow – Shaka se sorprendió – nada mal, en verdad nada mal…
-Espera aún hay más, hay alguien bajándose del asiento del copiloto…
Aioria bajó del auto, con el cabello alborotado como siempre, y una mueca de total cansancio, miró alrededor y volteó a ver a Aioros, bromeaban mientras una tercera persona salía del auto, a quien no habían visto por llevar la capota cerrada.
-Santo cielo, parece que cada uno que sale del auto es un clon del otro – Camus observaba a Jabu, quien guardaba un enorme parecido con sus primos hermanos, igual de guapo pero con diferentes características, como la estatura y los tonos, tanto de piel como de cabello.
Pero Shaka solo tenía ojos para el segundo muchacho en bajar, era alto, más bronceado que sus parientes, y aunque no podía decir que los otros le desagradaran, a su parecer, era el más guapo de los tres, aún con su enorme parecido entre ellos.
-¿Crees que debamos ir a saludar? Diablos, si estuviera solter… ¡Ouch! – un codazo interrumpió al francés.
-¿Por qué dices eso? Milo es un gran chico, además, no creo que sea prudente, se acaban de mudar y supongo que tienen mucho trabajo…
-Eres un aguafiestas, pero tienes razón, luego que estén menos sudados de tanto trabajo, los vemos.
-No tienes remedio Camus… - miró de reojo a la ventana, Aioria terminaba de bajar cajas con los otros dos chicos.
El rubio y el francés salieron a comer, como los padres de Shaka estaban de fin de semana largo con su hermano menor, Camus había convencido a Shaka que se fueran el viernes y el sábado a un spa, justo habían vuelto el domingo, el día que los nuevos vecinos habían llegado.
Cuando el francés llevó al rubio de vuelta a casa y se habían despedido, justo salió Aioria a lavar el convertible de su hermano, tal solo en bermudas y con el cabello al aire…
Shaka se quedó atónito ante aquél cuadro, no había muchos vecinos guapos, a decir verdad, él y su hermano eran los que ostentaban entre los 20’s y la adolescencia, había niños bajando la calle y algunas parejas de mediana edad.
Lo miró de pies a cabeza, y le gustaba, literalmente, desde los pies hasta la cabeza; estaba escondido justo tras la ventana, cuando vio que sus padres y su hermano llegaron.
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A la mañana siguiente, muy temprano, Shaka se dirigía a tomar una ducha, y por mera curiosidad, se asomó por la ventana, pero el auto de los nuevos vecinos ya no estaba. Con algo de desilusión se arregló y bajó a desayunar. Esperó a que Camus llegara por él, asistían a la misma universidad, y como el francés tenía auto propio, siempre iban juntos.
-¿Y? – Camus lo miró pícaramente - ¿Alguna noticia nueva?
-Parece que se fueron muy temprano, cuando me iba a duchar, el auto ya no estaba.
-Bueno – habían platicado de otras cosas en el camino, se estacionaron y cada quién se dirigía a su facultad – te veo más tarde.
A la hora de la salida, Camus le había enviado un mensaje, iría con Milo a estudiar, así que decidió tomar el bus, en la parada, una mano se posó sobre su hombro.
-Hola – saludó el extraño tras él – disculpa…
Shaka se giró y no podía creerlo: era el mismo chico que se había mudado el día anterior -¡Hola! – su voz se notó nerviosa.
-¡Hola!, soy Aioria Onassis, ¡mucho gusto! – y le extendió su enorme mano.
-Mucho gusto – tomó la mano ofrecida – Shaka Williams.
-Perdona que te moleste, pero necesito saber que bus es el que se toma para llegar al carril Wisteria.
-¿Para el carril wisteria?
-Sí, así es, nos acabamos de mudar ayer, es mi primer día de escuela y como mi hermano nos dejó a mi a mi primo en la escuela, pero yo salí temprano y…
-¡Ustedes se mudaron ayer!
-Ehm… sí, jeje…
-Yo soy su vecino, vivo en la casa azul, con las flores al costado del camino.
-Wow que coincidencia – sonrió Aioria aliviado – entonces, supongo que también vas para allá no…
-¡Shaka! ¡Shaka! – llegaron Camus y Milo - ¡Te marcaba a tu celular y… - se distrajo el francés al ver a Aioria - ¡Hola!
-Hola – le extendió la mano el león - ¿Cómo estás?
-¡Aioria! – Milo lo tomó de los hombros - ¡Mira que coincidencia!
-¡Milo! ¡pensaba que te vería hasta mañana! ¿Que tal la clase?
-Meh, ya te tocará clase con el maniaco ese, vaya, veo que conoces a Shaka, ¿Cómo estás por cierto? – se dirigió al rubio.
-Bien Milo, gracias, pensaba que ustedes estarían estudiando.
-El examen se cambió de fecha, afortunadamente – intervino Camus - ¿Por qué no vamos a la cafetería de por aquí cerca? ¿Nos acompañas Aioria?
-Pues, si no salgo sobrando… - se sobó la cabeza con una enorme sonrisa.
-¡Claro que no viejo! – le palmeó la espalda Milo - ¡Vayamos! ¡Yo invito!
Los cuatro se dirigieron al lugar, en el camino, Milo iba con sus bromas y payasadas, así que Aioria se sintió más en confianza, ordenaron, y en la mesa, el león y el escorpión comenzaron a contar chistes, el ambiente era muy relajado, aunque Shaka se sonrojaba cuando Aioria lo volteaba a ver de repente.
-Bien creo que ya es bastante tarde, ustedes dos, les doy un aventón – Camus se dirigió a los residentes de Wisteria.
Pasaron los días y Aioria se había hecho buena amistad con Shaka y compañía, además el ser vecinos les ayudaba, ya que comenzaron a juntarse y verse casi a diario, claro, hasta que Camus decidió adelantar una materia y no les fue posible viajar todos juntos en la mañana. Se reunían y siempre se divertían. Un día, Shaka encontró llorando a Hyoga en la sala.
Mini Flashback
- Maldita sea… - pensó en voz alta – no debí aceptar esto, nunca – se reprochaba a sí mismo.
- ¿Hyoga? – una suave mano se postró en su hombro.
El rubio menor adivinó al instante de quién se trataba.
-Hice algo estúpido…
-¿Tiene algo que ver con Jabu Onassis? – Shaka estaba preocupado por su hermano menor.
-Sí – Hyoga volteó a verlo como cuando los niños rompen algo, no podía evitar esa mirada llena de inocencia.
-¿Es algo… sexual?
-No, no – se sorprendió por la pregunta, pero en seguida su cara de culpa apareció de nuevo – es solo que…
-¿Qué? ¿Qué pasa con Jabu? ¿Te gusta?
-Pues si… pero…
Fin del Mini Flashback
Después de esa conversación Shaka se quedó pensando, como era posible que él le diera esos consejos, si ni siquiera se animaba a aceptar sus sentimientos por Aioria, siendo que Camus y Milo le decían que debía darse la oportunidad…