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Presente por Izumi Beloved

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Presente

Por: Izumi Beloved

Capítulo 2: Mentiras

El presidente de la editorial Kiiroi Senkō había llegado de sorpresa a las instalaciones  de Tokio, con un  porte relajado saludó al personal y colegas pidiendo ver por último a Sasuke Uchiha, director general de la editorial  en aquella ciudad.

Karin abrió la puerta de la oficina mientras Sasuke retiraba sus anteojos de descanso y hacia una reverencia al rubio hombre que estaba acompañado de su fiel perro guardián: Hatake Kakashi.

—¡Oh! El pequeño Sasuke ha hecho un gran trabajo Minato-sama, todo está en perfecto orden—canturreaba el peligris, el susodicho hombre no pudo evitar sonreír dándole la razón.

—No podía esperar menos de mi mano derecha, Sasuke-kun tiene todo bajo control—

—Pero incluso al mejor cazador se le va la liebre—el azabache  tomó una de las carpetas  de su escritorio dándosela al peligris que la hojeaba sin mucho interés— o se podría decir que… ¿dejó a la liebre? —ironizó haciendo que Minato sonriera levemente.

—Naruto-kun—habló el director de la empresa rascando su cabeza con algo de pena— Él no ha llegado a casa desde que empezaron las vacaciones de verano y Kushina está… un poco impaciente—

Ahora entendía el sarcasmo del estúpido de Kakashi, Naruto le había mentido en sus narices y ahora su padre deseaba respuestas. Apretó los puños molesto  mientras enarcaba sus cejas.

—Sasuke-kun ¿estás molesto? —prendió la mecha del explosivo Kakashi con esa simple pregunta. Molesto era poco; deseaba matar al idiota de Naruto por atreverse a mentirle.

 

.

 

Naruto no regresaría a casa en vacaciones de verano junto con sus padres, había encontrado un trabajo de medio tiempo en una pastelería  gourmet, había conseguido el empleo por ser un joven fresco y vivaz;  a veces coqueteaba ligeramente con las chicas y daba su punto de vista de los deliciosos postres que podían probar en el jardín del local junto a una deliciosa bebida refrescante. Si las ganancias superaban las expectativas de Deidara, el joven pastelero y dueño del lugar, no dudaba en regalarle algún aperitivo al blondo para llevar a casa.

Naruto salió de la pastelería y pasó por el supermercado; no dudó en comprar tomates rojos, los haría rellenos de carne asada y queso fundido para sorprender a Sasuke en la cena. Definitivamente su suerte había cambiado, estaba contento, pero deseaba pasar al siguiente nivel con el azabache; a veces los besos no eran suficientes cuando su cuerpo comenzaba  a sentir ese ligero cosquilleo tan común en la adolescencia, negó con la cabeza y salió de la  estación de tren aún con las mejillas coloradas, esperaría el momento idóneo pues no tenía prisa por probar el placer carnal y sobre todo no quería verse como un chico pervertido frente a su amado casero.

Llegó a casa entusiasmado, se colocó un mandil lleno de diminutas ranas y sacó un recetario que recién había comprado con la mesada de sus padres,  Sasuke no tardó en llegar dejando el maletín sobre uno de los sofás y caminó a la nevera para sacar una lata de cerveza.  

Miró a Naruto con el bonito delantal de ranas y unas pantuflas verdes que hacían juego con el conjunto, se veía adorable y revolvió ligeramente sus mechones dorados antes de perderse en el pasillo rumbo a la parte superior de la casa.  Ninguno de los dos había cruzado palabras y el menor creyó que las cosas entre ellos no estaban funcionando de la manera que esperaba. Soltó un pequeño bufido mientras cortaba la cebolla  en diminutos trocitos para agregar a la ya condimentada carne.

Cenaron en silencio una vez que Sasuke terminó con su ducha y bajó en ropas más holgadas al comedor. Los añiles ojos del adolescente estaban puestos en las manos  del azabache que llevaba el tenedor a su boca degustando el estofado; finalizada la cena el mayor no hizo ningún comentario y tampoco tuvo la amabilidad de levantar la mesa, esperó a que el muchachito lo hiciera todo  mientras él seguía cruzado de brazos.

—Minato-sama te estaba esperando en el aeropuerto la semana pasada. Perdiste el vuelo a Kioto a propósito— Naruto dejó de lavar los platos encarando a su casero que seguía sin moverse su sitio.

—Te lo iba a comentar… pero…—

—No importa—cortó al menor—Reservé tu vuelo para el fin de semana, haz tu maleta regresarás con tus padres— el azabache dio por terminada la conversación cuando se paró de su asiento,  el blondo se había quedado estático, sus piernas le temblaban y sentía su corazón salirse de  un momento a otro ¿acaso Sasuke se había cansado de él? , volvió a su labor de lavar la vajilla y retiró su mandil de manera lenta antes sentarse afuera del pórtico con las manos sobre sus rodillas, no lloraría, después de todo la situación entre ellos no había cambiado en mucho y ahora que lo pensaba el azabache jamás le había considerado un novio o pareja como tal. Golpeó sus mejillas un poco y subió a su habitación para preparar sus maletas y largarse de ahí con dignidad.

Escuchó que Sasuke golpeaba con fuerza la puerta del cuarto y Naruto se quedó quieto en su sitio sin hacer ruido.

—¡Abre! — Naruto odiaba esa voz autoritaria.  Definitivamente regresaría a casa de sus padres, ahí al menos podría burlar a su madre y seguir con vida después de la mirada fulminante. Las cosas con Sasuke no eran así. —¡USURATONKACHI! ¡ABRE! —Definitivamente  no lo era.

Tragó en seco  una vez Sasuke cruzó el umbral de la habitación. Ambos se quedaron callados, fue Sasuke quien volvió a romper el silencio.

—Una sola cosa tenías que hacer y la hiciste mal—apretó los puños —y te atreviste a mentirme—

—No es así Sasuke… yo…—

—Un maldito trabajo de medio tiempo, ¿cómo puedes arriesgar tu vida de esta manera? Tú padre me confía tu custodia… yo confié en que él sabía que seguirías aquí dos semanas más por clases extra de baloncesto. ¿Qué es lo que está pasando por tu cabeza? — Naruto bajó la cabeza sin responder, se suponía que ni Sasuke  y mucho menos sus padres debían de saber de ese trabajo extra. Sabía que una reacción así sucedería, suspiró y siguió con la tarea de guardar ropa en las maletas.

—No uso el apellido de mi padre e intento pasar desapercibido en la institución, pensé que un trabajo de medio tiempo estaría bien para perder tiempo y estar contigo a la hora de la cena— susurró esto último esperando que el mayor no lo escuchara.

—La siguiente semana viajo a Tailandia, tu padre abrirá una editorial allá. No tengo tiempo para cuidarte  con un trabajo de medio tiempo—

—No tienes que hacerlo, no eres mi niñero. De hecho no somos nada—escupió tajante Naruto, sacando un montón de ropa del armario y dejándola caer en la maleta. El menor no pudo continuar con su labor cuando sintió a Sasuke tomarlo del brazo y aprisionarlo de cara  contra la pared.

—Repítelo— susurró en su oído.

—No eres mi niñero—se sonrojó cuando sintió la mano del azabache colarse por debajo de la holgada camisa blanca.

—Lo siguiente…— apretó suavemente de sus pezones viéndole estremecer de placer

—No… somos…— no pudo continuar, jadeaba suavemente  mientras intentaba recuperar los estivos.

—Eres un mocoso malcriado—acercó su pelvis a la parte trasera del menor—uno que me está metiendo en problemas y que debe de ser educado— besó los labios contrarios con ternura antes de voltearlo y abrazarlo con fuerza.

—¿No estás enojado? —preguntó Naruto un tanto cohibido.

—Claro que estoy enojado—reiteró el mayor  soltando a su inquilino —trabajas en la pastelería de Deidara, el hombre es viejo amigo de mi hermano. Nii-san le avisó a tu padre y Minato-san no dudó en correr a corroborarlo con sus propios ojos, te vio coqueteando con algunas chicas y cree que tú nulo interés por volver a casa es porque te sientes atraído por alguna de ellas —cruzó los brazos al frente mientras Naruto negaba con la cabeza rápidamente— No toleró las mentiras,  viajarás a Kioto  y le llevarás un presente a tu madre. Tienes todas las vacaciones para pensar en tu comportamiento—rascó su cabeza—y… volver a casa—

El carmín se apoderó de las mejillas de Naruto,  abrazó a Sasuke por atrás con cariño.

—Te amo Sasuke—soltó el menor sin pensarlo.

La sonrisa de Sasuke se tornó maléfica  volteando su rostro para mirar al menor.

—Es lo menos que puedes hacer mientras vivas en esta casa, después de todo…  ya eres mío—

Salió de la habitación dejando solo al rubio que sentía su corazón explotar de un momento a otro.

Eso no estaba bien, ¡definitivamente le sacaría un te amo a ese teme !


 

 

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