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EN LA OBSCURIDAD por LuciHikari

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Notas del capitulo:

Hola (“)(*-*) bienvenidos a un nuevo capítulo de esta historia, no sé cuánto me voy a demorar en actualizar el próximo, así que por el momento disfruten este ji ji ji.

Si son sensibles a escenas de violencia, les recomiendo no leer este cap… caso contrario pueden continuar.

Algunas aclaraciones:

─bla, bla, bla─  diálogos

«bla, bla, bla»  pensamientos

Bla, bla, bla    recuerdos (escenas pasadas)

¡Pasen a Leer!

Título: Monstruos en la Oscuridad

Autora: LuciHikari

Intentó abrir sus ojos pero aunque lo hizo no veía absolutamente nada, todo a su alrededor estaba en penumbras; se sentía mareado y débil, no recordaba lo que había sucedido, no sabía dónde estaba, no sabía qué hora era, todo era tan confuso. Intento levantarse apoyando las manos sobre la suave superficie de la cama en la que estaba, pero éstas temblorosas no lo sostuvieron y volvió a caer sin fuerzas para volverlo a intentar; trato de ordenar sus pensamientos rememorando todo desde que inicio el día y se perdió en las imágenes de su mente.

Ese día se había levantado un poco más tarde de lo que acostumbraba, la noche anterior se  desveló por estar entretenido conversando por teléfono con su novio, que estaba en un viaje por unos negocios que tenía que atender y regresaba esa misma tarde después de estar ausente por tres días, lo extrañaba y no había medido el tiempo en su conversación, se imaginaba la cuenta que le iba a salir del teléfono, pero no importaba, estaba feliz.

Se desperezó estirando sus brazos y echando la cabeza hacia atrás, soltó un suspiro placentero por lo bien que descansó, con mucha energía se levantó. Ese día no tenía clases en la universidad ya que había terminado el semestre con buenas calificaciones por lo que no necesitaba ninguna recuperación, contaba con 15 días libres hasta que empezara el siguiente periodo; tomó un baño con agua tibia luego se vistió con unos jeans de color azul claro, una remera celeste colocando su colgante de cristal azul por debajo, unos zapatos deportivos negros y peinó su cabello un poco alborotado.

Su plan era salir a realizar algunas compras, pensaba prepararle a su moreno novio una deliciosa comida como sorpresa de bienvenida, revisó lo que tenían en la alacena e hizo una lista mental de lo que le haría falta. Se colocó una chamarra de color café, luego tomó su billetera y las llaves del departamento, salió y puso llave a la puerta antes de irse. Su departamento se encontraba en el tercer piso de ese edificio, decidió bajar por las escaleras, tenía muchos ánimos por lo que iba a hacer ese día; en el camino se encontró con uno de sus vecinos al que saludó antes de seguir bajando las escaleras y llegar a la entrada del edificio.

Apenas puso un pie afuera cuando una fría brisa lo golpeó, esa semana el clima se había enfriado mucho en aviso del cambio de estación, se arrebujó mejor en su chamarra y tomó rumbo hacia el supermercado que le quedaba más cerca, en busca de lo que necesitaba, nada le preocupaba y todo a su alrededor le parecía normal. Llego a su destino y se dispuso a comprar.

«Estoy seguro que esto le gustará» pensaba mientras escogía unos tomates frescos y muy rojos en la sección de frutas y verduras. Ya había terminado de escoger todo y se acercó a la caja para pagar lo que llevaría, sintió un escalofrío que recorrió su cuerpo como si lo observaran, volteó a ver a su alrededor pero no es encontró con la mirada de nadie puesta en él, le restó importancia y continuó con el trámite que le esperaba con la cajera del super.

Salió del lugar con una bolsa, no muy pesada, en la que llevaba todas las cosas que había comprado. Caminaba por la acera de regreso a su hogar, cuando un hombre se había acercado a él, traía un papel en sus manos que estaba enguantadas.

─Disculpe joven, ¿Podría ayudarme a encontrar una dirección?─ le dijo el desconocido, era un hombre joven de cabello negro, ojos cafés y piel blanca, su presencia le puso nervioso, pero no sabía la razón. El hombre al ver al chico dudar continúo ─Tengo una cita de trabajo y no conozco el lugar, le agradecería su ayuda─ trato de convencerlo de ayudarle.

─Claro─ dijo el rubio, después de todo no se debe negar ayuda a alguien que la pide, al menos eso pensaba él ─dígame la dirección─ dijo de manera amable.

─Aquí está─ le puso muy cerca del rostro el papel que llevaba en las manos, fue demasiado, no pudo ver lo escrito por lo que sujetó el papel para poder leer.

─Umm… veamos─ sabía dónde quedaba, y mirando a su alrededor trato de ubicarse para darle las indicaciones para llegar, se tomó un par de minutos.

De repente sintió su cuerpo aflojarse y que su pensamiento se nublaba, sentía como si estuviera medio dormido pero aun así se movía y escuchaba los ruidos a su alrededor, era una sensación extraña y no le gustaba; trató de hablar pero su cuerpo no le respondía «¿Qué me sucede? ¿Qué le pasa a mi cuerpo?» trataba de reaccionar pero no lo lograba, le susurraron que caminara y es lo que su cuerpo hacía, sin su voluntad.

Caminó con ese hombre hasta llegar a un auto de color negro, en el cual le dijo que se subiera y como si no tuviera voluntad lo hizo, cuando estaban dentro otro sujeto, que ya estaba ahí, sacó una jeringuilla con un líquido desconocido; sujetaron su brazo y él no podía resistirse, le inyectaron esa extraña sustancia, sus ojos se cerraron y todo se volvió negro.

Lo había recordado todo, desde que fue de compras hasta que ese hombre se lo llevó, «Me han secuestrado, no puede ser» pensaba desesperado, no entendían cómo o por qué había sucedido, él no poseía riquezas, no tenía nada que pudiera interesarle a la gente que lo secuestro, o al menos eso es lo que pensaba, no recordaba haber hecho mal a alguien como para que lo quieran lastimar «debe ser un error, eso debe ser».

Error o no, él no podía quedarse ahí, tenía que buscar la manera de salir de ese lugar y regresar a casa; trato de enfocar algo a su alrededor, sus ojos ya se habían acostumbrado a la falta de luz pero apenas si era visible el mueble sobre el que se encontraba, se fijó que ya no traía puesta su chamarra ni sus deportivos. Intentó moverse de nuevo y sintió que un poco de su fuerza había regresado, se incorporó en la cama y aún sentía su cuerpo un poco entumido, bajo los pies al suelo y le atemorizó estar en un lugar tan obscuro, como cuando era niño y temía que hubiera monstruos bajó su cama esperando para atraparlo, quitó esos pensamientos de su cabeza e intentó ponerse de pie, sin embargo no pudo permanecer así ya que sentía el cuerpo pesado y se volvió a sentar en el filo de la cama, necesitaba pensar que iba  hacer.

No sabía cuántos minutos estuvo absorto en sus pensamientos, reaccionó cuando escuchó el rechinar de una puerta al ser abierta, en un reflejo, giro hacia el lugar donde creyó haber escuchado el sonido pero en tan profunda oscuridad no logró ver nada, a pesar de eso escucho pasos avanzando y parecían dirigirse hacia él; logró vislumbra algo como una silueta cuando la persona estaba al pie de la cama en la que estaba sentado, pero aun así no podía ver de quien se trataba. Su corazón se aceleró al ser consciente que ya no se encontraba solo en ese cuarto y más aún al no saber las intenciones de esa persona desconocida, su cuerpo se tensó en la penumbra y el silencio.

En un parpadeo la figura se fue contra él, tomándolo fuertemente del antebrazo, no pudo reaccionar y en un desvarío se preguntó si esa persona lo podía ver en la negrura por la precisión al sujetarlo; trató de soltarse pero lo apretó más, hasta sacarle un quejido de dolor.

─Auggr─ en un movimiento, esa persona lo jaló, lo giró y le doblo el brazo por detrás de la espalda, presionado y haciéndole doler más ─Basta, me hace daño─ sin embargo la persona no dijo nada ─¡¿Quién es usted?! ¡¿Qué quiere de mí?!─ le peguntó al hombre, por la fuerza y el porte suponía que lo era, el otro no le respondió en cambio, con la mano que tenía libre, levantó el filo de la remera celeste y paseo su mano por el abdomen del joven rubio. Una idea aterradora llegó a la mete del joven y se confirmó cuando sintió esa mano subir hasta acariciar la piel de su pecho ─¡¡Noooo!!…─ gritó con fuerza ─¡eso nooo!─ y empezó a forcejear con las fuerzas que había recuperado, pero no parecía ser suficiente pues fue lanzado contra la superficie blanda de la cama sin ningún esfuerzo.

Al ser arrojado con tanta fuerza se golpeó la cabeza contra la cabecera y se aturdió por un momento, sin embargo su miedo lo trataba de mantener alerta, así que rápidamente giro para estar de frente a la otra persona, aún no podía ver a su atacante y este se volvió a lanzar en su contra. Lo sintió subirse en su cuerpo, aprisionándolo con las piernas a sus costados, intentó empujarlo pero el otro sujetó sus muñecas, era increíble la presión de los movimientos del desconocido mientras que él daba golpes de ciego, al tener sujetas sus muñecas, estas fueron inmovilizadas con fuerza sobre su cabeza y el hombre rasgaba la fina tela de su remera hasta quitarla de su cuerpo.

─¡Suélteme!─ dijo desesperado, no podía liberarse ─¿Por qué me hace esto?─ decía ya con lágrimas de impotencia en los ojos, pero el otro no contestaba, no decía nada. Con fuerza logro liberar una de sus manos y velozmente lo empujó mientras movía su cuerpo, haciéndole perder el equilibrio al otro y saliendo de la cama con rapidez, avanzó unos pasos en la oscuridad sin saber dónde estaba la salida, no se dio cuenta que el hombre ya lo había alcanzado, lo hizo solo hasta que le sujetó sus brazos son fuerza entre las manos, el rubio asustado empezó a jalar con todo su peso, logrando que sus brazos resbalaran un poco del agarre, ante esto el sujeto clavó las uñas en la piel para causar dolor y que dejara de halar, pero el joven prisionero no se amedrento y tiró con fuerza, haciendo que las uñas se arrastraran por los brazos hasta sus muñecas, levantando la piel logrando un poco de sangre en el camino, causando horribles arañazos y dolor.

El hombre lo soltó de golpe haciendo que cayere en el suelo, pero no le dio tiempo a nada, le propinó un buen golpe en su costado, que hizo que se retorciera, el otro aprovecho para ponerlo de pie con facilidad y volver a doblar su brazo para que no se moviera, lo empujo de camino a la cama, pero antes de volverlo a tirar sobre ella, con su mano libre soltó el broche del pantalón y bajó la cremallera; el rubio adolorido se tensó con la acción realizada y antes de forcejear volvió a caer boca abajo en la cama, sintió como tiraban de los filos del pantalón hasta sacárselo por completo, no pudo evitarlo e intentó levantarse apoyado en sus codos pero una fuerte mano lo empujó desde la nuca contra el colchón, su cara quedo enterrada en este y no podía respirar correctamente.

El secuestrador lo tenía presionado con fuerza contra la cama, con una sola mano, se colocó a horcajadas sobre sus piernas y con la mano libre acaricio lentamente la suave piel del cuello, deleitándose con el tacto, esa misma mano se situó en la parte baja del cuello y con las uñas fue arañado la tersa piel a lo largo hasta llegar a la parte baja, dejando marcas visibles y muy rojas, lo repitió varias veces, abarcando toda el área de la espalda; el joven intentaba mover el cuerpo haciendo fuerza con los brazos pero no lo conseguía, desesperado estiró una mano hasta alcanzar el muslo de su atacante, lo golpeo con poca fuerza por la posición en que se encontraba y el hombre al ver su intento volvió a propinarle un fuerte golpe en el mismo costado, haciendo que se quejara por el dolor y que sus quejas fueran amortiguadas por el colchón.

Parecía que se había hartado de la espera y de la resistencia inútil del joven, con la mano que había marcado la espalda, arrancó la tela de la ropa interior del rubio, que era la única prenda que aún conservaba, dejó al descubierto las nalgas de su presa y con lascivia las acaricio, pellizcó e incluso les dio unos azotes con las manos; el rubio sintió las “caricias” y se sintió asqueado de que lo  tocara de esa forma, pero sus quejas no eran atendidas. De pronto sintió que lo giro sobre la cama, ahora estaba de espaldas al colchón,  aprovecho la posición e intento dar un golpe al frente pero recibió un puñetazo en el abdomen que lo dejó sin aire por un momento.

Ese maldito se agacho sobre él e intentó darle un beso, cuando entendió su acción apartó el rostro, solo a su amado quería besar,  pero fue sujetado del cabello con rudeza y besado a la fuerza, al sentir esto, fingió que iba a corresponder y cuando el otro profundizo el contacto, aprovechó y le mordió con fuerza el labio, llegando a sentir el sabor metálico de la sangre; ese acto le valió que le diera varios puñetazos en la cara, enrojeciendo sus mejillas y partiendo sus labios que empezaron a sangrar abundantemente, además los fuerte golpes lo habían dejado un poco aturdido. Sintió como ese hombre se arrodillaba en frente suyo y colocando las manos en sus piernas, un poco más arriba de las rodillas, intentaba abrírselas; se resistió todo lo que pudo y a cambio la fuerza se incrementó, marcando sus muslos con la presión de los dedos, no dejaría de luchar, sus rodillas no se separaron.

De repente la presión se fue, por un momento sintió alivio, pero éste se desvaneció tal como había llegado, ya que recibió varios golpes en sus costados y abdomen que lo dejaron sin fuerzas, ese fue el momento que aprovechó su atacante para abrirle las piernas y colocarse entre ellas. «¿Qué dijo?» le pareció que le había susurrado algo pero su mente nublada por el dolor no lo logró captarlo, ni tampoco el sonido de una cremallera bajando y el pantalón deslizarse; lo que sí sintió fue algo duro que se colocaba entre sus nalgas y el pánico se apoderó de él.

─No, por favor no─ le suplicó con la voz entrecortada y sus ojos inundados en lágrimas, pero como antes, ni siquiera le prestó atención, sintió aún más presión en ese lugar tan íntimo.  ─¡Ayudaaa!, ¡Alguien que me ayuuude! ¡Por favoooor! ¡Auxiiiliioooo!─ gritó con todas la fuerzas que tenía en ese momento, pero el otro ni siquiera intentó callarlo, seguro no había nadie  que pudiera venir a ayudarle. ─Aaaaaaaahhhhhhgggg─ un desgarrador grito salió de su garganta al tener la horrible sensación de algo abriéndose camino dentro de él a la fuerza, su cuerpo se tensó de tal manera que pudo sentir claramente el desgarro de su interior, intentó retroceder pero fue inútil, le sostuvo de las caderas con fuerza, impidiendo su escape. Sus manos desesperadas intentaron alejar al intruso pero fueron aprisionadas a los lados de su cabeza, su cadera ahora libre de presión, pero igual de atrapado; lo sintió descender sobre él y sintió como mordía con fuerza sus pezones hasta hacerlos sangrar a cada uno, lo sintió besar su cuello y él movió desesperado su cabeza y su cuello fue mordido con fuerza hasta hacerlo sangrar un poco, varias mordidas fueron dadas a lo largo de su cuello y hombros.

El dolor se multiplicaba en todo su cuerpo, sus ojos no dejaban de derramar gotas cristalinas llenas del pesar de su corazón, sintió como ese asqueroso hombre comenzaba a moverse en su interior, destruyendo todo a su paso, su cuerpo, su mente, su dignidad, su orgullo, hasta su amor propio; las fuerzas lo abandonaron, se sentía como un cascarón vacío, un cascarón vacío y roto de tal forma que no se volvería a reconstruir; el tiempo se distorsionó en su mente, ya no importaba si pasaba un minuto o un año, ya no importaba.

Ya no quería sentir más, ya quería que todo acabara «por favor que termine, que termine, que termine todo»; sintió como ese ser se derramaba en su interior, llenándolo, manchándolo. Sintió ese veneno mezclarse con su sangre, contaminando su sistema, pudriendo su alma y matando su ser. Ese se salió de su cuerpo y él no pudo más que colocar de lado su mancillado cuerpo y seguir derramando el dolor por sus azules y ahora opacos ojos. Una última frase apenas audible a pesar del silencio salió de sus maltratados labios ─Sasuke, ayúdame─ dedicada a su amado y después todo se volvió negro, había caído inconsciente, mientras los monstruos de la obscuridad plagaban sus sueños o mejor dicho pesadillas.

Una figura en la penumbra contemplaba a la herida figura, admirando su trabajo hasta que algo llamó su atención; con paso lento se aproximó, levantando un poco los dorados cabellos, sujetó y arranco del cuello del joven el collar con el cristal azul; halando la vieja sábana de la cama cubrió, a penas, al frágil y roto ser que en ella yacía. ─Te dije que te arrepentirías precioso─ dijo con un deje de orgullo y arrogancia en sus palabras, guardando el collar en su bolsillo, para luego salir del lugar y dejar abandonado al joven rubio en ese lugar desolado.

§  *  a94;  *  §

En otro lugar un joven pelinegro llegaba un poco tarde, porque su vuelo se retrasó, al departamento que compartía con su novio, ignorante de todo lo acontecido.

Continuará?

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer ^-^

¿Qué les ha parecido el capítulo?

¿Demasiado sufrimiento o muy poco?

Vuelvo a preguntar ¿Quién creen que sea el malo? 3;) ji ji ji

Gracias por sus comentarios, ellos me animaron a seguir la historia, gracias a: Yuki, Corolain chan y a ti también Anónimo je je je

Hasta Pronto  ^-^


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