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Lo que sucede en vacaciones, se queda en... por lady_chibineko

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Después de ese día, ambos trataron de pasar el mayor tiempo posible y por primera vez en muchos años, Severus Snape se permitió quedarse en la cama pasadas las 5 de la mañana, llegando incluso hasta el medio día en un par de ocasiones; después de todo tenía un buen motivo para no querer salir de entre las sábanas.

Harry a pesar de ser un poco tímido a la hora de pedir algo, era sin embargo bastante animoso y no dudaba en aceptar nuevas posiciones o experiencias en el colchón... o en la ducha... o en la mesa... e incluso una memorable ocasión en el bosque, donde los jadeos y gemidos del chico asustaron a más de uno de los habitantes del lugar, pero valió la pena.

Y lo mejor de todo fue que no solo se trató de sexo, sino que hablaron, discutieron, se rieron y hasta se enfadaron, tras lo cual tuvieron una magnífica reconciliación (en el bosque).

Entre esas conversaciones, ambos compartieron con el otro situaciones o emociones que, extrañamente, no se habían animado a compartir con nadie más... tal vez porque ambos se dieron cuenta de las similitudes en la soledad en que vivían ambos desde pequeños, lo cual los hizo sentir un poco más cercanos de lo que siquiera pudieron pensar.

Y Harry le contó al ojinegro lo culpable que se pensaba por la muerte de mucha gente conocida, como por ejemplo de la muerte de Percy Weasley y como sentía que no era merecedor, por ello, del cariño que toda la familia Weasley le brindaba en cada momento que se reunía con ellos.

- "Habla con Arthur y con Molly, te sentirás mejor."- le dijo Severus la madrugada del sábado, luego de mucho ejercicio físico, un relajante baño y un par de horas de conversación- "Ambos son personas muy centradas y maduras... y lo negaré todo si le comentas a alguien lo que estoy diciendo; pero sé que son lo más cercano que has tenido a una familia, no soy ciego, y cuanto más tiempo te guardes todo esto adentro, más difícil será... y entonces un día, cuando por fin quieras hablarlo, pueda que ellos ya no estén para escucharte."- terminó de decir un poco dolido y Harry calló y asintió, dándose cuenta que Severus de alguna forma le estaba revelando que él había pasado por algo parecido y que tenía sus arrepentimientos.

Realmente iba a tener muy en cuenta las palabras y consejos de Severus, TODOS los consejos que el hombre le estaba dando; y pensaba agradecérselo ese mismo día al conseguirle un par de cosillas en el mercado de fin de semana, donde lo arrastró sin consideración más tarde y donde compró lo necesario para otra parrilla. Severus ni siquiera se quejó.

Además, Harry se sintió muy identificado con el mayor cuando éste le confesó que también tenía por compañía un ave blanca.

- "¡¿Una lechuza?!"- preguntó Harry emocionado, mientras paraba en seco en medio del bosquecillo donde, una vez más, andaban paseando y colectando muestras.

- "Un cuervo."- respondió entonces Severus y Harry abrió los ojos bastante interesado, dejando tras de sí la pena que le daba pensar en Hedwig.

- "¡Un cuervo! Son muy inteligentes, apuesto a que nunca falla con la correspondencia."- entonces se puso a pensar- "Algunos logran hablar... ¿El tuyo habla? ¿Cómo se llama? ¿Cuándo lo conseguiste? ¿..."

Severus lo cortó en medio de su avalancha de preguntas con un certero golpecito en la cabeza.

- "Para mocoso, me estás mareando."- refunfuñó arisco, pero pronto soltó una de esas media sonrisas que Harry estaba aprendiendo a reconocer... y querer- "Y si, Balthazar sabe hablar muy bien y entiende lo que le dicen, pero a sus 15 años es un pequeño sinvergüenza y solo abre el pico cuando le da la gana."- dio por respuesta el ojinegro, y luego continuó con un tono un poco más serio- "Y nunca ha traído la correspondencia, ni la traerá... no puede volar, nunca lo ha hecho; está acostumbrado a caminar a nivel del suelo por mis habitaciones y a veces por el suelo de las mazmorras."

Harry pronto estaba en estado de Veterimago y con aire casi profesional (algo que Severus había notado un par de veces pero en lo que no había reparado mucho) preguntó.

- "¿Qué paso? ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?"

Severus miró a Harry y notó el completo interés del muchacho, por lo que decidió contarle del suceso en el que conoció a Balthazar.

Sucedió un par de años antes de que Harry conociese algo sobre la magia y entrase a Hogwarts. El Lord había encargado una misión bastante arriesgada a Severus y éste no pudo negarse, pues ponía en peligro su papel como doble espía.

Pero la misión no salió bien y Snape tuvo que quedarse refugiado en una cueva en un bosque casi tan tenebroso como el Bosque Prohibido durante varios días, en los cuales no solo estuvo a punto de perder la salud, sino también la razón.

Fue entonces que encontró a este polluelo con apenas el plumaje necesario para mantenerse caliente y con la alita rota, el cual había caído de un nido demasiado alto como para que Snape lo alcanzara y de todas maneras sospechaba que en el estado del polluelo, la madre lo rechazaría.

Le arregló el ala con un par de ramitas y un pedazo de tela rasgada lo mejor que pudo y pronto volcó su sanidad mental en ese animalito, dándose de paso una razón para salir vivo de aquel lugar.

Fue difícil, pero logró salir y aunque el Lord lo castigó de manera dolorosa por haberle fallado, lo importante era haber sobrevivido y que su pantalla no había sido descubierta. Además, había conseguido algo de compañía en sus frías mazmorras.

Harry lo escuchó con el corazón en la mano, posiblemente imaginando cada situación que le estaban contando y al final tuvo que aspirar hondo  para no dejarse avasallar por toda la emoción que lo embargó.

No le dijo a Snape como lo sentía o que se imaginaba lo asustado y solo que debió de haberse sentido, porque la verdad era que Harry mismo había odiado cada vez que alguien le decía algo como eso tras contar alguna de las situaciones que vivió durante la guerra contra el Lord. Además el tema principal era el cuervo, lo que había pasado en ese bosque era justo eso, pasado y no valía la pena abrir heridas emocionales ya superadas.

- "Bien..."- comenzó Harry- "Es cierto que lo más probable es que Balthazar no vuelva a volar, sin embargo..."- el muchacho se cruzó de brazos y frunció el entrecejo- "Estoy seguro de que cualquier ave se siente más a gusto estando a cierta altura en alguna percha para aves que a nivel del suelo."

Entonces el muchacho procedió a explicarle a Snape, con mucha paciencia y mientras retomaban la caminata, algunos ejercicios que él había usado antes en pacientes emplumados para ayudarlos a recuperar el movimiento de sus alas.

Snape escuchó con atención, viendo la lógica tras el pensamiento de Potter y finalmente Harry terminó diciendo.

- "Tal vez si lo traes a mi consulta pueda hacer un diagnóstico más preciso."

Severus alzó las cejas ante aquello. Era cierto, Harry era un veterimago y lo obvio era que trabajase en una clínica veterimágica.

- "¿Y dónde queda tu consulta, si se puede saber?"- preguntó el hombre interesado, sin esperar la reacción del ojiverde.

- "¿No sabes?"- preguntó un poco sorprendido- "Creí que a estas alturas Hagrid me había promocionado con todo aquel que se cruzase en su camino."- terminó de decir mientras reía ante la cara de pena de Snape.

- "Bueno... no siempre le presto mucha atención que digamos a Hagrid."- respondió hosco y Harry comenzó a reír incluso más fuerte, logrando que Snape se comenzara a enfadar, lo cual Harry notó al instante- "¡¿Me vas a decir o no?!"- preguntó finalmente Severus un tantito enojado, quien de pronto se daba cuenta que ni siquiera sabía en donde vivía el chico.

Harry pareció pensárselo un momento y de pronto tras tomar a Severus de las solapas y estamparle un señor beso, le susurró.

- "Solo si me atrapas primero."

Y salió corriendo en dirección a los bungalows.

Severus lanzó un rugido de frustración y olvidando el paseo y las muestras y todo lo demás, salió como bólido tras el muchacho ¡Qué el era un espía entrenado, por Merlín! ¿Cómo se atrevía ese mocosito insolente a retarlo?

Por supuesto que Snape logró atrapar a Harry... solo que la dirección de la consulta o cualquier otra cosa quedaron olvidados cuando Harry comenzó a darle al mayor la mamada de su vida.

Cosas que suceden durante las vacaciones.

Hasta que finalmente el último día de vacaciones de Harry llegó y el chico observó su equipaje ahora ya listo en la cama y el trasladador que iba a usar para volver a casa en la mesa de noche.

Harry suspiró al tiempo que alguien tocó su puerta. Él ya sabía de quien se trataba.

- "Pasa, Severus. Está abierto."

El mayor hizo tal y como se le indicó y pronto estaba al lado de Harry, observando también el equipaje.

- "Veo que ya tienes todo listo ¿A qué hora se activa tu trasladador?"

- "10 de la mañana."- respondió el ojiverde con un tono de voz miserable.

- "Un par de horas entonces."- miró al chico casi y hacer un puchero y suspiró al sentirse extrañamente apesadumbrado esa mañana.

No, no iba a mentirse... la partida de Harry era lo que lo tenía así y aunque el trato había sido solo por vacaciones y sin ninguna atadura posterior, como que ahora eso lo decepcionaba un poco. Volvió a mirar al menor, quien evadía su mirada de manera insistente y en cierta forma también se lo veía apesadumbrado... tal vez... tal vez...

- "Entonces ¿Tomarás vacaciones el próximo año?"- preguntó Severus de la nada y su inspiración fue recompensada con dos esmeraldas fijas sobre él.

- "¿Próximo año?"

Snape asintió, mientras se cruzaba de brazos.

- "Estoy pensando en tomar vacaciones una vez al año a partir de ahora... vivir la vida y todo eso. Tal vez podría volver aquí, no estoy seguro; tal vez otro lugar... tal vez ¿planeas tomar vacaciones también el próximo año?"

Snape no necesitó la respuesta que vino luego, pues con ver el brillo entusiasmado en aquellos ojos verdes supo que las vacaciones iban a darse el próximo año también, y tal vez el que le seguía a ese.

Iba a sugerir un desayuno, pero las dos horas restantes las pasó con los brazos llenos de Potter, planeando las siguientes cinco vacaciones en lugares pequeños, alejados y a la espera de nuevos secretos y momentos que construir, todo entre besos, caricias y susurros.

Y luego de eso, Severus no pudo dar su paseo diario por el pequeño bosquecillo sin escuchar el eco de la risa del chico.

Pero aún tenía la promesa de una siguiente vez.

~.~.~.~.~.~



Por su parte Harry volvió a su hogar en Londres mágico y a su consulta en el Callejón Diagon, y aunque tenía pacientes con los cuales ponerse al día se decidió a cumplir su promesa hacia cierto profesor de Pociones y hacer las paces con vivos y muertos.

Su primera parada fue Hogwarts y no pudo menos que sentirse absolutamente culpable al ver las expresiones de sorpresa y alegría de todos los que lo recibieron, sobre todo porque no se lo podían creer.

Harry repartió obsequios y tiempo entre todos y prometió volver, sintiendose más ligero a su partida y sin poderlo evitar mentalizó la oscura figura del profesor con el que más veces chocó en su época de estudiante y le dio un gracias por haberlo ayudado a hacer las paces consigo mismo.

Su siguiente parada fue la Madriguera en día de semana y sin anunciarse, donde por fin pudo tener esa conversación que necesitaba pero que había evadido por tanto tiempo, a solas con Molly y Arthur.

Les pidió perdón por no haber sido lo suficientemente rápido y capaz como para salvar a Percy y lo hizo con el corazón en la mano, seguro de que la pareja podría sacar todo lo que tenía dentro, y él lo soportaría. Así que cuando ambos lo miraron entre confundidos y asombrados y le aseguraron de corazón que nunca lo habían culpado y '¿Pero por qué no nos dijiste antes como te sentías Harry?' y 'Oh, cielo. Ven aquí, creo que necesitas un abrazo.' Harry por fin tuvo la oportunidad de llorar lo que debía de llorar y tranquilizar su conciencia, prometiendo incluso ir el fin de semana con ambos al cementerio para rendir su respeto a los muertos, como hacía tiempo no lo hacía.

Y no pudo evitar volver a agradecer de manera silenciosa a Severus, por ser la voz y la fuerza que lo habían impulsado a atar los cabos que estaban sueltos.

Ahora tan solo tenía que esperar al siguiente año y lo haría. Hacía mucho que había aprendido a ser paciente y esperar, incluso por cosas que nunca iban a llegar, así que con más razón podría esperar por algo que si se iba a dar ¿Cierto?

~.~.~.~.~.~



Cuando Severus Snape volvió a Hogwarts, con el espíritu renovado y sin nada de estrés encima... lo único que deseó fue dar media vuelta y volver a irse por donde vino. Pero él ya estaba acostumbrado a sentirse así, así que respirando hondo se enfiló hacia las mazmorras dispuesto a volver a su rutina de siempre.

Deshizo el equipaje y ordenó todo en su respectivo lugar, encontrando además nuevas locaciones para cierto par de adornos nuevos que Harry le había comprado el último sábado que pasaron juntos, tras lo cual fue por Balthazar a la oficina del Director y volvió a sus habitaciones donde se dedicó el resto de ese día a organizarse para el inicio de clases, para lo que faltaba todavía un mes.

O por lo menos eso intentó, pero en todo lo que podía pensar era en manos suaves, besos calientes y ojos verdes.

Su cabeza fue a estrellarse en más de una ocasión al escritorio ese día.

Y ni que decir de los siguientes días.

De pronto estaba atrapado en las conversaciones entre Dumbledore y el resto de la pandilla de chismosos de Hogwarts, donde el tema principal de conversación parecía ser cierto mocoso que había llegado al castillo hacía poco de visita y había llevado adorables regalos para todos.

Eso le recordó que tenía presentes para entregar también... claro que no tenía que entregarlo todo en el momento ¿o si? Por lo pronto, un fragmento de lo dicho por Hagrid llamó su atención.

- "... y le va tan bien en su consultorio en el Callejón Diagon. Aunque de acuerdo a Dorhem ¿se acuerda de Dorhem, profesor Dumbledore? ¡Oh!, gran muchacho ese Dorhem, le gustan mucho los animales; pues bien me comentó que Harry ha estado un poco como ausente desde hace días. Espero que no esté enfermo ¿tal vez debería de enviarle unos cuantos suplementos? le preguntaré a Madame Pomfrey, sí, eso haré..."

Y Hagrid siguió hablando, pero Severus se desconectó por completo de lo que sea que el hombre estuviese balbuceando. Al parecer no era el único en extrañar las vacaciones.

Y Harry Potter tenía su consulta en el Callejón Diagon... miren cuanta coincidencia, justo tenía pensado pasar por allí un día de estos.

Bien, había algunas cosas que planear, pues la inspiración había vuelto y otra vez había ideas fluyendo en su mente.

Y tal vez... solo tal vez...

~.~.~.~.~.~



Casi dos meses y medio habían pasado desde su regreso a casa y la verdad era que Harry no se podía sacar a Severus de la cabeza, sin embargo lo había prometido, que aquello iba a ser solo durante las vacaciones.

¿Y acaso no tenían ya planes nuevos para las siguientes vacaciones? Debería de conformarse solo con eso.

Pero era más fácil decirlo que hacerlo. Hasta Luna y Neville se habían dado cuenta de que algo pasaba y habían logrado sacarle a cucharitas que había 'conocido' a alguien, pero nada más.

Harry suspiró una vez más mientras acariciaba con cariño la cabeza del Cangrejo de Fuego del señor Silverstar, quien como buen Slytherin de abolengo lo miraba como a trapo viejo, pero pagaba bien y Harry adoraba a Cecyl, la mascota de 55 años que llevaba dos años como su paciente, así que ha hacer de tripas corazón y aguantar los malos ratos.

Le dio un último pase de varita para asegurar su diagnóstico y con cuidado bajó a Cecyl de la mesa de examinación y lo colocó en su transportador. El reflujo gástrico del buen bicho ya había parado, así que Harry esperaba que ahora el animal pudiese comer con normalidad y recobrar el kilo que había perdido.

Escuchó la campanilla sonar y supo que era Silverstar que había llegado (con 15 minutos de retraso, como todo buen aristócrata), así que alzó el transportador de Cecyl con un hechizo de levitación y escribió la nueva dieta del animal en un pergamino, el cual atachó a otro con la receta médica para el próximo mes. Fue hasta donde era esperado, cumplió con dar todas las recomendaciones del caso y los pergaminos y entonces vino la mejor parte: Cobrarle al hombre para luego verlo desaparecer.

Harry depositó la ganancia del día en la caja y se dirigió hacia su oficina, pasando antes frente a donde Luna atendía a una pequeña lechuza que había llegado por primera vez al consultorio junto a su dueña, una señora de mediana edad que parecía muy agradable.

Miró el reloj de pared y se dio cuenta que faltaban solo 10 minutos para cerrar, seguro esa lechuza sería el último cliente del día y conociendo a Luna, terminaría justo antes de que llegase Neville.

Los pensamientos de Harry fueron invariablemente de la pareja hacia lo vivido en vacaciones una vez más, y es que haber tenido brazos a los cuales llegar, aún cuando haya sido por una breve semana, se había sentido muy pero muy bien.

*¡Ya basta Harry! Nueve meses, más; solo nueve meses más. Estuviste sin sexo y sin abrazos por años, puedes esperar nueve meses más.*- se amonestó el chico, siendo entonces interrumpido por el sonar de la campanilla de la recepción.

Cinco minutos para la hora de cierre... seguro era una emergencia.

- "¡Estoy yendo!"- replicó cuando la campanilla del recibidor sonó por segunda vez y aceleró el paso, tratando de no verse fastidiado o molesto.

Sin embargo al llegar, solo una emoción se dibujó en su rostro.

Sorpresa. Y a niveles industriales.

Allí, frente al mostrador, se encontraba ni más ni menos que Severus Snape, quien al ver a Harry salir a recibirlo alzó una jaula sobre el mostrador, la cual contenía a un viejo cuervo blanco de aspecto arisco, el cual no movió una pluma al notar al más joven mirarlo y en cambio soltó un aura de desidia total hacia el mundo fuera de su jaula que iba muy a juego con el carácter de su dueño.

- "Buenas tardes."- saludó entonces el profesor de Pociones de Hogwarts- "Mi ave de companía necesita un nuevo veterimago y fui informado, por varios de mis compañeros de trabajo, que este consultorio veterimágico es un lugar adecuado."

Harry salió un poco de su estupor y se acercó hacia Severus, el cual ahora solo se encontraba alejado de él por el área que era ocupada por el mostrador.

- "Si... si claro, yo... ¿Qué necesitas? Eh, necesita... Profesor Snape."- preguntó Harry con el rostro en camino a sonrojarse todo.

Justo en ese momento la puerta se abrió de nuevo y por ella entró Neville, quién paró en seco al ver al cliente hablando con Harry. Y lo mismo sucedió con Luna, quien justo salía con la dueña de la lechuza, a quien le estaba explicando como administrar las pociones vitamínicas recetadas en el pergamino que le estaba dando.

Snape miró de reojo hacia las personas que habían invadido el ambiente y decidió ignorarlos a todos, no era por ellos que había venido; así que se centró en Harry al tiempo que abría la jaula y sacaba al cuervo blanco de la misma.

- "Mi ave de compañía, su nombre es Balthazar, nunca ha volado en su vida."- comenzó a explicar Snape- "Lo cual en verdad nunca nos ha molestado o importado, a ninguno de los dos. Sin embargo... hace unos meses, alguien me sugirió que a pesar de la edad, pues tiene ya 15 años, Balthazar podría sentirse más a gusto de poder llegar a lugares un poco más altos y de paso ejercitaría las alas, lo cual tal vez sea necesario para él... de nuevo, no que eso nos haya afectado mucho, pero si puedo darle una mejor calidad de vida..."- Snape se encogió de hombros- "Es después de todo, parte de los que me importan."- entonces Balthazar miró a Harry y acercándose, trató de picarle los dedos de una mano, a lo que Severus frunció el entrecejo- "Balthazar, compórtate."- dijo con voz seria, sin embargo el cuervo no pareció siquiera acojonarse por ello, tan solo esponjó el plumaje y miró a Severus.

- "Compórtate, compórtate."- repitió el cuervo y volvió al ataque del dedo de Harry, sin embargo fue un picoteo cariñoso que el joven veterimago recibió con una sonrisa.

- "Si, bien. He estado tratando de lograr que Balthazar coopere con los ejercicios y algo he logrado, sin embargo esa persona también me recomendó llevarlo a una consulta para un chequeo y como ya dije, este consultorio me ha sido muy bien recomendado."

Harry entonces se sonrojó de manera extrema y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no soltar risillas como una colegiala a la que el chico más popular le había lanzado un piropo. Acarició con suavidad la cabeza del cuervo y con cuidado llevó sus manos hasta el ala derecha de la misma, tratando de ignorar el hecho de que había notado como la mirada de Snape había ido de frente a sus manos y luego le había lanzado otra mirada que decía que se acordaba perfectamente cómo se sentían esas mismas manos sobre su piel.

El chico carraspeó.

- "Si bien, puedo entender porque no vuela. Los huesos de esta ala están mal soldados y los músculos débiles por falta de uso. Sin embargo, es cierto que con la terapia adecuada, tal vez pueda arreglárselas para llegar a perchas un poco más altas donde se sienta más a gusto."

- "Eso esperaba escuchar."- respondió Snape con voz sedosa, haciendo a Harry suspirar casi hipnotizado.

Y a Neville casi atragantarse con su propia saliva, pero a nadie más que a Luna pareció importarle eso.

- "Entonces señor Potter ¿cree poder llevar el caso de Balthazar?"- continuó Snape con la misma voz sedosa, logrando que Harry tuviese problemas para sostenerse sobre sus piernas.

- "S-si, ¡Si!, ejem... claro que si... déjeme hacerle un itinerario de visitas y... esto, tal vez sea bueno una consulta más extensa..."

- "Bien..."

- "Bien..."

Harry y Severus casi y se comían con los ojos; los otros ocupantes de ese espacio comenzaban a sentirse incómodos, Severus notó con algo de malsana diversión, mientras la bruja se despedía de Luna y salía por la puerta de la consulta.

Pues iban a sentirse incluso más incómodos, porque Severus Snape había venido con una misión y lograr citas con Harry para la terapia de Balthazar era tan solo una pequeña parte de esa misión. Ahora que había logrado averiguar que Harry lo echaba de menos tanto como él mismo extrañaba al chico, se decidió que era hora de dejar las cosas un poco más en claro.

Harry había empezado a pasarle la varita encima del ala al cuervo y ahora tenía una imagen tridimensional de la forma en que estaban soldados los huesos. Harry frunció el entrecejo, era demasiado tarde para recolocar esos huesos en su lugar, incluso con magia, debido a la edad del animal y la cantidad de años pasados desde la lesión; pero Harry estaba dispuesto a hacer todo lo posible por su nuevo y muy valioso paciente.

- "Entonces, señor Potter"- de pronto interrumpió Snape los pensamientos del veterimago- "Escuché por allí que tomó unas cortas vacaciones ¿La pasó bien?"- preguntó el hombre mayor, con los brazos cruzados y semi apoyado contra el mostrador.

A Harry se le arreboló de nuevo el rostro.

- "Ah, mmmm... si... si, fue... mágico."- respondió el chico de pronto sin aliento.

Severus sonrió de manera casi zorruna y a Harry se le disolvió la imagen tridimensional que salía de la punta de su varita.

- "¿Sabe qué? Yo también tomé unas vacaciones."- Severus se acercó entonces por sobre el mostrador a Harry y casi le sonrió- "Definitivamente mágicas."- comentó casi de inmediato.

A Neville y a Luna casi y les da un soponcio al ir entendiendo por fin de que iba todo aquello.

- "En realidad..."- continuó Severus, con el rostro cada vez más cercano al de Harry- "Casi y siento que mis vacaciones continúan."- su aliento rozó los labios del más joven- "Mocosos insufribles, calderos explotando y padres que no tienen ni idea del desastre ambulante que son sus hijos ¿que podría ser más relajante?"

A Harry se le fue el aliento y al rato comenzó a asentir con fuerza, no muy seguro de poder hablar, pero debía de intentarlo.

- "¡Sí!... es decir, si, si. Casi y siento que mis vacaciones continúan también."- el pobre sentía que el corazón se le iba a salir del pecho y fue un milagro el que no perdiese el conocimiento cuando el aliento de Severus le empañó los cristales de los anteojos, justo cinco segundos antes de recibir un suave y húmedo beso.

Dos cosas sucedieron en ese momento.

Balthazar picoteó en el mentón a Severus y con mal talante le dijo.

- "¡Compórtate!"- con lo cual Harry y Severus tuvieron que cortar el beso.

Además, Neville se desmayó y cayó redondito al suelo porque Luna estaba demasiado distraída como para atraparlo o siquiera darse cuenta de que estaba cayendo.

Severus decidió ignorar a Longbottom y mirar mal al ave.

- "Eres un entrometido."- le dijo sin embargo con cariño, a lo que el ave esponjó las plumas y con un tonito de autosuficiencia respondió.

- "Lo soy."

Severus sonrió y con cuidado volvió a meterlo a la jaula para finalmente mirar a Harry, quien estaba todo alelado.

- "Entonces, señor Potter ¿está bien si vuelvo el sábado? Digamos ¿20 minutos antes de que cierre?"- preguntó el profesor con suavidad mientras volvía a acercarse al chico por sobre el mostrador y le susurraba al oído- "Conozco un restaurante en Londres Muggle que casi y tiene comida decente."

Harry lo miró con emoción y asintió.

- "Lo estaré esperando, profesor."- contestó con una sonrisa enorme estampada en el medio de la cara y eso fue todo lo que Severus necesitó antes de tomar la jaula con cuidado, lanzar un guiño prometedor y dar la media vuelta.

- "Señorita Lovegood... señor Longbottom."- se despidió el hombre justo antes de pasar por la puerta y desaparecer por las calles del callejón, sin importarle mucho que el segundo aún no estuviese consciente.

Y en cuanto a Harry, de pronto todo estaba bien en su mundo de nuevo. El cielo era claro (aún en Londres), el aire se sentía más puro que nunca (sin importar que en realidad no lo fuese) y la vida era de pronto como unas vacaciones.

Unas eternas vacaciones, si es que algo tenía que decir él al respecto.

Porque lo que sucede en vacaciones, se queda contigo para toda la vida.


The End

Notas de la autora:


Y he aquí el segundo fic que me inspiró el reto de Vacaciones de Verano 2015 de la Mazmorra del Snarry, pero el primero que termino. Lo que no tiene mucho sentido pero así es la inspiración, espero que lo hayan disfrutado... aunque me quedó rosa, rosita, rosa ^^ pero así soy yo, melcochosa para escribir.

Espero que les haya gustado y no les haya dado diabetes.

Trataré de publicar el otro fic que tengo a medias lo antes posible.

Un beso felino para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~.

Campaña de NO AL PLAGIO

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