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¿Es solo por una venganza? por CronorBlack

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Notas del capitulo:

oh dios jaja bueno...

¡¡disculpen por la tardanza!! como en mi casa ya no tengo internet y al unico lugar al que no me cobran es en la casa de mis abuelos lo subo por aca.

Antes de continuar queria avisarles que no creo subirlo todos los domingos pero voy hacer el intento de terminarlo antes para poder subirlo los dias que siempre vengo con mis papas a la casa de mis abuelos.

NO quiero quitarles mas tiempo así que ¡A leer!

Capitulo 2: Un pequeño vistazo al pasado

 

— ¿Qué ha dicho?

—como tengo entendido recibí información de que mi hermano esta en este hospital, quiero  verlo

—am lo siento Uchiha-san me temo que eso no podrá ser

—… no se si le importa pero, creo que usted no desea morir ¿o me equivoco?

—como usted sabe, no deseo morir pero la información de pacientes no me corresponde, yo solo hago operaciones y no estoy con la obligación de decirle información personal de otros pacientes a menos que el presidente de este hospital me lo pida, disculpe dejarlo con la palabra en la boca, iremos  a operar a su chico… si me disculpa

—Hijo de perra —susurró levemente una vez que la puerta al frente fue cerrada por  el mismo medico—

Chasqueo su lengua, los hospitales siempre lo estresaban, demasiado para su gusto. Maldito su padre por no darle la respuesta cuando se la pregunto y maldito Itachi por no buscarlo cuando debía.

Pff” se dijo en su propia mente mientras comenzaba a caminar hacia la salida. Con paso firme y manteniendo su pistola en el pistolero que levaba sus manos se escaparon del lugar, pero solo una ingreso hasta su cuello para sacar un pequeño collar familiar.

Sonrió por eso, el recuerdo de años antes lo atormentaba nuevamente y ahora más que nunca, ese estúpido collar siempre se salía con la suya. Recordar a sus seres queridos era lo menos que deseaba en esos momentos de guerra. ¿Por qué recordar a una madre que nunca estuvo con él? Ni siquiera él podía responder esa pregunta y eso era bastante extraño, un Uchiha siempre tiene palabras sabias las cuales decir en un momento crítico, pero no podía entender el por qué querer a una persona muerta y más si por culpa de ella su padre lo recriminaba todo el tiempo por su muerte, era bastante cansador pero lo aceptaba. De todas formas estaba hablando de su madre, ¿Cómo no podía querer a la persona que le dio vida?

Sus pasos se detuvieron tras cruzar aquella puerta de hospital, sintiéndose mas libre miró hacia el cielo con una mirada nostálgica y sus manos ubicadas dentro de los bolsillos de su pantalón mientras continuaba su camino hacia la capital. Antes de volver al campo de batalla necesitaba descansar.

Sin muchos ánimos, prefirió pensar algunos hechos pasados. El cómo ingresó y salió mejor soldado en la escuela militar era algo tan emocionante de contar, tal vez cuando encontrara una buena mujer para tener un hijo se lo contaría, tal como lo hace un viejo al recordar su loco pasado.

Tal vez en ese tiempo no estaba en la mejor forma, al menos él se veía de esa manera. Recordaba el primer ejercicio y las primeras asquerosas noches que pasó con hambre y olor a puerco por el entrenamiento que los hacían tener. Tal vez eso fue lo que lo impulso a seguir, el darse cuenta que cada día perdía varios gramos de kilos lo ponía bastante contento.

 

Su mirada se perdió en las calles de tierra que lo estaban guiando hasta el centro de entrenamiento. El camión en el que era llevado estaba lleno de jóvenes de su edad y más grandes, mucho más grandes. Suponía que serian separados por edad y habilidades, algo estuvo leyendo al respecto.

Cada vez que miraba por la ventana de su transporte podía ver como la ciudad en la que vivió parte de su vida se perdía hasta no ver nada, solo tierra, pastos y pequeños puestos que anunciaban claramente que en poco tiempo llegarían a la entrada. Suspiró, nunca pensó estar en un lugar como ese pero ahí estaba, encerrado junto a diez jóvenes más.

—el camión paró —susurró al parecer el más chico, junto a los otros miraron hacia fuera y pudieron notar el resplandor del sol chocar en sus ojos mientras la puerta de vehículo se abría—

—…carne fresca… al fin

Como lo sabía, ya estaba sabido el tipo de personas que estaban ahí y lo que sería pronto. Sin dejar de ver al sujeto esperó la orden para que bajaran del camión, cosa que llegó tras una simple palabra “fuera”. Después de oír eso los llevaron a un salón, iban a pelarlos primero, claro es lo que decían pero, le dio más curiosidad notar como un grupo de unas doce personas poseían cabellos prácticamente largo. Tal vez eran los superiores. Pero sin darle demasiada importancia siguió camino junto a los nuevos reclutas más los que venían detrás de él.

Una vez que cortaron sus cabellos comenzó la prueba. Valla que era un martirio. Los primos cinco días era puro correr, y eso duraba por horas. Y así continuaron.

Los meses pasaban y esa prueba aun continuaba pero con el hecho de que cada día eran muchos más kilómetros de los que llegó haber corrido alguna vez. La agilidad se presentaba en el campo de batalla, cuarteles de entrenamiento, combates al aire libre hasta que uno callera, pero sabía su potencial, era mucho más listo que los demás y de algo se comenzó a dar cuenta, desde el primer día supo que aquellos hombres con cabello largo hasta su cuello y alguno que otro más corto no eran entrenadores, mas bien, se especializaban en armas, algo que hasta los cinco meses que llevaba dentro de ese lugar nunca le dieron a agarrar.

Y entonces llegó ese día…

—se hacen llamar marins…

—Que nombre más raro —preguntó el chico pelirrojo del grupo. Sasuke sonrió por eso, un nombre raro para ese grupo militar—

—lo sé, pero sé que son geniales

— … no creo que sean tan buenos como dicen — susurró el más pequeño del grupo, con tan solo once demostró tener la mejor resistencia de todos los integrantes que llegaron junto a sasuke—

Sasuke miró hacia el patio interior por la ventana semi abierta de la cabaña en la que estaban. Las cuchetas eran lo que lo ayudaban a conciliar el sueño por la noche, eran su mejor amiga hasta el momento.

Sin proponérselo prefirió entablar una conversación con su grupo

—yo me uniré a ellos…

—¡¿Qué?! —se tapó sus oídos, esos idiotas casi lo dejan sordo y mas si los seis gritaron de esa manera tan exagerada, no era para tanto—

—que me uniré a ellos… quiero entrar a las fuerzas especiales, cuando termine la preparatoria militar infantil me enlistaré para la armada

—tks… tu sí que estás loco Uchiha, te cagaran matando con los entrenamientos. A penas resistes estos

—tal vez… idiotas les terminaré ganando a cada uno de ustedes, ya verán… todos sabrán quien es Uchiha Sasuke muy pronto

Y tal vez eso era lo que el joven quería en esos momentos

O tal vez necesitaba la gota de aliento que sus compañeros le dieron

Porque sin dudarlo, se enlisto en las fuerzas armadas tras terminar el año de entrenamiento a sus quince años. Tal vez si hubiera sido más listo en un pasado ahora no estaría aprovechando la oportunidad que sus superiores le daban.

El entrenamiento se volvía cada vez más rígido y peligroso. Corría mucho más que antes, eso sí, pero le encantaba la competencia, estaba arto de verse como se veía meses atrás, su peso estaba bajando claro, pero no como él quería. Es por eso que decidió dar todo cada día y descansar con todo por la noche.

Al segundo mes lo hacían quedarse durante tres o más horas junto a sus compañeros de equipo a la orilla del mar, resistiendo el agua que venía a sus caras y los tragaba sin compasión. Eso ejerció coraje y fuerza

Como lo suponía hace tiempo, volvieron a correr por dos horas durante el sol, por la tarde hacían combate y por la noche iban al agua helada. Después de un gran día caluroso lo enviaban al hielo, los retos le gustaba, demasiado, pero aceptó todas las criticas que los superiores le gritaban. Entrenó junto a los marines un corto tiempo de un mes y gracias a ellos aprendió a usar un arma y claro, el francotirador.

Al corto tiempo las horas de entrenamiento se volvieron más largas y duras, muchos se retiraban pero él siguió. La historia de los marins fue una de las mejores que escuchó. Sabía que el verdadero y especializado francotirador murió asesinado y algunos hombres de su grupo en la guerra. También sabia la historia de los nuevos, los que le enseñaron parte de lo que era ahora y de lo que estaba por ser.

Después de sus tres años de entrenamiento fue recibido en la tropa lobo como capitán, y tiempo más tarde fueron los primeros en ir a un rescate de rehenes del cual solamente volvieron tres con vida de los ocho que fueron.

Tal vez esa fue una chispa que provocó el cambio de su actitud.

 

 

 

Continuara…


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