La noche siguiente a su encuentro con aquel chico gato, Minseok no tenía deseos de que su turno llegara.
Se paró tras del mostrador, estaba algo ansioso, lo cual hizo que mecánicamente se pusiera a limpiar las cosas que de por sí ya estaban limpias. Murmuraba frases incoherentes mientras lo hacía, frases que ni él mismo entendía.
No es como si estuviera nervioso de encontrarse de nuevo con Jongdae, no. Bien, tal vez sí. Pero Minseok no iba a admitirlo. Tenía que aferrarse a la última gota de orgullo que tenía después de haber, prácticamente, asaltado a un cliente. Un chico, para rematar.
Minseok recordó la discusión que tuvo con su jefe, Kris, después de explicarle todo lo sucedido…
“¿Él se…” Kris preguntó con algo de inseguridad.
“¿Enojó? No, no, parecía que no le había molestado. De hecho, estuvo sonriendo todo el tiempo.” Minseok afirmó.
“Por Dios, si estuvo coqueteando contigo, pequeño inconsciente- “
“Cállate, Luhan.”
“¿Cuánto te dio de propina después?” Kris preguntó seriamente.
“15,000 won.”
Al escuchar eso, Kris caminó tranquilamente hacia Minseok y lo miró antes de darle palmaditas en el hombro. “Entonces hiciste un buen trabajo.”
Minseok trató de decir algo para protestar pero Baekhyun y Luhan ya habían estallado en carcajadas.
“Bueno, todo lo que se refiere a la industria culinaria tiene que ver con la calidad de atención que se le da al cliente.” Kris añadió, sonriendo hacia la plaqueta que había en la pared “La mejor cafetería especializada en panqueques en Seúl – 2013”.Volteó e intercambió un choque de cincos con Baekhyun antes de regresar al hall del restaurante.
El rostro de Minseok parecía echar humo mientras limpiaba agresivamente la mesa ocho. No había sido despedido, lo cual era bueno, solo que ahora probablemente tendría que estar aguantando las constantes bromas de sus compañeros por el resto de su vida.
No estaba completamente seguro si sobreviviría a ello.
“¡Hey Minseok!”
“pOR EL AMOR DE DIOS LUHAN.” Minseok saltó sorprendido. Golpeó a Luhan con la toalla que estaba limpiando.
“EW.” Luhan chilló. “Eso fue realmente asqueroso, Minseok. Voy a tener que bajarte de nivel de amigo a conocido.”
“¿Éramos amigos?”
“Ya no.”
Minseok se encogió de hombros y regresó a la cocina.
“Ya casi es martes. ¿Lo llamaste?” Luhan preguntó, empujando al más bajo con el codo.
“¿Martes?” Minseok pensó un poco. “¿Te refieres a… Jongdae?”
“Por supuesto, ese chico.”
“No, no lo llamé y espero que nunca regrese.” Minseok dijo.
“Mentira. Has estado sonrojándote por toda una hora mientras limpiabas una y otra vez las mesas.”
“Bueno, tal vez deberías dejar de ser vago y limpiar algunas mesas también.”
Luhan se quejó ruidosamente y rió antes de caminar apenado hacia los pocos clientes que comían sus panqueques algo adormilados.
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Mientras el tiempo pasaba, la tensión de Minseok crecía aún más.
Había dejado caer innumerables cosas, como escobas, panqueques, el celular de Baekhyun (por lo cual recibió un femenino golpe), y un plato.
Luhan comenzó a notar el comportamiento repetitivo de Minseok. Caminó hacia él cuando todos sus clientes estaban sentados en sus mesas. “Hey, ¿estás bien?” Preguntó, a punto de reír cuando vio que Minseok dejaba caer una botella de almíbar.
“Estoy bien, solo necesit-“
De repente, un chico vestido con una chaqueta de cuero y un casco entró por la puerta haciendo que Minseok chillara en voz alta y se escurriera detrás del stand 5.
“Definitivamente no estás bien. Levántate, ¿qué pasa?”
Minseok lo ignoró y miró por encima del stand, vio al chico sacarse el casco elegantemente y ordenar su cabello perfectamente.
Era Jongdae.
“Mierda, él vino.” Minseok susurró, deslizándose hacia la seguridad que tenía estando tras del stand.
“¿Quién? ¿Aquel chico? ¿Es él?”
“SHHH- ¡no lo señales! Y no hables conmigo como si estuviera aquí.” Minseok se puso rojo. Ni si quiera sabía por qué estaba actuando así, lo que hizo que se pusiera aún más nervioso. “S-solo ve y toma su orden por mí, por favor.”
“Bueno, de todas maneras lo iba a hacer.” Luhan replicó en voz baja, mientras iba hacia el chico.
Minseok respiró profundamente y rezó para que pueda escabullirse hacia la sala trasera sin ser visto por Jongdae.
El solo pensar en él hizo que Minseok se pusiera treinta intensidades más rojo de lo que ya estaba. Aunque tampoco iba a admitirlo.
“Minseok.” Luhan asomó su cabeza por la esquina del stand donde estaba escondido.
“Mierda, Lu, no me asustesasí.” Minseok susurró severamente apretando su pecho, “¿Qué pasó?”
“Dice que, el sábado.”
“Dile que yo no-”
“Él sabe que estás aquí, te vió.”
Minseok gimió y estrelló una de sus manos en su rostro, bajándola hacia su boca. “¿…me vio?”
Luhan frunció los labios y asintió.
Al saberlo, el chico de cabello naranja echó un vistazo por encima del stand y lo vió, sonriendo maravillosamente mientras sacaba una de sus manos de los bolsillos para saludarlo. Minseok gimió de nuevo antes de sacar un cuchillo envuelto en una de las servilletas de la mesa.
“Mátame ahora.”
“Minseok.” Luhan suspiró. “Sabes que no es lo suficientemente agudo.”
“Eso es lo que dicen los cobardes.”
“Dilo tú.”
“Tienes razón, estoy actuando como un bebé.”
“De hecho, sí.”
Minseok gimió y se levantó. “Deséame suerte.”
El chico de cabello naranja salió de su escondite y resopló con fuerza. Se volvió hacia el temible Jongdae y caminó despacio.
Desde ese momento, la calmada vida del empleado de IHOP repentinamente se volvió interesante.