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Sin caballero, sin armadura. por ChocoPyo

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Notas del capitulo:

Bien, me tardé pero heme aquí :D

Mi recomendación para leer es Please de Le SoRa, una gran canción que desde hace tiempo me tiene enrollada. Ojalá les guste que lo acabo de terminar, aunque no estoy muy satisfecha en el final u.u

cof cof sin rvw no acualizo cof cof

 

 

[— Hyung, no está solo —dijo esa vez para después negar con la cabeza y parpadear repetidas veces a la vez que se giraba llamando a su mascota—. Está con TaeHyung.

Esa última frase fue la que descolocó totalmente al pelinegro, provocando que sus ojos se abrieran y se aguaran a la vez que colgaba sin esperar otro comentario. Estaba sentado, y lo agradecía, puesto que no se esperaba eso, y menos durante su almuerzo. Momentos más tarde apretó los párpados y dejó caer el teléfono sobre la mesa. JiMin se exaltó al verlo tan de esa forma. Nunca, en todo lo que llevaban juntos, lo había visto actuar así. Y eso lo preocupaba más que otra cosa.

No es verdad —dijo con el tono apagado y tembloroso mientras se mordía el interior de la mejilla y perdía la mirada en algún punto de la cocina—. No lo es.]

 

Sus ojos se aguaron al instante en el que JiMin se le abalanzó para poder abrazarlo; no entendía nada de lo que estaba pasando. ¿Por qué Kookie estaba con TaeHyung? ¿Qué no estaba en casa, estudiando? ¿Qué hacía en Seúl solo? ¿Acaso sus padres también lo habían corrido? No, no podía ser, puesto que él estaba estudiando y no era gay, ¿cierto?.Su mente funcionaba tanto, que de un momento a otro le dolió la cabeza. Tenía espasmos por el llanto que encharcaba sus mejillas y dejaba a sus ojos y nariz hinchados, completamente rojos y empapados. Como aquella vez en que él había consolado al pequeño, este lo hacía de esa forma; igual de amorosa y comprensiva. Nunca en su vida se había sentido de esa manera, comprendido; ni siquiera cuando estaba en su casa, con su familia. La misma que lo vio crecer y le enseñó a hablar; la misma que  lo traicionó, y, si su hermano estaba ahí, sin que él lo supiera, era porque sus padres claramente habían hecho lo mismo que con JiMin, o habían dejado de apoyarlo en sus estudios, dejando que así se fuera de Kwangju. También existía la posibilidad de que se hubiese escapado, pero esa era una que ni siquiera se atrevió a pensar; obviamente su hermanito no haría tal cosa. No era capaz.
Le parecía peligroso el que un niño, anduviese solo en una gran ciudad, cuando pudo haber llegado directamente con él para que lo ayudara, y sin embargo, prefería quedarse en algún lado y, posiblemente, entre las sabanas de TaeHyung.

Pasaran más de cinco minutos en los que sólo se escuchaban los sollozos del pelinegro y al más chico murmurando cosas reconfortantes. JiMin se sentía bastante culpable por no poder hacer ninguna otra cosa para ayudar a su novio, pero era así y, hasta que él mismo no le dijera que le pasaba, no sabría exactamente qué hacer. Al final, cuando HoSeok pudo hablar sin que su voz se quebrace o sollozara, carraspeó un poco y luego acarició de manera tierna las mejillas del pelirrojo, sonriendo en el proceso. Planeaba contarle todo, aun cuando no se sentía de los mejores ánimos lo haría, puesto que eran una pareja y no debía existir mentiras o secretos entre ellos. Suspiró lenta y amargamente frotando su cabello y el del más bajo, murmurando un “estoy bien… estoy bien”; el peliteñido se sonrojó y mordisqueó su labio inferior en busca de que su boca no soltara palabras innecesarias.

— Yo… JiMinie… Lo siento mucho. De verdad —se aclaró la garganta y besó la frente del mencionado con ternura, provocando que este cerrara los ojos—. Sé que no hemos hablado mucho de mi familia y de la tuya, pero… —rascó su cuero cabelludo en busca de que, como siempre lo hacían, las frases y palabras aparecieran al igual que sus lágrimas lo habían hecho, y sin embargo la garganta se le secó ante la dificultad del asunto— Lo  que acaba de pasar es que… —tragó saliva y apretó lo labios— JungKook, mi hermano… está aquí en Seúl, pero no solo… —JiMin lo vio extrañado y medio confundido— está con TaeHyung.

La boca del pelirrojo se abrió ligeramente al escuchar el nombre de la persona que más odiaba en todo el mundo (notando que su exageración era grande, claro está) salir de su pareja. Frunció el ceño y se cruzó de brazos, pensando en el porqué del problema en que JungKook se quedara con ese. No le encontraba ninguno, pero entonces, ¿por qué HoSeok se preocupaba tanto? Por su puesto que no se lo iba a preguntar tan directamente, encontraría la manera de hacerlo sin que se resintiera el morbo y la confusión en sus palabras. Quizás lo haría unos minutos más tarde.
Estuvo a punto de hablar, cuando, otra vez, el pelinegro lo abrazó y besó su frente. Esa acción terminó matando sus pensamientos y regresó el gesto. Pudiera ser que su “Hobie” necesitara tiempo en silencio para que meditara todo eso de su hermano, así que no pretendía decir o hacer nada para molestarlo.

— JiMinie… —habló el más grande aun con el cuerpo ajeno pegado fuertemente a su pecho, disfrutando de la tranquilidad que este le producía— quiero estar así para siempre… Contigo.

— Yo también Hobie hyung.

— Entonces no te alejes de mí. Por nada del mundo lo hagas.

JiMin sonrió como idiota mientras apretaba al mayor y este igualaba su apretón cálido.

HoSeok sonrió dolido. Aunque no quisiese, debía hablar con su hermano para aclarar todo lo que estaba pasando y después, armarse de valor para hacer lo mismo con sus padres y contarle todo con el fin de que hicieran algo con el pequeño. De repente sintió un poco de enojo por recordar que estaba con Tae, mas luego de recordar que también gracias a él no estaba en la calle, exponiéndose a nada, su mente se relajó y pensó en ya no pensar más por ese día. Tal vez lo haría más tarde, cuando se encontrara con el castaño en la cafetería. Suspiró y le dijo al más bajo que quería salir a dar un paseo. Este aceptó creyendo que lo harían para calmarse y respirar algo de aire fresco, sin embargo, en la cabeza del alto, a pesar de decirse a sí mismo que no pensaría en nada referente al tema, se dirigiría inconscientemente a la boca del lobo saliendo de casa, puesto que podría encontrarse a ciertas personas caminando por ahí.

Y vaya que no lo sabía.

O eso quería creer él.

 

 

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Caminaban con sus manos entrelazadas mutuamente, dándose el calor que necesitaban, protegiéndose de unas cuantas miradas curiosas o llenas de asco que los presentes en aquel amplio parque. Tenían unas hermosas sonrisas en la cara, lo que no pasó desapercibido para ninguno de los dos. No estaban ahí por razones fijas, sino más bien porque les pareció un lindo día para pasar tiempo en pareja, por lo que esperaron a que reapareciera el sol en el cielo para poder cumplir sus planes. Hacía un poco de frío, por lo que no estaban tan abrigados; con una sudadera estaba bien. Sus pechos latían con fuerza con ese simple roce de manos; sus respiraciones acompasadas al ritmo de sus pasos hacía relucir su tranquilidad.

Cansados de haber dado varias vueltas alrededor de la pequeña plaza, se sentaron en una de las muchas bancas de concreto, acomodándose uno al lado del otro, envolviéndose en un cariñoso abrazo. No pasó mucho tiempo para que sus labios se reclamaran, deseosos de contacto entre ellos sin importar el público que les observaba bastante despectivos. Sólo eran ellos y nada más. Sin embargo no estaban solos ahí; a lo lejos, un par de ojos los veían atentamente, aunque sin llegar a juzgar, puesto que ese par de ojos tenía un novio.
NamJoon no pretendía molestar o estar de mirón, era solo que no creía que en realidad el hermanito de su mejor amigo estuviese ahí, y precisamente con el idiota de cabello anaranjado. Su ceño fue fruncido con suavidad en el momento en que notó cómo se besaban y un escalofrío le recorrió la columna vertebral. Ver besarse a un par de chicos era una cosa muy diferente a besar a uno. En su mente reapareció la conversación que había tenido con HoSeok, y, por unos segundos, creyó que la había cagado diciéndole eso, pero se retractó enseguida para salir de su escondite mientras tironeaba a su mascota. No pensaba quedarse ahí para presenciar más cómo se besaban el par de chicos. No era que se le hiciese asqueroso, pero prefería evitar malos sueños o que su día se viese envuelto en cosas raras.

— Vamos pulga… —dijo pasando al lado de los muchachos que seguían besándose sin prestarle la más mínima atención al exterior. Carraspeó un poco y ajustó su pantalón para después correr con su perro sujeto de la correa.

Al separarse, el pelicastaño apreció el rostro sonrosado de su amante y sonrió pasando un brazo por la cintura de este, atrayéndolo hacia él, y se besaron de nuevo.

Pasaron más de quince minutos, y la pareja ya se estaba comenzando a adormecerse del trasero, por lo que se levantaron y comenzaron a dar vueltas alrededor de la placita, viendo a los niños pasar a sus lados de vez en cuando. Estaban conscientes de que iban a encontrarse personas a las que reconocerían de inmediato, siendo lo mismo con ellos, pero por una vez en toda su relación no les importó y siguieron caminando, abrazados, con el sol golpeándoles el rostro y acalorándose conforme pasaba el rato. Esperaban encontrarse a cualquiera, mas no a ellos.

Al instante que se toparon al dar la vuelta en la mini glorieta, los rostros de los dos menores palidecieron, mientras que los otros dos se asombraron y abrieron los ojos lo suficiente como para verificar que no era su imaginación. HoSeok vio a JungKook y luego a TaeHyung, regresó la vista a su hermano y luego al castaño. No se lo creía, pero aun así se atrevió a dar un paso y, soltándose de la mano de JiMin, abrazó al pelinegro casi de forma posesiva, quien no reaccionó de la misma forma, puesto que lo empujó y se aferró más a su novio. El hermano Jeon más grade tembló ligeramente a la vez que su pelirrojo lo halaba un tanto brusco del brazo y se aferraba a él sin dejar de ver al gigantón engreído que tenía enfrente.

— No lo hagas otra vez, HoSeok hyung —soltó con voz queda y algo quebrada. Este sólo agachó la cabeza y carraspeó; supuso que era gripa la razón.

— JungKookie… —habló Tae pasando una mano por su cabeza, la cual fue rechazada casi al instante.

— No hyung —dijo decidido el menor—. No quiero que lo haga.

Su voz era diferente a la del pequeño Kookie al que estaba acostumbrado HoSeok.

— ¿Por qué? —alcanzó a decir mientras mordía su labio inferior, reprimiendo las lágrimas amargas que pedían a gritos salir. El pelinegro menor frunció el ceño y bufó ante lo patético que lucía su hyung— ¿Por qué no me dijiste que estaba aquí, Kookie?

— Ya no soy Kookie, hyung —gruñó apretando la mano de su novio entre la suya con una fuerza admirable—. No para ti…

A HoSeok se le heló la sangra por aquella frase.

JiMin apretó los labios para no decir nada en esos momentos; al menos no para agredir a su cuñado.

— ¿Por qué…? —su voz ya estaba más que quebrada y temblorosa, lo cual sólo hizo sonreír a su hermano.

¿Por qué, preguntas? Bueno, ¡eso respóndetelo tú solo recordando cómo te largaste de la casa sin decirme un puto adiós! —volvió a gruñir con el corazón latiéndole a mil y los ojos acuosos.

— Yo no quería dejarte, y lo sabes… No era mi intención. Yo… —quería decirle todo, pero no podía y no debía. No echaría a sus padres de cabeza sólo por una tontería, así que prefirió callarse.

— ¿Tú? Dios, HoSeok, ¡no es cierto! —replicó con rabia— ¡Lo sabes bien! —éste levantó la cara con los ojos rojos al igual que su nariz debido al frío y a que anteriormente había llorado— Lo siento, pero no quiero discutir contigo —cerró los ojos y dio un par de pasos tirando de la mano de Tae—. No hoy hyung. Después lo haremos, tan sólo busca a TaeTae y dile que quieres hablar conmigo.

— Lo siento, Kookie —murmuró viendo cómo se alejaba. Apretó el cuerpo de su novio y cerró los ojos listo para llorar, mas no lo hizo, tan sólo suspiró con pesadez y continuó caminando al lado del menor.

— Hyung —habló con algo de rabia JiMin—, no te enojes, ¿sí? Otro día hablarás con él —intentó reconfortarlo, pero prefirió dejar de hacerlo al sentir cómo se recargaban en su hombro, una clara señal de que dejara de hablar.

Pasó saliva y envolvió a su hyung, apretándolo ligeramente, dándole ánimo de forma muda. Brindándole esperanza y cariño que sabían necesitaba. En realidad ya estaba odiando al mocoso insolente más que al idiota de fastidioso de TaeHyung. En verdad que lo hacía.

Notas finales:

racias  leer :D

Bye bye~~


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