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El destino por Shano OwO

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Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: VIOLACIÓN.

2. El pasado

(Pov General)

Había pasado algo raro desde hace unos minutos, el rostro de Furuya Satoru demostraba preocupación, cosa que jamás demostraba, por lo menos, no en público.

La causa de ello, era que su compañero tanto de trabajo como de cuarto, se había retrasado más de lo normal con su tarea de guía para el grupo aliado. Esa tarea originalmente había sido asignada para Furuya, pero el de ojos brillantes le insistió mucho al líder, el cual cedió pero con ciertas "condiciones" como por ejemplo, usar un nombre falso, mostrar un semblante serio y pensante, no revelar mucho sus habilidades, etc. etc.

— ¡¡Ya llegue!! — Grito una voz escandalosa desde la puerta con acceso a la calle. Satoru, no movió ni un dedo, de todas formas sabía que en unos segundos el castaño iba a estar a su lado.

—Bienvenido— Dijo con un tono cortante e inexpresivo. Así era normalmente, no reflejaba sus emociones como la mayoría de la personas, lo hacía mediante minúsculos gestos que apenas se captaban. Pero por el tiempo que estos dos habían pasado juntos, el escandaloso joven, ya los había descubierto, volviéndose más cercanos que nunca. 
Eijun le dedicó una corta pero sincera sonrisa al joven, y se encaminó a la cocina.

— ¿Qué quieres de cenar? — Preguntó, sacando elementos para preparar la cena. No tenía planeado decirle nada de su día, el pelinegro tampoco preguntaría, eso lo sabía de sobra. No es como si el castaño no quisiera contarle, es solo que si lo decía Furuya descubriría de inmediato que algo no había salido perfecto.

Pero tampoco era como si algo hubiera salido mal, solo no les advirtió un pequeño detalle, del cual seguro no se darían cuenta. Así que era mejor borrarse eso de la cabeza de una vez.

— Lo que sea — Respondió sin darle mucha importancia, el pelinegro sabía que cualquier cosa que Sawamura cocinase estaría deliciosa. Así que, no hacía falta de las pretensiones.

No hubo respuesta, solo un asentimiento que apenas vio, "El sillón es realmente cómodo" Pensó el chico con rostro inexpresivo, hundiéndose más y más en los brazos de Morfeo, los cuales, esta vez, le jugaron una mala pasada en el mundo de los sueños, con cosas que verdaderamente no quería recordar.

Furuya Satoru, tenía un pasado un poco triste y trágico, pues su padres era uno de los militares más fuertes del país, lo que significa que protegiendo a su patria en la guerra había matado a cientos de personas.

La familia Furuya, siempre fue de recibir cartas amenazadoras, ya estaban acostumbrados a estas, pero no solo eran las cartas, a veces venían personas tratando de tomar venganza por sus fallecidos seres queridos.

Los padres del pelinegro, le habían enseñado a nunca confiar en nadie, ya que podían engañarlo y sacrificarlo en nombre de venganza, tanto así obedeció, que comenzó a suprimir sus emociones, cerrándose a si mismo entorno a su familia.

A pesar de todo, ese niño que había vivido todas esas cosas, era feliz con su familia. Había recibido mucho amor de sus padres, los cuales también eran felices en la compañía de su hijo.

Pero esa felicidad se extinguió, cuando una noche, la residencia en la que la familia Furuya vivía, fue reducida a cenizas teniendo un único sobreviviente de apenas 9 años.

Días después de esa desgracia, vinieron los hombres que amenazaban a esa familia constantemente, escupiendo, pisoteando y hasta orinando encima de esos restos. Todos estos despreciables actos, habían sido presenciados por aquel niño que jamás olvidaría aquello.

Con la ira reflejada en sus ojos, quiso hacerles frente a esos vulgares hombres, pero al ser tan pequeño solo se ganó un sin fin de golpes, patadas y escupidas. Eso no se compara nada al infierno que le tocaría vivir a ese niño tan vulnerable, aquellos hombres, lo descubrieron en su escondite, y sin pudor alguno, comenzaron a tocarlo por todas partes, desgarrando su interior, acabándole dentro, quitándole su preciada inocencia.

—Furuya, Furuya— Llamaba Sawamura Eijun, quien hace pocas horas se hacíá llamar Mitsuki Akabashi. Al no ver respuesta suspiró cansado, cuando el pelinegro duerme no hay ser en esta tierra que pueda despertarlo.

— ¡Furuya maldito! — Gritó tratando de despertarlo de nuevo, "La cena se enfría, y este idiota sigue durmiendo, ni se para que me molesto en despertarlo si es imposible" Pensaba aquel joven. "Oh espera, Eijun piensa, piensa" "¿Cómo lo he despertado anteriormente?" "Piensa, Piensa"

— ¡Ya se! — Sonrió ampliamente y satisfacción de sí mismo, se encamino a buscar eso que le hacía falta, una vez lo encontró vació un poco de su contenido en la boca del joven durmiente.

— 1, 2, 3 — Al terminar de mencionar estos números, el chico que yacía durmiendo, se levantó de un sobresalto. Eijun, escondió detrás de sí mismo el líquido a base de picantes, que había utilizado, y fue a presenciar la cara de sorpresa que traía Furuya. Al verlo no pudo, evitar estallar en carcajadas, pues tenían la cara toda roja, pues Satoru enserio odiaba los picantes.

— La cena esta lista — Dijo aquel que se apellidaba Sawamura después de secarse las lágrimas provocadas por la risa.

De camino a la mesa, Satoru recordaba el como conocía a ese castaño que tenía frente a él, ese alguien que le había cambiado la vida.

Su encuentro fue casual, sin prisas ni nada, sucedió cuando ambos tenían 11 años. A dos años de la pérdida de sus padres el pelinegro se valía por sí mismo, ayudando en las cosechas de su ciudad natal, recibía una paga que no era mucha, pero para él era más que suficiente, Se había encontrado con una casa abandonada medianamente cerca de la anterior, lo cual le permitía visitar a sus difuntos padres. Así que su vida, estaba estable, por lo menos por el momento.

Eijun en esos tiempos era una historia totalmente diferente, él vivía con su madre, ya que su padre había muerto hace ya 6 años, y tenían una vida feliz llena de amistades. Pero a pesar de ello, el niño se sentía solo, tenía a un montón de amigos y amigas, pero él no se sentía acompañado en ningún momento. Sus amigos solo querían jugar y divertirse, pero Eijun necesitaba a alguien que lo escuchara, que lo comprendiera.

Pero cada vez que tocaba esos temas sus amistades no se lo tomaban enserio, decían que dejara de ser tan sentimental, y se olvidara de esas "tonterías", según ellos.

El niño ya resignado a guardar sus sentimientos, se alejó de esas personas las cuales se hacían llamar sus "amigos" y empezó a andar en soledad. Llamando compañía a la única que en verdad lo era, su madre, pero sin darle aviso ella desapareció, no uno, ni dos, ni tres, si no que toda la vida.

Después de la muerte de su madre, Eijun, fue obligado a vivir con sus tías, quienes vivían en otra ciudad. Nuevamente Eijun estaba solo, pero esta vez, sin amigos.

Pero cierto día eso cambio, Eijun caminaba a su nueva escuela, la cual odiaba, "¿De qué sirve la escuela, si no tengo amigos?" "Estar solo es muy aburrido"

En su camino, sus inocentes ojos encontraron a una persona que se hamacaba en el parque frente a él. Era un chico, no mucho más alto que el castaño, con ojos sin ese brillo especial que le daba la personalidad a las personas, sin pudor alguno Sawamura se le acerco a hablarle, tenía una meta en la cabeza, sin saber bien el motivo, quería que aquel niño tuviera una sonrisa en su rostro, y volviera a tener aquel brillo que seguro algún día en sus ojos estuvo.

Tan rápido como se dijeron los nombres, empezaron a encontrarse en aquel parque, tanto que en solo dos meses se hicieron mejores amigos. Eijun y Satoru, habían encontrado a ese preciado amigo que tanto anhelaban, aunque tuvieran muy distintas personalidades, congeniaban perfectamente con el otro.

A un año de la creación de esa amistad, se sumó un integrante que era, a ojos de Furuya un estorbo, ese niño los había visto jugar y se acercó, inmediatamente Sawamura lo recibió con los brazos abiertos, pero para Furuya solo era alguien que le estaba “robando” a su mejor amigo.

Fue en ese momento, donde por fin el pelinegro se dio cuenta de los sentimientos que sentía, no solo eran de amistad, sino que quería tener al castaño para sí solo, y alejarlo de ese idiota con lentes.

Los sentimientos de Eijun también estaban confusos, sentía por su nuevo amigo que se llamaba Miyuki Kazuya, algo que no comprendía. Al principio pensó que era admiración, pero luego le conto su situación a una de sus tías, y ella le dijo que era algo llamado “amor”.

Busco esa palabra en muchos diccionarios, pero jamás entendió su significado, solo entendía que no podía dejar de mirar y pensar en el chico de lentes. Ni tampoco Eijun recordaba ya, en estos 13 años el rostro de esa persona, aquella persona que se había llevado su corazón cuando sin aviso, él se fue a quien sabe dónde.

Notas finales:

Holiss QWQ es una hora decente Aleluya Aleluya xD 

No se pero lo de Furuya enserio me destrozo, no era necesaria tanta maldad </3 

Ok Ok, les cuento sobre los anexos. Ls anexos aqui seran para contar los pasados de los personajes, he aqui el pasado de uruya y el de Eijun. (coofcocfquenosenotequeestoibaaserunFurusawacoffcoff) no todos seran tristes pero hare uno cada dos semanas, tratare de hacer solo dos más para que no se le hagan pesados, eso significa que la semana que toque anexo venan con ganas de leer, porque seran super largos xD

 

Espero que les halla gustado ^--^ 

 

 

beshotes *3*


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