Capítulo 6
Puede ser…
Ciel miraba con el ceño fruncido por la ventana del automóvil, estaba molesto, muy molesto. Ese día Sebastián se había ido más temprano a trabajar. A Ciel le molestaba que lo hiciera porque no le gustaba desayunar solo, ir en el auto solo... Estar solo…
-Bard- llamo el chofer que estaba concentrado en la carretera- Cuando salga del colegio ¿Me podrías llevar con Sebastián?- Ciel intuía que ese día Sebastián trabajaría hasta tarde así que el iría a su trabajo para verlo
-Lo siento Joven Ciel mis órdenes son claras, llevarlo a casa- respondió Bard, Ciel miro al chofer con el ceño fruncido
-Siempre es lo mismo- dijo muy molesto, no entendía porque Sebastián no quería que fuera a verlo al trabajo –Bard ¿Por qué Sebastián no te deja llevarme a su trabajo?- Pregunto cruzando los brazos, el chofer solo suspiro pesadamente, lidiar con un Ciel molesto era difícil, muy difícil…
-El señor no quiere distracciones- acelero disimuladamente, quería librarse de la situación lo más pronto posible
-Solo unos minutos… para saludarlo- trato de convencer al chofer
-Lo siento, ordenes son ordenes- le saco la lengua a Bard que lo veía por el retrovisor, arqueo la ceja riendo por esa infantil reacción- ¡Que maduro!- exclamo provocando que Ciel hiciera un puchero- Llegamos- agradeció que hubieran llegado al colegio, Ciel se bajó azotando con fuerza la puerta- Que tenga buen día- dijo pero Ciel lo ignoro- Que carácter- dijo Bard antes de irse del colegio
Ciel solo miro con molestia como el auto se perdía por las calles, si tan solo Bard no fuera tan fiel a su padre…
-¿Qué tiene de malo que lo quiera ver por unos minutos?- se preguntó entrando al colegio. El timbre sonó, se dirigió a su salón. Las clases iniciaron pero su mente estaba en otro lado- ¿Por qué nunca me deja ir a la empresa? Después de todo algún día será mi trabajo…- suspiro mirando por la ventana del aula, tenía una perfecta vista del patio principal- Quizá él me esté engañando con alguna mujer de su trabajo y por eso no quiere que vaya…- se alarmo pero luego desechó la idea- ¿Engañar? Pero si es mi padre… ¿O puedo considerarlo mi amante?- se preguntó- Después de todo él y yo hicimos eso…-se sonrojo levemente- Tengo que ir a su trabajo pero ¿Cómo?... Bard no me va a llevar…- justo en ese momento sus ojos azules se clavaron en la puerta trasera- Bingo…
El resto del día fue relativamente tranquilo. El timbre sonó, todos empezaron a salir, Ciel en lugar de dirigirse a la puerta principal se dirigió a la trasera que estaba abierta, muy conveniente, pensó saliendo tranquilamente de la institución
Camino hasta la calle principal para tomar un taxi, su padre siempre le daba dinero más del necesario…
-¿Quiere que escape?- se preguntó mientras le indicaba al chofer donde debía llevarlo, este encendió el taxímetro para poner en marcha el taxi
Ciel estaba emocionado, le daría una gran sorpresa a Sebastián…
-¿Debería llamar a Bard?- se preguntó sacando su celular- No creo que se preocupe- apago su teléfono sin darse cuenta, el resto del viaje se la paso mirando por la ventana. Llegaron más pronto de lo que imagino, realmente la empresa estaba cerca de su colegio. Le pago al taxista para luego bajarse
Miro con asombro el enorme edificio en donde al parecer trabajaba su padre. Había cambiado demasiado desde la vez que su padre lo trajo pero eso había sido hace bastante tiempo. Entro receloso, la recepción era elegante, llena de hermosas señoritas cosa que le molesto. Se acercó a la señorita que parecía ser la recepcionista
-¿Qué desea?- pregunto amablemente
-Quiero ver a Sebastián- la señorita lo miro analizándolo- Soy…
-¡Que sorpresa! ¡Pero si es Ciel!- exclamo una voz a sus espaldas, se dio la vuelta para ver a una hermosa señorita de cabello negro y ojos color marrón
-¿usted es…?- su rostro le era familiar pero no la recordaba
-Beast… no te culpo la última vez que te vi eras de este tamaño- si cuando solo era un inocente y lindo niño- No es que hayas crecido mucho pero…- ¿Le había dicho enano?
-¿Lo conoces Beast?- pregunto la recepcionista que era una peliblanca de ojos amatista
-Ángela ¿No recuerdas a Ciel?- la peliblanca negó con la cabeza- El hijo del señor Sebastián
-¿Enserio?- lo volvió a analizar- ¡Ciel! Vaya que has cambiado, ni te reconocí… sigues siendo tan pequeño- Esas mujeres le pudieron haber caído muy bien de no ser porque se burlaban de su estatura. Si era bajo, el más pequeño de su clase pero ya crecería, después de todo Sebastián era alto y el llevaba sus genes…
-Así que Ángela y Beast, que gusto volver a verlas aunque no las recuerdo, quizá porque antes eran más jóvenes- las mujeres lo miraron con el ceño fruncido
-Que tierno- dijo Beast mirando a Ciel con los ojos entrecerrados- ¿Qué haces por aquí?
-Vine a ver a mi papa- dijo buscándolo por toda la recepción
-Él está en su oficina… el último piso- dijo Ángela señalando el ascensor
-Gracias- se despidió de las mujeres para ir al ascensor, apretó un botón para luego esperar a que se abriera, en ese momento escucho el molesto sonido de un tacón, se dio vuelta para ver quien hacia ese ruido y se quedó boquiabierto…
El sonido provenía de los zapatos de una hermosa mujer, de cuerpo envidiable, piel morena, ojos azules y cabello peliblanco, a su lado iba un joven de quizá 18 años, cabello rubio y ojos azules. Disimuladamente regreso hasta donde estaban Ángela y Beast
-Disculpen ¿Quién es ella?- pregunto sin ocultar su asombro y recelo
-Ella es una de las socias más importantes de la empresa, Hannah Anafelloz y su hijo Alois- contesto Beast mirando a Hannah que se dirigía al ascensor
-¿Viene muy seguido?- pregunto preocupado
-No, en realidad nunca viene siempre manda a su hijo- Señalo a Alois, en ese momento el rubio clavo su mirada en Ciel que no lo noto gracias a que estaba más concentrado en Hannah, Alois se quedó sorprendido por la belleza de Ciel tanto que casi chocaba con una pared
-¡Alois! No te distraigas- regaño Hannah, Alois asintió, el ascensor abrió sus puertas, ambos entraron. Alois marco un número y antes de que las puertas se cerraran
-¡Esperen!- Ciel subió con ellos al ascensor, necesitaba saber que hacia esa peliblanca en ese lugar. Las puertas se cerraron, el ascensor se puso en marcha. Ciel miraba de reojo a la peliblanca que estaba muy concentrada mirándose en un pequeño espejo
-Deja eso mama- pido el rubio quitándole el espejo a la peliblanca que hizo algo parecido a un puchero
-¿Quién te crees que eres?- le dijo indignada
-Tu hijo y la persona que hace tu trabajo, así que te comportas, no puedes perder este socio- Ciel miraba a los dos con recelo, Alois clavo sus mirada en Ciel que de inmediato miro la puerta, el recorrido se le estaba haciendo eterno
-Dices que es guapo- pregunto Hannah recargándose en la pared
-Un adonis- respondió Alois sin dejar de mirar a Ciel que estaba tenso
-¿Soltero?- siguió con sus preguntas
-Aparentemente- Respondió Alois, Ciel sentía que en cualquier momento se daría vuelta para decirle un par de cosas a esa señora
-Demasiado bueno para ser verdad…- exclamo Hannah emocionada- ¿Qué dices? ¿Quieres un nuevo papa?- Eso era todo, Ciel se dio la vuelta dispuesto a decirle un par de cosas a esa tal Hannah pero las puertas se abrieron, Hannah y Alois salieron dejándolo con la palabra en la boca. Apretó los labios para también salir del ascensor, siguió a ese par solo porque no sabía en dónde estaría su papa y como al parecer ellos iban a verlo lo mejor era seguirlos
Aunque no fue por mucho tiempo ya que de una habitación salió Sebastián, estaba concentrado en unos papeles
-¡Señor Michaelis!- exclamo Alois llamando la atención de Sebastián que separo su vista de los papeles, lo que vio lo dejo sorprendido
-¿Qué haces aquí?- ignoro completamente a Alois y Hannah para dirigirse a Ciel
-Señor Michaelis- llamo Hannah que no le gusto ser ignorada, Sebastián de inmediato dirigió su atención en Hannah que sonreía complacida
-Disculpe mis modales señorita Anafelloz pero…- Ciel interrumpió
-Señorita, lo dudo- Alois rio por el comentario, Hannah se puso roja de la ira
-¡¿Quién te crees que eres niño?!-Hannah estaba a nada de golpear a Ciel pero Sebastián intervino
-Es mi hijo, lo siento ya sabe cómo son los niños- trato de calmar la situación, Hannah pareció relajarse
-¿Su hijo? Es un encanto- hipócrita pensó Ciel mas que decidido a decírselo, pero Sebastián con una mirada le indico que guardara silencio- Sería un buen hermanito para mi Alois ¿No le parece?
-¿Qué?- Sebastián no entendió muy bien a que venía ese comentario
-Ignórela, le gusta hacer bromas- intervino Alois- Mama compórtate- Hannah hizo un puchero- Viene a firmar los papeles restantes- explico
-Si claro, por favor espérenme en mi oficina- señalo una puerta que estaba al otro lado del pasillo, Alois se llevó casi arrastras a Hannah- Ciel ¿Qué haces aquí?- ahora toda la atención de Sebastián estaba en Ciel que lucía molesto y confundido
-Vine a verte- dijo, Sebastián trato de calmarse, no quería dar una escena en su trabajo
-¿Quién te trajo?- pregunto, en ese momento el ascensor se abrió mostrando a Bard que miro a Ciel con desconcierto- Bard ¿Qué hace Ciel aquí?- pregunto mirando con enojo al chofer
-Eso mismo me gustaría saber- respondió el chofer con el ceño fruncido, Sebastián volvió a mirar a Ciel exigiéndole respuestas
-¡Me escape porque quería verte!- grito alterado llamando la atención de Alois y Hannah que aún no había llegado a la oficina
-Pues ya lo hiciste, Bard llévalo a casa- se dio vuelta para irse a su oficina pero Ciel lo detuvo
-¿Por qué no puedo venir a verte?- pregunto al borde del llanto, Sebastián suspiro conteniendo su enojo
-Porque es trabajo, no quiero interrupciones- dijo tratando de zafarse del agarre de Ciel
-¡Es mentira! ¿Me estas engañando con alguien?- pregunto, Alois, que estaba bastante atento a la discusión, abrió los ojos sorprendido
-Es posible que…- pensó sonriendo de manera maliciosa- demasiado bueno para ser verdad- dijo en voz baja- Vamos mama- empujo a Hannah que estaba muy interesada en la escena
-Alois quiero ver- Hannah no se pudo librar de su hijo que la metió a la oficina
-¿Engañar? ¡Pero si soy tu padre!- grito Sebastián cansado de la situación, su grito llamo la atención de varias personas que estaban cerca, secretarias, socios. Sebastián se avergonzó por esto- Hablaremos más tarde…
-Joven Ciel vamos- Bard trato de llevarse al joven antes de que desatara la furia de Sebastián
-¡Eres mi padre pero también eres…!- Sebastián le planto una cachetada dejando a Ciel atónito
- Joven Ciel, vamos por favor- Bard jalo al joven para llevarlo al ascensor, Ciel seguía en shock, Sebastián nunca lo había golpeado. Clavo su mirada en Sebastián que lucía de verdad molesto Sintió unas terribles ganas de llorar quizá al final él y Sebastián no eran más que padre e hijo
-Sebastián te amo…- dijo, quería que lo tuviera presente, quizá era ser masoquista pero lo amaba con locura, las puertas del ascensor se cerraron
-¡Ciel!- llamo, pero ya era tarde, suspiro tratando de calmarse, se dio vuelta mirando a las personas que regresaron como si nada a sus asuntos. Chasqueo la lengua, había hecho una escena, justo lo que no quería pero Ciel sabía exactamente como sacarlo de sus casillas- ¿Engañarlo? ¿A que venía eso? No somos nada, solo padre e hijo…- se detuvo pensando en aquella noche de pasión- Padre e hijo- rio- Ni más ni menos- rio con más fuerza- Pero puede ser…- negó con la cabeza- Serás idiota Sebastián, tú y el no son amantes…