Capítulo 1
El pasar del tiempo…
Cuatro años habían pasado, de manera lenta para Sebastián, casi una tortura, pero una dulce tortura. Ciel ya tenía cuatro años, era un niño muy sonriente y para desgracia de Sebastián muy parecido a él. Sebastián esperaba con ansias el día que Rachel llegara para llevarse a ese niño pero muy, pero muy, en fondo Sebastián quería que Ciel se quedara para siempre con él. Sacudió su cabeza para alejar esos pensamientos
-¡Papa!- le llamo el pequeño a la distancia. Resoplo con molestia Ciel seguía empeñado a llamarlo así aunque él se lo había prohibido
-Ciel te he dicho…- el niño lo abrazo con fuerza
-Ya se, Sebastián- contesto el niño con una gran sonrisa
-Buen niño- le revolvió con cierto cariño los azulinos cabellos de Ciel- ¿Qué hacías?- le pregunto ya que Ciel estaba en los jardines
-Vine a buscar algo- le contesto sonrojándose hasta las orejas, Sebastián aun no entendía esa reacción, Ciel era demasiado tímido- Toma- le paso una rosa de color rojo sangre- El abuelo dice que estas rosas significan amor para toda la vida y yo quiero amar a Sebastián para toda la vida…- como odiaba esas palabras, tan inocentes pero que lograban acelerar su corazón
-Bien ámame toda la vida pero tú sabes…- nuevamente el niño lo interrumpió
-Que yo no te quiero…- Ciel empezó a correr por los jardines. Suspiro mirando la rosa
-Así que para eso la quería Ciel- Tanaka lo sobresalto, ni siquiera vio cuando se acercó. EL anciano solo sonrió
- Tanaka deja de enseñarle el lenguaje de las flores, porque si no mi estudio terminara siendo una florería- Tanaka solo sonrió
-Tiene mucho trabajo esperándolo- le recordó antes de entrar a la mansión. Su padre se retiró hace dos años ahora él estaba a cargo de las empresas, era un trabajo que no podía realizar correctamente ya que Ciel siempre estaba en el estudio, desconcentrándolo. Aprovechando que estaba jugando se dirigió a su estudio
Antes de iniciar su trabajo decidió llamar a Rachel pero como siempre no había respuesta. Había tenido comunicación con Rachel los primeros dos años de vida de Ciel pero después de eso ella desapareció.
-Rachel si piensas que yo cuidare a Ciel mientras haces tu vida estas muy equivocada- murmuro poniéndose a trabajar
-¡Sebastián!- Ciel entro de golpe como siempre
-Estoy ocupado, vete- le ordeno fríamente, al mirar al niño vio que este estaba a punto de romper en llanto- Esta bien quédate – Sebastián no quería lidiar con el llanto de Ciel, el niño emocionado corrió hacia su padre para sentarse en sus piernas. Sebastián no lo corrió porque no quería provocar el molesto llanto y porque en cierta manera disfrutaba tener a Ciel entre sus brazos
-Son muchos papeles- dijo el niño mirando con el ceño fruncido esos papeles que para él era aburridos
-Son trabajo que algún día harás- se mordió los labios cuando cayó en cuenta sobre lo que había dicho, era una suerte que Ciel fuera muy pequeño para entender lo que había dicho. Así pasaron el resto de la tarde, hasta que entro Tanaka indicando que la cena ya estaba lista, Sebastián señalo a Ciel que dormía profundamente
-Es buen padre señor- Sebastián solo lo miro de manera casi asesina mientras se levantaba de su asiento con Ciel entre sus brazos- Señor Sebastián no quisiera alterarlo pero esto llego hace solo unos minutos- Tanaka le extendió un papel que no podía tomar porque estaba cargando a Ciel- Se lo leeré… Sebastián Lo siento… Rachel
Sebastián capto de inmediato a lo que se refería, le iba a dejar a Ciel
-Contrata en este mismo instante a un detective, ni sueño que se va a librar de Ciel- con enojo salió de su estudio para encaminarse a su habitación, ya que el niño a pesar de tener una habitación propia dormía en la suya
-Señor ¿Es que acaso no quiere a Ciel?- esa pregunta lo tomo por sorpresa
-Tu sabes que no lo quiero- dijo entrando a su habitación para casi aventar a Ciel en la cama, este de inmediato abrazo su almohada- Nunca lo quise
-Señor, Ciel es su hijo, muy en el fondo usted lo quiere- Rio de manera sarcástica- ¿Si no lo quisiera porque lo deja dormir en su habitación?- frunció el ceño
-Porque no tengo ganas de aguantar sus berrinches- se defendió
-No lo consentiría tanto- quizá era solo el instinto paterno que lo obligaba a mimar a Ciel en extremo, se quedó callado- Lo ve, lo quiere demasiado
-Ya basta Tanaka y ve a hacer lo que te dije- El anciano hizo una reverencia- y tráeme aquí la cena- le ordeno, Tanaka solo suspiro- No lo quiero, no lo quiero, solamente es… es… instinto paterno- se auto convenció, no quería encariñarse con Ciel porque el día en que Rachel llegara y se lo llevara él no quería sufrir
-Papa- le voz de Ciel lo saco de sus pensamientos
-¿Qué paso?- pregunto ya cansado de repetirle que no le digiera de ese modo
-Vas a estar siempre a mi lado ¿verdad?- le pregunto sonriendo de manera adormilada
-Sí, Ciel, siempre- le contesto acostándose a su lado, el niño emocionado lo abrazo y le planto un beso tierno y casto en los labios, quiso gritarle pero al ver la inocente sonrisa que el niño le daba se quedó mudo, el beso había sido sin malas intensiones
-Te quiero Sebastián- no respondió espero a que se volviera a dormir para decirle
-Yo también, nunca crezcas Ciel…- le dio un rudo beso en sus cabello para luego caer dormido
Por desgracia para Sebastián Ciel siguió creciendo, cuando menos se dio cuenta Ciel ya tenía 15 años. Ahora era un bello adolecente, pero aun así conservaba ciertas costumbres de niño como por ejemplo dormir en la misma cama que Sebastián
-Despierta Ciel tienes que ir al colegio- movió bruscamente el cuerpo de Ciel que se escondió en las sabanas- Bien…- le quito de golpe las sabanas se posiciono encima de él y le susurró al oído- Vamos pequeño niño tienes que ir a la escuela
-No quiero- dijo Ciel abriendo perezosamente encontrándose con el rostro de su padre- Buenos días… Sebastián- le dio un desorientado beso en la comisura de los labios
-Buenos días bello durmiente, apresúrate que llegaras tarde al colegio- Ciel obedeció, fue al baño para darse una ducha mientras que Sebastián terminaba de colocarse la corbata. Cuando estuvo listo salió para esperar a Ciel que salió en unos cinco minutos. Como todos los días bajaron juntos a desayunar, por desgracia Tanaka había muerto cuando Ciel tenía 10 años. Una lamentable perdida, contrato a Meyrin que no era del total agrado de Ciel
-Buenos días señor y Ciel- la sirvienta siempre miraba a Sebastián con ojos soñadores cosa que molestaba a Ciel
-Buenos días Meyrin- lo peor era que Sebastián parecía seguirle el coqueteo
-Deja de coquetear- le regaño haciendo sonrojar a la sirvienta y suspirar a Sebastián que tenía que lidiar con los celos irracionales de Ciel, pero sabía perfectamente como callarlo
-No te preocupes mi vida eres el único que ven mi ojos- Ciel solo le saco la lengua, el desayuno termino en completo silencio. Cuando ambos terminaron salieron de la mansión en donde un automóvil los esperaba, Sebastián llevaba a Ciel al colegio y luego iba a la empresa. Cuando llegaban al colegio, Ciel ignorando al chofer le plantaba un corto pero amoroso beso en los labios a Sebastián que se había resignado a esa acción
-No debería jugar así con el- le regaño el chofer cuando estuvieron solos
-¿Qué puedo hacer? Le dije mil veces que no lo hiciera, es solo una etapa- el chofer suspiro- Bard limítate a hacer tu trabajo
-Lo hare señor pero déjeme decirle que quizá el joven no lo vea como un hijo ve a su padre- estaba por exigir una explicación cuando Bard anuncio que ya habían llegado a su destino…
Bajo azotando la puerta… ¿Qué Ciel no lo veía como un hijo ve a su padre? Eso era obvio, pero se había hecho más notorio cuando Ciel cumplió los 12, Ciel siempre había sido cariñoso pero desde esa edad cada día le daba un beso en los labios. Le había regañado, gritado explicado que no era correcto pero a él ni le importaba, seguía dándole besos en los labios. También…
-No recordare eso…- se sonrojo- Fue solo un sueño, un sueño, un sueño- se repitió para auto convencerse pero el mismo sabía que había sucedido. Lo recordaba tan bien, era como si solo hubiera ocurrido hace unos minutos…Aunque en realidad ya habían pasado dos años…
Ciel tenía 13, estaba en la edad en la que ocurrían ciertos problemas… Una noche Ciel lo había despertado diciéndole que había tenido un sueño raro y le señalo algo que tenía entre las piernas. Ese día quería que la tierra lo tragara, Ciel tenía una erección, consecuencia de un sueño húmedo seguro.
-¿Tuviste un sueño húmedo?- le pregunto tratando de no mirarlo, Ciel se sonrojo mientras asentía- ¿Con quién si se puede saber?- ni siquiera supo porque le había preguntado eso, quizá solo era curiosidad y como bien dicen la curiosidad mato al gato….
-Contigo…- Si una de las muchas virtudes de Ciel, su honestidad, suspiro contando hasta diez- Sebastián ¿Me ayudarías con este problema?- trataba de encontrar un escape de la situación pero cuando vio a Ciel se quedó sin aliento, solo basto una mirada para que cediera
Lo beso, de manera pasional, Ciel correspondía de manera torpe ese beso. Lo enloquecía, lo desesperaba, lo deseaba
-Ese pequeño problemita puede ser muy placentero- sin pudor empezó a tocar su erección por sobre la ropa
-¡Sebastián!- esos gemidos, esos ojos que derramaban lagrimas por el placer que sentía. Ciel era y seria su perdición. Con sus labios empezó a recorrer el cuerpo de Ciel, el cual ya había sido despojado de toda prenda, este se estremecía con el contacto y solo lo alentaba a seguir, aunque realmente quería detenerse, se sentía como la peor escoria por hacerle eso a su hijo- ¡Sebastián!- gimió Ciel sentir los labios de Sebastián rozar su erección
-¿Se siente bien?- si aunque se sentía un total depravado decidió seguir, después de todo solo sería una vez
-¡Ah sí!- empezó a hacerle una rápida felación a Ciel que se retorcía entre las sabanas, escuchar sus gemidos solo bastaba para que su excitación aumentara. Ciel termino con un hondo gemido
-Y así es como debes deshacerte de ese problema- se tumbó en la cama dispuesto a olvidar lo que había ocurrido pero…- ¡Ah!- Ciel había tocado sin pudor alguno su miembro que para su sorpresa estaba despierto
-Debo ayudarte…- tan inocente pero a la vez tan… sin duda era su hijo
-Deja eso- trato de apartarlo pero Ciel en un hábil movimiento le quito los pantalones-¡Basta!- quiso apartarlo pero Ciel era del tipo de persona que hacia lo que quisiera. La inocente lengua de Ciel se empezó a pasear por el erecto miembro de su padre, Sebastián seguía tratando de apartarlo sin mucho éxito- Detente- su voz se escuchaba entrecortada- Ciel… basta…- tímidos gemidos se le escapaban y eso animaba más a Ciel a continuar ignorando toda queja- ¡Ciel!- termino en la boca del chico que lo miro con una sonrisa entre traviesa e inocente, quiso golpearlo pero ya no tuvo fuerzas para eso, se acomodó su ropa y se tapó con las sabanas. Ciel hizo lo mismo, disimuladamente se fue pegando a él, ambos durmieron pegado al otro…
Aunque ya había pasado hace mucho tiempo no podía olvidarlo, se sentía culpable por haber perdido el autocontrol. Ciel sería sin duda su perdición…
Pensando en eso y en lo que Bard le había dicho llego a una solución
-Sera mejor que me aleje de él….