-Mei, de todos ¿tenias que elegir a ese engreído? ¿Cómo demonios paso? –Youichi sacudía a su hermano de los hombros tratando de entender como había pasado todo aquello sin que fuera capaz de darse cuenta.
-Yoi-ni… youi-ni, si sigues sacudiéndome ni te podre explicar y peor aun voy a vomitar –lo ultimo tuvo más efecto, Kuramochi lo soltó y se dejó caer en una silla que estaba por ahí
-bien, habla
-bueno, coincidimos un día en una librería y yo llevaba una revista con un artículo de él. Comenzamos a charlar y cuando me di cuenta ya nos enviábamos mensajes de texto y al final fue él quien me dijo que lo intentáramos
-y ¿Por qué no me lo dijiste?
-porque sabía que te podrías así, además estabas todo estresado por los exámenes y tus proyecto además del beisbol. Tampoco es como si fuera un desconocido, aunque no lo quieras admitir fue tu amigo en la secundaria, no lo niegues.
-si bueno –Youichi se tallo el cuello –y es porque lo conozco que no entiendo que le viste
-eso no tengo porque explicártelo, solo sé que estábamos bien juntos hasta que abrí la boca –una vez más la mirada de Eijun se volvió triste y estaba a punto de llorar
-dime que no le dijiste nada
-por supuesto que no y ese es el problema. No le dije nada y no ha dejado de ponerme mails, lo hace diaria y hasta tres veces, Youichi, está preocupado. Además temo que empiece a creer que lo abandone –Kuramochi no lo dijo pero técnicamente eso era lo que había hecho –si tan solo le pudiera decir que estoy bien, tal vez con eso bastaría
-conociéndolo, lo dudo –las lagrimas asomaron en el rostro de Eijun y eso basto para que se le ablandara completamente el corazón a Youichi -¿en verdad lo quieres?
-s-si, no he dejado de sentir oprimido el pecho, lo… lo extraño. –Kuramochi suspiró, se levantó y le revolvió el cabello a su hermano
-deja pienso que podemos hacer –Eijun asintió con la cabeza mientras se abrazaba a su hermano y dejaba que las lagrimas que había estando conteniendo salieran.
…
Kuramochi se preguntaba si sus preocupaciones se terminarían en algún momento, le dio otro trago a su café cuando apareció Takako en la cocina, lo vio tan perdido en sus pensamientos que supo al instante que algo pasaba
-no es propio de ti perderte en tus pensamientos ¿Qué pasa? –Youichi se sobresalto al escuchar la voz de su tía
-es EIjun
-si, eso ya lo imaginaba –su sobrino rodo los ojos
-digamos que tiene el corazón roto
-tenia novio y tu ni te enteraste. –había un ligero tono de reproche en la voz de su tía
-tenia exámenes, y estaba el equipo y la universidad
-bueno, ya, ya ¿y ahora? ¿Qué piensas hacer?
-ese es el problema, no lo sé, esa persona le manda mails diario y Eijun está sufriendo, me queda claro que de verdad lo quiere. Conozco a esa persona y pienso que tal vez también lo quiere, pero entre más personas sepan dónde estamos el peligro aumenta, no solo para nosotros sino para los involucrados
-pues no veo el problema, asegúrate de que sea digno de EIjun, de ser así, dile donde está, de lo contrario tu mismo ponle fin a la relación
-¿Qué? Yo no podría hacer…
-ante todo tienes que pensar en la seguridad de tu familia, que eso no se te olvide
Youichi se debatía entre hacer la llamada o buscar otra solución, sobre el escritorio estaba un boleto de avión que Haruno le había entregado, con una sonrisa y un “sabrás qué decisión tomar”, mordiéndose el labio marco el numero, bastaron dos tonos para que contestara
-¡oi Youichi! ¿dónde demonios estas? ¿Eijun está bien?
-cállate Mei, escúchame con atención, te veo mañana a las cuatro en el aeropuerto internacional, en las salidas nacionales.
-¿de qué estás hablando?
-si quieres enterarte, te veo ahí –antes que el otro le replicara había colgado, esperando que esa fuera la decisión correcta
…
Cuando Eijun y Haruichi se presentaron a comer descubrieron que Youichi no estaba presente, Haruno les sonrió y respondió a la pregunta que no hicieron
-Youichi fue por el ultimo cabo suelto –ninguno de los dos entendieron a que se refería
Mei no tardo en divisar a Kuramochi, eran exactamente las cuatro y su amigo había llegado puntual. Por el semblante que llevaba sabia que algo serio había pasado, por un instante pensó lo peor pero no podía ser, Youichi no estaría tan calmado; caminaron en silencio hasta una de las cafeterías del aeropuerto.
-¿Youichi dime que está pasando? ¿Me estoy volviendo loco?
-¿Por qué?
-aah ¿Cómo que por qué? Eijun desapareció de repente y cuando fui a tu casa resulta que está sola. –Kuramochi levanto una ceja, estaba claro que el otro no mentía, estaba angustiado –se que ya lo sabes. Y te lo digo de una buena vez, si se fueron porque te enteraste de lo nuestro, de nada te va servir, lo voy a buscar hasta por debajo de las pierdas
-¿tanto lo quieres?
-si Youichi, si, amo a Eijun, sé que tu mejor que nadie sabe que no soy la mejor persona del mundo y que tal vez jamás merezca realmente a Eijun pero el cambio mi vida, el ha logrado sacar lo mejor de mí y no saber siquiera si está bien me está matando. –Kuramochi estaba sin palabras y esa era bastante respuesta para él, aun así al oírlo hablar algo le brincaba
-¿desde cuándo lo quieres de esa manera?
-desde que nos conocemos, en aquel tiempo no sabía que era, solo me quedaba claro que ver a tu hermano me hacia sonreír pero cuando me lo encontré en la librería aquella vez y lo vi sonreír entendí de que se trataba.
No necesitaba preguntar mas, se recargo sobre la silla, se tallo los ojos y dejo escapar una pequeña carcajada, jamás en su vida se le había ocurrido pensar que Mei Narumiya terminaría siendo su cuñado
-escúchame tonto, si le haces algo te mato, espero que te quede claro
Después de aquella amenaza, le explico lo precaria de la situación, le dio el nuevo número de su hermano y le advirtió que fuera sumamente discreto. Antes de abordar creyó prudente una última advertencia
-ya te he informado de la situación en la que nos encontramos, depende de ti decidir que es mejor para Eijun. –el otro solo asintió con la cabeza y se le notaba pensativo
Cuando llego a su casa completamente agotado del viaje express, Eijun lo derribó en la entrada.
-Eijun ¿qué te pasa? ¿Eso fue peligroso? ¡Pretendes matarme… -guardo silencio cuando sintió que su hermano temblaba y comenzaba a solloza –oye… no es para tanto
-gra-gracias You-ni, gracias –la voz de Eijun estaba ligeramente amortiguada, pero Kuramochi capto a la perfección el mensaje, seguramente Mei le había hablado al celular. Haruichi también sonreía desde la entrada de la casa, imaginaba que se sentía aliviado porque la tristeza de Eijun se había ido.
-no es nada…
Una semana antes de entrar a la universidad, en la entrada de la librería con maleta en mano y sonrisa arrogante apareció Narumiya Mei…