-tres de tres.
-esto se acabó.
-es hora.
-o-
Bajo tierra, en el valle de los reyes, dónde, mientras las tres parejas enfrentaban sus retos, en el mundo real habían pasados escasos cinco minutos, el resto de la pandilla fue testigo de tres destellos que bajaron del cielo, atravesando el techo de aquel salón.
Uno azul, otro rojo, y el ultimo dorado.
Todos los presentes se hicieron para atrás, los dioses egipcios estaban allí, en una forma menor y visible etérea pero tan imponentes como siempre.
─Humanos ¿qué hacen aquí? Solo los elegidos fueron llamados ─dijo Obelisco.
Joey miró a Yugi, Ryou y Malik, quienes seguían en posición de loto así que dio un par de pasos al frente con determinación.
─Vinimos a apoyar a nuestros amigos ─dijo con firmeza.
─Joey ─murmuró Serenity desde atrás.
─ ¿En que podrían ayudar? ─cuestionó Sliffer.
─Pues en lo que se ofrezca ─dijo serio.
Obelisco miró atento a Seto, luego se acercó un poco y con un movimiento de su mano, los decks de Joey y Seto salieron de las ropas de cada uno, resaltando específicamente dos cartas ‘El dragón negro de ojos rojos’ y ‘El dragón blanco de ojos azules’
Joey comprendió más rápido lo que debía hacer así que tomo su carta con una mano y gritó su nombre invocándola, el dragón negro se puso frente a Joey en pose de defensa. Más reticente Seto tomó la carta de su monstruo favorito, imitando la acción de su rubio.
Sliffer generó un ataque con su boca.
─ ¡Relámpago blanco!
─ ¡Llama infernal!
Los ataques de ambos dragones se combinaron en uno mismo, contrarrestando el ataque de Sliffer. Ambos dragones rugieron a la par, transmitiendo el espíritu de sus dueños, que parecían ser envueltos en auras brillantes como llamas, la de Seto azul y la de Joey verde.
RA rugió suavemente y sus dos compañeros se rezagaron.
Los dos dragones bajaron el cuello y la cabeza, inclinándose antes los dioses.
Una potente luz dorada emanó del lugar donde estaban los tres hikaris. Yugi, Ryou y Malik emitieron algunos quejidos angustiosos no muy altos pero si audibles.
─ ¡Yugi! ─gritaron Tea y Joey.
─ Chicos ¿pueden oírnos? ─probó Tristán.
En respuesta no obtuvieron si no más quejidos. La luz dorada se reflejó en el ojo de Horus de las puertas, que se abrieron lentamente, el ambiente pareció caldearse súbitamente.
Todos contuvieron el aire.
Ahora en vez de quejidos fueron tres gritos altos y claros los que resonaron.
─ ¡Yugi! ─Joey corrió hacia su amiguito, sin importarle siquiera si los dioses lo permitirían.
Sliffer iba a interponerse pero Ojos Rojos rugió, RA detuvo a su compañero, dejando que el rubio avanzara, pronto le siguieron Duke y Tristán.
─ ¿Yugi, amigo, estas bien? ─Joey le pasó un brazo por la espalda para sujetarlo. Yugi tenía los ojos cerrados fuertemente y una expresión de ligero sufrimiento, temblaba levemente.
─ ¡Hey Ryou! ─Tristán imitó la acción de Joey. Ryou estaba en las mismas condiciones.
─Malik, di algo amigo ─emuló el pelinegro. Malik estaba igual que sus los otros dos.
Finalmente las puertas se abrieron a tope tres figuras transparentes aparecieron lentamente por ellas.
Yami.
Bakura.
Marik.
─ ¡Atem! ─gritó Tea al reconocerlo, acercándose con Serenity también, quien se puso al lado de Ryou junto a Tristán, mirando al dulce albino con preocupación.
Los tres yami avanzaron con la vista fija en su respectiva contraparte.
─Amigo ¿sabes que le pasa a Yugi? ─consultó preocupado el rubio.
El tricolor miró a Joey, con una sonrisa amable extendió sus brazos pidiéndole con ese gesto que le cediera a Yugi mientras asentía con la cabeza.
Joey accedió enseguida, aun en esa forma incorpórea el faraón acomodó a su hikari entre sus brazos, enseguida Yugi dejó de retorcerse y su expresión se relajó.
Bakura y Marik hicieron lo mismo, logrando los mismos efectos inmediatos en los menores.
Yami y Bakura tenían la piel ligeramente más bronceada de lo usual, no a nivel de su apariencia original pero si algo trigueña.
Yami tomó una mano de Yugi -quien seguía sin abrir los ojos- y llevo ambas al rompecabezas, así mismo Bakura y Marik, entonces Shadi -que seguía allí- empezó a recitar algo en Egipcio antiguo y RA se acercó para envolver a las tres parejas entre sus alas doradas, haciendo retroceder un poco a los demás, Mokuba y Seto los alcanzaron.
Todos miraban atentos, al retirar las alas pudieron ver que los tres yamis estaban allí con sus propios cuerpos, además los tres artículos del milenio no se veían por ningún lado.
Yugi, Ryou y Malik abrieron al fin los ojos con pesadez, parecían agotados. Se pusieron en pie lentamente, con ayuda de sus yamis.
De la nada algunos monstruos menores empezaron a aparecer desde las puertas, era de los más débiles en el Duelo de Monstruos, pero eran varios y se veían enojados.
Guerrero Castor, Feral imp, Devorador de niveles, Serpiente Siniestra, Sirviente de la Calavera, Insecto Come-Hombres, y varis más.
─ ¡¿Qué está pasando?!
El tricolor mayor frunció el ceño, extendió una palma abierta hacia las puertas mientras el ojo de Horus brillaba en su frente ─hay que cerrar esas puertas ─dijo, los otros dos yamis imitaron su acción y las puertas empezaron a cerrarse, pero muy lentamente.
─Joey al rescate ¡Vamos ojos rojos! ─señaló hacia la puerta ─hay que ayudar viejo amigo.
El dragón negro empujó con su fuego a varios monstruos de regreso a la puerta y con su cola intentó empujar una de ellas.
─ Joey cuidado ─gritó Serenity, un ‘Insecto come-hombres’ iba directo hacia el rubio.
─ ¡Ojos azules! ─el dragón blanco apartó al monstruo que iba a por el rubio, mientras Seto se ponía a su lado ─ ¿estás bien?
Joey se tomó unos segundos para salir del shock ─eh, sí gracias Seto ─le dijo con una sonrisa ─ ¡cuidado! ─lo jaló del brazo hacia abajo para esquivar una bola de fuego de un Feral Imp ─eso estuvo cerca ─Ánimo, Ojos Rojos ─las puertas ya estaban a medio camino de cerrarse.
─Ayúdalo Ojos Azules ─el dragón blanco empujó la puerta contraria, acelerando el proceso.
A la mayoría le sorprendió el trabajo en equipo que estaban realizando Joey y Seto.
─ ¡Hermano! ─llamaron Mokuba y Serenity al mismo tiempo.
─Tranquila, estoy bien ─sonrió el rubio. Seto acarició el cabello negro de su hermano.
Finalmente las puertas se cerraron pesadamente y todos los monstruos desaparecieron. Los tres yamis cayeron de sentón al suelo pesadamente, siendo prontamente imitados por sus luces, los seis respirando agitadamente.
Los dos dragones desaparecieron también.
─Yugi, Atem ¿se encuentran bien? ─preguntó Tea, arrodillándose a su lado.
─Humm ─asintió Yami, débilmente ─no se preocupen.
─ ¿Ryou? ─consultó Tristán.
─Descuiden… estamos bien ─sonrió el albino menor, con la respiración algo entrecortada.
Al ver que Yami intentaba ponerse de pie, Joey le tendió una mano para ayudarlo, el tricolor luego avanzó hacia Ra, hincándose en la rodilla izquierda frente al él. Bakura y Marik prontamente lo imitaron, quedándose un par de pasos atrás del faraón.
Atem inclinó la cabeza respetuosamente.
─Habéis superado las pruebas que os fueron impuestas, más allá del valor o la perseverancia, fue la fuerza de vuestros sentimientos lo que os condujo hasta este punto ─dijo RA. Sliffer uso su largo cuerpo para mover a Yugi, Ryou y Malik junto a ellos ─felicidades ─su ala acarició con suavidad a Yugi.
─Muchas gracias Padre*
─La sortija ─murmuró Ryou.
Yugi y Malik recién cayeron en la cuenta de que no tenían sus artículos.
─ ¿Han desaparecido? ─preguntó Malik.
Yugi llevó una mano a su pecho.
─No… aun la siento ¿verdad? ─corroboró con Bakura.
El albino mayor afirmó, lo miró atento unos segundos y luego puso ambas manos en el pecho de Ryou cerrando los ojos. La sortija apareció en el pecho de Ryou.
─Ahora sin parte de ustedes ─aclaró Shadi ─símbolos de su magia.
─ ¿Magia? ─cuestionaron los tres hikaris.
El espíritu asintió ─debe haber un equilibrio entre la magia de las sombras y de la luz ─explicó.
Yami, Bakura y Marik levantaron su palma derecha frente a sus ojos, la cuales fueron envueltas en un aura morada unos instantes, luego cerraron el puño, sintiendo la energía fluir por sus cuerpos.
La sortija desapareció en el pecho de Ryou.
─Son libres de irse, una nueva vida les aguarda.
─Juntos ─la punta de la cola de Sliffer rodeó a Yugi y Yami juntos.
>>Su unión es aceptada y bendecida<< escucharon ambos tricolores en sus cabezas por lo que sonrieron, haciendo una reverencia a los tres Dioses.
Las tres entidades divinas volvieron a ser destellos de luz que se adentraron en el cinturón de Yugi, donde estaba el mazo de Yami.
─Lo logramos, aibou.
─Sí Yami… estoy muy feliz ─iba a ponerse en puntillas para besarlo, importándole muy poco que los demás les estuvieran viendo pero se sintió sin fuerzas y prácticamente se desmayó en brazos de Yami, Ryou y Malik no demoraron en imitarlo.
─ ¿Ellos están bien? ─preguntaron Serenity y Tea preocupadas.
─ ¿Yugi? ─preguntó Joey preocupado, acercándose a los tricolores.
─Descuida Joey… solo tengo… mucho sueño ─musitó el rey de los juegos, sin poder abrir los ojos del cansancio, antes de perder la conciencia en brazos de su novio.
─Deberíamos llevarlos de regreso al barco ─opinó Mokuba.
─Excelente idea, Moki ─habló Joey ─ ¿no quieres que lo lleve yo? Tú también luces cansado ─le ofreció a Yami.
El faraón le sonrió pero afianzó su agarré en el menor, levantándolo al estilo nupcial ─gracias Joey, pero descuida, puedo con ello ─miró con preocupación a su niño.
Bakura acomodó a Ryou sobre su espalda con delicadeza mientras Marik también tomó en brazos a Malik.
El lugar empezó a temblar.
─No de nuevo ─se quejaron Joey y Tristán ─ ¡patitas para qué las quiero! ─todos salieron pillados del lugar mientras este se desmoronaba. Se tomaron un segundo tras subir las escaleras y salir para esperar a que la tierra terminara de temblar.
─ ¿Creen que esta vez sí se quede así? ─dijo Mokuba de pronto.
Joey rió por lo bajo ─quien sabe, chibi ─le acaricio el cabello ─andando, regresemos al barco.
…
De regreso en el transporte Joey acompañó a Yami y los demás para que dejaran descansar a los hikaris en su habitación, intercambio unas pocas palabras con el faraón antes de retirarse y dejar que los mayores cuidaran a sus luces. El rubio se dirigió a la habitación del CEO con sigilo.
Seto le cedió el paso y cerró la puerta antes de sentarse en la cama. Joey se tumbó bocarriba en el lecho, sacó la carta de su dragón negro para ponerla a la altura de sus ojos ─gracias por tu ayuda amigo mío ─dijo con una sonrisa. Seto bufó ─ oh vamos, ni tu tendrías algo que decir después de lo que acabamos de pasar, señor incrédulo ─le dijo en burla.
Seto lo acuchilló con la mirada, sacando uno de sus dragones blanco, poniéndolo junto al de Joey ─no he dicho nada ─se defendió.
Joey no respondió a eso ─por cierto, gracias por salvarme allá atrás ─le sonrió.
Seto lo tomó del mentón ─eres mi cachorro, tengo que cuidarte ─respondió con una sonrisa ladina.
Joey se sonrojó un poco, guardo su carta para rodear el cuello del castaño con sus brazos y le plantó un beso en los labios.
Se separaron para respirar ─Gracias, mi dragón ─sin dejarle decir nada volvió a juntar sus labios, metiendo sus manos por la camisa del castaño.
…Continuara… xD