Los yamis también se quedaron dormidos junto a sus hikaris, el cansancio era extremo y no apenas pudieron mantenerse despiertos unos diez o quince minutos antes de caer dormidos, Marik estaba tumbado en la esquina de la cama con Malik encima, Yami estaba del otro lado tumbado de costado con Yugi apegado a su pecho, Bakura estaba en el medio recostado contra la cabecera con la cabeza de Ryou en su regazo.
Varias horas después Yugi se despertó con el vibrar de su teléfono, sacó el celular de su bolsillo a tientas y colgó la llamada de Ukyo con apenas un ojo entreabierto y bostezó. Se sintió extrañamente cómodo así que se frotó los ojos para observar a su alrededor. Sintió el corazón temblarle de alegría al ver a su yami ahí abrazándole, apenas si se creía que todo eso no había sido un sueño y que él y su amado podían finalmente estar juntos para siempre.
Acarició con suavidad los cabellos de su novio mientras se levantaba del lecho, a los dos segundo igual Ryou empezó a espabilarse, se retorció mimosamente en el cálido regazo de su yami que usaba como almohada antes de sentarse, intentando acomodar un poco su cabello hecho un nido de pájaros.
Vio Yugi de pie y le sonrió, se inclinó a depositar un dulce beso en la mejilla de Bakura antes de deslizarse por la cama hasta salir de la misma, fue a ponerse al lado del tricolor, mientras Malik también despertaba.
El egipcio dio un beso al cabello de su pareja y se bajó lentamente de él para no despertarlo, en su lugar acomodó una almohada para que Marik abrazara y hecho esto salió sigilosamente de la habitación con sus amigos.
Siguieron de largo hasta la proa del barco, donde se recostaron en el barandal bajo el cálido sol que ya estaba en su descenso.
─El camino fue una verdadera odisea ─comentó Yugi.
─Pero cada momento valió la pena ─le siguió Ryou, llevándose ambas manos al pecho.
─Y ahora por fin todo ha acabado ─sentenció Malik.
─No es así ─contradijo el tricolor, los dos lo miraron ─un nuevo capítulo se escribe, nos esperan nuevas aventuras ─dijo con una sonrisa, llamando al rompecabezas desde su pecho; la pirámide dorada surgió con un leve brillo.
─Supongo que tienes razón ─sonrió Ryou también, mientras él y Malik imitaban al tricolor ─ ¿magia de la luz, eh? Definitivamente estando ahora los seis la vida nunca podría ser aburrida ─sonrió ampliamente con los ojos cerrados.
─jajaja cuenta con ello ─rio Malik.
Los tres se miraron entre sí con sinceras sonrisas.
─Eh! Parece que los tres bellos durmientes despertaron al fin ─oyeron la voz de Joey acercarse.
─ ¿Ya se sienten mejor amigos? ─pregunto Duke, que venía con él.
─Mucho mejor, gracias chicos ─respondió Yugi.
─Me alegra oír eso ¿pero qué fue lo que les pasó allá atrás?
─Cansancio Joey, hacer ese ritual consumió mucho de nuestra energía ─explicó el egipcio.
─ ¿Qué hay de Atem?
─Él y los demás están descansando aun, también están agotados, tienen que acostumbrarse a su propio cuerpo, después de todo antes dependía de nosotros y en lo últimos meses con las pruebas apenas se mantenían dos días como mucho ─explicó el tricolor.
─Bueno pues será mejor que no estén muy acomodados porque llegaremos dentro de poco ─dijo el pelinegro con una sonrisa de lado, llevándose una mano a la cadera.
─ ¿Qué? ¿Cuánto tiempo dormimos? ─preguntó Malik con los ojos muy abiertos.
─Alrededor de seis horas, viejo ─le respondió Joey, mirando su teléfono.
Ryou tembló en su lugar, cuando llegaran al puerto…
─ ¡Hermano! ─se escuchó la voz de Serenity dentro del barco.
─ ¡Ya voy hermana! ─respondió en un grito ─los veo al rato ─les dio una sonrisa y guiño a los tres antes de irse, Duke le siguió.
─ ¿Estas bien, Ryou? ─preguntó Malik.
─Sí, yo solo… bueno, ya lo saben… mi padre ─no dijo más.
Malik le pasó un brazo por sobre los hombros.
Por el pasillo fueron acercándose los tres yamis, que recién se habían despertado, molestos de que sus hikaris no estuvieran con ellos.
Ryou puso una mano en el brazo de Ryou, le miró preocupado y entonces empezó a cantar.
Magia parece y es de verdad
me conduce a recurrir a tu lealtad.
Ryou miró hacia Yugi y sonrió, habían pensado al oír esa canción en Malik y querían cantarla para su amigo.
Tú estás aquí, no te has de alejar.
Pues encontrado en ti, verdad y amistad.
Los yamis se quedaron quietos al final del pasillo, viendo y oyendo a ambos hikaris cantar.
Por ese rio, detrás del nogal
y en cada montaña encontramos amistad.
Juntos, juntos ahora y siempre.
Siento, siento nuestra amistad.
Malik sonrió cálidamente, sintiendo que ellos cantaban especialmente para él.
Sueño, sueño contigo estar
lo vamos a lograr.
Vamos, vamos dame tu mano.
Siente, siente tu corazón.
Ryou le tendió una mano y Malik se la dio, el albino luego la llevo al pecho del egipcio.
Vivo, vivo siempre contigo bajo el radiante sol.
Aquí, tú y yo siempre juntos.
Ryou se dio la vuelta, mirando bajo el barandal, al agua del rio por el que iba
Son como el agua, claros al fin
y están conmigo cuando empieza a amanecer.
Noches me alumbran, me ayudan a ver y aceptan cualquier reto
me han de defender.
Por ese rio, detrás del nogal
y en cada montaña encontramos amistad.
Juntos, juntos ahora y siempre.
Siento, siento nuestra amistad.
Las mejillas de Malik ganaron un lindo tono rosa, recordaba su primer día de clases cuando Yugi y Ryou también cantaron para él.
Sueño, sueño contigo estar
lo vamos a lograr.
Vamos, vamos dame tu mano.
Siente, siente tu corazón.
Vivo, vivo siempre contigo bajo el radiante sol.
Aquí, tu y yo siempre juntos.
Juntos, juntos, sueños, sueños, sueños, sueños
lo vamos a lograr.
Juntos, juntos ahora y siempre, siento, siento
nuestra amistad.
Sueño, sueño contigo estar lo vamos a lograr.
Vamos, vamos dame tu mano.
Siente, siente tu corazón.
Vivo, vivo siempre contigo bajo el radiante sol
Aquí... tú y yo siempre juntos.
Malik rio encantado las acciones de sus amigos y los atrajo en un fuerte abrazo ─los quiero chicos.
─Y nosotros a ti ─respondió Ryou con una gran sonrisa y una sombra rosa en sus mejillas.
“Yugi”
El pequeño tricolor giró su cabeza.
─Yami ─el egipcio los soltó del abrazo, viendo como sus yamis iban hacia ellos.
─ ¿Cómo sabias que estaba atrás? ─le preguntó el mayor, llegando a su lado con una sonrisa.
Yugi parpadeó un par de veces ─Tú me llamaste ¿no?
─No lo hice ─respondió extrañado.
─ ¿Qué? Pero, yo escuche tu voz ─rebatió igual de desconcertado ─… ¡nuestro enlace!
Yami amplió mucho los ojos ─ha vuelto ─no habían caído en cuenta, pero ese vínculo mental estaba de regreso.
Bakura llevó una mano a su cabeza ─es cierto ─musitó, sintiendo su propio lazo con Ryou quien le miró con una sonrisa.
De un momento a otro un ligero resplandor rojizo apareció en las manos de las tres parejas, en los meñiques derechos de los seis se hicieron visibles delicados hilos rojos que unían a las parejas*
Fue algo sumamente repentino y extraño, todos se tomaron unos minutos para reaccionar, dos de los hikaris comprendieron primero la situación.
Yugi y Ryou miraron encantados los hilos rojos atados a sus meñiques, Malik al igual que los yamis estaban desconcertados.
Yugi llevó su mano a su pecho, contra su corazón y Ryou le imitó.
─ ¿eh? ¿Qué es esto?
─El hilo rojo del destino ─respondieron el tricolor y el albino al unísono.
─ ¿Qué?
─Es una antigua creencia de las mitologías Japonesas y Chinas ─dijo Yugi ─se dice que entre personas que están destinadas a conocerse y desarrollar un lazo afectivo hay un hilo invisible que les conecta desde el nacimiento ─contó ─es independiente del momento en que las personas se conozcan y nunca puede romperse ─terminó con una sonrisa, luego miró a Ryou.
─La leyenda literalmente dice así: “un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper” ─completó el albino.
─ ¿En serio? ─Malik miró el hilo en la base de su dedo ─eso suena muy lindo ─sonrió sin poder evitar una sombra rosa en sus mejillas al ver el otro extremo atado en la mano de Marik.
Yugi estiró su palma al frente y Yami la juntó con la suya, Yugi le sonrió entrelazando sus dedos, luego con la otra mano también, Yami le sonrió acercándose más a él; el delgado hilo empezó a brillar y desaparecer tan repentino como había aparecido.
Ryou entrelazó por lo bajo sus manos con las de Bakura, quien se inclinó para juntar sus frentes, mesclando sus flequillos blancos, el menor le observó con una sonrisa y un sonrojo en su rostro. Su hilo también empezó a desaparecer.
Marik enrolló sus brazos en la cintura de Malik, este llevó una mano a su nuca y la otra al pecho, justo sobre su corazón, mirándole directo a los ojos con amor. Su hilo igual desaparecía.
No había momento más precioso.
El sol bajó por completo, ocultándose en el horizonte.
─ ¡Ey, chicos! Serán mejor que vayan por sus cosas, estamos a punto de llegar ─se oyó la voz de Tea, acercándose con Serenity a la proa del barco.
Las parejas se separaron un poco ante las presencias femeninas.
Serenity se sorprendió de ver a los seis juntos, Joey había dicho que los mayores estaban durmiendo ─ ¿ya todos se sienten bien? ─preguntó amable la castaña menor.
─Sí, muchas gracias Serenity ─fue Ryou quien respondió, acercándose a ponerle una mano en el hombro a la chica en lo que se dirigían devuelta a la habitación.
La menor se ruborizó ligeramente ante la dulce sonrisa que le dio el albino aunque fuera cuestión de milisegundos.
─ ¿Todo en orden Atem, Yugi? ─preguntó Tea con una sonrisa.
─Sí Tea, no te preocupes ─le respondió Yami, acompañando a su novio hacia el cuarto.
-o-
Luego de que guardaran sus cosas el barco finalmente el mismo paro, Ryou suspiró cuando iba a bajar, Bakura le puso las manos en los hombros, tratando de calmarlo un poco.
El joven albino no dejaba de a todos lados, tratando de ubicar a su padre antes de que él lo hiciera y finalmente divisó una cabellera azul conocida.
─Bakura, quédate atrás por favor ─pidió el menor serio, sin voltear a verlo.
─ ¿Te golpeaste la cabeza o algo? No voy a dejarte solo ─renegó.
Ryou frunció el ceño ─Bakura, te lo estoy pidiendo, por favor ─insistió con seriedad impropia de él.
Bakura amplió los ojos ante la actitud de su hikari y se detuvo en seco.
/Entiéndeme por favor Bakura, no quiero que mi padre haga o diga alguna estupidez si te ve, no quiero arriesgarme a separarme de ti ahora que por fin podemos estar juntos/
/Escúchame bien Ore no Yadonushi, nada pero que NADA ni NADIE lograría apartarte de mí, no lo permitiría/
Ryou sonrió /Te escucho, te escucho. Pero por favor, quédate atrás donde él no te vea/
Bakura se quedó en su lugar a regañadientes, cruzándose de brazos, el yami albino desvió su mirada, encontrándose con los ojos lilas de Malik que observaba preocupado a Ryou; Bakura le hizo un gesto al peli-cenizo quien parpadeó un poco antes de captar lo que quería.
Malik se acercó a Yugi y le dijo algo al oído, este asintió con una sonrisa y ambos se acercaron al menor de los albinos.
─No te preocupes Bakura, nosotros lo acompañamos ─dijo Malik, pasando con ligereza un brazo por los hombros de Ryou.
─Así es ─apoyó Yugi.
Ryou los miró a ambos desconcertado ─Chicos… no pasa nada, no se preocupen, puedo hacer esto solo.
─Vamos Ryou, ustedes lo dijeron cuando mi tía se mudó a Domino ¿se te olvida? No bajos a dejarte solo y nadie te hará sentir mal si estamos nosotros para evitarlo ─rebatió Yugi con su dulce sonrisa.
Ryou suspiró con una sonrisa, retirando el brazo de Malik de sus hombros pero asintiendo para empezar a caminar junto a ellos.
Bakura le hizo un gesto de mano a Marik para que se acercara, el yami tricolor hizo lo mismo.
─Si lo hace llorar, o tan siquiera le dice algo que lo haga sentir mal, más les vale pararme… porque soy capaz de ir a matarlo en el acto ─dijo casi en un gruñido con la mandíbula tensa y los dientes apretados.
Marik lo miró divertido, llevándose una mano empuñada a la cadera, Yami desvió los ojos hacia los tres hikaris.
Ryou se acercó a su progenitor con la cabeza algo gacha.
─Padre ─ ‘saludó’ Yugi y Malik se quedaron a su lado, un par de pasos atrás.
El peliazul lo miró unos segundos sin decir nada, con una expresión indescifrable a ojos del tricolor y el egipcio. Hizo amago de llevar una mano al cabello blanco pero se abstuvo y la puso en el hombro del oji-café.
─Hola, Ryou ─respondió a secas ─vaya, has… crecido ─dijo.
─Umm sí ─Ryou no sabía bien que decir, levantó por completo la cabeza, luego escuchó un carraspeo de Malik ─etto… quisiera presentarle a mis amigos… Malik Ishtar y Yugi Motou ─dijo, poniendo su palma frente a ellos mientras los nombraba.
─Un gusto conocerlo ─ambos realizaron una leve inclinación frente al hombre, antes de ponerse a cada lado del peliblanco.
El hombre vio sorprendido la cercanía de aquellos muchachos con Ryou, antes su hijo nunca le había hablado de algún amigo que tuviera, y esos tres parecían muy cercanos.
─Un placer conocerlos ─les sonrió ─ ¿estudian con Ryou?
─Así es, somos compañeros de salón ─le respondió Yugo con su amabilidad de siempre
Malik asintió ─y Ryou es nuestro mejor ─dijo, poniendo un brazo sobre el hombro del albino con confianza, Ryou le miró con una dulce sonrisa.
Los ojos café del hombre se abrieron con sorpresa ¿hace cuánto que no veía sonreír a su hijo? ¿O tan siquiera sentirlo así de feliz?
─entiendo… veo que aun llevas esa sortija, hijo ─al mayor tomó con una mano el articulo milenario, atrás Bakura se tensó notablemente. Marik apoyó uno de sus brazos en el hombro de Bakura tal como Malik había hecho con Ryou, sin tomar en cuenta el gruñido que se ganó del albino.
Ryou se mantuvo atento a los movimientos de su padre, le mayor colocó la sortija a la altura de los ojos de su hijo para observarla.
─Por supuesto, me gusta mucho y siempre la llevo conmigo ─dijo el menor, llevando su mano también a la sortija de oro, cuando su mano hizo contacto con la de su padre el menor se estremeció ¿hace cuánto que no abrazaba o recibía un gesto cariñoso de su padre? Algunos años, incluso había olvidado el calor de un abrazo familiar.
Su padre lo miró atento ante esas palabras, luego bajo la sortija y llevó su mano a un bolsillo, pareció buscar algo.
─ ¡Profesor! ─un hombre joven de pelo castaño algo largo y ojos verdes se acercó al padre de Ryou ─lo estábamos buscando ya es hora de irnos… oh ¿interrumpo algo?
─Descuida ─el peliazul suspiró ─él es mi hijo, Ryou. Hijo el es uno de mis compañeros de trabajo.
─Vaya, es un gusto, le profesor casi nunca nos habla de su familia ─le tendió la mano a Ryou.
─No me extraña ─sonrió el albino, dándole la mano ─cuando mi padre se emociona con su trabajo no hay nada más en su cabeza, jeje ─el chico se sumó a sus risas, logrando que las mejillas trigueñas del peliazul se ruborizaran un poco.
El padre de Ryou carraspeó un poco ─Enseguida los alcanzo ─le dijo a su colega.
─Sí señor, un gusto conocerte chico ─se despidió de Ryou, quien respondió hondeando la mano.
─Bueno, creo que debo irme, yo… em, cuídate mucho hijo ─dijo el mayor, algo inseguro de como despedirse.
─Sí… usted también, padre.
El mayor sacó algo de su bolsillo y lo colocó en la palma de su hijo, inclinándose para decirle algo al oído ─feliz cumpleaños atrasado ─se irguió ─fue un placer conocerlos, les encargo a Ryou ─se despidió de los dos hikaris, dándose la vuelta.
─Cuente con eso ─respondieron al tiempo.
─Nos vemos ─y se fue.
Ryou suspiró profundo hasta verlo desaparecer entre la gente, de pronto sintió que lo jalaban unos brazos, creyó que era Malik e iba a sonreírle a sus amigos para agradecerles hasta que se topó con el fuerte pecho de su yami.
─ ¿Estás bien? ─le musitó al oído.
─Sí, descuida, lo estoy ─se soltó un poco para ver a sus amigos ─gracias chicos.
─Ey! ¿Para qué están los amigos? ─le sonrió Malik, levantando una mano empuñada, Ryou chocó puños con él.
─ ¡Yugi! ¡Chicos! No se nos pierdan de vista ─los llamó Joey, moviendo una mano en alto.
─ ¡Ya vamos Joey! ─le respondió Malik ─ ¿tomaremos el avión enseguida? ─consultó con el rubio cuando se reagruparon.
─No, despegamos en una hora ─corrigió Mokuba.
─Eso significa que tenemos algo de tiempo para hacer turismo ─dijeron Tea y Serenity a coro con gran emoción.
Seto se llevó una mano a la cabeza, lo que le faltaba.
─No es mala idea ─dijo Duke con una sonrisa.
─Suena divertido ─apoyó Joey, por lo que Seto no tuvo más remedio que quedarse callado.
-o-
Llegaron a una zona turística del Cairo, aun había cierta cantidad de gente en las calles para la hora que era, el sol se ponía y la próxima noche enfriaba, las chicas caminaban al frente con Mokuba al frente, ojeando y curioseando todo a la vista.
Los hikaris y yamis iban hasta atrás con Joey, los menores trataban de hacer que Malik hablara sobre los meses que vivió en el Cairo con sus hermanos.
─Vamos, dinos ─dijo Ryou con una sonrisa dulce, apoyando sus brazos en la espalda de Malik desde atrás.
Yugi abrió la boca para decir algo, apoyar a Ryou, pero un sonido ahogado fue lo que se escuchó, una mano envolvió su boca y la otra lo jaló con fuerza, el tricolor alcanzó a aferrarse unos segundos a la muñeca de Ryou pero quien lo jaló, le cargo cual saco de papas y salió corriendo hacia un costado.
─ ¡Yug…Mggmgh! ─Ryou intentó sostenerlo pero alguien lo jaló también, haciéndolo notar a Malik.
─ ¡Ryou! ─Malik alcanzó a tomar la mano del albino ─ ¡Suéltalo! ─le gritó al hombre encapuchado que lo jalaba, antes que Bakura, Yami o Marik pudieran siquiera darse la vuelta el agresor golpeó a Malik en la parte trasera de la cabeza provocando que soltara a Ryou y callera al piso.
─ ¡Yugi/Ryou! ─Yami y Bakura salieron corriendo tras sus luces junto con Tristán, Marik se acuclilló al lado de Malik, sujetándolo por los hombros para mantenerlo sentado, pronto se le sumaron Joey y Duke, los demás se arremolinaron a su alrededor.
─Malik, mi ángel ¿Estás bien? ─le preguntó preocupado al oído.
─Mi cabeza ─Malik tenía las dos manos presionando sus sienes ─me duele la cabeza.
─Normal, menudo golpe te dieron ─dijo Joey, sobando con parsimonia el cabello del egipcio menor, en la zona afectada.
Tristán regresó corriendo ─ ¿Qué pasó? ─le preguntó Duke.
─ ¿Dónde están Atem y Bakura? ─preguntó Malik con un ojo entreabierto a duras penas.
─Los perdimos de vista pero ellos siguieron corriendo en esa dirección ─explicó agitado ─Atem me dijo que les avisara.
─Hay que alcanzarlos ─dijo Joey decidido ─no quiero ni pensar en lo que podría pasarle a Yugi y a Ryou.
─Estoy contigo, Joey ─Malik quiso pararse pero casi cae por el mareo que lo azoto, de no ser por la rápida reacción de Marik de sostenerlo.
─Calma Malik ─a pesar de los reclamos del menor, Marik lo acomodó en su espalda ─ya quédate quieto ─dijo severo, apretando los muslos del menor para que se aquietara. Molesto, Malik le mordió el hombro pero se quedó tranquilo.
─Yugi y Ryou traen sus discos de duelos en sus mochilas ¿no pueden localizarlos con esos? ─propuso Joey a los hermanos Kaiba.
─No, a menos de que los utilicen ─explicó el castaño.
─Andando, hay que alcanzar al faraoncete y a la bolita de nieve ─dijo Marik.
─Sí, vamos ─Joey echó a correr en la misma dirección por la que los yamis habían ido, siendo prontamente imitados por los demás
…Continuara… xD