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Together... amor, verano y parejas por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Hola, bienvenidos a todos de regreso a este loco mundo ^^/

Yugi-oh! No me pertenece si fuera así esto lo estrían viendo como capítulos en televisión.

Las canciones tampoco me pertenecen.

Pasarse por mi página de face, porfa, un like me ayudaría mucho  https://www.facebook.com/pages/DanyNeko/786629491430778?ref=hl (pd: sois enormes, os juro que no cabía en mi de asombro y felicidad cuando eh visto que, a las 4 horas o así de haber puesto el link del cap pasado en face 2 ¡2! Personas lo habían compartido ¡lo habían compartido en face! Casí me da la chiripiorca *-*)

Los tres hikaris se encontraban sentados de piernas cruzadas frente a las puertas, con un metro de diferencia entre cada uno, en el centro estaba Yugi. De la nada unos ligeros símbolos brillantes aparecieron debajo de cada quien: en hierático la palabra luz.

Los demás ahogaron un sonido de asombro.

Shadi empezó a recitar frente a las puertas un cantico en alguna lengua antigua.

La sortija del milenio levitó fuera de las manos de Ryou hasta quedar frente a sus ojos, el rompecabezas le imitó, igual que el cetro.

El albino tragó duro y llevó una mano a rozar los dijes de la sortija, Bakura deslizó su mano por el brazo de su luz hasta tocar también el colgante milenario.

Yugi, Yami, Malik y Marik hicieron lo mismo.

Hubo un fuerte destelló amplificado por los tres artículos, que cegó a todos momentáneamente.

Pov’s Ryou

Al abrir los ojos, estaba en un lugar desconocido, parecía que estuviera flotando pues todo era del mismo color y no se distinguía un suelo o un techo, me pregunté ¿dónde estaría?

Me quedé en medio de ese espacio gris no sé cuánto tiempo hasta que imágenes borrosas empezaron a aparecer frente a mí.

Vi lo que parecía ser una aldea en el desierto, había muchas personas yendo de un lado a otro pero las imágenes se enfocaban en particular en un niño… lo conocía, ese era el verdadero Bakura… Akefia, de pequeño. Vi su vida como una criatura traviesa pero inocente, feliz.

Luego el panorama cambiaba hasta el momento de la creación de los artículos del milenio, la tragedia de Kul Elna. Fugazmente alcancé a ver como los soldados arrojaban a las persona a lo que parecía ser un gran caldero, la imágenes en este punto eran algo borrosas y fugaces, pero alcancé a observar al pequeño y aterrado niño que veía su vida convertiste en un infierno, llorando sin consuelo.

Y seguía, veía como ese pequeño niño tuvo que aprender a robar, a ser un ser ‘sin sentimientos’ y cruel para sobrevivir.
Como el corazón puro e inocente se fue tras una coraza indestructible y fría para no volver a ser lastimado.
Como se aseguró de no confiar en nadie y de no preocuparse por nadie más que no fuera él mismo.

Lo vi convertiste en el mayor y mejor criminal de todo Egipto, Bakura el rey de los ladrones. Vi sus ojos llenos de sed de venganza y como Zorc aparecía en su vida, prometiéndole esa venganza tan anhelada contra el hijo del faraón culpable de la caída de su aldea: Atem.

Luego su derrota ante Atem y como su alma se resguardaba en la sortija del milenio… aguardando otra oportunidad.

Y todo volvió a ser gris.

Espasmos recorrían mi cuerpo, lagrimas surcaron mi rostro al presenciar todo aquello. Nadie merecía sufrir tanto, era algo inhumado, simplemente inconcebible.

─Yo… quiero curar tu alma y tu corazón de todo ese daño que sufriste ─dijo entre lágrimas llevando mis manos a mi pecho ─déjame ser esa luz que te arrebataron… Bakura… te amo…            

-o-

Cuando volví a abrir los ojos estaba de vuelta en el desierto, cosa que por supuesto me descolocó, el sol me escoció un poco la piel y me hizo sentir el cuerpo algo disgustado, recorrí mí alrededor con los ojos de inmediato en busca de una sombra para resguardarme del ardiente calor. Más o menos en dirección sur alcancé a ver lo que parece una aldea, era lo único diferente en el panorama, lo demás no eran si no dunas y dunas de arena.

Caminé tranquilamente por la arena, consciente de que la sortija ya no colgaba de mi cuello.

Cuando llegué a la aldea esta parecía totalmente desierta, sonaría infantil pero me recordaba a esas películas de vaqueros donde el alguacil estaba a punto de pelearse con algún malo, todo el mundo se escondía, un silbido era lo único de fondo y hasta soplaba el viento, arrastrando algunas bolas color marrón… nunca supe que eran ¿plantas secas quizás?

¿Pero en qué diantres estoy desvariando?

Agité mi cabeza tratando de aclarar mi mente y seguí observando el lugar, realmente estaba deshabitado, había basura en los caminos y varias casas medio destrozadas, caminé un poco adentrándome más en el lugar, tenía mis sentidos alerta tratando de captar cualquier cosa a mi alrededor, algo que había aprendido de Bakura era estar siempre alerta en un lugar desconocido, nunca había que bajar la guardia.

Caminé un poco más siguiendo caminos al azar, finalmente di con un par de puertas de madera en el piso algo más grandes que las puertas del valle de los reyes, tuve el impulso de entrar así que abrí una de ellas para darme con unas escaleras; bajé por ellas con cautela mientras pensaba ¿qué se supone que debía hacer? No nos dieron ninguna instrucción…

A medida que bajaba las escaleras un desagradable y nada delicado olor golpeo mi nariz, no pude identificarlo al principio pero entre más bajaba peor se intensificaba.

Olía a sangre.

A cadáveres.

A putrefacción y descomposición.

…Olía a muerte.

El hedor era simplemente asqueroso, desagradable y nauseabundo. Me mareó en un instante.

Ese desagradable olor se colaba por mi nariz e invadía mi mente, descomponiéndome el estómago y azorando mis pensamientos, haciendo que incluso mí vista se tiñera de rojo… rojo sangre.

Agité mi cabeza tratando de apartar el malestar y el mareó que ahora azotaban mi ser, tratando de ubicar algo que pudiera orientarme en esta prueba… ¿algo tenía que haber, no? Una señal que me dijera lo que debía hacer.

Vislumbre el final de las escaleras gracias a la luz del fuego, seguramente algunas antorchas. Bajé con cautela los últimos escalones hasta dar con la sala subterránea.

Mis ojos se abrieron a más no poder.

Charcos de sangre, cadáveres y gente agonizando en el piso con armas enterradas en sus cuerpos. Era horrible. Me apegué a la pared, ocultándome lo más posible y esculqué el lugar con mis ojos, el lugar se me hacía vagamente familiar, pero no entendía el por qué. Había varios hombres con lo que parecía ser antiguas vestiduras de soldados, todos con lanzas, espadas y armas similares, tenían horribles miradas y expresiones desquiciadas, enfermas, como si disfrutaran su trabajo. Un escalofrío me puso la piel de gallina.

Un poco más al fondo había una gran olla donde se fundía la sangre con oro líquido y se sumaban los cuerpos de los habitantes, el olor era repulsivo cuanto menos, miré a los lados junto a la base de las escaleras habían estrechos corredores que rodeaban el gran salón y tenían puertas cada tantos metros, con el mayor sigilo posible comencé a avanzar hacia mi izquierda para llegar a la siguiente puerta, intentando obtener un ángulo de visión diferente.

Era obvio, estaba en Kul Elna, la aldea de los criminales… la que un día fue el hogar de Baku… Akefia. Apreté entre mis manos el borde de la puerta al recordar de golpe esta escena ¡mi sueño*, eso era! Recuerdo ese primer encuentro con Bakura cuando Yugi, Malik y yo empezamos a soñar con ellos, también lo que acababa de ver. Si estaba en lo correcto ese niño tenía que estar oculto en alguna parte de este deplorable sitio, solo y llorando aterrorizado ¡tenía que encontrarlo y sacarlo de aquí!

Seguí avanzando por el estrecho corredor, poniendo mucho empeño en que no me viera nadie cuando atravesaba las puertas hasta que casi llegaba al otro extremo del salón. Los guardias parecían estar a punto de terminar, casi no quedaban cuerpos en el lugar.

Agudicé el oído preparándome para pasar por otra puerta hasta que un suave sollozo ahogado me detuvo en seco, forcé mi vista en la penumbra del lugar y alcancé a ver una borrosa figura platinada que parecía temblar, mi corazón dio un vuelco así que llegué lo más rápido que pude hasta aquello, por suerte seguía sin ser notado.

El pequeño cuerpo del niño estaba de espaldas a mí, mirando por la puerta, asomando temeroso la mitad de su cuerpo, viendo a los responsables de lo que sería su mayor trauma en la vida, ríos de lágrimas empapaban sus mejillas y su cuerpo temblaba aterrado, estaba manchado de tierra, seguramente al haberse buscado ocultarse de esos hombres.

Suspiré ¿cómo haría esto?

Antes de que pudiera hacer nada uno de los soldados entró por el lado contrario yendo directamente a por Akefia, me apegue a la pared lo más posible mientras pensaba desesperado en algo que pudiera hacer. Encontré en el suelo una rama gruesa y algo larga, la tomé y observé un momento… tendrá que ser.

Ese soldado tomó con rudeza a Akefia del brazo, dispuesto a llevarlo hacia la olla, con toda la rabia que ese acto me produjo le golpeé en la cabeza con el palo, lo suficientemente fuerte como para dejarlo inconsciente, por fortuna ningún otro soldado pareció darse por enterado, todos estaban ocupados en su despreciable trabajo.

─Oye ¿estas bien? ─le pregunté en voz baja al pequeño niño moreno de ojos lilas que tenía temblando frente a mí, me hinqué a su altura para que no se asustara ─descuida, ese hombre no te hará nada ─dudé en tocarlo, pero finalmente llevé una mano a sus cabellos alborotados, ofreciéndole una pequeña sonrisa.

─S-sí ─Por suerte él no se apartó asustado, por el contrario se acercó más a mi hasta abrazarme ─muchas gracias… por salvarme ─musitó a duras a penas entre su ahogado llanto.

─Ya, ya está… tranquilo ─lo acuné entre mis brazos tal como mi Bakura solía hacerlo en mis noches de pesadillas ─nadie va a hacerte daño, yo estoy aquí para cuidarte ─lo consolé en un susurro.

El pequeño Akefia se refugió en mi pecho, sus temblores parecían menguar un poco.

Me pareció escuchar un murmullo resonar en mi mente “Ryou”
Agité la cabeza.

─Hay que salir de aquí ─le dije al oído, él se separó de mí y asintió así que lo solté y me puse en pie dándole la mano pero en cuanto quiso caminar cayó de rodillas, sujetándose el tobillo izquierdo ¿se había hecho daño? ─ ¿te duele el pie?

─Sí, creo que me lastime cuando fui a ocultarme ─me dijo él, no pude evitar pensar en lo linda que era su voz.

Me incliné frente a él ─entonces sube, te sacaré de aquí ─sin esperar más se acomodó en mis espalda, aferrándose a mis hombros. Recogí el palo y crucé las puertas de nuevo con cuidado de que no nos atraparan, por suerte llegamos a las escaleras sin ser vistos y las subí corriendo, agradecía que las suelas de mis tenis no hicieran ruido contra la piedra desgastada de las gradas.

En cuanto salí de aquel lugar seguí corriendo al lado contrario por el que había entrado a la aldea… mala idea, de ese lado estaban todos los soldados que vigilaban el lugar, frené en seco para tomar aire y di media vuelta hasta regresar al otro extremo del lugar, entonces entré en un pequeño callejón con sombra.

Allí bajé con cuidado al niño de mi espalda antes de dejarme caer sentado en el piso respirando agitadamente, a pesar de que el pequeño Akefia no pesaba casi correr nunca fue lo mío… por lo menos lo había sacado de aquel lugar.

De la nada sentí el pequeño y cálido impacto del cuerpo de Akefia contra mi pecho, el niño se había lanzado a abrazarme ─muchas gracias señor… me salvó ─tuve que reprimir una risilla ¿Quién me diría a mí que alguna vez vería a Bakura dirigirse a alguien con tal respeto?

No es gracioso” volví a escuchar esa voz en mi cabeza… ¿era la voz de mi Bakura?

Envolví una vez más al pequeño cuerpo entre mis brazos, recordando lo bien que yo me sentía cuando mi Bakura me abrazaba, quería trasmitirle ese sentimiento de seguridad y bienestar al pequeño que tenía en frente… quería consolarlo.

─Oye ─le llamé y Akefia me miró ─no voy a dejar que nadie te haga daño ¿okey? Yo te sacaré de este calvario ─murmuré lo último, ahora sabía lo que debía hacer, tenía que cuidar su corazón y evitar que su alma se perdiera en las tinieblas.

Akefia me miró con la devoción de quien ve a su ángel guardián… supongo que en eso me había convertido ahora para él.

─Anda, déjame ver tu pie ─recordé que estaba lastimado, lo senté entre mis piernas y tomé su tobillo con suavidad ─ ¿te duele así? ─giré suavemente su tobillo en círculos pero él negó ¿qué sería entonces? Lo miré detenidamente hasta que noté una sospechosa mancha marrón-rojiza en la planta de su zapatilla, así que la retiré y pude ver una cortada a lo largo de la planta del pie, no era muy profunda ni nada de gravedad, gracias a los dioses. Tomé un pañuelo de mi bolsillo y lo utilicé como venda para tapar el corte antes de volver a colocarle la zapatilla ─ ¿mejor?

─Si, gra-gracias señor ─repitió, limpiando un poco su rostro de las lágrimas, llevé una de mis manos a su carita para imitar la acción y acariciar su rostro de paso, no portaba aun la cicatriz debajo de su ojo.

─Con Ryou basta, llámame Ryou ─le pedí, ofreciéndole una ligera sonrisa a lo que él asintió ─ven aquí ─le abrí los brazos de nuevo y él se acurrucó en mi pecho sin dudarlo, yo le acaricié el cabello, meciéndonos y tarareando por lo bajo para calmarlo.

Este niño me recordaba mucho a mi cuando recién me conocía con Bakura, él solía llamarme mocoso miedoso o torpe mientras me abrazaba, ya que yo era muy temeroso: en las noches de tormentas, o cuando tenía pesadillas… aun así, él estaba ahí para calmarme… así era antes.

─Aún no estamos a salvo, hay más guardias en la aldea, debemos salir de aquí ─le dije, él se separó de mí y me miró con duda y miedo en sus ojos, me puse en pie  ─vamos, te sacaré de aquí… no tengas miedo, yo te cuidaré ─estiré una mano hacia él.

─ ¿Lo prometes? ─dijo estirando su mano hacia la mía vacilante.

─Lo prometo ─él tomó mi mano y yo la sujeté con firmeza ─vamos.

Salimos de allí y rodeamos un poco la aldea, lo suficiente como para aun estar fuera de la vista de esos guardias, para mi sorpresa no mucho después llegamos a una especie de oasis. Nos asentamos a la sombra de una palmera para reposar, me recosté contra el tronco de la misma y Akefia se acomodó de inmediato entre mis piernas, arrecostandose en mi pecho mirando el agua del lago frente nuestro con insistencia.

─ ¿por qué no vas un rato al agua? ─le dije con una sonrisa ─quieres ir ¿no es verdad? Anda.

Akefia se levantó ─ven conmigo, por favor ─me pidió, no pude negarme ante esa tierna expresión.

Me quedé en el borde del agua y el pequeño Akefia empezó a desvestirse por lo que, para darle su privacidad, me giré un poco y me incliné frente al agua, tomando un poco con mis manos para mojar mi rostro, ya estaba sintiendo los resquicios de estar bajo el sol tanto rato cuando no me había curado del todo de mi fiebre; estaba pensando eso cuando escuché el chapoteo del agua y pude ver luego la platinada cabeza de Akefia saliendo del agua hasta el pecho frente mío, le ofrecí una sonrisa estirando una mano para acariciar sus cabellos con suavidad.

─ ¿Por qué no entras conmigo? ─me propuso ─estas algo rojo ¿Estás bien? ¿No tienes calor? ─me preguntó con sincera preocupación.

Le sonreí, era tan dulce conmigo a pesar de lo que acababa de ver ¿Bakura pensaba que yo era un ángel de luz? Este niño sí que era un angelito, no se merecía la vida que le tocó.

─No te preocupes, es solo por el sol, estoy bien ─le calmé ─anda nada tranquilo, y asegúrate de lavar esa cortada ─pedí, señalando mi propio pie.

Akefia me miró dudoso pero asintió y se sumergió de nuevo, sin alejarse mucho de la orilla donde yo me quedé, viéndolo con una sonrisa.

Ryou” okey, esto ya no era gracioso ¿Bakura estaría observándome desde algún lugar que yo no alcanzaba a ver, y simplemente podía oír su voz? Me estaba fastidiando el no saber lo que pasaba exactamente. Tomé el pañuelo que había atado en el pie de Akefia para mojarlo en el agua y limpiar la mancha de sangre que tenía para poder volver a ponérsela después, la exprimí y la colgué en un arbusto cerca, a mi derecha.

Jugueteé un rato con él, salpicándolo con mis manos: él se sumergía después de unos segundos y yo trataba de adivinar donde saldría para seguir salpicándolo, fue tan hermoso poder escuchar las carcajadas sinceras de ese niño.

Al poco rato, cuando el cielo empezaba a teñirse de tonos rosas y naranjas, se decidió a salir así que tomé mi chaqueta azul y con ella le sequé el cabello y el cuerpo, luego lo cubrí con la misma sentándolo en mí regazo para volver a atar el pañuelo en su pie antes de ayudarlo a vestirse de nuevo. Puse mi chaqueta a secar y me senté a la base una palmera, permitiendo que Akefia se tumbara a mi lado, recostando su cabeza en mi regazo, entonces empecé a desenredar delicadamente sus bellos mechones platinados con mis dedos, eran tan suaves como la seda.

La temperatura empezó a descender, lo cual mi piel agradeció mucho; seguí mimando al niño a mi lado hasta que escuché un ligero gruñido, lo miré, el rostro de Akefia se tornó un poco rojo y bajó la mirada llevando sus manos a su vientre.

─ ¿Tienes hambre? ─él asintió avergonzado, de repente recordé algo y llevé una mano al bolsillo delantero de mi pantalón ¿podría ser…? ¡Bingo! Saqué una pequeña bolsa con algunas galletas que Malik me había dado durante la noche en el barco, la abrí y se la ofrecí ─ten, sé que no es mucho pero espero te gusten ─le ofrecí con una sonrisa, a Bakura no le gustaban demasiado las cosas dulces… pero a todos los niños les gusta el dulce ¿cierto? El pequeño Akefia miró extrañado una de las galletas antes de probarla, y fui testigo de cómo sus ojos se iluminaron de repente ─ ¿están ricas? ─le pregunté con sonrisa.

─Sí, mucho, gracias Ryou ─se movió hasta sentarse de nuevo en mi regazo terminando la primera galleta para sacar otra, pero se detuvo en seco antes de morderla ─pero ¿tú no tienes hambre? ─acercó la galleta a mi boca ─son tuyas, deberías comerlas tu ─sonreí más ante su amabilidad, solo para no renegarle tomé la galleta, partiéndola en dos, regresándole el trozo más grande y llevándome a la boca el otro.

─Así está bien, come ─dije relamiendo de mis labios las migajas que quedaron, él me miró dudoso pero asintió y siguió comiendo mientras yo lo abrazaba contra mí y seguía acariciando sus cabellos.

Cuando terminó con las galletas me regresó el envoltorio y yo lo metí de nuevo en mi bolsillo, seguimos así un rato más hasta que anocheció por completo, dejé a Akefia sentado un momento mientras iba por mi chaqueta, afortunadamente ya estaba seca, así que regresé con el niño, lo cargué como antes y le pasé la tela por encima para cubrirnos a ambos.

El cielo estaba oscuro pero rebosante de estrellas y la luna llena también nos iluminaba bastante.

Escuché a Akefia bostezar un poco, así que lo acomodé mejor entre mis brazos, como a un bebe que acunar, él se acurrucó de inmediato en mi pecho dejando caer un brazo por entre el mío hacia el suelo mientras que el otro lo puso contra mi torso, acomodó su cabeza casi en mi hombro y recogió las piernas, rozándose un poco contra mi antes de soltar otro bostezo.

─ ¿Estás cómodo?

─Sí ─me contestó con voz somnolienta.

─Bien, duerme pequeño ─no pude evitar un estremecimiento cuando esa palabra salió de mi boca, Bakura me llamaba así de vez en cuando.

“ore no yadonushi”

Akefia me miró de pronto, percibí algo en su mirada ¿Era temor? ¿Por qué? Sus manos apretaron la tela de mi camiseta y arqueó las cejas, entonces lo comprendí ─descansa tranquilo, aquí voy a estar cuando despiertes ─reconocí esa expresión como la misma que yo usaba cuando Bakura me pedía que volviera a dormir tras una pesadilla.

─ ¿Lo juras?

─Te lo juro, pequeño ─deposité un beso en su frente y retiré la mano que apresaba mi camiseta, sujetándola con la mía para calmarlo ─duerme ─empecé a tararearle una canción suavemente para que se durmiera y a los pocos minutos él cayó rendido ante el sueño, no sin antes apretar mi mano ─eres tan lindo… Bakura ─murmuré viendo al niño con mis ojos entrecerrados, el sueño también me estaba ganando, después de todo no había dormido bien en dos noches, antes de sucumbir al sueño, dirigí una última mirada a la luna llena ─nos encomiendo a ti  esta noche… Diosa Isis ─dije antes de caer dormido ─ayúdame a protegerlo.                

Sentí como si los rayos de luna fueran los que me arrullaran a mí antes rendirme al sueño, aferrando más a Akefia contra mi pecho.

/.-/.-/.-

Desperté al sentir el calor aumentar a mí alrededor, siendo prontamente imitado por mi cuerpo, quise llevarme una mano a los ojos pero esta estaba sujeta por algo, así que me froté los ojos con la otra para espabilarme y revisar mí alrededor.

Solté un bostezo mientras abría los ojos, lo primero que vi fue a ese lindo pequeño entre mis brazos, aun dormido pero sin soltar el agarre en mi otra mano; sonreí inmediatamente y llevé mi mano libre a acariciar su cabeza con cuidado, era tan lindo, definitivamente me recordaba a mi Bakura dormido, ese era el único momento en el que se veía dócil y vulnerable. Suspiré deseando tenerlo cerca, extrañando sus besos de buenos días o el agarre de sus brazos en mi cintura, un calambrazo me recorrió el vientre por lo que obligué a mi mente a no ir más allá de esos recuerdos.

mi hermoso hikari” agité mi cabeza, por favor no tan temprano.

El movimiento pareció alertar a Akefia pues se revolvió un poco entre mis brazos, como queriendo evitar despertar hasta que finalmente sus parpados se abrieron de a poco y un pequeño -y a mi parecer, tierno - bostezo escapó de su boquita.
No pude evitar sonreír y pensar que ahora era este niño el que necesitaba de mí… como yo necesitaba a mi Bakura.

─Mmmm ¿eh?... ─sus ojos lilas me miraron atentos unos instantes ─Ryou ─llevó la mano que no sujetaba la mía a mi nuca, abrazándome casi con desesperación.

─Buenos días, pequeño ─correspondí llevando mi mano a su espalda ─ ¿dormiste bien? ─le pregunté con una amable sonrisa cuando él se separó de mi hombro para verme a la cara.

Asintió con energía ─sí, gracias a ti Ryou ─me miró un poco apenado ─y gracias… por no dejarme ─dijo también, apretando mi mano con la suya.

─Te lo prometí ¿no es así? ─sonreí con los ojos cerrados ─Además ¿cómo podría dejar solo a un pequeño tan lindo como tú? ─dije dándole un ligero beso en su frente. Luego de eso él me quedo viendo directo a los ojos ─ ¿sucede algo? ─consulté extrañado.

─Eso que hiciste ─señaló su frente ─ ¿puedo besarte también?

Parpadeé un par de veces, extrañado por la pregunta pero asentí ─si… claro que puedes ─sus mejillas morenas apenas si dejaron entrever un ligero rubor cuando se acercó a mi rostro para besarme fugazmente la mejilla.

─Muchas gracias por cuidarme… por todo ─me sonrió tímidamente y mi corazón dio un vuelco ─Ryou… quiero preguntarte algo.

─Dime ¿qué es?

El pequeño me miró serio de repente, tuve una ligera sensación extraña, como si de pronto todo se sintiera más liviano.

responde con el corazón… solo habla con la verdad” resonó de nuevo en mi cabeza… pero esa no era la voz de Bakura.

─ ¿Por qué haces todo esto… por mí? ─me preguntó serio.

Entonces lo entendí. Dependiendo de mi respuesta habría pasado o no la prueba.

Cerré los ojos un momento y suspiré, llevándome una mano al corazón.

Abrí los ojos cuando encontré las palabras para empezar ─ ‘¿Por qué?’ Preguntas… creo que no tengo una razón exacta ─él me miró a la expectativa, sin decir una sola palabra ─todos necesitamos alguien que nos ayude, alguien que nos tienda una mano y nos demuestre cariño, alguien que se preocupe por nosotros y que esté a nuestro lado, ayudándonos a avanzar; yo quiero ser ese alguien para ti ahora… porque me importas mucho, porque no mereces sufrir lo que viviste… y simplemente porque eres y serás alguien muy especial para mi ─terminé de decir, inclinándome para juntar mi frente con la del pequeño Akefia ─ ¿te es suficiente esa respuesta? ─consulté con una sonrisa mirando directo a lo humedecidos ojos lilas.

El pequeño Akefia parpadeó, dejando caer dos gruesas lágrimas por sus mejillas ─ ¡Ryou! ─se lanzó a abrazarme.

Sentí como si el mundo a nuestro alrededor dejara de existir, el calor ya no me sofocaba tanto.

─Ya, ya. No llores, aquí estoy ─lo abracé contra mi pecho con suavidad y cariño ─te quiero.

─Yo también te quiero… mucho ─me respondió antes de separarse de mi para sonreír, entonces me di cuenta de que ya no estábamos en medio del desierto ni mucho menos, había regresado a ese raro espacio gris en el que me encontré en un primer momento.

La sortija apareció sobre él y bajó hasta que sus dijes le rozaran la cabeza, entonces un brillo me cegó un minuto y cuando abrí los ojos el Akefia que estaba frente a mí era ese que yo recordaba: alto, musculoso, con un cuerpo de infarto -hecho para pecar- y una sonrisa ladina capaz de derretir el hielo… ahí estaba frente a mí, el afamado rey de los ladrones.

─Hola pequeño ─me saludó, no pude evitar reír al recordar que yo le había llamado así hace no mucho.

No me contuve, salté a abrazarlo como si no lo hubiera visto en años, le enrollé mis brazos al cuello por lo que quedé colgando un par de centímetros del “piso” Enseguida el me sujetó por la cintura, poniendo mi rostro a la altura del suyo.

─Que alivio ─murmuré ocultando mi rostro en su cuello aspirando profundamente su aroma, sentí mis ojos humedecerse aun así me aparté de su cuello para verle a los ojos, llevé una mano a su rostro, acariciando sus marcadas y sensuales facciones, pasando dos dedos por la cicatriz bajo su ojo.

─ ¿Qué ocurre lindo? ─me habló su sensual voz grave ─ ¿esperabas ver a tu otro yo, no a mí, cierto?

Negué con una sonrisa ─está bien, después de todo tu y él son la misma persona ─le di un beso en la mejilla ─la persona que quiero ─cerré los ojos sin quitar mi sonrisa, hasta que sentí los labios de Akefia sobre los míos, mis ojos se abrieron como platos pero me aferré más a su cuello, respondiendo a su beso, abriendo mis labios para dejar que su lengua se apropiara de mi boca, la mía le dio la bienvenida gustosa.

─Eres delicioso ─dijo al separarnos para tomar  aire, relamiéndose los labios, me ardieron las mejillas ─sí que te ves tierno con ese sonrojo ─me mordí el labio inferior ¿se iba a dedicar a avergonzarme? Me percaté de que desviaba un poco la mirada ─ ¿qué te pasa? ─lo miré extrañado ante esa pregunta seca.

Con una leve risa burlona de Akefia me sorprendí al ver que mi yami se separaba de su cuerpo de forma incorpórea ─ ¡¿Bakura?! ─por la sorpresa me separé de Akefia, regresando sobre mis pies mirando atentamente a mi par.

Lo has hecho bien… gracias yadonushi ─puso su mano en mi cabeza, acariciando mi cabello.

─ ¿significa que he pasado esta prueba final? ─consulté con los ojos brillantes.

─Eso parece ─me dijo Akefia, abrazándome desde atrás, apretándome contra su cuerpo ─eres fuerte, y más valiente de lo que tú crees ─me dijo al oído antes de pasar su lengua por el borde del mismo, haciéndome estremecer con fuerza, un jadeo se me escapó.

Escuché un gruñido de Bakura y levanté la vista para ver que miraba con algo de molestia a Akefia, Akefia me mordió la oreja y no pude evitar un bajo gemido.

─ ¿Qué pasa con esa cara? ─habló Akefia ─ ¿Cómo puedes estar celoso de ti mismo?  ─le dijo burlón a Bakura.

─Bakura ─le llamé con todo el amor que le tengo, ambos me miraron ─te quiero ─le sonreí.

Bakura bufó, ladeando la cabeza para ocultar su sonrojo ─no quieras consolarme, tonto.

─No lo hago… te quiero, y te extrañé mucho ─me pongo en puntillas para juntar mi frente con la suya, Akefia no me suelta.

No puedo evitar ruborizarme al estar en medio de ambos, pero no solo mi rostro aumentó de temperatura, mi cuerpo también, empezaba a sentirme agitado y acalorado ¡maldita fiebre!

─ ¿Estás bien? ─me consultó Akefia.

─Umm ─asentí.

Mentiroso ─me acusó Bakura ─te sentías mal desde que estabas en el avión camino a Egipto.

Mis ojos se abrieron como platos ─ ¿Có-cómo lo…?

Él me interrumpió ─desde que se acercaron al desierto, los tres estuvimos de nuevo conectados con ustedes.

─ ¡Qué! ¿Todo el rato? ─mi cara enrojeció aún más ─no es posible ─murmuré para mí, llevando mis manos a las mejillas para ocultar mis rostro.

Niño tonto ─siguió regañándome.

─No fue intencional ¿sabes? ─me defendí.

Eres un descuidado.

─Basta Kura ─rebatí con un puchero.

─No le hables así ─esta vez fue Akefia, quien tiró más de mi hacia atrás por la cintura, jalándome hacia su perfecto pecho, para luego rodearme los hombros con posesividad ─mira que el chico nos ha extrañado mucho ¿esa es tu forma de recibirlo? ─regañó a Bakura.

Él solo gruñó, avanzando los pasos que Akefia me había separado.

─Eres tan lindo ─besó mi mejilla ─y encantador ─siguió hasta mi oreja ─me gustas tanto, Ry-ou ─enfatizó mi nombre, antes de besar mi cuello.

No pude ocultar un estremecimiento ─ohh, umm… gracias ─musité apenado, bajando el rostro.

─ ¿Qué te ocurre? ─me levantó el mentón con su mano y giró mi cabeza para que lo mirara ─ ¿por qué tan apenado? No me dirás que este torpe nunca te ha dicho un cumplido ¿o sí? ─dijo refiriéndose a Bakura.

─Claro que sí ─rebatí enseguida ─pero… no tantos, tan seguidos ─respondí apenado.

─Eso está mal ─me apretó más contra su cuerpo ─entonces yo te diré, todo lo que nos gusta de ti, lo que ese tonto no se atreve a decirte ─me dijo al oído con su sensual voz grave, yo sentía derretirme como helado al sol, llevé una mano a su brazo, sujetando la tela roja de su gabardina con algo de fuerza.

─Ba… Aaa… Akefia ─suspiré sin poder contenerme, la boca de Akefia se deslizó por mi cuello de arriba a abajo repetidas veces, haciéndome temblar sin control, lo que más me apenaba era la mirada insistente de Bakura que no se apartaba de mí.

Akefia me volteó para verme a la cara ─Tu piel es tan suave ─llevó sus manos a mi rostro, acariciándome con sus dedos tan delicadamente que no podía apartar mis ojos de los suyos ─tienes un aroma único, dulce e incitante ─sentí su respiración en mi cabello.

Como al helado de vainilla que tanto te gusta ─le siguió Bakura, tomándome por la cintura desde atrás ─pero aún más delicioso.

─Tu cabello es tan suave como la seda, tan sedoso y lindo ─Akefia llevó una mano a mi cabello, acariciándolo con suavidad ─tus ojos son hermosos: grandes y brillantes como estrellas.

─Dioses ─tuve que llevarme las manos a la cara por la vergüenza ─suficiente… por favor.

─No… te mereces mucho más ─me dijo al oído ─así que mejor acostúmbrate, lindura.

Tienes una figura perfecta mi ─Bakura se apretó más contra mí, sentía nuestros cuerpos encajar a la perfección, no solo con Bakura sino con Akefia también, cerrando los ojos podía notar que lo único que los diferenciaba era la estatura ─un cuerpo encantador y una voz enloquecedora, mi preciado niño ─no podía creer que Bakura me estuviera diciendo todo esto, moría de la pena pero el corazón me galopaba cual caballo salvaje.

─ ¡Kura! ─me tomó por sorpresa cuando Bakura me lamió al cuello, no pude no gemir ante la caricia que me hizo cimbrar.

Me gusta cuando gimes así para mí, encanto.

Akefia me jaló para un beso, su ávida lengua se apropió de mi boca, sus fuertes brazos me rodearon la cintura y yo simplemente me perdí ─definitivamente eres exquisito.

Un gran destello nos cortó en seco, cuando pude abrir los ojos enfrente mío estaba, ni más ni menos, que el monstruo de mi carta favorita: Cambio de Corazones.

La criatura con un ala de ángel y otra de demonio se me acercó con una sonrisa, tenía mi sortija en manos.

─Felicidades ─su voz etérea suave y delicada me sacó una sonrisa, ella extendió sus manos, dándome mi colgante ─has pasado la prueba, tus hermosos sentimientos, tu nobleza y la luz de tu corazón te han dados las alas necesarias para alcanzar tu meta ─las blancas plumas de su ala de ángel me acariciaron con suavidad mientras que el ala negra acercó más a Akefia y Bakura conmigo ─reitero… muchas felicidades ─y sin más, desapareció.

Con la sortija en mano me di la vuelta y les abracé ─lo logré ─no pude contener las lágrimas en mi rostro.

Ambos me sonrieron. Akefia tomó la sortija y me la colgó con suavidad.

Le sonreí y tomándole del rostro le plante otro beso, entrelazando  la mano libre con la de Bakura… ¡lo había logrado!

-o-

         -uno de tres.

-o- Bonus Extra.

─ ¿Sabes otra cosa? ─Akefia me sonrió de forma ladina, bajando sus manos hasta mis caderas lentamente ─se me pasó decirte ─se inclinó para hablarme al oído ─nos vuelves locos ─sin aviso me alzó, pasando los brazos por mis muslos.

─Ahhhh jajaja ─el sobresalto me sacó un gritito, pero no pude evitar reír.

─también tu risa es encantadora.

─Para ya, Akefia ─seguramente mi cara ya parecía un semáforo de lo rojo ─que vergüenza ─me di la vuelta para ocultarme en el hombro de Bakura quien soltó una carcajada ─no te rías de mí.

Ryou ─levanté la cabeza para verlo de inmediato ─canta para mí.

─ ¿Eh? ¿Po-por qué tan de repente?

─Hazlo ─insistió Akefia. Luego miró a Bakura y le dirigió un movimiento de cabeza, Bakura se acercó a besarme y luego regresó a ser uno con Akefia. No pude contener un puchero, él llevó una mano a mi mentón, acariciándome los labios con el pulgar, luego bajó la mano a la sortija y antes de que me diera cuenta estábamos en la habitación mental de Bakura.

A cualquiera le parecerá raro, pero el ambiente en penumbra, apenas iluminado por unas grandes antorchas, distribuidas en el salón me encantaba.

Caminé hasta el centro del gran salón, donde había una gran cama de hierro con sabanas rojo carmín, colgaba del techo con grandes cadenas gruesas. Me mordí el labio inferior cuando sentí una sonrisa bailar en mi boca y fui a sentarme en la cama. Le sonreí a Akefia palmeando el lugar a mi lado, él vino de inmediato sentándose a mi lado, envolviéndome en sus brazos.

Suspiré, tomé aire y empecé a cantar.     

Por favor
No te vayas a marchar
a mi lado quédate

Llevé mis brazos a su cuello.

Siento que
Al conocerte más
La distancia se empieza a acortar
Podría estarte mirando así
por siempre

Puse mis manos a su rostro, acariciándolo con suavidad.

Pronto te alcanzaré
pronto te alcanzaré
Si no me correspondes
no importa
si me hieres no importa
solo necesito que lo sepas
por siempre te amaré
por siempre te amaré

Sentí arder mi rostro, jamás le había dicho ‘Te amo’ a Bakura, me alcé a darle un beso fugaz, pero cuando me separé él inclinó un poco la cara, como para seguir besándome.

Aunque no despierte
ya no importa
si no duermo no importa
solo necesito que lo sepas
sé que te alcanzaré
sé que te alcanzaré

Entrelacé una mano con la suya y la llevó a su boca para besarla ─escucha bien lo que sigue ─le susurré.

Hoy por hoy
no hago más que estar
pensándote sin parar

Una sonrisa

El verte así
suspirándome
se estremece mi corazón
Y pensar cuánto te esperé

Le tomé el rostro y junte su frente con la mía. Akefia me miraba con una sonrisa ladina en el rostro, que había que a veces me faltara el aliento.

Mi amor

Sé que te alcanzaré
Sé que te alcanzaré
Aunque me destroce
el alma, seguiré
amándote aún más que ayer
y te lo diré un millón de veces
De ti me enamoré
De ti me enamoré

Esta vez fui yo quien lo jaló a un ardiente beso.

¿Qué más da si duermo
o no al anochecer?
cada día anhelo más tu ser
y te lo diré un millón de veces
Sé que te alcanzaré

Pronto te alcanzaré
Sé que te alcanzaré
Aunque me destroce
el alma seguiré
amándote aún más que ayer
y te lo diré un millón de veces
por siempre te amaré
por siempre te amaré

Aunque no despierte
ya no importa
si no duermo no importa
solo necesito que lo sepas
pronto te alcanzaré

─Ryou.

─Al final… te alcancé ─susurré, acurrucándome en su pecho descubierto, allí deposite un suave beso.

Sentí que él beso mi cabello, luego una de sus manos bajó hasta el borde de mi playera ─ ¿puedo? ─consultó a mi oído.

En respuesta la piel se me erizó ─no necesitas preguntar ─le respondí en un susurró, levantando la cabeza para verlo ─hazlo ─le tomé el rostro con mis manos y me alcé para besarlo, luego me hice para atrás, tumbándome en la cama y trayéndolo conmigo ─hazlo ─repetí en un murmullo, llevando mis manos al borde de la gabardina para jalarla y quitársela.

La sonrisa ladina que me dio no tuvo precio, sentí como mi vientre se contraía ligeramente por la anticipación.

Podría jurar que sus ojos brillaron ─me gustas tanto ─sus manos se colaron por mi playera mientras repartía besos en mi rostro ─me encantas ─siguió susurrando mientras su boca bajaba por mi garganta ─enserio me enloqueces.

─ ¡Ahhhh ah! ─no pude contener el gemido cuando él pasó su lengua lentamente por mi cuello hacia arriba.

─Te gusta eso ¿verdad? ─iba a responder cuando un ligero calambre en el vientre, ahogue un quejido, llevándome una mano al lugar ─ ¿seguro que estas bien? ─preguntó con preocupación

─Si, es solo… unos pequeños calambrazos que me dan de vez en cuando, desde que me dio fiebre, pero no es nada.

Akefia frunció el ceño, su mano se deslizó por mi pecho hasta el ombligo ─ ¿te duele aquí? ─presionó con suavidad, yo negué ─ ¿dónde?
Tomé su mano y la bajé unos centímetros hasta mi vientre bajo, a la altura de la ingle ─ ¿Allí? ─asentí, el me miró extrañado ─ ¿seguro que no es por algún golpe que te diste o algo así? ─negué, estoy seguro de que no me había golpeado ─ ¿cada cuánto lo sientes?

─De vez en cuando, no tiene un patrón ni nada.

Akefia me miró de forma extraña, no supe identificar esa mirada, él simplemente bajó el rostro y me besó de forma exquisita hasta dejarme prácticamente sin aire, cuando se separó de mí, sentí el calambrazo de nuevo.

─ ¿Fue eso?

─Sí.

Su rostro serio cambió de pronto y me besó ─déjame hacerme cargo.

─ ¿Qué? ¡Ahhhhh! ─no pude si no aferrarme a sus hombros cuando Akefia me lamió el cuello varias veces ─Ba… Aaa Akefia.

─Puedes llamarme Bakura si te hace sentir más cómodo, mi niño ─me susurró al oído.

Mis mejillas se ruborizaron, solo asentí.

─Voy a hacer que te sientas muy bien, encanto ─y volvió a besarme.

Los besos de Akefia me hacían perder por completo la noción de cualquier otra cosa que no fuéramos él y yo, sus brazos rodeándome, su encantador aroma, el exquisito calor de su cuerpo. Sentía que la ropa sobraba, así que llevé mis piernas a sus caderas para jalar hacia abajo el ‘pantalón’, él me miró con picardía y lujuria, terminando él mismo de desnudarse y quitarme mi pantalón mientras no paraba de atormentarme el cuello.   

Cuando logré separarle de mí, fui yo el que me apegué a su cuello, le di un par de besos y luego una mordida.

─Mmmmgh ─escuchar su gemido en mi oreja fue tan excitante, su mano apretó mi cadera con algo de fuerza, así como sus parpados ─pequeño travieso.

─Te gusta que te muerda el cuello ¿verdad? ─le dije en el mismo tono pícaro de él.

─Mmm con que esas tenemos ¿eh? ─iba a besarme el cuello de nuevo pero alcancé a detenerlo ─ ¿qué pasa? ─Le sonreí lo más inocente que pude, entonces lo empujé por el pecho para tumbarlo bocarriba y ponerme encima ─ ¿quieres jugar, pequeño?

─Solo contigo ─le musité al oído, luego bajé en un camino de besos hasta le mentón, donde se convirtieron en mordiscos por su cuello y hombros, provocando sus gemidos a mi oído que no hacían más que excitarme, el ambiente lo sentía más caldeado que en una parrillada.

─Argg Ryou ─sus grandes manos recorrían sin recato mis caderas, mis muslos y más arriba, me dediqué entonces a bajar, mientras acariciaba sus hombros y brazos con mis manos bajé a besar su marcado pecho, queriendo acariciar cada milímetro de ese trabajado cuerpo perfecto que tanto me prendía, besando sus pectorales y abdominales -ahí le encontré sentido a eso tener vientre como chocolatina- deslicé mi lengua hasta su ombligo, sintiendo un estremecimiento de su parte, cosa que me sacó una sonrisa ─Ryou, para un poco ─murmuró cuando iba bajando más.

─No ─le corté de una, bajando para llevar su miembro a mi boca, lo sentí casi al tope de mi garganta, enseguida empecé ese vaivén que, sabía, enloquecía a mi querido Kura.

No pasó ni un minuto cuando su mano me acarició el cabello, alcé la vista y él echó la cabeza hacia atrás con el rostro contraído en placer, para mí no había estampa más perfecta, sentí un nuevo calambrazo de placer contraerme el vientre.

─Ry Ryou! Arggggg! ─levantó un poco el torso, guiando mi cabeza con su mano, no me opuse para nada, dejé que moviera mi cabeza a su gusto, acariciándolo con mi lengua hasta que sentí un líquido cálido llenar mi boca ─ahh tu… esa boca… ah, me vuelves loco mi Ryou.

Trague todo y le sonreí, subiendo hasta sentarme a horcajadas de él, abrazándome a su cuello con un brazo mientras mi mano libre vacilaba en su pecho ─Y tú a mi  ─le besé el rostro varias veces ─yo no puedo vivir sin ti ─le dije en un susurro.

─Esa es mi frase ─me tomó del rostro y me besó, luego bajó sus manos a mis caderas ─ven pequeño, no aguanto más, quiero hacerte mío ─me mordió suavemente el labio inferior, tirando de él.

─Yo también te necesito ─le besé con necesidad ─tómame ¡hazlo! ─a pesar de lo que dije fui yo el que se acomodó sobre sus caderas y bajé las mías, llevándolo a mi interior sin cuidado alguno, el pequeño dolor que sentí no fue nada comparado con el gran placer que me recorrió todo el cuerpo ─ ¡Ahhhhh! ¡Bakura! ─apreté con fuerza mis manos en sus hombros, quizá le dejé mis uñas marcadas en los mismos, pero esa sensación de liberación y de estar completo cuando él entró en mi me volvió loco, empecé a subir y bajar tan rápido como podía, él sin dudarlo me tomó las caderas, ayudándome con sus manos.

─Así Ryou… ¡ahhh, eres tan acogedor… tan cálido y apretado! ─mis altos gemidos acompañaban su grutales y excitantes gruñidos.

─Ahhh ahhhh… fuerte y duro, Bakura ¡ah! Por favor, quiero… quiero sentirte en lo más profundo de mi.

─Eres toda una delicia ¡ohhhh sí… oww! ─lo sentí golpear aún más fuerte en mí, era tan desesperante el cumulo de placer.

─Awww ahhh ¡Kura! ─hundí mi cara en su cuello, mordiéndolo ─más fuerte awwww Bakura ─gemí a su oído, besando y mordisqueando su cuello.

─Como desees pequeño ─ Akefia me alzó por las caderas, saliendo de mí, lo cual me provocó un quejido de frustración, que lo hizo reír, avergonzándome ─tranquilo ─me susurró al oído, luego me puso en la cama, guiándome para que me pusiera en cuatro, así lo hice, meneando las caderas para que él se apresurara a entrar ─no tienes idea de lo provocativo que te ves… ni de lo mucho que me excitas ─me dijo en un sensual susurro, inclinándose sobre mi espalda para morderme el lóbulo de la oreja.

─ ¡Bakura! ─no pudo contenerme en gemir su nombre con suplica, lo necesitaba dentro mío, pero ya! Mi interior se contraía en ligeros espasmos.

─Te adoro ─me besó tras la oreja y se introdujo en mi de un solo golpe ─ahhh, así te siento incluso más apretado ─me dijo con su sensual voz ronca que me erizó la piel e incluso el cabello.

Akefia empezó a embestirme lenta pero profundamente, desesperándome un poco, así que moví mis caderas para que se encontraran con las suyas cada vez que entraba, rogando por que acelerara el ritmo, al poco tiempo así lo hizo.

─Aaawwww ¡así, fuerte! Ahhh Bakura ─no podía mantener abiertos los ojos de tanto placer, mis manos se aferraron a las sabanas y mi cabeza estaba echada hacia atrás, arqueando la espalda hacia abajo ─ ¡sí Mnaaaaaaaa! ─como mantenía mi boca abierta, un pequeño camino de saliva se me escurría por la comisura de la misma.

─ ¡Ryou! ─él me tomó con fuerza del cabello, haciéndome girar la cabeza mientras se inclinaba más a mí, dándome un beso rudo, dominando mi boca con su lengua, literalmente tragándome con pasión, yo no podía estar más excitado, todo mi cuerpo estaba sensible y yo me sentía en el punto limite. Al separarnos un poco, varios hilitos de nuestras salivas mezcladas unían nuestras bocas, él siguió lamiendo mis labios, luego mi mejilla hasta seguir con mi cuello, al mismo tiempo que él golpeó un punto sensible en mí.

─ ¡Ahhh no… Bakura! Y-ya no… ya no puedo más!!!! ¡ahhhhhhh! ─me empujé con fuerza contra sus caderas al sentirme estallar en pedazos, perdiéndome a mí mismo en una espiral de placer que me sobrecargo los sentidos.

─Un poco más ─murmuró él, yo ya no podía mantenerme en la posición, mis brazos cedieron y mi rostro se hundió en la cama, ahogando mis jadeos, como Akefia me sujetaba las caderas estas no cedieron pero las piernas me temblaban, sentía las contracciones de mis músculos internos ajustarse más alrededor de su miembro hasta que sentí los chorros de su semen caliente descargándose dentro de mí, provocándome un grito complacido ─Ummm arggg como me ordeñas ─me sonrojé ante sus desvergonzadas palabras, aunque era una expresión aceptable puesto que mi interior no dejaba de contraerse a su alrededor, como queriendo sacar hasta la última gota de su semilla.

Cuando Akefia soltó mis caderas, no pude aguantar más mi cuerpo y caí por completo en la cama, de perfil. Akefia se acomodó a mi lado, también pesadamente y me atrajo con suavidad por la cintura, acomodándome en su pecho, donde me acurruqué de inmediato, inspirando profundamente su delicioso aroma.

─ ¿estás bien? ─me preguntó con suavidad, acariciando mi cabello.

─Umm ─asentí ─estoy feliz ─llevé mis manos a su pecho, sintiendo el galopante latido de su corazón. Moví mis piernas para acomodar una de las suyas entre las mías y él lo hizo de buena gana. Levanté el rostro para juntar mis labios con los suyos y él me respondió el beso de manera dulce, lenta y deleitante, que me hizo estremecer de pies a cabeza enamorado.

─Descansa un poco mi niño ─me dijo al oído en un arrullante susurro ─cuando despiertes todo habrá concluido.

─Sí ─acepté adormilado, acurrucándome más en él ─te amo ─no sé si lo pensé o lo dije en voz alta pero es lo último que recuerdo antes de caer dormido.                  

…Continuara… xD  

Notas finales:

1. Llegaré a ti (cover del ending 2 del anime Kimi ni todoke) https://www.youtube.com/watch?v=5rrEDZYl74Q

*: Hago referencia al capítulo 4 de ‘la cuenta regresiva’ el primer sueño-visión que Ryou tuvo con Bakura ;3

Creo que esto podría calificarse como Bakushipping ¿nee? ^^
Creo que Akefia me quedó un poco OoC (o como sea que se escriba) pero lo que quería demostrar era lo mucho que puede cambiar a una persona el hecho de recibir un poquito de cariño en el momento preciso, esa actitud de Akefia para con Ryou se debe al cariño que este le dio durante la prueba.

También quería aclarar un poco la cuestión del malestar de Ryou, tiene una pequeña fiebre, sí pero su malestar en general es por lo que la mayoría conocemos como síndrome de abstinencia… creo que con esto ya entienden porque Akefia le dice que se hará cargo ;)

Aquí está el siguiente capítulo de esta loquísima historia, ¿qué les ha parecido? Adoré escribir este más que cualquier otro *--* realmente lo amé, espero que ustedes también lo hayan disfrutado

Aun sigo sin tener ni put* idea de lo que haré con Malik y Marik, incluso con Yugi y Atem, con quienes tengo una vaga idea pero no el reto como tal… Bueno, ya iremos viendo *suspiro*

Por cierto, presento aquí mi apoyo a una colega escritora con la petición de que agreguen a los personajes: Heba, Seth y Jouno en la lista de personajes para los fics ^^

Bueno, creo que eso es todo. Cualquier duda les espero en los comentarios =3

Aquí estoy porque eh venido
Porque eh venido, aquí estoy
Y si no le gusta mi canto
Como eh venido. Me voy!

Nos leemos


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