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Hablas mucho por LeelanVic

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Notas del capitulo:

Segundo capitulo. Más largo. Más 'intenso'. 

¡Disfruten!

La semana había pasado increíblemente rápida y aunque le costaba asimilarlo, ya eran las nueve de la mañana del sábado.

 

La luz del sol bañaba el interior de aquel dormitorio empapelado de posters de bandas de rock internacionales. Sehun todavía seguía echado en la cama boca abajo y con la almohada cubriéndole la cabeza para intentar descansar un poco más. Tanta luminosidad le molestaba demasiado, pero precisamente de eso se trataba. Su padre tenía la maldita costumbre de entrar, abrir la ventana de par en par y arrancarlo de los brazos del dulce Morfeo. 

 

«Qué putada.»

 

Por segunda vez oyó la voz de su madre anunciando que el desayuno estaba listo y fue entonces que decidió enfrentar la cruel realidad, echándose ánimo: «¡Vamos! ¡Mueve el culo, Sehun!»

 

Arrastró los pies fuera de la habitación, caminado como si un zombie hubiera tomado posesión de su cuerpo, y luego se sentó a la mesa sin poder detener un bostezo.

 

Seguramente su aspecto era del asco, puesto que el día anterior había destinado gran parte de la noche a avanzar de nivel en el juego online que Chanyeol le había recomendado. Sehun se esforzaba en superarlo y todo el asunto se convirtió pronto en una cruda competencia virtual.

 

Tras prepararse algunas tostadas con mermelada y otras con manteca, acunó la taza de chocolatada caliente entre las manos y la esperada conversación de cada mañana empezó.

 

Después de que sus padres anunciaron el inminente divorcio, ambos se interesaban mucho más en él. Querían saber cómo se sentía, principalmente, aunque también preguntaban por los planes tenía, cómo era su rendimiento en el instituto, qué contenidos estudiaban, cómo estaban sus amistades, y muchas cosas más. Lo cual lo hacía considerar la posibilidad de que pronto además indagarían sobre qué jodido color de ropa interior estaba usando y por qué.

 

Era una especie de interrogatorio “sutil” al cual siempre lo sometían sin poder objetar nada al respecto; ya que de hacerlo, ellos se pondrían más insistentes y fastidiosos, y Sehun no quería lidiar con una madre preocupada y un padre enfadado por el comportamiento inmaduro de su hijo de diecisiete años. Así que respondía sus inquietudes y desarrollaba la charla como si en verdad disfrutara de ello, aunque solo quisiera regresar a su habitación y dormir hasta perder la conciencia.

 

Por cierto, hoy tengo una fiesta.

 

Dijo antes de levantarse, recordando el motivo por el cual el día anterior había pasado dos horas hablando con JongIn al teléfono. El moreno lo llamó tras salir de clases. Algo que era un tanto ridículo, porque habían compartido toda la mañana en el instituto y hubo tiempo de sobra para que le compartiera el sinfín de dudas que tenía respecto al vestuario que iba a usar.

 

«¿Crees que algo de color negro se me vería bien? ¿O algo blanco? ¿Qué hay del blanco? Pensé en una playera sin mangas, pero luego recordé que quería estrenar mi nueva chaqueta de cuero y supongo que no combina, ¿verdad? ¿Qué dices? ¿Y si olvido la chaqueta y voy solo con unos jeans oscuros y una camisa a cuadros?»

 

Fue una de las conversaciones más divertidas que había tenido con el moreno y Sehun terminó por reírse de su estúpida indecisión y lo acusó ser peor que una mujer en plena menopausia. Era sabido que lo que sea que eligiese le iba a sentar de maravilla.

 

Tras haber acabado con el ritual matutino, dedicó la mitad de la tarde a navegar sobre un montón de ropa que había lanzado fuera del armario sobre la cama. Nada lo convencía. 

 

«¿Por qué? ¡Joder! ¡JongIn lo había contagiado!»

 

Sehun siempre había sido una persona muy confiada en su aspecto. Cuidaba su imagen a rajatabla y jamás vacilaba a la hora de escoger algo tan simple como un pantalón y una camiseta, pero ese sábado dio tantas vueltas que hasta se sintió abrumado.

 

«Demonios.»

 

La hora pasó a la velocidad de un meteorito destrozando la atmósfera y la noche cayó, trayendo con ella varios mensajes y un par de llamadas perdidas a su teléfono móvil.

 


 

7:30 PM: ¿Irás? Recuerda que comienza a las diez.
8:13 PM: Oye, ¿te llegó mi mensaje? 
8:25 PM: Heeeey. Je-lou. Tierra llamando a Sehun. ¿Te quedaste dormido? 
8:45 PM: ¡No ignores mis mensajes cara de fideo! ¡Te patearé el trasero!
8:48 PM: Si lees lo que te mandé antes, olvídalo. Jejeje.
9:32 PM: Has recibido 2 llamadas de Kim JongIn.

 


 

Pobre alma sin remedio. 

 

Expresó Sehun con una sonrisa entre labios, tras haber salido de la ducha y sin molestarse en responder. ¿Por qué tenía que confirmar lo que ya había confirmado hace ya varios días? JongIn sabía que él iría. Se lo había asegurado. Pero allí estaba… convirtiendo su teléfono en un pequeño vibrador musicalizado.

 

Según las averiguaciones que había hecho, la casa de aquel chico de sonrisa y mirada risueña, a la cual jamás-de-los-jamases había ido, quedaba a unos pocos minutos de la suya y su padre ofreció alcanzarlo hasta allí.

 

El vecindario tenía apariencia de ser tranquilo, pero la endemoniada fiesta que Byun Baekhyun había organizado definitivamente estaba perturbando la calma de la manzana entera. 

 

La música sonaba a un volumen brutal y Sehun se preguntó quién sería el responsable de la selección de los temas; un interrogante que obtuvo su respuesta al contemplar la esbelta e inmensa figura de Park Chanyeol detrás de una computadora portátil conectada al sistema de audio. A su lado se encontraba el anfitrión regalándole sonrisas coquetas. Todos en el instituto sabían de la relación a escondidas que ellos mantenían y se negaban a reconocer públicamente. 

 

Habían personas por todas partes. Personas sentadas en los sillones, personas ocupando la escalera, personas detenidas en medio del pasillo, personas corriendo hacia el patio trasero, personas bailando en cualquier espacio libre, personas hablando, bebiendo, riendo y observando al nuevo recién llegado, o sea, él. 

 

Hey, ¿qué tal?  

 

El chico al cual se dirigió ni siquiera registró su saludo y tenía la mirada un tanto perdida, como si no supiera dónde estaba en esos momentos. Genial. Su primera interacción de la noche había sido un verdadero fracaso. 

 

Lo reconocía. Respondía al nombre de Lay. Su piel era muy pálida, algo que llamaba la atención de muchos, y era popular por participar en el equipo de rugby del instituto. Sehun suponía que había recibido una gran cantidad de golpes en la cabeza y por eso casi siempre lucía desorientado. 

 

¡Viniste! ¡Sabía que lo harías! −Jamás creyó que lo pensaría, pero allí apareció su salvación vistiendo unos jeans desgarrados en las rodillas y una camiseta de cuello en V que desnudaba sus clavículas.   

 

Claro, porque te dije que vendría. −Respondió tan pronto quedaron frente a frente.

 

Pero no respondías mis mensajes. Creí que tal vez te había comido el coco. ¡Estaba por llamar a la guardia nacional! −Bromeó JongIn, muy alegre con su vaso de cerveza en la mano.

 

Ven, no hay que perder tiempo. Busquemos un trago para ti.

 

Sabes que no suelo beber… −Pero el moreno fingió no escucharlo y lo arrastró de todos modos hacia donde estaba la barra o mejor dicho, el mini bar que seguramente pertenecía al padre de Baekhyun. 

 

JongDae, el chico de tercer año, estaba del otro lado sonriendo ladino a una joven castaña que había solicitado uno de los cócteles especiales. Se notaba que el muchacho disfrutaba cumplir su tarea de bartender, puesto que todos lucían contentos con los tragos que improvisaba dentro de los vasos plásticos transparentes.

 

Éste te va a encantar. Sabe dulce y es muy suave. Pruébalo. −Sehun decidió olvidar que el alcohol lo ponía voluble después de varios tragos y aceptó lo que JongIn le ofrecía. 

 

Efectivamente esa bebida de color indefinido sabía de puta madre. Era deliciosa y consiguió que en cierto momento de la noche perdiera la cuenta de cuánto había bebido. Pues tan pronto su vaso peligraba con vaciarse, uno completamente lleno aparecía en su mano por arte de magia.

 

Estaba ebrio y la risa era algo que no podía contener ni controlar. JongIn le había presentado a varias personas, sujetos con los cuales almorzaba a diario dentro del comedor del instituto, pero de los cuales nunca había notado su existencia. Quedaba más que claro que no era el indicado para hacer relaciones sociales. Opuesto a JongIn, quién se hablaba hasta con las hormigas que habían en el césped del predio deportivo.

 

Se la estaban pasando fenomenal y Sehun se separó unos minutos para ir a donde se encontraba Chanyeol y parlotear sobre sus nuevos logros en el juego, restregándole en cara que estaba a punto de superarlo y patearle el culo. Aunque lejos de enojarse, el gigante se rió a fuertes carcajadas y lo desafió a hacerlo, proponiéndole que si eso sucedía él se pondría un tutu y caminaría por el corredor gritando que quería ser una bailarina profesional.

 

En ese momento Baekhyun se había acercado a ellos y tras escuchar las declaraciones del pelinegro, bajó el volumen de la música y anunció a gritos lo que su amigovio acababa de decir, notificando a los presentes la divertida noticia. 

 

Todo el sitio estalló en risas al unisono y varios se acercaron a Sehun para darle ánimos de ganar. Pues… ¿quién querría perderse de ver a Park Chanyeol, un chico tan alto como un poste de luz, brincando por los pasillos con un tutu rosado?

 

Tiempo más tarde, y con una nueva bebida en mano, regresó en busca de JongIn. Pero no lo encontró. ¿Dónde se había metido? Necesitaba hablar con él. Sehun no solía hablar mucho, más bien era un joven reservado que prefería escuchar y mantenerse al margen, pero en ese momento quería hablar con JongIn. Hablar hasta que su boca se secara y tuvieran que ir abrazados a mendigarle otra vaso de cerveza a JongDae.

 

Los efectos del alcohol ya se habían encargado de dejar su cuerpo inestable y acalorado, su mente afectada, por lo que decidió salir afuera en busca de aire. Sus mejillas ardían. El clima era agradable y corría una brisa fresca que le ayudó disipar el sofoco de haber estado rodeado por tanta gente y el mareo que sentía.

 

No habían muchas personas allí. Solo unas cuantas parejas, muchas de ellas moviéndose entre las sombras y ocultándose de miradas curiosas. Sehun no mostró interés particular por ninguna, no hasta que escuchó una voz familiar.

 

Sin embargo, al no poder enfocar bien la mirada, caminó en su dirección y al estar a escasos pasos, logró distinguir la figura de JongIn contra la pared. Delante de él había alguien más. Un chico de cabello corto azabache y piel lechosa que lo mantenía agarrado con fuerza de las muñecas mientras atinaba a besarle el cuello.

 

¿JongIn? ¿Q-qué…? −El peso de los tragos y el estupor de presenciar la escena lo congelaron durante algunos minutos, antes de que se abalanzara sobre esos dos y apartara con brusquedad al desconocido, cogiendo a JongIn del brazo y llevándoselo hacia donde estaban los vehículos aparcados. 

 

Poco le importó ser la viva imagen de un desequilibrado mental. El enfado de Sehun estaba fuera de control.

 

¡Te busqué por todas partes! ¿Qué diablos estabas haciendo? −Escupió con recelo. Sehun lo soltó y empujó de espaldas contra uno de los automóviles al cerrar los puños sobre la camiseta ajena.

 

¡¿Por qué demonios me invitas a una fiesta si no vas a estar conmigo?! −Gritó. El asombro de JongIn era desmesurado y estaba completamente callado mientras miraba a Sehun perplejo.

 

Siempre parloteas, incluso con comida en la boca, y ahora… ahora que te pregunto todo esto no dices nada. ¿Por qué? −Cuestionó con agitación. 

 

Sehun se sentía traicionado. No entendía por qué, pero se sentía como la mismísima mierda y el moreno continuaba sin pronunciar palabra. Quizás aquel desconocido le había arrancado la lengua de un mordisco antes de que él interviniera. La simple idea le dio nauseas y unos celos inconcebibles. 

 

Eres el mayor idiota que he conocido. −Fue lo último que expresó antes de que su boca chocara con la de JongIn. 

 

No había necesidad de hablar más. De todos modos Sehun no era bueno en ello, era bueno en callar. Callarse a si mismo con los labios de JongIn, por ejemplo. Pero era concluyente que Sehun callaba muchas cosas. Callaba demasiado… y pronto tendría que dar explicaciones. 

 

Continuará…

Notas finales:

¿Qué les pareció? 

 

¡Ya estoy trabajando en el tercer y final capitulo! ♥


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