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Hablas mucho por LeelanVic

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Notas del capitulo:

Llegó la última parte del three-shot~♥ 

¡Espero que les guste!

¡Disfruten

A través de la ventana ingresaba un fuerte rayo de sol, bañando de lleno los párpados cerrados de Sehun. Sin embargo no era suficiente para despertarlo. Ni un llamado de la guardia nacional podría hacerlo ese bendito domingo.

 

Su cuerpo permanecía laxo sobre aquel mullido colchón y el silencio reinante favorecía a que continuara prendido a su sueño y siguiera con la respiración profunda y serena.

 

«¡Juguemos a las adivinanzas!»

 

Sehun sonrió al escuchar esa voz que incluso en sueños sonaba tan increíblemente real, como si el idiota de JongIn estuviera en su habitación.

 

«Es pálido como un fideo y luce como si la noche anterior le hubieran pateado los huevos hasta dejarlo inconsciente. ¿Quién es?»

 

Maldijo sin borrar la sonrisa en la boca y amagó a estrangular el cuello del moreno. Sabía que se refería a él y a su hermosa piel blanca de la cual estaba muy orgulloso de conservar suave y perfecta.

 

«Creo que es hora de que despiertes, ¿no?»

 

¿Por qué las personas se empecinaban en despertarlo también en sueños? ¿Acaso no podían respetar su jodido deseo por disfrutar de la cama el fin de semana?

 

—N-no… ㅡBalbuceó inconsciente antes de girarse de lado.

 

—¡Sehun-ah! Son las dos de la tarde. Creo que tu padre va a preocuparse si no regresas pronto.

 

¿Regresar a dónde?

¿Preocuparse?

¿Su padre?

¿Qué diablos?

 

Se sentó en la cama con brusquedad y parpadeó rápidamente. Al ver que JongIn estaba quieto a pocos centímetros de él, mirándolo con un brillo divertido en los ojos, se impresionó de tal manera que casi soltó un grito histérico.

 

—¡¿Q-qué haces aquí?!

 

—Pues… resulta que es mi casa.

 

—¡Yah! No jodas. Esta es mi… –Su voz se apagó tan pronto recorrió el interior de aquella habitación y descubrió que no era la suya. 

 

«Ups.»

 

Le tomó unos largos minutos entender lo que estaba pasando y cuando lo hizo, recortes de lo ocurrido la noche anterior cayeron sobre él como un maldito balde de agua helada.

 

«Jo-der, ¡JODER! Y más joder.»

 

—¿Por qué estoy aquí y no en mi casa? ¿Por qué me trajiste, JongIn?

 

Jamás había tenido un ataque de pánico, pero sospechaba que se sentía tal como en ese momento. Como si le estuvieran retorciendo las pelotas sin pausa.

 

El tono urgente de Sehun hizo reír al moreno, quién se puso en pie y abrió las cortinas de extremo a extremo, permitiendo que toda la luminosidad entrara al dormitorio e hiciera contraer los párpados al castaño.  

 

—De hecho… Tú me rogaste que lo hiciera. 

 

Seguro JongIn le estaba viendo la cara de estúpido, pensó Sehun. No podía creer eso, aunque tampoco podía recordar con exactitud qué ocurrió. Su memoria parecía haberse transformado en una película plagada de escenas desaparecidas, absorbidas por algún tipo de agujero-negro-chupa-recuerdos.

 

—Fue algo así como: “¡Ay! JongIn no dejes que mis padres me vean en éste estado. Por favor, JongIn. Llévame contigo, JongIn. Vamos a tu casa, JongIn. Por favor, por favor.”

 

Hizo una actuación cómica, y bastante exagerada, de todo aquello que Sehun había dicho estando ebrio. Tan ebrio como para actuar cual desvergonzado y después sufrir lagunas mentales.  

 

«¿Tanto había bebido?»

 

Sehun suspiró con pesadez y hundió el rostro en las manos. Su único consuelo era que no padecía de una horrenda resaca, pero de todos modos tenía un verdadero lío en la cabeza y quería atar cabos sueltos. Aunque recordar de pronto lo que había hecho con JongIn luego de verlo con aquel chico, lo apresuró a ponerse de pie, coger todas sus pertenencias y estar listo en un parpadeo.

 

—Tienes razón, tengo que irme o me patearan el trasero.

 

En parte había mucha verdad en lo dicho. Incluso cabía la posibilidad de que encontrara a sus padres caminando por las paredes a causa de los nervios por saber en dónde se había metido su único hijo después de una noche de fiesta. El sermón que recibiría seguramente iba a ser tan denso y repetitivo como los anteriores, pero en ese entonces su mayor preocupación era escapar de las indiscretas preguntas que sabía que JongIn tenía en la punta de la lengua.

 

Su lengua… «Joder.» Recordaba lo bien que el moreno la había usado dentro de su boca.

 

«¡Basta! ¡Contrólate! ¡Sal de ahí!» gritó su razón y Sehun obedeció, caminando con cierta torpeza hasta la puerta. Luego, JongIn lo escoltó a la salida, dándole algunas pocas indicaciones para regresar. De todos modos no vivían lejos y conocía esa área de la ciudad cómo la palma de su mano.

 

Mh, por cierto, Sehun…

 

¡Sí, JongIn! Lo sé. ¡Qué bobo soy! Aún no te he agradecido. No creas que soy un maleducado. Solo que estoy medio dormido aún. Muchas gracias por prestarme la cama y traerme a salvo.

 

Habló de prisa e ininterrumpidamente. A juzgar por el tono de voz de su compañero y el modo en que lo miró, Sehun supo que tocaría el pequeño asunto del beso. Y no, definitivamente no estaba listo para enfrentar lo que sea que iba a decir.

 

Huyo de allí con un «¡Nos vemos mañana!» dejando a JongIn con las palabras en la boca y una intriga demencial insatisfecha.

 


 

Tras enfrentar una larga noche llena de sueños inquietantes, Sehun amaneció con unas simpáticas ojeras que delataban su mal dormir. No le había costado caer rendido en la cama después de conversar con sus padres y tomar una larga ducha, pero conciliar el sueño durante dos o tres horas seguidas había sido una verdadera misión imposible. Su mente reproducía una y otra vez la escena de JongIn chocando contra un auto y luego sus labios uniéndose en un beso. Un beso que él mismo había iniciado.

 

«¡Jesús!»

 

De camino al instituto, y gracias al aire puro y fresco que recorría las calles esa mañana de lunes, logró recuperar un trozo de recuerdo que se extravió en algún rincón oscuro de su memoria. La imagen era clara. JongIn lo había sujetado con fuerza y encerrado entre su cuerpo y el auto, invirtiendo las posiciones, mientras se abría paso dentro de su boca y lo mareaba con dulces caricias. Húmedas y desquiciantes.

 

Sehun primero había creído que era un vestigio de otro más de sus sueños, pero definitivamente todo resultaba ser real cuando de JongIn se trataba. Muy real. Tan real como su negación por admitir que ese moreno idiota y charlatán le gustaba.

 

De haber estado plenamente consciente y libre de alcohol en las venas, se hubiera resistido al impulso de apartarlo de aquel joven… pero no fue así. Y ahora se sentía desnudo al caminar por el corredor principal.

 

Quería creer que JongIn era lo suficientemente inteligente como para dejar pasar el asunto y hacer de cuenta que nada ocurrió, pero sus esperanzas se desvanecieron al entrar al aula y encontrar escrito en la pizarra: “Sehun ama a JongIn” enmarcado dentro de un pomposo corazón rosado. 

 

Las conversaciones se apagaron en cuanto él se detuvo en seco y murmullos reinaron en todo el espacio, entretanto un calor sofocante tomaba por asalto su rostro. 

 

¿Acaso había sido tan ingenuo de pensar que podía salir inadvertido de una fiesta a la cual había asistido la mitad de los estudiantes del instituto? Al menos tendría que haberlo sospechado.

 

«Excelente inicio de semana» pensó con ironía antes de coger el borrador y hacer desaparecer cada fino trazo de tiza. Maldijo en voz baja al escuchar algunas pocas risas tras su espalda, y luego se dio la vuelta con la intensa mirada de un asesino en serie. Iba a sacarle las entrañas al responsable de eso.

 

Las miradas lo siguieron hasta que ocupó su sitio en el banco y sacó todos los útiles que iba a necesitar. Por fortuna, JongIn aún no había llegado y Sehun dio gracias a todos y cada uno de los dioses que recodaba haber visto en las clases de mitología griega. De haber estado el moreno allí, no sabía qué hubiera pasado.

 

La clase empezó y él no apareció. Sehun deseaba sentirse conforme con esa eventualidad, pero lo cierto era que estaba ansioso y un tanto preocupado por conocer los motivos de su ausencia. Quería tomar el móvil y enviarle un mensaje por LINE, pero si lo pillaban recibiría un llamado de atención. Y ya había tenido demasiada atención esa mañana. No se le antojaba más.

 

Se sentía raro estar solo, pero más extraño era no oír la voz de JongIn a su lado, parloteando de lo que sea. ¿Quién diría que aquel provechoso silencio iba a fastidiarle tanto? Necesitaba distraerse, no enroscarse en sus absurdos pensamientos de adolescente hormonal.

 


 

Después de concluir con las primeras horas de clases, la profesora les permitió salir cinco minutos antes para no tener que lidiar con la infinita fila de personas que se formaba en el comedor cada mediodía.

 

—¡Oye, Sehun! –La voz de JongDae se oyó a mitad del pasillo. Sehun interrumpió el andar y este se acercó con una sonrisa gatuna entre labios, desatando un “alerta roja” en su interior. Ese gesto del chico anticipaba un inminente ataque de su lengua filosa.

 

—Menuda escena se montaron tú y JongIn en el estacionamiento, eh.

 

Como era de esperarse, el comentario lo descolocó bastante y no supo que decir durante unos cuantos incómodos segundos, aunque tampoco es como si el otro chico necesitara una respuesta. Al parecer solo quería salirse con la suya para que cualquier mirón sintiera mayor curiosidad por su persona.

 

—¿Cómo te enteraste? –No se resistió a preguntar.

 

—Todo el mundo los vio. La fiesta se detuvo por ustedes dos cuando tú gritaste.

 

«Ah, fabuloso. Muchas gracias, JongDae. Ahora necesito una bolsa de papel para cubrirme la cara y usarla por el resto de lo que queda del año.» –Pensó.

 

Sehun ahora se sentía doblemente observado al enterarse que el instituto entero estaba al corriente de lo que había ocurrido con el moreno. Siempre había preferido mantener un perfil bajo y pasar como uno más del montón, pero terminantemente después de eso no podría siquiera mirar a alguien sin ponerse de todos colores.

 

Asimismo, Chanyeol y Baekhyun también pasaron por su lado y le regalaron una sonrisita cómplice acompañada de un guiño. El gigante le apretó el hombro y murmuró a su oído un “Bien hecho. Qué gran show.” y Sehun lo quiso exterminar, pero decidió que luego cobraría venganza en el juego online y lo humillaría al obligarlo a usar el jodido tutú rosado.

 

—Oh, miren quién llegó. –JongDae señaló a una figura que caminaba en dirección a ellos. Sehun volteó y lo vio. Por primera vez en muchísimo tiempo, sintió el apremiante deseo de que la tierra se lo tragara. Se anuló por completo su capacidad de reacción y muchos lo notaron. Era bueno disimulando, ¿por qué ahora no podía? ¡Joder!

 

—¿Por qué no traes uniforme? –Preguntó Chanyeol.

 

—¿Envidia? –Cuestionó JongIn en respuesta, riendo divertido por la expresión del titán.– Llegó mi tía de Busan y mi madre quiso que me quedara en casa a ayudar. –Explicó.— Pero vine porque… –Carraspeó y le dedicó una mirada a Sehun.

 

El menor alzó las cejas en señal de sorpresa y se humedeció los labios antes de que sin previo aviso el moreno lo cogiera del brazo y lo sacara de allí, dejando a todos boquiabiertos. ¿Había ido al instituto por él? JongIn se lo llevó a rastras como tantas otras veces en las que llegaban tarde a la siguiente hora de clases, pero esa vez era diferente y el estómago de Sehun sufría un estallido de vértigo.

 

El destino final fue el aula que solían destinar para los trabajos prácticos de biología y química, y JongIn no demoró en pasarle seguro a la puerta, enfrentando luego a un Sehun completamente en pleno shock.

 

—Tú y yo tenemos que hablar. –Su tono de voz manifestaba la urgencia de buscar explicaciones y escuchar respuestas.

 

—N-no creo que haya nada para hablar. –Balbuceó.

 

—Ayer te escapaste de mi antes de que pudiera preguntar algo. –Sehun iba a decir que no lo había hecho, pero el moreno lo calló al acercarse jodidamente cerca de su rostro.— Ni te molestes en negarlo, sé que fue así. –Murmuró al sonreír y el menor quiso borrar esa sonrisa de alguna manera. Con un puñetazo, por ejemplo.— Me debes una explicación.

 

—No que yo recuerde.  –Quería esquivar el tema, pero sus recursos se agotaban.

 

—Claro que lo haces. Sino… ¿Por qué estás nervioso? ¿Por qué te alejas cada vez que me acerco más? –Era cierto. Sehun estaba retrocediendo poco a poco, dominado por el temor de volver a caer de nuevo en la tentación. Aunque ésta vez sería estando absolutamente sobrio y lúcido.

 

—¿Qué es lo que quieres? –Sus ojos inconscientemente descendieron hasta los labios de JongIn y su boca se transformó en el genuino desierto del Sahara.

 

—¿Por qué me besaste? –Interrogó el castaño al tiempo que la espalda de Sehun quedaba pegada a la pared. Ya no había a dónde huir. No tenía escapatoria.– ¿Por qué lo hiciste, Sehun-ah? –La tibia caricia del aliento contrario lo estaba volviendo loco y no podía hallar las palabras. Había enmudecido.– Dímelo. Quiero escucharlo…

 

Sin embargo, JongIn no aguardó por una contestación y lo besó. Cerró los ojos y presionó sus labios con los propios. Sehun tembló y calló un suspiro al posar ambas manos en los hombros del joven, notando como sus pulsaciones se habían ido directo al infierno. 

 

«¡Diablos! Eso era trampa.» 

 

—Dímelo todo, Sehun-ah. –La voz de JongIn se oyó erótica y caliente en exceso, conforme continuaba creando roces sobre su boca. A Sehun le afectaba demasiado y debía callarlo. Pero el chico volvió a adelantarse y le lamió el inferior, abofeteando sin clemencia su pobre cordura.

 

—Me gustas. –Murmuró Sehun. Para su sorpresa, no titubeó al confesar lo que sentía y los orbes cafés de JongIn resplandecieron con mayor intensidad al escucharlo.— Me gustas a pesar de que no puedes callarte nunca, aunque hables hasta por los codos y parlotees como un loro con problemas de atención. –Agregó. El corazón latía desaforado dentro de su pecho, pero no le importó. Si el jodido iba a reventar, que lo haga luego de decir todo lo que había callado.— Y no soporté verte con ese chico. –Masculló con recelo.— Al principio no sabía por qué reaccioné así, pero después me di cuenta que es porque… me gustas y soy un puto egoísta que no tolera verte con alguien más.  –Sehun se quitó esa densa carga de encima y JongIn esbozó una sonrisa mucho más amplia. 

 

—Tú también me gustas a mí, cara de fideo. –Respondió por fin, consiguiendo que las terminaciones nerviosas de Sehun entraran en cortocircuito y su boca volviera a unirse con la adversa. No pudo ser delicado o suave, fue posesivo y demandante. ¿Qué más podía hacer después de saber que JongIn sentía lo mismo?

 

Y de esa manera, dentro del mismo salón donde recordaban haberse conocido y donde tantas veces los habían reprendido por andar conversando en horarios de clases, por vez primera disfrutaron de un silencio apaciguador, callando y diciéndolo todo a través de aquel beso. 

 

Fin. 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ; U ; ♥ 

Dejenme sus opiniones. > 3 < ♥♥ 

¡Gracias por leer


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