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Letters por Jesica Black

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Capitulo 2
Haciéndote la vida imposible

 

 

                Como si fuera poco, tener que limpiar el sótano de esa enorme casa fue todo un desafío, como era sábado utilizó todo el día para poner en orden aquel viejo lugar donde habían muebles antiguos algo rotos, ropa que no se usaba y uno que otro retrato victoriano. Kardia había pasado todo el día escondiéndose de Dégel, lo cual le pareció terriblemente gracioso al pelirrojo, mientras que Milo estaba escribiendo canciones y tocaba la guitarra en el primer piso, por lo cual, estaba completamente a solas.
Primero que nada ventiló el lugar, abrió los ventanales que daban a la calle, bajo las cajas y empezó a clasificar entre cosas que sirven y cosas que no servían por estar rotas o no tener ninguna utilidad.

Pasó así al menos tres horas hasta que tiró una gran cantidad de objetos, entre ellos la mayoría rotos. Luego volvió y pasó un trapo, rascó el suelo para quitar la suciedad y cambió la bombilla de luz, estaba perfecto, solo en cinco horas.

–Veo que ya terminaste el sótano –Milo bajó con su guitarra, Camus volteó a verlo y frunció el ceño cuando lo ve caminar con los zapatos cubiertos de barro, pareciera que solo salió al jardín para volver a entrar apropósito.

–Podrías por favor no caminar aquí con esos zapatos, ensuciarás todo lo que he tratado de mantener limpio.

–Ups, perdón –sonrió, estaba haciéndolo adrede y Camus lo sabía, pero no le dejaría ganar–. ¿Estás acostumbrándote a estar de rodillas?

–¿A qué se debe tu intromisión en mi trabajo? –habló levantándose del piso mientras se intenta limpiar el rostro que llevaba horas manchado.

–Bueno, vivo aquí, ¿necesito una excusa para desplazarme por mi casa? –dijo Milo, Camus bufó y estaba a punto de retirarse hacia arriba.

–¡Oye, te faltó esto! –golpea con su pie el piso para mancharlo más.

–¡Ya deja de ensuciar! –gritó.

–Es tu deber limpiar.

–Pero la casa, no a las personas –gruñó y cruzó los brazos–. A todo esto, ¿qué haces a esta hora en la casa? Normalmente te vas de parranda.

–¿Envidia?

–Claro que no, pero me gustaría que me dejes tranquilo un momento –suspiró y tomó un trapo para limpiar lo que Milo había ensuciado adrede.

–Ah, me pareció buena idea quedarme un poco más, aparte de eso no tengo mucho dinero para gastar, Kardia me cortó mi presupuesto.

–Y no puedes comprar marihuana u otros narcóticos que usas en ti como esteroides.

–¡No uso esteroides! –Gruñó y tomó un poco de su camiseta para llevarlo más arriba y mostrar sus brazos marcados–. Esto es entrenamiento.

–Uy, sí, que brazos fuertes –dijo con sarcasmo, a lo que Milo contestó con un gruñido.

–No sé para que te sigo el juego, tú tienes un trasero gordo.

–¡Claro que no!

–Claro que si, mira esos mofletes –los señala con cierta burla, Camus se mira cómo puede el trasero y hace una mueca–. Jajajajaja ¿no me digas que te importa tu físico?

–¡A cualquiera le importaría! ¿A ti no? –preguntó, Milo sonríe de costado y comienza a reír.

–Por supuesto, por eso estuve a punto de contratar a esa muchacha con grandes pechos que viste el primer día –se apoya en la pared–. Pero ya ves, te elegí a ti.

–¿Por qué?

–Ya te dije, para usarte, así aprenderás a respetar a tus adultos.

–¿Usarme? –Cruzó los brazos–. ¿De esa forma tan infantil como ensuciar lo que acabo de trapear?

–Bueno, puedo hacer que te pongas un vestido de maid.

–¿Maid? ¿Te refieres a esos de sirvienta? –Milo afirma–. ¡Ni de broma!

–Estoy a una llamada de conseguir otro sirviente, así que vestido o despido.

–¡Eso es acoso económico y acoso sexual mezclado! –le señala con furia.

–Me hago cargo, pero aun ni siquiera te he acosado sexualmente, déjame verte de maid y ahí hablamos.

–Exigir que me vista como una puta es parte del acoso sexual laboral –suspiró, ese tipo realmente no sabía lo que era estar con lo justo.

–Bueno, dime lo que quieras ¿lo usarás o no? Creo que te entrará, es para mujer, pero tú tienes el cuerpo más parecido a una mujer que he conocido –se dio la vuelta y comenzó a subir las escaleras, Camus le siguió.

 

                No le quedó de otra que probarse ese vestido negro con encaje y portaligas, además que venían con zapatitos haciendo juego color negro y un plumero. Cuando salió del baño así vestido la vergüenza le hizo tener su piel tan roja como su cabello. Milo no pudo creer que el cuerpo del más joven fuera tan bien proporcionado. Tenía caderas amplias, cintura pequeña, un vientre chato, el cabello le llegaba por debajo del trasero y se le veía despampanante. Por un instante dudó de su sexualidad, pero luego volvió a la triste realidad que el muchacho era varón y definitivamente Milo no era gay.

–Te vez muy bien, ahora quiero que trapees mi cuarto así vestido.

–Debes estar de broma.

–Ya tienes puesto el vestuario, ahora trapea –Habló demandante el rubio, y con un gruñido el pelirrojo fue en busca de agua, aunque Kardia lo vio no dijo absolutamente nada, sabía que su hermano estaba detrás de todo.

–¡Esto es abuso! –Habló tirando el balde al suelo, aunque este no chorreó agua–. Realmente estoy indignado.

–Pero si te vez tan bien, serías un excelente modelo de revista pornográfica.

–No sé si lo sabes pero fui criado en un monasterio –Camus escurrió el trapo y comenzó a pasarlo por el piso mientras Milo lo observaba acostado en la cama.

–¿Entonces nunca tuviste sexo? –Camus niega–. ¿Ni un besito? –sigue negando–. ¿Una nalgada?

–¡No! –Habló con cierto rechazo mientras continuaba limpiando, Milo se levantó y fue lo suficientemente rápido para darle una nalgada–. ¡Ay!

–Ya no eres virgen de eso entonces.

–¡Eres un….! –probablemente fue debido a la ira que estaba acumulando por tener que usar ese horrible vestido que le obliga usar lo atacó sentándose encima de él y golpeándolo con la almohada que se encontraba en la cama.

 

                Milo usaba sus manos para cubrirse y Camus tenía una pierna en cada costado del cuerpo, sentado en el vientre y golpeándole con fuerza en el rostro. Probablemente por los movimientos, el pelirrojo terminó encima de las caderas del rubio sintiendo algo debajo de él, una dureza. Se detuvo unos instantes para ver el enrojecido rostro del rubio, se movió solamente un poco y lo sintió completamente rígido entre sus nalgas.

–¡Que pervertido! –le golpeó.

–¿Quién es el que está encima de quien moviéndose de esa manera? –criticó, Camus no hizo nada, se sentía bastante bien en esa posición, sobre todo tener algo allí golpeando su trasero.

–Aun así –susurró algo rojo por la vergüenza, pero continuaba sin levantarse del lugar.

–Nunca se me había parado por un chico pero supongo que no importa con quién estas, si se estimula se me para.

–Dime una cosa, ¿alguna vez has estado así con otro tipo? –usó sus manos para colocarlas encima del pecho del muchacho.

–No…..bueno, no…..cuando éramos más adolescentes Aioria y yo jugábamos a estas cosas, pero no se me paraba y eso que estaba en mis años locos –se movió haciendo rebotar a Camus encima de él y gemir suavemente–. ¿Te gusta?

–A-Algo….

–¿Quieres que lo hagamos? –preguntó, Camus le observó sin entender–. Tener sexo.

–¿Eh? –Se sonrojó aun más y negó con la cabeza–. ¡Claro que no! Eres mi jefe, bueno, el hermano de mi jefe.

–Tú te lo pierdes –mueve suavemente las caderas haciéndolo rebotar una vez más, esta vez Camus apretó fuertemente sus labios para no gemir pero su rostro lo decía todo–. ¿Puedes bajarte?, necesito ir al baño.

–Si –aunque no quería, terminó por bajarse de las caderas del otro dejándolo irse.

 

Debía admitir que estaba muy excitado, pero no le dejaría ganar, no lo haría por más que le rogara por sexo y él se muriera por tenerlo dentro, tenía que ser firme en sus convicciones, pero sabía que mucho no podría aguantar allí habiendo un muchacho que le hacía esa clase de cosas.

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

                Se encontraban en una de las hermosas oficinas de la editorial Zodiaco; Dégel había pedido permiso para usarlas, explotar al cien por cien a su escritor y mantenerlo vigilado, dado que en su casa no hacía nada, se la pasaba fumando y bebiendo a oscuras. Mientras se sentaba en un escritorio a revisar la lista de actividades que tenía para mañana en su agenda electrónica, Kardia tecleaban constantemente en la computadora y a la vez clickeaba en la pantalla. En un momento dejó el teclado y se concentró más en el mouse, lo que pareció curioso al más joven, se levantó, tomó una de las revistas de actualidad de la empresa y se acercó por detrás del escritor mirando que jugaba a uno de esos jueguitos de facebook, inmediatamente le golpea con la revista en la cabeza.

–¡Aay! Eso dolió –Kardia se sobó el lugar golpeado.

–¿Qué estás haciendo Jugando a esas cosas?, deberías estar trabajando.

–Perdí la inspiración –murmuró en tono de berrinche.

–¿Tan rápido? Estamos aquí hace veinte minutos.

–Tengo inspiración a corto plazo.

–¡Eso no existe!

–Existe porque la padezco –gruñó y cruzó los brazos para tirar hacia atrás la silla con rueditas, Dégel negó con la cabeza y se sentó en el escritorio donde estaba la computadora que Kardia utilizaba–. Dime Dégel, ¿cómo sería tu persona ideal?

–¿Mi persona ideal? –concentraba su vista en la agenda y casi no prestaba atención a lo que decía el muchacho.

–Sí, es decir, ¿te gustan las mujeres, los hombres, los travestis?

–¿Eh? –esa pregunta lo descolocó y miró al hombre con el ceño fruncido.

–Al fin me ves a los ojos –bufa–. Dime ¿te gustan las mujeres?

–Hmm……no lo sé.

–¿Te gustan los hombres?

–Tampoco lo sé –susurró y guardó su agenda electrónica.

–¿Cómo que no lo sabes? –cuestionó, el otro parecía pensativo–. Pero cuando te tocas debes pensar en alguien ¿no? –esta pregunta hizo que Dégel se pusiera nervioso y completamente rojo.

–¿Por qué debo hablar de eso contigo? –el peliverde le golpeó nuevamente con la revista que había soltado.

–¡Es para una investigación! –esquivó los golpes y sonrió.

–¿Qué investigación?

–La hipótesis es que tu carácter depende del sexo que tienes, eres más agresivo cuando no tienes sexo y más amable cuando si lo tienes –nuevamente recibió un golpe con la revista, este le dio de lleno a su cara.

–¡Y qué te importa a ti si tengo sexo o no! –el rosa de sus mejillas se transformó en rojo furioso.

–Sólo es una hipótesis.

–¿Tanto te importa mi vida sexual, Kardia? –esta pregunta fue dirigida con otra intención a la de cuestionar, el lenguaje corporal del muchacho fue diferente al formularla mientras cruzaba sus piernas y se sentaba completamente en el escritorio.

–Si tu genitalidad influye en mi vida, si me interesa –murmuró–. Has estado muy agresivo últimamente, tal vez deberíamos salir a tomar algo.

–No tomo.

–¿Ir al cine?

–Es muy ruidoso.

–¿Comer algo?

–Estoy a dieta.

–¿Tú estás a dieta? Si tú estás a dieta yo debería cortarme una pierna para estar bien –comunicó y sonríe, era obvio que Dégel no necesitaba ninguna dieta, tenía un cuerpo perfecto.

–Cuando era pequeño era gordito, y quedó ese complejo.

–¿Gordito? –le miró de arriba abajo, era imposible que ese muchacho hubiera sido gordo en algún momento aunque dado a las hormonas puede ser probable que lo fuera de pequeño–. No te hubiera imaginado gordo jamás.

–Se burlaban de mí –murmuró–. De mi cabello, me decían cintura de pollo.

–……JAJAJAJAJAJAJAJAAJA –Kardia comenzó a reír y fue golpeado nuevamente con la revista–. ¡Aay!

–¿Qué es lo gracioso?

–Es que me resulta divertido, tú, cintura de pollo, es demasiado gracioso –se levanta–. Quién diría que varios años después tendrías ese cuerpo, pero esa pésima actitud.

–Bueno, pero tengo un buen cuerpo –se para quedando frente a Kardia–. Me interné en un gimnasio durante años, hice dietas de todo tipo, la de la luna….la de no sé qué país.

–Yo también hice la dieta de la luna.

–¿En serio?

–Sí, comerse todo menos la luna jajajajajajajaaj ¡Ay! –Recibió un nuevo golpe–. No eres muy gracioso ¿cierto?

–Te estoy hablando en serio –suspira–. Yo sufrí mucho mis años de colegio por tres idiotas que se burlaban de mi.

–Pero ahora estas perfecto, por lo que ahí viene mi pregunta, aparte del carácter de mierda que tienes, ¿hay algún otro defecto que tengas? No sé, ¿triple pezón…..manchas hepáticas…?

–¡Tonto! Claro que no –gruñó, iba a atacarlo de nuevo pero Kardia se defendía con sus manos.

–Bueno, qué se yo….debía preguntar, dado que nunca te he visto ligero de ropa –suspira y mira la computadora–. ¿Qué hora es?

–Las siete de la tarde.

–Deberíamos parar aquí e ir a tomar algo a un bar.

–Te dije que no bebo.

–Bueno, ven al bar y mírame beber……luego podrás arrastrarme hasta mi casa.

–No arrastraré tu alcoholizado culo por la capital, Kardia, debes comenzar a cortar esos excesos que tienes y empezar a moderarte, como Aristóteles decía…

–Aristóteles me puede chupar las bolas ¿vas a venir o no? –Kardia le mira y levanta la ceja, Dégel suspira.

–Iré, pero sólo para que no te mates de camino a tu casa……tienes trabajo que hacer….

–Aaaagh, como me gustaría morirme…–se cubre la cabeza.

–No te morirás hasta que hayas acabado ese maldito libro.

–Oye, moriré cuando yo quiera –gruñó y comenzó a caminar, Dégel lo seguía de cerca.

 

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                Milo miraba su celular sentado en la silla frente a la mesa de la pequeña cocina donde solía desayunar, justo al lado de la estufa y la heladera. Observó el último mensaje de su hermano y apagó el teléfono, luego miró a Camus entrar con la ropa que le había dado, había estado todo el día así con tal de no perder el trabajo. Se puso a limpiar la mesada que había ensuciado Milo haciéndose un sándwich, bajo la lascivia mirada del mayor.

–Luego que termines eso puedes ir a descansar, te llamaré cuando debas hacer la cena –susurró el rubio, Camus voltea y frunce el ceño.

–Sí, señor.

–Dime amo, suena mucho más perverso.

–Sí, mi amo….–terminó la frase pero con cierto desprecio, Milo sonrió, sólo tenerlo dominado era gracioso.

–Oye, Camus –se levantó mientras caminaba junto a él, siguiéndolo–. ¿A ti te gustan las chicas?

–¿Eh? –el pelirrojo le mira sorprendido ante esta pregunta, lo pensó unos segundos y volvió a preguntar–. ¿Por qué?

–Digo, porque seguro las grandes te dejan morado el culo jajajajaja –comenzó a reír y recibió un fuerte codazo–. ¡Aaaagh! Ok, lo sé….lo merecía.

–¿Cómo puedes decirme algo así? Leíste mi curriculum ¿no? Sabes que vengo de un hogar de monjas y sacerdotes.

–Sí, si, me lo vives repitiendo, pero bueno, deja eso –le quita el trapo de las manos–. Siéntate y cuéntame algo, estoy aburrido y hoy Aioria no sale porque el lunes a la mañana tiene examen en la universidad –Camus le hace caso y se sienta en la silla frente a la de Milo–. ¿Cómo llegaste a ese lugar?

–Mi abuela lo pagaba, cuando mamá y papá murieron dejándome a mi solo con mis dos hermanitos, mi único pariente vivo que era mi abuela nos dejó en un instituto, es algo así como un internado.

–Aaaah….–Milo le observa–. ¿Y estuvieron ahí desde siempre?

–Algo así, hasta que mi abuela falleció teníamos todo pago, pero cuando ya no teníamos sustento de nadie, nos acogieron allí y formamos parte de lo que sería el lugar, hacemos pequeños trabajos de recepción y damos clases a niños pequeños.

–Ya….–apoya sus codos en la mesa–. Y dime, ¿hay chicas?

–Es un internado masculino, las niñas están en otro lado.

–Que aburrido, eso quiere decir que eres virgen –bufó molesto–. No tuviste experiencias sexuales allí.

–¡Claro que no!

–Ningún sacerdote te tocó ¿verdad? –Camus le miraba sorprendido y espantado–. Tampoco es para que me mires así.

–Me parece de mal gusto tu pregunta…

–Es una pregunta nada más, no te pongas loco –suspiro–. Dime ¿te gustaría tener sexo?

–¿Eh? ¡Claro que no! Bueno, tal vez cuando me case…..–mira hacia otro lado, comenzaba a enrojecer.

–No sabes lo que te pierdes, es súper divertido, tener a alguien cabalgando encima de ti….

–Dime ¿eres Heterosexual, no? –preguntó alcanzo una ceja, interrogante, Milo afirma–. Y si lo eres ¿por qué querías metérmela a mí?

–¿Y por qué más?  Tienes buen culo y me calienta verte vestido de sirvienta, pareces una niña.

–Pero soy varón, tengo un falo en mi parte de adelante….

–Soy heteroflexible….–sonrió, luego murmuró–. Si tengo que elegir, me quedo con las mujeres, pero no le haría asco a un chico con una buena figura como la tuya.

–Dijiste que tenía el trasero gordo….–se coloca una mano en la parte de atrás para constatar que tuviera sus caderas delgadas.

–Jajajaja ¿te dolió eso? Era para molestar, realmente eres muy delgado, deberías comer más.

–No todos nacimos en cuna de oro…–gruñó frunciendo el ceño, Milo comenzó a reír–. Yo si tuviera algo de la plata que te da tu hermano, me iría a estudiar a una universidad para ser alguien en la vida.

–Bueno, así es la vida, el destino me dio dinero a mí y a ti no…..pero podemos solucionarlo, mi hermano me da mucho dinero por semana, y obviamente no gasto todo…..a ti te pagan tres mil por semana,  ¿te gustaría ganar seis mil por semana?

–¿Se-seis mil? –El pelirrojo se sorprendió al escuchar esa cantidad de dinero–. Espera ¿qué debo hacer?

–Todo lo que yo te diga…..obviamente que quedará entre nosotros.

–¿Por ejemplo?

–Sexo, mucho sexo….–sonrió y se acercó más–. Soy un hombre apasionado.

–¿Eso no sería ser una……una….?

–¿Prostituta? Sí, básicamente…..pero sólo me tendrías a mí de cliente…–miró a la ventana–. Últimamente las chicas no quieren conmigo porque dice que las lastimo mucho, supongo que los Antares somos muy potentes…..además que quiero experimentar cosas nuevas, con alcohol, drogas, quiero  sentirme vivo y de forma…..diferente.

–¿Y…..?

–Y…..–le mira–. Quiero que seas mi compañero en esto….–le toma la mano–. Son tres mil más a la semana.

–Es demasiado dinero….–se cubrió la boca–. Aun para una prostituta ordinaria.

–Bueno, si no quieres puedo pedirle a alguien más…..–cruzó los brazos–. Juro que seré gentil….al menos hasta que te acostumbres….experimentarás los amplios placeres del sexo, y viajarás a un mundo desconocido, ni rezando mil veces podrás alcanzar el cielo como te lo haré alcanzar yo, créeme, sentirás que quieres morir y vivir mientras llegamos al orgasmo…

–…..no….no lo creo –baja la mirada, estaba en la disyuntiva.

–Usaremos preservativos…..–se rasca la cabeza–. Los días que te dé muy fuerte no harás nada de la casa o te ayudaré yo mismo a hacerlo.

–Hmmm…..–sigue pensando, realmente no estaba seguro.

–Podrás darle a tus hermanos un futuro mejor y sacarlos de ese instituto.

–Hecho.

–Wooo, que rápido…..–le toma del cabello levemente, como acariciándolo–. No tendrás que quejarte de nada porque pagaré por tu culo.

–No me quejaré…..

–Por tus hermanos.

–Por mis hermanos….–Milo le tironea del cabello para que mire hacia arriba y besarlo.

 

                No fue muy cuidadoso en el beso, porque solamente era eso, un beso, pero metió la lengua hasta el fondo hasta saciar sus deseos, usó sus manos para acariciar el cuerpo por encima de la ropa, estaba seguro que tendría el mejor sexo del mundo con ese chiquillo, le enseñaría muchísimas cosas y tal vez en un futuro él aprendería muchísimas más con la flexibilidad que el muchacho parecía tener.

 

Continuará.

Notas finales:

ANTES QUE NADA: EL HIJO DEL REY ESTA SUSPENDIDO POR UNOS DÍAS POR MAL TIEMPO, NO PREGUNTEN POR ESE FIC!  La gente tiende a preguntarme por fics que no actualizo cuando estoy actualizando este .w. sino los actualizo es que pasó algo que esta fuera de mi juridicción, pero pronto subiré otro cap.

 

Me olvide que aquí no aparecía Manigoldo, lamento haber jugado con sus sentimientos jajaja pero en el próximo capítulo si aparece ¡Animo!


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