Ese día en clases en que se dio cuenta que detestaba su familia al mismo tiempo que los quería quiso huir, luego se dio cuenta que lo que él creía simplemente la vida, tenía nombre para los expertos: violencia psicológica. Rió, porque aquello le servía para entender y entenderse pero para nada más, él estaba ligado a esa vida, al menos por unos cuantos años más, no se puede simplemente huir de lo que te ha tocado, él no podía…
El primer año de universidad pasó rápido y honestamente más allá de un par de amigos no conoció mucha gente, no interactuó demasiado, pero este año (su segundo) tenía un aroma a sociabilidad que le ponía nervioso, sin entender el por qué, más gente de la normal le había saludado, primeros días y ya era definitivamente más sociable, al menos en lo superficial… Ese domingo era una mierda, hace dos semanas una pelea sin precedentes se dio lugar en su casa, gritos magistrales, tentativas de golpes, luego de eso, algunos días de tensa calma, pero el domingo trajo un problema nuevo, gritos nuevos, lágrimas nuevas, apretó la mandíbula intentando contenerse, no llorar, se permitía muy poco ese lujo, detestando su vida, pero haciendo un esfuerzo sobre humano por tener fe en que en algún momento todo retomaría la calma, que aunque sabía duraría poco, era menos esquizofrenizante que esto, intentando agradecer al cielo cada día por estar vivo, aunque a veces la idea de la muerte le sonara tentadora se mantenía firme en sonreír a la flores naciendo en primavera, al placer de estar sólo, de beber café, de leer un buen libro, de mirar el arrebol, de jugar con su gato, de reír con su sobrina, de estudiar, de escuchar música, la vida no le había sido de lo más suave ni simpática, pero se aferraba estúpidamente a ella, a un futuro que no sabía si vendría y se decía a si mismo que era feliz, no como todos conocen la felicidad, su definición era distinta, el sufría a diario pero sonreía a diario también ¿no era esa una razón para agradecer? Él ha podido conocerse mejor que lo que la mayoría lo hace, ha podido sentir el dolor, puede entender muchas cosas, puede cantar, escribir, pintar, dibujar, cocinar, puede crear, puede creer ¿no son aquellas cosas motivos para ser feliz? ¿O al menos para intentar serlo? Puede sonar irrisorio pero prefería creerlo así, quizás se estaba engañando con aquella estúpida razón de; siempre hay quien sufre más que uno. Pero al menos así soportaba la vida.
Baekhyun era su amigo se conocieron en los primeros días de clases y todo fluyó, lo que parecía ser una simple amistad universitaria terminó transformándose en más, era como un hermano para él ahora, este chico de pequeños ojos y cara infantil estaba atravesando un tiempo difícil también, cuatro años de relación con su novio Chanyeol habían llegado a su fin, ellos vivían juntos y estaban llenos de proyectos, proyectos que se fueron a la basura, un amor que parecía profundo y total acababa entre llantos, ni siquiera ellos mismos comprenden las razones, al menos Baek no las comprendía, eso hasta que vio a su ahora ex un mes más tarde de la mano de una mujer rubia y de ojos azules, esa mujer que él conocía puesto que fue novia antes de Chanyeol y no sólo eso, además ella era profesora en su universidad, un cuadro digno de la mejor de las novelas pasionales, pero esta vez no era ficción, Minseok lo ha apoyado en su proceso con la fuerza de sus pobres energías, lo ha contenido en sus brazos y secado sus lágrimas, Minseok a pesar de todo aún quiere aliviar el alma de los demás del sufrimiento, curioso cuando apenas puede con el suyo.
Resumen de la tempestad actual en su vida; hermano mayor con problemas maritales, su sobrina en medio de toda la historia, gritos, pelea… su tía ha peleado con su hermana y le ha dicho que desaparezca que no quiere volver a verla, o sea su hermana ya no puede ir a casa, su madre está tan triste que está tomando calmantes en el día y en la noche ¿y él? Él ve al mundo desvanecerse, derrumbarse a su alrededor, está triste, siempre está triste, pero esta vez es distinto, no sabe muy bien cómo pero lo es, tiene tanto miedo, un miedo que creo nadie podría graficar de alguna forma, él tiene problemas reales, profundos y aunque quisiese enamorarse, no cree ser digno, tener el tiempo, la cabeza o las fuerzas suficientes, él no cree en alguien mágico que llegará a iluminar su vida porque nunca lo ha visto, nunca le pasó a nadie a su alrededor, él quiere ser fuerte para aguantar los años de universidad que le quedan (al menos 3) encontrar un trabajo y poder alejarse un poco, tomar distancia de aquella realidad que le corroe, muchas personas creen que las historias de sufrimiento son inventadas por autores con necesidades de exacerbar una realidad para hacerlo interesante, pero lo cierto es que incluso muchas veces esas historias son apenas rozadas, apenas tocadas por las yemas de los dedos de un autor que ha conocido esa realidad y le ha calado los huesos…
Minseok ha pensado en muchas formas de morir, hay tantas formas en que podría cortar su vida, pero el deseo de conocer una realidad diferente, el anhelo de tener tranquilidad le hace renunciar a aquellas ideas, piensa en que si muriese ahora quedaría en su consciencia el no haber resistido, no haber al menos luchado para ser feliz, puede que no lo logre jamás, pero si sabe que ha luchado, podrá al menos obtener la placidez de no haber renunciado a la batalla.
Ese día tiene clases con el profesor Sehun, le gustan sus clases, le gusta él, no puede definir muy bien de donde proviene ese gusto inusual, quizás de que su profesor tiene apenas 28 años y es destacado en su área, quizás porque es atractivo, no importa, él de todos modos sabe que no pasará de ser un mero observador, un ser como él no podría mirarlo jamás de un modo que no fuese como un simple alumno, en plena clase su Smart Phone vibra, un mensaje entrante en whatsapp, número desconocido: “¿cómo estás? ¿Demasiados problemas?” Se sorprendió muchísimo, ¿cómo alguien podría saber su realidad? Ni Baekhyun la conocía bien, estaba tan lleno de soledad y de una necesidad brutal de ser consolado que sin darse cuenta respondió honestamente: “Estoy triste como siempre y los problemas en mi vida siempre son demasiados” pasaron largos minutos y no obtuvo respuesta, seguramente no eran para él esos mensajes y se sintió idiota por desahogarse con un desconocido así que escribió nuevamente: “Lamento quejarme, creo que te has equivocado de número y yo sólo necesitaba desahogarme” en ese instante obtuvo de regreso: “Ups! De hecho sí me equivoqué de número, lo lamento” Minseok respondió: “No importa, adiós.” Respuesta: “quise decir que lamento que estés triste, no nos conocemos pero ya sabes, a veces es más fácil desahogarse con un desconocido, puedes escribir cuando quieras” Minseok no pudo evitar sonreír, sintió una tibieza agradable, que le parecía irreal, pero estaba sonriendo honestamente y sin pensarlo, era una sonrisa espontánea, real, sin embargo no respondió a ese mensaje… se quedó allí sonriendo mientras escuchaba la clase del profesor que le hacía suspirar, aún le dolía el alma pero por un segundo confió en que quizás si podía resistir la vida por un día más, podía seguir luchando aún.
***El dolor hace pensar al hombre, el pensamiento hace al hombre sabio, la sabiduría nos conduce a la verdad***