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En un mundo donde aun estés tu por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

¡Apuesto que no esperaban que publicara conti de esto! y bueno, gracias al gato y su sacrosanto poder puede que escriba algunos breves encuentros más entre esta pareja :P mas detalles al finalizar.

La reina malvada

(Celos)

 

 

Ahí estaba el, si definitivamente era él, el mismo cabello rubio, la misma gabardina negra, el mismo sombrero de copa con los gogles, la tubería de acero incluso, lo único nuevo era la castaña de exuberantes pechos colgada de su brazo, las sonrisas en sus rostros y el ambiente meloso que les rodeaba hacían ver claramente que algo había ahí.

 

-Yoi, vas a acabar incendiado a ese par con la mirada ¿Que te sucede?- Murmuro el cabeza de piña frente a él en la mesa de aquella taberna, Ace había estado observando desde hacía casi cinco minutos en dirección a donde se encontraba su hermano con quien solo podía adivinar como su novia con la peor cara de pocos amigos que era capaz, mostrando ligeramente sus dientes de manera amenazante y frustrada.

 

-No me pasa nada Marco.- dijo y el mayor rodo los ojos ante la aseveración ajena que era completa y obviamente falsa.

 

Volteando a donde el pecoso tenia la mirada clavada el rubio analizo por unos instantes la melosa escena donde la chica le limpiaba algo de un lado de la boca a aquel chico de cabello ondulado -¿Te hizo algo el tipo?- pregunto tranquilamente Marco regresando su mirada al moloso pecoso.- No suelo meterme en peleas de niños, pero puedo golpearlo por ti si es lo que quieres.- dijo en un tono algo bromista y socarron.

 

-¿Ha? ¿Golpear a quien?- el pecoso había estado tan distraído quemando casi literalmente un hoyo entre esos dos en la barra del bar que apenas si había prestado atención al ofrecimiento de su amigo.

 

El fénix giro los ojos, preguntándose a si mismo si acaso la narcolepsia del pecoso no habría alcanzado un nuevo nivel donde se quedase dormido con los ojos abiertos o una cosa así, aquello era lo que se estaba preguntando cuando repentinamente había visto al pecoso tirarse bajo la mesa como si alguien hubiera gritado que había una bomba en el lugar, de principio no lo había captado, hasta se había agachado a ver si no era que el otro había caído dormido de la nada como solía suceder a veces.

 

-¿Sigue mirando para acá?-

 

-¿Eh?-

 

- Sabo... eh... el chico de la barra...  rubio, sombrero de copa, lindos ojos azules...-

 

Marco volteo, efectivamente había un chico que encajaba con la descripción antes dicha mirando curioso en su dirección, esperen un momento... ¿Lindos ojos azules? - Yoi! ¿Te gusta el sujeto?!- casi grito de manera para nada discreta

 

-¡N-no!-

 

-ahahaha, ya veo porque le veías de esa manera.

 

-¡Joder Marco! ¡Solo dime si sigue viendo para acá!

 

Dejando de asomarse bajo la mesa el ojimiel volteo a donde el otro rubio aun observaba obviamente en dirección a su mesa hasta que aquella chica castaña le había hablado.

 

Cualquier cosa que le dijera el rubio solo había reído un poco y poniéndose en pie se había marchado.

 

-Ya ni siquiera esta ahí Yoi.-

 

Ace salió de debajo de la mesa al instante como asustando, su hermano había estado ahí y ni siquiera le había ido a saludar.- ¿Para donde se ah ido?- pregunto un tanto angustiado mientras su compañero simplemente se encogía de hombros.- Mierda, soy un idiota.- había dicho desplomándose de nuevo en la silla al levantarse del suelo, con su cabeza sostenida por ambas manos.

 

-¿Que se supone que fue todo eso pequitas?-

 

El pecoso había estado a punto de contestar cuando la sensación de una mano enguantada en su hombro le había sobresaltado.- Disculpe.- había escuchado la tersa voz del ojiazul a sus espaldas y un extraño escalofrió le había recorrido, no sabía bien porque pero el tono de voz ajeno sonaba tan ameno como peligroso.- ¿Me permitiría a mi hermano por un momento?-

 

Marco había enarcado una ceja, dando un trago a su bebida antes de recargarse en el respaldo de la silla de manera relajada, haciendo un gesto con la mano como concediendo al otro aquel permiso solicitado.

 

La sonrisa en el rostro de su hermano era tan radiante como falsa, a Ace no le había costado trabajo notar aquello, aun con esa sensación de ser un niño al que se le sorprende haciendo algo malo había seguido al rubio a una mesa al otro lado de la taberna, separada de los acompañantes de ambos.

 

-Así que "pequitas" ¿Divirtiéndote con tu amiguito?- el aludido había recobrado un poco del nerviosismo viendo la manera acusadora como su hermano cruzado de brazos frente a él le reprochara dejar usar a su compañero de tripulación aquel mote cariñoso, a punto había estado de disculparse cuando su vista se había extraviado hacia la castaña que antes acompañase a Sabo.

 

-No tanto como tú con tu noviecita.- la sutileza no era tanto su estilo como el del ojiazul y recordando que estaba molesto con el otro había enfurruñado el semblante mientras se cruzaba de brazos a su vez.

 

Sabo parpadeo un par de veces asimilando las palabras el moreno.- ¿Koala? ¿Piensas que YO saldría con Koala?- por un segundo la sorpresa eh incredulidad en el rostro de su hermano habían hecho al pelinegro dudar.- Ella es solo una amiga... y por si no lo recuerdas la última vez que nos encontramos tu y yo...- un ligero color se había apoderado de la blanca piel de aquel chico.- Como sea... No tienes por qué ponerte celoso de ella-

 

El moreno soltó un suspiro, rascándose la cabeza de manera un poco  incomodo.- No estaba celoso...-  murmuro desviando la mirada y haciendo una mueca de molestia con la boca.

 

-Claro, entonces tampoco yo.- la sonrisa torcida con la que había pronunciado aquello hablaba de las mentiras que ambos sabían reconocer en el otro ¿Cuál era el caso enconches?- Es bueno encontrarte aquí... ¿Estarás ocupado mas al rato?- el moreno negó con la cabeza y la sonrisa en el rostro del ojiazul por fin se había vuelto sincera.- bien, ven a verme aquí a las 8, tengo algunas cosas que hacer pero prometo estar aquí para ti...- sabía que tenía que irse, de reojo vio a la chica castaña cuyo nombre era Koala ponerse en pie y mirar hacia ellos, una cólera ciega le carcomió las entrañas al azabache.

 

-Haz lo que quieras.-

 

-Bien, eso hare.- murmuro sonriente antes de tomar el rostro del moreno en sus manos y rosar sus labios ligeramente.- Te estaré esperando Ace, no faltes.- murmuro al separarse, despidiéndose con la mano enérgicamente mientras se marchaba con aquella chica que por lo corto de su falda bien podría haber no usado nada, aquel pensamiento le estaba amargando el reencuentro cuando su hermano se volteo una vez ya en la puerta y, sin pudor ni pena alguna llevo sus manos a la boca para usar a modo de improvisado megáfono.- ¡TE AMO ACE!- la sonrisa traviesa y aquella tonta declaración habían hecho al pecoso sonrojar a más no poder, crispándose un poco los nervios ante tal cinismo ¿Qué se suponía que eran? ¿Niñas de colegio?... al menos hasta que el otro había desaparecido no había quitado aquella mueca de indignacion, después de aquello se había desplomado en la mesa rendido.

 

Una botella fría en su mejilla le había traído de regreso al mundo de los vivos.- Ho Yoi, así que ese es tu otro hermano... no esta tan mal- había escuchado a marco decir en tono casi obsceno.

 

-Hush, ni se te ocurra.- Ace normalmente no era del tipo celoso, pero a Sabo nunca le había gustado compartirlo, si hasta con Luffy se ponía celoso cuando el rubio le ponía mayor atención a aquel.

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A las 8pm en punto el pecoso se hallaba con las manos dentro de los bolsillos de sus bermudas y el sombrero naranja tapándole la mitad de su campo de visión al estar con la mirada en el suelo pateando la tierra delante de la taberna donde pasara la mañana de aquel día, había llegado hacia más de 15 minutos y esperaba impaciente como un niño en navidad, con el ceño fruncido y los labios en línea recta, aun con la emoción de un inesperado reencuentro no podía dejar de pensar en SU Sabo jugueteando por ahí con una chica, aunque poco le hubiera importado que fuera un chico, o hasta su misma mascota ¿y si estaban comprometidos o algo? Pero no… Sabo le había besado y gritado que lo amaba antes de irse, justo frente a la misma chica… aquel recuerdo más que ayudar solo había ensombrecido un poco mas su expresión con el calor de la vergüenza.

 

-¡Aaa-ce!- La voz cantarina a la lejanía le había hecho alzar la mirada, sin poder evitar corresponder la sonrisa que viera en el rostro del rubio –¿Llevas mucho esperando?- Negó con la cabeza mientras su hermano se acercaba a él, el otro no portaba la gabardina de aquella mañana ni su típico sombrero, aunque los goles le colgaban al cuello sobre aquel familiar pañuelo blanco en torno a su cuello, por un momento se pregunto qué les habría pasado y después una mancha rojiza bajo una de las orejas de su hermano le había llamado la atención.

 

-Sabo…- la expresión consternada en su rostro se había visto correspondida por expresión confusa de su hermano mientras llevaba su mano a el cuello ajeno para comprobar lo que sospechaba.

 

-Ah, no es mía, no te preocupes.- había dicho el rubio al notar la sangre en los dedos ajenos.- Tenia algunos asuntos que atender, pero ya soy todo tuyo el resto del día ¿Algún lugar en específico que te gustaría ver? No eh tenido mucho tiempo de explorar la isla desde que llegue y eso que llevamos aquí casi ocho días.- tomaba 10 días enteros para el compás registrar el campo magnético de aquella isla, Ace y su tripulación llevaban ahí 9 dias, a la mañana siguiente partirían, el saber que había desaprovechado tantos días sin poder ver a su hermano le había hecho maldecir al estúpido destino.-¿Ace?.- la voz del ojiazul le saco de sus pensamientos.

 

-Cualquier lugar está bien.- quería aprovechar el tiempo pero tampoco era tan descarado como para pedir lo que realmente quería.

 

-Ok, vallamos entonces.- El pecoso sintió a su hermano tomarle la mano y jalarle hasta un callejón, el enorme cuervo negro en aquel le había sorprendido un poco, mas aun al ver a Sabo subir en su espalda y alargar una de sus manos en invitación a que hiciera lo mismo.

 

Volaron

 

Por varios minutos no habían hecho otra cosa que volar, abrazado a la espalda de su hermano podía sentir el calor de aquel cuerpo quemarle aun más que cualquier llama, incluso las propias, aun estando hecho de fuego el calor de estar junto a quien amaba prendía su pecho de forma casi inverosímil, no sabía que era más maravilloso, la vista, la sensación de libertas aquel surcar los cielos de aquella manera les daba o el calor ajeno, la sonrisa en ambos rostros mientras planeaban el rojizo atardecer era realmente serena.

 

A vuelo de cuervo habían llegado hasta una pequeña ladera alejada de todos los pueblos de aquella isla, entre la hierba de habían tumbado uno contra el otro para poder devorar los labios ajenos a su antojo mientras aun tuvieran la oportunidad de estar juntos, al separarse los rostros sonrojados y las sonrisas sinceras llenaban la expresión de ambos.

 

-Lamento no haberte podido ver antes…-

-¿Estabas muy ocupado con tu novia?- a pesad de que no quería las palabras del pecoso hedían a rencor.

-Ya te eh dicho que Koala es solo una amiga.-

-Ajá…-

 

El pecoso no deseaba llenar aquel encuentro con sentimientos negativos pero le era imposible perdonar lo que había estado viendo aquella mañana, l estar cerca del rubio le regresaba a aquella infancia cuando era un chicho caprichoso que no deseaba compartir a su amigo con absolutamente nadie.

 

-¿Qué tengo que hacer para que me creas?- sintió al ojiazul tomar su mejilla y desvió la mirada, no era que no le creyera, lo hacía pero no podía superar aquel sentimiento aun así.- ¿Serviría de algo si te entrego algo que no le daría a nadie más?- el pecoso le miro escéptico ¿Qué podía tener que no fuera a darle a nadie más? El beso en sus labios le había distraído lo suficiente para dejar de pensar en aquello sin embargo, las manos del rubio colándose en sus pantalones y rosando por encima de la ropa interior su excitación le habían hecho comenzar a despertar.

 

Las botas de ambos llevaban rato tiradas sobre la hierba y cuando viera al ojiazul separarse del beso y de su cuerpo para deshacerse al mismo tiempo de sus pantalones y su ropa interior había podido observar morbosamente como el chaleco azul cubría apenas lo necesario, llegando al borde del trasero ajeno apenas.- ¿Así que vas a chantajearme con sexo?- murmuro Ace burlón mientras sentía al otro desabrocharle y quitarle las bermudas negras, no podía decir que no quisiera aquello, pero tampoco le parecía algo que su hermano no pudiera bien hacer con cualquier chica.

 

-Algo así…- Al sentir al otro sentarse a horcajadas sobre sus piernas sin embargo habíase olvidado de cualquier idiota rencor, era imperioso disfrutar el momento. La tibia carne de los muslos ajenos presionándose contra su intimidad le estaba empalmando ya por completo.- Ace…- su nombre pronunciado en aquella voz excitada y necesitada le había hecho rodear la cintura ajena con un brazo mientras atacaba los cálidos y carnosos labios que debían ser suyos únicamente, necesitaba que lo fueran, con su mano libre el moreno había comenzado a tocar ambas excitaciones a la vez, juntándolas y frotándolas para que ambos dejasen escapar los gemidos propios en la boca ajena.

 

-Ace…- separándose del demandante beso el ojiazul de había recostado sobre la hierba de manera suave, dejando aun sus piernas bien abiertas sobre las caderas ajenas, sonriendo ligeramente para quien era su hermano y su amante.- T- tocame…-

 

Hasta aquel momento el pecoso no había caído bien en cuenta de lo que el otro quería, pero viéndole así, tan sumiso y entregado había sido más que obvio.- Sabo tu…- la pregunta había quedado en el aire y cuando el rubio negase levemente entendió a la perfección que aquella sería su primera vez, mierda, ¿Por qué el otro tenía que escoger ofrecerle aquello cuando ya lo tenía tan excitado y desesperado por mas? Cual perro hambriento se abalanzo sobre el cuello ajeno, mordiendo y marcando aquel mientras que con algo del preseminar que ya escurría por ambas hombrías mojaba la entrada ajena, sintiendo el cuerpo bajo el suyo tensarse cuando le intuyese con uno de sus dedos, esperando lo mas que le había sido posible antes de añadir el segundo, los dedos de su hermano clavándosele en la espalda estaba seguro hubieran dolido un poco mas de no ser por los guantes que aquel usaba, pues por alguna razón cualquier cosa que le hiciera su hermano podía sentirla a la perfección.

 

Mas que desesperado el azabache se había colocado a la entrada del interior ajeno aun con un poco de duda.- ¿Estás seguro? – el ludido había sonreído y asentido brevemente, deshaciéndose del paño sobre su cuello y desabrochando su chaleco y camisa para dejar a la vista un poco mas de aquella deliciosa piel marcada por las cicatrices del pasado.

 

Con una sola estocada algo fuerte el pecoso le había hecho arquearse y gemir fuertemente, el dolor no era una sensación a la que fuera ajeno, estaba seguro que podía con aquello, al sentir al otro detenerse por un momento para asegurarse de que estuviera bien no había podido evitar sonreír.- Te amo Ace…- aquel susurro parecía haber sido suficiente para desenfrenar a su hermano que entre sus brazos y piernas comenzaba a mancillar su cuerpo de manera mucho más apresurada, desesperada, deseosa, haciéndole gritar y jadear mientras escuchaba al otro gruñir de placer cada que su virgen entrada se tensaba en contra de aquel grueso falo por las salvajes envestidas, a pesar del dolor pertenecerle al otro de la manera como aquel ya se le había entregado antes le llenaba de un placer indescriptible, se pertenecían el uno al otro ahora y no habría distancia ni tiempo que pudiera cambiar aquello.

 

El rubio se había corrido sin previo aviso, justo unos segundos después el pecoso se había vaciado en su interior, había encontrado aquel punto que al ojiazul le dejase olvidarse del dolor y en aquel momento de éxtasis ninguno de los dos había podido contenerse, la sincronía de sus desordenadas respiraciones mientras se sonreían bobamente por lo que acababan de hacer poco a poco iba regresando a la normalidad.- También te amo Sabo… más de lo que puedes imaginar.-

 

Los celos aun seguían ahí, probablemente nunca se irían, por que amaba a el rubio tanto que cualquiera, amigo, hermano o camarada no merecía estar al lado de él, pero al menos ahora sabía al otro suyo… de cierta manera, aunque sinceramente y aunque el otro no lo supiera, siempre lo había considerado como tal, aquella era solo la formalidad como el intercambiar copas de sake para convertirse en hermanos aunque ya lo eran desde antes, pensándolo mejor quizá debería comprarle un añillo de compromiso al rubio.

Notas finales:

¿Qué tal? Espero que les haya gustado, puede que de aquí en mas valla metiendo pequeños one shots de esta pareja de vez en cuando, aun así dejare el estatus como completado a menos que vaya a haber un to shot perdido por ahí, pero de otra manera serán historias de ocasión ahí cuando se me ocurran, claro que todas llevan técnicamente el hilo conductor de ser encuentros entre Sabo y Ace en sus aventuras por el grandline, algunos furtivos y casuales, otros puede que no tanto, de momento me despido, pero estén atentos si les gusta esta pareja, quizá un día se me ocurra volver XD

 

Muchas gracias a quien se tome el tiempo de leer y comentar.

 

Para el gato todo mi amor, mis besos y un sobrecito de comida para gato sabor a carne.


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