Narra: Luffy
Después de esto decidimos salir de la habitación para contarles sobre nuestra decisión a los chicos, salimos tomados de la mano, pero al salir a la cubierta nos encontramos con los nakamas de Torao. Los cuales tenían el submarino al lado de nuestro barco. Al vernos se sorprendieron, o al menos eso me pareció a mí.
-¡Capitán!- le grito el oso gigante a Torao, a lo que se acercó para abrazarle, o mejor dicho estrujarle, lo cual me causo mucha gracia, más la cara de vergüenza que este puso, a lo que me reí.
-¡Oe Bepo, suéltame!- le recriminó con la cara un poco roja, a lo que el oso obedeció de inmediato sin rechistar, disculpándose.
-¡Capitán, porque está de nuevo con los mugiwaras!- le pregunto Shachi su mal no recuerdo su nombre, uniéndosele Penguin.
-Que estoy con Luffy-ya- le respondió Torao secamente, tomando nuevamente mi mano, lo cual me sonrojo un poco.
-¿¿¡¡EEHHH!!??- dijeron al unísono sus nakamas, a lo que reí más fuerte, en verdad eran muy cómicos.
Narra: Law
A veces mis nakamas podrían llegar a ser tan molestos, como ahora, algún día de estos les cortare la cabeza. Mientras estos se encontraban en shock, llegaron los nakamas de Luffy-ya, esto no podría peor. Grave error.
-¿Qué hacen los piratas hearts aquí?- pregunto gata ladrona-ya, mientras se ponían los demás a su lado. Esto era lo último que faltaba.
-Solo seguíamos…- no pudo continuar Penguin-ya, ya que fue interrumpido.
-¡¡Luffy!!- llamo una mujer desde el otro lado de la cubierta, sobre una gran serpiente, acompañada con otra más pequeña, esto tenía que ser una puta broma… Luffy-ya soltó mi mano para ver a la dirección donde se encontraba…
Narra: Autora
La mujer de gran busto salto a la cubierta, acercándose a agigantados pasos al anteriormente nombrado. Todos quedaron sorprendidos, sabían que el azabache tenia de amiga a la emperatriz pirata, pero no esperaban que esta apareciera de la nada y más cuando esta tenía una cara de enfado épico.
-Oh, hola Hancock- le saludo alegremente el menor, a lo que esta se sonrojo por escucharle decir su nombre, poniendo una expresión de enamorada. Pero la cambio rápidamente al recordar el porqué de su visita.
-Luffy, dime que no es verdad esto- dijo con voz lastimera, mientras que de sus ojos amenazaban salir lágrimas, entregándole el periódico de hace unas horas. Cualquiera que la viera así le parecería tierna, excepto del pequeño capitán.
El moreno leyó lo que decía en el periódico en silencio, los demás miraban curiosos la escena. Al terminar de leerlo se lo entregó a la ojiazul con una gran sonrisa en su rostro.
-Sí, es verdad- le contesto alegremente, pero la pobre emperatriz se sintió devastada, a lo que se cayó sentada en el suelo dramáticamente – ¿Te encuentras bien?- le pregunto ya más serio.
-Esto…no puede ser…posible- se lamentaba la mayor, mirando al suelo. El pequeño renito se les acerco, pensando que la ojiazul se encontraba enferma. Mientras los demás se intercambiaban miradas entre ellos, en verdad la escena era extraña. -Todo…por culpa de ese bastardo – masculló entre dientes, dirigiéndole una mirada asesina al ojeroso, quien tenía en su rostro una sonrisa triunfante.
En un movimiento rápido, la pelinegra le propino una patada con haki al ojigris, quien no logro esquivar…
Mientras tanto, en el nuevo mundo reaccionaban de diferente manera ante lo que decía en el diario…