-----------Barco de los mugiwaras------------
Narra: Luffy
Después de esto, me lave la cara por el resto de lágrimas secas que tenía en la cara, el viejo me dedico una cálida sonrisa, me alegra que no se lo allá tomado a mal. Fuimos a la cubierta, en donde estaban todos menos Zoro y Sanji, a lo cual no le tome tanta importancia.
Al parecer se sorprendieron al vernos con una gran sonrisa en nuestros rostros. El viejo dijo que tenía cosas pendientes que hacer y por ello no podía estar más tiempo, aparte de que sería mal visto por la marina. Después de decirles algo a los chicos, cosa que no logre escuchar, hiso una seña al barco para que se acercara e irse.
Ya cuando el barco de la marina se encontraba lo suficientemente lejos como para no poder divisarla, Sanji salió de la cocina gritándoles que el almuerzo se encontraba listo de manera grosera a los chicos, y con respeto a las chicas. Yo no lo vi en la cocina cuando salí a la cubierta con el viejo.
Es más, se encontraba un poco desordenado, como el pelo revuelto y la corbata suelta, aparte que mientras hablaba con mi abuelo pude sentir su presencia junto con la de Zoro, de seguro… habían estado peleando
Iba a subir las escaleras cuando pude sentir la presencia de alguien… no lo podía creer. Usopp que iba detrás de mí, choco debido a que seguía quieto, no sabía que hacer o decir…
-¿Luffy, que haces parado ahí quieto?- me pregunto Usopp pero no le respondí…
-----------En el submarino de Law----------
Narra: Law
Ya casi estaba a punto de encontrar la cura al pequeño letal virus que consumió Luffy-ya cuando fui interrumpido abruptamente por mis torpes nakamas
-¡¡Capitán!! Al salir a la super…- no lo deje terminar ya que me pare y los mire enojado, lo cual hiso que se tensaran
-Que sea rápido que estoy ocupado- les dije secamente, me encontraba ya de mal humor por el hecho de no saber nada de mi Luffy-ya
-En…en la superfi…cie…amm…están…no…- no sabían que decirme, solo tartamudeaban, por lo que los miraba con más desprecio, poniéndolos más nerviosos
-Vayan al grano, o les corto las cabezas- ya me estaba desesperando, si solo vinieron a decir cosas incoherentes mejor que se preparen para morir
-¡¡Que los mugiwaras se encuentran cerca de nosotros!! Lo siento- al fin respondió Bepo totalmente nervioso, quede en shock, pero disimule. ¿Cómo es posible que ya hayamos llegado? Me importa un carajo, ahora mismo voy a ver a Luffy-ya. Active mi “room” y sin decirles nada me largue al barco de los mugiwaras, la verdad fue muy arriesgado, pero en estos momentos solo tengo cabeza para mi Luffy-ya
Al llegar a la cubierta del barco, busque con la mirada a mi querido, a lo que lo encontré estático en las escaleras haciendo de tapón en ellas. Supongo que ya debe de saber que estoy aquí. Mientras Nariz larga-ya le hablaba me acerque hasta ellos quedando a escasos metros de distancia
-Oe, Luffy-ya- dije tratando de sonar lo más seguro y suave que pude, ya que de alguna manera me estaba poniendo nervioso - necesitamos hablar-
-¿Torao que haces aquí?- pregunto la gata ladrona-ya, logrando captar la atención de los demás, lo que me faltaba. Pero Luffy-ya ni se giraba para verme, ¿acaso estará enojado?
Narra: Autora
-¿¡EHH!?- dijeron al unísono el francotirador con el doctor del barco, ya que no se habían dado cuenta de la presencia del ojeroso en el barco
-Yo no vine a hablar con ustedes, sino con Luffy-ya- contesto secamente el ojigris a los mugiwaras, quería de una vez salir de dudas. Mientras que el pequeño azabache cabizbajo se encontraba hecho un manojo de sentimientos: por un lado feliz de que estuviera su Torao con él, nervioso por decirle en el estado en el que se encontraba, enojado por no a ver venido antes, entre otras cosas
-Tu no hablaras con nadie- dijo firmemente el peli verde, logrando al fin que el capitán del barco levantara la cabeza para ver a su nakama, el cual estaba cruzado de brazos. Todos estaban en las escaleras expectantes de la discusión que se estaba llevando a cabo
-Tú no te metas en esto, Zoro-ya- el tatuado enojado, ya se estaba cabreando, cuando al fin podía hablar con su amado, los nakamas de este se interponían, ya estaba en su limite