Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

TRUE LOVE (HUNHAN - KAISOO) por NaTyK1995

[Reviews - 88]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Once años atrás…

El Señor Oh se dirigía a su empresa,  llevaba algunos pocos diez minutos de retraso para su importante reunión, una discusión con su esposa era la causa como siempre, suspiro tratando de tranquilizarse pero el sonido del motor ahogándose le crispo los nervios.

-Señor- le dijo su chofer asomándose por la ventana después de revisar el motor –la batería se quemó y… no creo que podamos llegar a tiempo- suspiro nuevamente, no queriendo desquitar su ira con el joven e inocente muchacho.

-Bien, caminare- dijo saliendo del auto.

-¡Pero que dice! Llamare a un taxi-

-No es necesario Jong, solo quedan algunas cuadras y me ara bien algo de ejercicio- le sonrió al joven para tranquilizarlo.

-Pero Señor…- parecía angustiado.

-Es una orden- sabía que con esa frase el menor no podría negarse. Tomo su maletín y emprendió elegantemente su camino hasta su compañía.

Tan solo faltaban unas cuadras cuando un poco más adelante vio a una mujer llevando un carrito de comidas, era de estatura media y contextura delgada, se veía el esfuerzo que tenía que hacer para llevar el aparato y cargar además con un niño de unos  siete años y un canguro en su pecho llevando allí a un bebe.

Admiro a la mujer, pero se enfureció al ver como pasaban sobre ella sin siquiera brindarle ayuda, decidido remango su saco y camisa de la más fina tela y se acercó. En ese momento ella acababa de pasar la calle y trataba de subir el carrito al otro lado, con ternura vio como el niño pequeño empujaba con ahínco sin resultado alguno.

La mujer vio como dos brazos aparecían desde atrás y agarraban la manivela, empujando de un solo movimiento el carrito estuvo seguro sobre el andén, sorprendida se volvió dispuesta a agradecerle a ese noble ciudadano, pero grande fue su sorpresa al encontrarse de nuevo después de algunos años con esos ojos que la habían enamorado en su juventud.

El pequeño rubio veía con su mirada inocente como su madre y ese alto desconocido se observaban de cerca, pareciendo estatuas en la calle, de repente el hombre abrazo a su madre y esta comenzó a llorar.

 

 

 

… …

 

 

 

Después de ese día, el pequeño rubio comenzó a ver más seguido al señor desconocido, ya que este los visitaba en su pequeña y casi desbaratada casa, les llevaba regalos a él y su hermanita y había hecho sonreír muchas veces a su madre, cosa que no había visto hace mucho tiempo.

Con el tiempo y no solo por los regalos sino por todo lo que el mayor le enseñaba, comenzó a tomarle un gran cariño, lo admiraba ya que en este veía lo que nunca había tenido, un padre, un amoroso y perfecto padre.

La primera vez que LuHan sintió dolor físico, fue por la nalgada que su madre le había proporcionado una vez que había llamado appa al Señor Oh.

-¡NO VUELVAS A DECIRLO! ¿ME ENTIENDES? TU NO TIENES PADRE LUHAN… ¡NO LO VUELVAS A DECIR!-

Esa también había sido la primera vez que su madre le gritaba de esa forma, pero al momento de echarse a llorar esta lo abrazo y pidió perdón. Era pequeño y no entendía, tenía tan solo nueve años y no entendía porque si el hombre lo llamaba tan cariñosamente campeón, hijo, mi niño, nene e incluso cariño, ¿Por qué entonces no podía él llamarlo appa? Pero como siempre obedeció a su madre y no volvió a hacerlo. Incluso el Señor se extrañó y quiso saber porque ya no lo llamaba de esa forma, pero lo eludía siempre y lo tranquilizaba con su tierno tío Oh.

 

 

 

… ..

 

 

 

-¿Cuándo me lo dirás?- le pregunto EunKwon a la joven mujer que lavaba los trastes, esta se tensó por un momento y tomando valor le respondió.

-¿Decirte que?-

-Vamos Boomie… ¿Quién es el padre de LuHan?- algo en el tono de voz del mayor le decía a Boom que este ya sabía la respuesta.

-¿Por qué quieres saberlo?- dijo esta vez con un tono más serio y mirándolo a los ojos.

-Solo quiero que me confirmes lo que ya se- la voz del Señor Oh se mantenía suave y tranquila.

-LuHan no es tu hijo- demando con decisión.

-¿Cómo puedes decirme eso? Ese niño es mi copia, basta con mirarlo para darse cuenta. O es mi hermanito menor o es… mi hijo- las manos de la mujer comenzaron a temblar y sus ojos a escocer. ¿Qué si intentaban quitarle a su pequeño? Entonces tuvo miedo.

-No me lo quites por favor- pidió en un susurro en medio de lágrimas. La calidez del mayor la envolvió cuando este la abrazo y consoló.

-Nunca lo haría… pero no quiero perderlo, ni a él ni a ti- le confeso para después dejar un beso en la cabeza de la joven madre.

 

 

 

… …

 

 

 

Un día, empacaron sus cosas y partieron a un destino desconocido para él, era la primera vez que montaba en lo que para él era un súper auto y estaba más concentrado en eso, pero tiempo después lo que atrapo su atención fue la enorme mansión que había frente a él, esa como en las películas de princesas y reyes.

En la puerta el hombre que comenzaba a querer más a cada momento los esperaba con una sonrisa.

-Adelante- los invito este, obedeciendo a su madre se comportó como un buen niño, camino lento y observo todo a detalle.

-Cariño…- lo llamo la mayor –escúchame bien, yo trabajare aquí… así que quiero que te comportes por el tiempo que estemos aquí ¿lo harás?  ¿Serás un buen niño?- el pequeño rubio asintió y la mayor supo que no debía dudar de su niño.

 

 

 

… …

 

 

 

Al día siguiente, el pequeño rubio exploraba los infinitos pasillos, no miraba más allá pues no quería meter en problemas a su omma.

-¡DIJE QUE NO QUIERO!- el grito lo asusto y miro en todas direcciones queriendo saber de dónde provenía.

-¡QUE NO! YA DEJEME EN PAZ CARA DE MOMIA- volvieron a gritar -¡METASE SUS PARTITURAS POR  EL TRASERO!- y entonces de una de las habitaciones salió un chico notablemente más alto que él, parecía enojado.

-¡Oh SeHun! Mocoso malcriado- masculla el hombre arrugado desde la puerta, el rubio vio que era cierto, el mayor tenía cara de momia. Sonriendo corrió en búsqueda del chico.

Una vez más SeHun había huido de la clase de música, pero es que odiaba leer esos garabatos y que el profesor lo jodiera era peor, por eso siempre peleaba, insultaba y saboteaba al mayor, pero este aún no se iba, así que iba a tener que poner más esfuerzo  para lograrlo.

A paso rápido llego hasta su escondite, el hermoso invernadero, se arrodillo junto a la siembra de azucenas y la rabia se manifestó en él por medio de lágrimas.

Tenía todo lo que un niño de su edad desearía tener, pero a él eso no le importaba, solo quería una cosa y eso no se lo darían, lo sabía. Él quería a sus padres, jugar al futbol con su padre, que su madre le leyera un cuento, hacer las tareas juntos, pasar tiempo juntos, que lo abrazarán, lo besaran y le dijeran lo mucho que lo amaban, pero estos solo tenían tiempo para trabajar y reuniones con amigas en salones y clubs.

Se sentía solo y olvidado, lo único que pedía era amor.

-¿Por qué lloras?- una desconocida y suave voz lo desconcertó, nadie más que el jardinero  conocía  su escondite.

-¿Qué haces aquí?- pregunto en tono brusco acercándose al niño.

-¿Por qué lloras?- volvió a preguntar este inocentemente, viendo más de cerca al chico.

-¡Largo! Este es mi lugar- grito furioso SeHun, la fría y suave mano del menor se posó en su mejilla congelándolo de súbito.

-¿Te duele algo?... ¿estas triste?- SeHun estaba desconcertado por la actitud del pequeño, pero enfureció al ser tocado por este.

-¿QUIEN TE CREES PARA TOCARME?- empujo el pequeño cuerpo y al ver la mirada de cachorro del niño volvió a huir, dejando al rubio más que adolorido y lastimado, preocupado por su estado.

Desde ese día los encuentros entre ambos niños fueron más frecuentes y uno peor que el otro, SeHun cada vez trataba más mal al menor, pero ni él mismo sabía el porqué, simplemente se sentía extraño junto al rubio y eso lo molestaba, el sentir algo que nunca había sentido antes y no saber que era. Empujaba, gritaba, escupía, jaloneaba, golpeaba intencionalmente e insultaba al pequeño, pero este parecía más persistente que su profesor de música.

Entre más maltrataba al rubio este más se apegaba a él.

 

 

 

… …

 

 

 

LuHan acostumbraba a pasearse por todos los lugares de la mansión, solo observando cada detalle de esta, no tocaba nada, no se acercaba a nada, solo miraba. De vez en vez se encontraba con algún empleado y les ayudaba, para él era un gusto llevar el pequeño carrito de la limpieza que la Señora Lee usaba para asear los cuartos, regar las plantas con el abuelo Kim, o simplemente acompañar de aquí para allá al amable joven Seung, quien siempre vestía su uniforme de mozo muy elegantemente.

Pero su parte favorita del día, era cuando perseguía y atosigaba al joven y rebelde hijo de la familia Oh, Oh SeHun. Por más que este lo tratara mal, LuHan no se rendía y era que la meta del rubio, era hacer sonreír al amargado castaño, hacer feliz al triste chico, acompañarlo para que no se sintiera solo y estar simplemente a su lado, además claro de que le gustaba sentir el revoloteo de las alas de las miles de mariposas que tenía en su pancita, estas solo se movían con alegría cuando estaba al lado del frio joven.

LuHan caminaba distraído por el pasillo cuando de repente escucho una especie de gruñido, despacio se giró y a unos metros de él vio con temor como un enorme perro negro mostraba sus encías y lo miraba furioso, como si quisiera comérselo.

Aterrado su cuerpo se congelo y comenzó a sudar frio, quería escapar pero no podía hacerlo, el enorme animal dio un paso al frente y se impulsó para comenzar a correr hacia él, entonces su cuerpo reacciono y corrió tratando de huir del salvaje perro. Pero sus piernas eran muy pequeñas a comparación de los largos saltos que daba el can, vio su salida en el final del pasillo, sabía que hay estaba la puerta a la lavandería y dio sus últimas fuerzas en esa carrera.

Al dar vuelta al final del pasillo, se encontró de lleno con la fina madera que golpeo su frente, al caer vio como desde la mesa con la que había chocado caía un enorme jarrón y se hacía pedazos frente a sus ojos.

-Mira nada mas- la voz a su espalda se escuchó, LuHan se volvió y encontró a la que todos llamaban Señora parada allí, mirándolo con la misma ferocidad que el perro y además sostenía en sus manos la correa que mantenía a este a su lado, pero con la misma agresividad reflejada en sus ojos.

-Yo…-

-Rompiste mi jarrón favorito- lo interrumpió la mayor con tono severo.

-No-no fue mi intención- lloraba aun desde el suelo.

-¿Sabes cuánto cuesta?- LuHan negó levemente.

-Más que tu mugrosa vida y la de la puta de tu madre- espeto con rabia, asustando al menor que no entendía el significado de esas palabras.

-Lo si-siento yo…- las lágrimas fluían y su cuerpo temblaba.

-¿Cómo lo pagaras? ¿ha?...- amenazo acercándose al pequeño, LuHan comenzó a retroceder y palideció aún más al tocar con su espalda la pared, se sentía atrapado y el tener el aliento del feroz animal sobre su rostro no le ayudaba mucho.

-Yo-yo lo pa-pagare… por fa-favor…- susurro con sus ojitos cerrados.

-¡JAJAJAJA!- rio malvadamente la mujer, pareciendo ante sus ojos como una de esas brujas de los cuentos -¿Cómo lo harás?... ¡ya se!... serás la comida de Zeus- los sollozos del asustado rubio se hicieron más fuertes, él no quería ser la comida de nadie.

-¡Por favor no!- pedía desconsoladamente, pero a la mayor parecía no importarle ella seguía con su tortura.

-Esto es lo que pasa cuando tú y tu mugrosa madre se meten en mi camino…- dijo con los dientes apretados, tomando las mejillas del menor y aprisionándolas con fuerza –llora, llora ¡LLORA! Y me harás feliz bastardo… nunca, nunca permitiré que me arrebates lo que me pertenece. Antes Zeus te comerá a ti, a tu madre y a ese costal de huesos que tienes de hermana- aterrado LuHan en cuanto tuvo la oportunidad corrió lejos de los seres más aterradores que había visto en su corta vida.

 

 

 

… …

 

 

 

-Te dije que este era mi lugar- dijo fríamente al ver al menor allí en su escondite.

-Lo-lo siento… yo… yo…- pero LuHan no pudo hablar en su lugar comenzó a llorar frenando sus sollozos.

-¡No llores en mi lugar! Vete a tirar tus mocos a otro lado- exigió comenzando a enojarse.

-Por fa-favor… solo un… un poco más- el menor pedía un poco más de tiempo allí, pero SeHun no estaba para juegos.

-¡LARGO!-

-¡Por favor!-

-Bien…- dijo SeHun después de unos minutos –quieres estar aquí… aquí te quedaras- y diciendo esto el castaño se fue antes cerrando y asegurando la puerta, escuchando el llanto y las desesperadas llamadas de LuHan, pero no hizo caso a estas.

-SeHun…- lo llamo su padre desde el comedor -¿Has visto a LuHan?- el castaño negó con su cabeza y vio en su padre la preocupación que nunca antes había visto por él, preso de los celos se fue a su habitación deseando que el menor desapareciera.

SeHun había sido testigo del acercamiento que había entre su padre y ese niño y por eso lo odiaba, él tenía la atención que él quería, él tenía el amor que él quería y no era justo.

Cuando despertó estaba lloviendo a cantaros, su reloj marcaban las dos de la mañana y el cielo parecía caerse, se levantó y fue en búsqueda de una de las pocas personas favoritas para él, la señora Choi. Sabía que ella era la única que lo recibiría en ese momento con los brazos abiertos y una sonrisa, dispuesta a protegerlo.

Cuando llego a la zona de servicio, camino por el pasillo, pero a mitad de este un llanto llamo su atención, la luz de la puerta lo guio y se asomó por esta.

-Tranquila… ya lo están buscando- susurraron, SeHun se sorprendió de ver a su padre allí dentro con la madre del estorbo en sus brazos.

-Mi niño… mi bebé ¿Dónde estará?- decía está en medio del llanto, entonces supo que hablaban del rubio, sonrió al pensar en el menor hecho un mar de lágrimas alejado de todos.

-Va a aparecer… ya verás- consolaba su padre acariciando la espalda de la mujer.

-Debe de estar asustado… le teme a los rayos y con este clima… ¡Dios pobre de mi niño!- SeHun se tensó al escuchar esto, él también le temía a los rayos y no era un sentimiento bonito escucharlos a cada rato, justo como en ese momento, entonces se preguntó si el rubio también le temería a la oscuridad como él lo hacía, a los insectos y al fuerte y ensordecedor sonido de la lluvia.

Sin pensarlo más corrió hasta la cocina tomo la linterna de uno de los cajones y salió a toda prisa en medio de la lluvia, corría lo más rápido que podía, sus pies se enterraban en el lodo y cayo unas cuantas veces, pero nada lo detuvo. El invernadero estaba un poco alejado de la mansión, pero gracias a su esfuerzo y pese a los obstáculos, logro llegar, abrió la puerta, entro y siendo valiente atravesó la espesa casi jungla hasta llegar a las escaleras, estas estaban mojadas por la lluvia, subió y llego hasta la puerta oculta entre la maleza y quito el seguro.

Rogaba por que el menor estuviera bien, que al abrir este se le lanzara y lo golpeara por haberlo dejado ahí, pero al abrir no sintió nada, abrió sus ojos y otra vez algo que nunca había sentido comenzó a crecer en su interior, miedo, angustia, terror, preocupación, el menor estaba en el piso, abrazándose a sí mismo temblando y tiritando, su piel estaba más pálida que lo normal y no había otro movimiento  que indicara que estaba consiente.

Rápidamente se acercó al rubio y lo tomo en sus brazos.

-Hey… niño… despierta… vamos enano- lo llamaba y movía despacio, pero este no respondía, sintió su pecho oprimirse y a comparación con el agua de la lluvia, gotas cálidas descendieron de sus mejillas, estaba llorando.

-LuHan… LuHan…- era la primera vez que lo llamaba por su nombre y no por algún apodo insultante, pero ni así el menor reacciono –LuHan, despierta por favor… por favor no mueras… no quiero que mueras- las palabras se escuchaban como suplica y eran sinceras. Sin pensarlo más tomo al pequeño en brazos y salió rápidamente con él.

De nuevo la lluvia y el lodo le impedían seguir pero lo logro.

-¡PAPÁ!- grito una vez llego a la mansión -¡PAPÁ!- el frio congelo sus piernas, con cuidado dejo a LuHan en el piso y cayo a su lado, temblando de frio él también.

-¡SeHun!- escucho la voz de su padre y se hundió en la oscuridad.

Al despertar la luz golpeo con fuerza su rostro, se levantó y un ligero dolor de cabeza lo desequilibro por un momento.

-Señorito ¿se encuentra bien?- le pregunto una de las mucamas, asintió.

-¿LuHan?- fue lo primero que pregunto, la mujer sonrió cálidamente.

-Está bien gracias a usted- confundido miro a la mayor, esperaba que una vez despertara su padre lo esperaría con la disposición para el castigo y regaño, que todos lo iban a odiar por lo que le había hecho al niño mimado, pero la mujer le estaba diciendo algo muy distinto y no entendía muy bien.

-Mi- mi padre- pregunto con temor.

-Fue a tomar una ducha, paso toda la noche junto a usted cuidando de su temperatura- eso sí que lo había sorprendido, ¿su padre lo había cuidado y se había preocupado con él?… debía ser mentira.

Despacio se levantó y camino hasta el cuarto de la señora bonita, como le decía secretamente a la madre de LuHan.

Al abrir la puerta su mirada se cruzó con la del rubio, este le sonrió tiernamente como siempre lo hacía y le indico que pasara, LuHan estaba solo en la habitación.

-Omma ha ido por algo se comer- le anuncio este. Lentamente se acercó hasta la cama, quería preguntar pero no sabía cómo dirigirle la palabra después de todo.

-Gracias por salvarme- al fin pudo mirar a los ojos del menor y la culpa lo golpeo. Él no lo había salvado, había querido que desapareciera, él le había hecho eso.

-Yo no…-

-Si no hubieras llegado… no estaría aquí, el frio pudo haberme matado- la voz del rubio se mantenía suave.

-Sino te hubiera encerrado allí…-

-Me salvaste… gracias- le corto LuHan otra vez y le sonrió.

-No es cierto…- susurro el castaño.

-Claro que si…- el rubio comenzó a bajar de la enorme cama y se acercó hasta quedar frente a él.

-No… yo lo hice… ¡por mi culpa casi mueres! No debí de…- el ser cobijado por el calor de sus mantas era una sensación placentera para él, pero esto era mucho mejor, mil veces mucho mejor que sus mantas, los pequeños brazos rodeaban su cuello, el cálido cuerpo se aferraba a el suyo y la respiración suave del otro acariciaba su cuello, LuHan lo estaba abrazando y debía admitir que se sentía como nunca se había sentido, protegido, a salvo… amado.

-Fui un descuidado y metiche- comenzó a decir el rubio aun abrazándolo –quise saber que había ahí y la puerta se cerró, grite por ayuda pero nadie me escucho… me asuste y llore, hasta que apareciste tú y me sacaste… me salvaste y te lo agradezco- SeHun estaba confundido, eso no era lo que había pasado.

Escucharon ruido fuera de la habitación, despacio el menor se separó de él y se quedó allí sonriéndole. SeHun se sintió solo y vacío sin el calor del otro cerca, pero al ver su sonrisa de nuevo esa rara sensación apareció.

-Joven SeHun…- lo llamo con ternura la voz -¿se siente bien?- tras la pregunta dos cálidas manos tomaron sus mejillas y la mayor inspecciono su rostro -¿Le duele algo? ¿Algún malestar?-

Ese era un día lleno de cosas nuevas para el castaño, nunca había recibido tanta atención como ahora, nunca se había preocupado como ahora, pero le gustaba, eso se sentía bien.

Negó levemente con su cabeza. La Señora bonita le sonrió y lo invito a comer junto a su hijo…

… …

Los días pasaron y SeHun pensó que la necesidad que tenia de estar siempre cerca de LuHan se debía a la culpa por lo que le había hecho, pero con forme el tiempo paso, algo dentro de SeHun cambio. Un año después su padre lo llamo a su oficina, viéndose nervioso fue al encuentro con su mayor.

-SeHun, hijo…- el mayor le sonrió cálidamente. Oh EunKwon era otra cosa que había cambiado, el hombre era más cariñoso y amable con él llegando al punto de dejar de lado su trabajo por jugar y divertirse con LuHan y con él y SeHun no podía ser más feliz.

-Padre…- saludo educadamente.

-¡Oh por favor! Me gusta más cuando me llamas appa-

-Appa…- se corrigió y el mayor sonrió.

-Ven, quiero hablarte de algo…- por primera vez en su vida, su padre lo había sentado en su regazo –SeHun, la Señora Min me conto algo y quiero que me respondas con la verdad- asintió -¿es cierto que LuHan y tú se estaban besando en el invernadero?-

La sonrisa del menor desapareció. Temía responder, a pesar de todo, temía que su padre fuera como su madre, que odiara la bonita relación que tenía con el rubio. Pero al ver la ternura y paz con la que su padre lo miraba se tranquilizó.

-Si… así es appa…- al responder sus mejillas se calentaron y desvió la mirada -¡pero fui yo quien lo beso, él no tiene la culpa de nada, por favor no lo regañes!- pidió desesperado por la seguridad de su querido amigo.

-Por supuesto que no SeHun. Solo quería saberlo de ti- EunKwon sonrió cariñosamente a su hijo –pero aún son muy pequeños para estar dándose besos, porque no esperas unos años más y así le pides que sea tu novio, de esa forma se podrán dar todos los besos que quieran sin ningún problema ¿Qué te parece?-

SeHun sonrió ampliamente y asintió.

-¿Podemos tomarnos de las manos?- el mayor asintió -¿Y abrazarnos?- asintió de nuevo -¿Y besarnos en la mejilla?-

-SeHun- dijo en tono de advertencia y el menor rio divertido por la cara de su padre.

-Puedes cuidar muy bien de él hasta entonces-

Y así fue, SeHun cuido muy bien de LuHan en los años siguientes, el amor entre ambos fue creciendo y pasando de inocente a apasionado cuando entraron en la adolescencia. SeHun no había podido cumplir la petición de su padre, era imposible resistirse a los labios del rubio y estaba seguro que si su padre y demás se enteraban de que a sus diecisiete años le había hecho el amor a su pequeño novio de tan solo quince, seguro le daría un infarto.

Fueron, sin duda alguna, los mejores años para la familia Oh y sus allegados, años de paz, tranquilidad y amor que se verían perturbados por una mujer celosa, furiosa y ambiciosa que odiaba ver como todos eran felices mientras ella perdía todo por lo que siempre había luchado con uñas y dientes, el poder, la fama y la fortuna de Oh EunKwon, ya que años atrás se había resignado a no obtener nunca el amor del hombre…

 

 

Incluso cuando cierro mis ojos…

La luz que solía brillar sobre nosotros, aún sigue ahí…

Nuestros preciosos momentos…

Seguiré guardándolos en mi interior…

Incluso cuando el dolor se presente en ocasiones…

Esos días en los que prometimos un por siempre…

Nunca olvidare aquellos momentos aun si es mi final…

Aún recuerdo…

La promesa que hicimos de estar juntos por siempre…

Y aunque no estés aquí…

Te demostrare que yo vivo solo por ti…

Bang YongGuk & Yang YoSeob

 

 

Notas finales:

***

Hola!... ¿Qué es esto?... ¿la babosa Thatha actualizando dos días seguidos?... no es un ave… no es un avión… no es superman… ¡SOY YO HACIENDO HISTORIA!... ok, me calmo XD…

Creo que muchos se preguntaban cómo es que LuHan, su mami y su hermanita habían terminado viviendo en la casa de la bruja y como es que había iniciado la relación del HunHan… pues bueno aquí esta… ¿era lo que se habían imaginado?...

Besos *3* *3* 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).