Dos días después en la escuela de hípica había una extraña atmósfera de constante tensión, la cual era sutilmente palpable, pues Harry había vuelto y los que antaño fueron sus amigos, ahora se limitaban a darle un cordial pero inhóspito saludo, haciéndole sentir cada vez más solo, pues aún no le perdonaban que se fuera sin decir nada, dejándolos sumidos en una más que profunda tristeza, la cual solo sirvió para fomentar el caos y la indisciplina.
- Buenos días - saludó Harry como si nada cuando se dirigía a la cocina para servirse el desayuno, pero al contrario de como él creía, nadie le contestó - he dicho ¡buenos.. días! - repitió alzando un poco más su voz para que le escucharan, pero siguió sin conseguir nada - bueno, ya veo que nadie está dispuesto a saludarme, así que...
- ¿Que quieres, que te saludemos?, ya hemos tenido suficiente con darte la bienvenida, por favor, ahorranos tu presencia - estalló Draco enfadado al ver su insistencia
- Draco, sé que aún estáis enfadados conmigo, pero esa no es escusa para que... - empezó a decir Harry envalentonado
- ¿Y que querías que te saludasemos así como si nada? - le dijo una voz conocida desde las escaleras, provocando que tuviese que darse la vuelta, viendo allí al que faltaba en la reunión - tú aquí no eres nadie Harry Potter - le dijo Cedric en cuanto se le acercó lo suficiente para intimidarle
- No puedo creer que.. - empezó a decir Harry indignado por la actitud de sus compañeros
- Y lo que yo no puedo creer es que aún sigas incordiándonos con tu presencia - estalló Cedric furioso
En ese momento se dio cuenta de que los que decía ser sus amigos pasaban de él como si fuera un apestado, así que decidió irse de ahí y dar una vuelta por el pueblo para despejarse. Mientras tanto en la casa de los tíos de Harry se respiraba una fría y monótona atmósfera o eso creía Charlie, pues se sentía triste al ver que ya no estaba el que antaño fue su primer y gran amor, así que decidió indagar para así descubrir donde se hallaba Harry, pues quería saber si era feliz ahora que se había alejado y había vuelto a la que pensaba que era.. "la dichosa escuela de hípica".
- Hola madre, ¿que tal? - le saludó su hijo Charlie como si nada al verla fregar los platos en la hermosa cocina
- Bien ¿y tu? - le respondió su madre con una franca sonrisa, adivinando sus más que obvias intenciones
- Pues la verdad es que ando preocupado por mi primo Harry, pues no sé si le estará yendo bien ahora que ha vuelto a esa escuela de hípica sea cual sea - le explicó con un tono de sinceridad su hijo Charlie
- ¿Que si le irá bien en El club de la herradura?, claro que si - respondió su madre sin darle importancia al asunto
- ¿El club de la herradura? - le preguntó Charlie desconcertado al oír el peculiar nombre
- Si, es una escuela de hípica que hay en un pueblecito llamado Smallville - le aclaró su madre sin darle importancia y se fue, dejándole a solas con sus pensamientos
- Ya sé donde estás y nada ni nadie podrá separarnos primito mío, pero.. ¿estarás tan pervertido como preciso ahora?, creo que va siendo hora de que te haga una visita - pensó Charlie con maldad en cuanto se quedó a solas en la cocina
Mientras tanto en lo que precían ser las solitarias calles del pueblo, Harry caminaba pensativo, pues no se sentía querido por los que antaño eran sus amigos y eso le irritaba y entristecía, aunque en el fondo sabía que se lo merecía, pues él se había ido con sus tíos, dejándoles sin decir nada de lo que planeaba hacer, sobretodo a Cedric, el cual fue el motivo principal de su marcha.
- ¿Que puedo hacer?, sé que me fui, pero esto culpa tuya Cedric Diggory..., mi corazón siempre le ha pertenecido a mi primo, pero ahora está dividido.., ¿que tengo que hacer para que me perdonen? - pensó Harry abrumado mientras que por fuera empezaba a congelarse debido al frío que hacía
Y sin pensarselo dos veces, entró en el único local que tenía más a mano y el cual era el único que estaba abierto en ese día tan nublado, un local el cual conocía bastante bien, pues había estado allí tres veces en las únicas dos semanas que estuvo en la escuela de hípica antes de irse, un local que ahora estaba lleno de gente que precisaba resguardarse del frío otoñal y el cual era regentado por la carismática Lana Lang.
- ¡Ey Harry!, ¿que tal te va, que te sirvo? - le preguntó con amabilidad Lana Lang - ¡ey..!, ¿estás bien? - le preguntó enseguida al ver que no respondía
- ¡Eh..! si bien gracias - mintió este rápidamente, pues no quería tener que contar sus penas - ¿podrías traerme un batido de fresa? por favor... - le dijo con voz lastimosa para que lo dejase a solas con sus pensamientos
- Ey Lana, ¿has visto a Clark? - preguntó una chica de pelo rubio y corto mientras se dirigía hacia donde estaba la camarera - ¡ey Lana..! ¿que es lo que pasa? - le preguntó preocupada nada más llegar a la barra y verla tan pensativa
- Si te digo la verdad, estoy preocupada por Harry, desde que ha llegado solo ha pedido un batido y eso por que casi le obligué a ello, debe estar pasandole algo.. - le explicó Lana preocupada por su amigo
- Entiendo - respondió su amiga y se fue a animar al protagonista del fic - ¡ey Harry!, hace tiempo que no vienes por aquí, ¿que tal te va, como te trata la vida?- saludó Chloe con una amplia sonrisa
- Te ha mandado Lana, ¿verdad? - le preguntó Harry, adivinando la respuesta
- Sabes que si.. - afirmó Chloe en plan hermana mayor - por cierto, ¿que es lo que haces aquí en Smallville?, quiero decir, ¿por que has vuelto? - cambió de tema como si nada, intentando lllevar la conversación más allá de lo que iba
- ¿Tú también?, esperaría esto de culquiera, menos de ti Chloe Sullivan, guión la intrépida aventurera de Smallville - le dijo Harry ofendido, pues ya no aguntaba que le recriminaran su regreso o eso le pareció que hacía Chloe - ¡Lana..!, si eres tan amable, ponlo en mi cuenta, ¡me voy!
Y salió de allí, indignado por el trato que acababa de recibir a manos de "la intrépida aventurera" y dueñ del periódico local, Chloe Sullivan. Mientras tanto en la escuela de hípica, el que antaño fuese el multimillonario Lex Luthor se dirigía a los establos, en busca de alguién que le pudiera dar una cierta información que le interesaba saber en ese preciso momento y sin querer lo encontró.
- Cedric, menos mal que te encuentro, ¿has visto a Harry? - le preguntó Lex preocupado
- No, desde que volvió no nos hablamos, ¿por que? - respondió Cedric y vio como Lex se alejaba sin pedir explicaciones sobre aquella breve y barata respuesta que le acababa de dar
- ¡Ey Clark! ¿estás bien? - dijo Lex en voz alta mientras le hacía señas con su mirada al verle llegar corriendo con sus superpoderes
- Eh.. si, estoy bien, Cedric..., te esperan en.. la cocina - dijo de repente Clark, fingiendo que se ahogaba mientras con la mano le indicaba que lo esperaban
- ¿Que pasa Clark, ha ocurrido algo? - le preguntó Lex preocupado por los misteriosos casos, los cuales no habían dejado de suceder
- ¡Shh..!, ahora te cuento.. - le susurró Clark mientras observaba como Cedric se alejaba del lugar
Mientras tanto Harry acababa de volver de su solitario paseo, tras verse obligado a hacer autostop y vio que Cedric subía las escaleras a toda prisa sin hacerle caso alguno, lo cual significaba que nada iba a cambiar en tre ellos. Así que subió las escaleras afligido por lo acontecido y se dirigió a su habitación para pensar en lo que debía hacer para que le perdonaran. Pero cuando llegó a la segunda planta empezó a sentirse observado por una oscura sombra, la cual le espiaba desde algún lugar cercano a donde él se encontraba.
- ¿Hay alguien ahí? - preguntó al oir el ruido de algún aparato mecánico que se movía - ah eres tú Cedric, ¿que haces aquí? digo, ¿no tendrías que estar en el establo intentando evitarme? - dijo enfadado al ver que Cedric salía de alguna de las habitaciones
- Yo no te evito - respondió Cedric fingiendo total sinceridad y se fue dejándole con las dudas sobre su extraña actitud
Así que Harry se fue a la única habitación que tenía y la cual seguía compartiendo con Cedric. Y se dio la vuelta nada más llegar a la puerta, pues creyó ver una sombra, la cual se alejaba escaleras abajo, incitándole a seguirla. Pero este se lo pensó dos veces, pues no estaba para persecuciones, así que entró a la habitación con sigilo para no molestar a Cedric y al entrar se dio cuenta de que no había ni rastro de él, lo único que había era una nota que alguien había dejado en el suelo para que la leyera.
- Estimado señor Potter... - leyó Harry atentamente lo que decían aquellas palabras, las cuales estaban escritas de una forma muy elegante - ¿que es lo que estarás ocultando, descubriré el secreto de lo que has estado haciendo en mi ausencia, aunque tenga que seguirte, descubriré a donde vas esta noche a las 22:00 y con quien te ves, esta noche sabré tu secreto.. - se dijo enigmaticamente mientras se terminaba el capítulo para que los lectores quisieran seguir leyendo