Naruto arrullaba a su bebé aunque en realidad no era necesario, el pequeño Eiji era bastante tranquilo, se la pasaba durmiendo y jamás había llorado, dormía bien en la noche, y no despertaba para pedir comida razón por la cual Naruto preocupado solía levantarlo para darle de comer, el rubio sonrió acariciando la melena azabache de su retoño, ya habían pasado tres días desde que dio a luz, Sasuke no era muy apegado al bebé, era como si Eiji le diera igual, Naruto puso una sonrisa triste, tenía que hacer que Sasuke sintiera apego por Eiji, pero se le habían acabado las ideas, en ese momento el pequeño empezó a balbucear, señal de que tenía hambre o había que cambiarle el pañal…era lo segundo, el pequeño Eiji se había hecho "popó", Naruto lo acostó en el cambiador que había comprado en aquella extremadamente cara tienda, se encontraban en la habitación del bebé, era una habitación enorme y bien iluminada por la luz natural, era totalmente blanca con azul, Naruto pensó que había tomado la decisión correcta escoger esos colores, pues tal como el esperaba, el pequeño Eiji era igual a Sasuke, le limpio con pañitos húmedos y le aplicó la crema antipañalitis, el pequeño estaba quieto, le colocó el pañal y una vez estuvo listo miro la carita de su bebe, grande fue su sorpresa cuando vio a Eiji con los ojitos abiertos mirándolo en silencio, el pequeño era idéntico a Sasuke, tenía incluso aquella fría mirada calculadora que su marido siempre tenía, pero aquel color de ojos, Naruto no pudo evitar sonreír cuando los vio, el pequeño Eiji tenía su mismo color de ojos, tan azules como el cielo, tan hermosos y penetrantes que parecía como si con solo una mirada pudiera ver los secretos de tu alma, Naruto lo supo al instante, aquel color de ojos le abriría las puertas a Eiji hacia el corazón de Sasuke
…
- Como si me importara – dijo Sasuke de mal genio tecleando en su computador, Suigetsu le había pasado un mensaje perteneciente a una de las antiguas amantes del pelinegro, la cual le exigía explicaciones
- después del nacimiento todo el mundo se enteró de tu matrimonio y de tu primogénito - dijo Karin mirando la gran cantidad de mensajes que tenía su jefe – es normal que pidan explicaciones, los cabecillas de nuestra organización y nuestros aliados piden conocer a Sora y Eiji Uchiha – la pelirroja miró los ojos de su jefe los cuales mostraban indiferencia
- se quedaran con las ganas – respondió Sasuke cerrando el computador portátil para después revisar unos documentos que estaban en su escritorio, cosas triviales que necesitaban su firma – aunque no tengo problema de que conozcan a Eiji – tomo un bolígrafo y empezó a firmar – pero a Naruto no lo expondré a eso
- buscan tu debilidad – susurró Suigetsu sonriendo débilmente, el peliblanco era el único que no estaba haciendo nada, el silencio que le siguió al comentario solo era una respuesta afirmativa, Sasuke tenía fruncido el entrecejo, aquello no le resultaba gracioso para nada, aunque su pequeño esposo no era débil aún le preocupaba su seguridad, su rubio aún no se había recuperado por completo del parto, no quería someterle a disgustos
Alguien entró al despacho sin tocar, Sasuke estaba a punto de explicarle de muy mala manera las reglas establecidas, pero su enojo mermó al ver de quién se trataba, su hermoso esposo doncel entró al despacho con aires de grandeza y con el pequeño en brazos, llevaba una de sus pijamas naranjas, además de aquellas, según Sasuke, feas pantuflas de algún personaje de series que el azabache desconocía pero que el blondo admiraba, Naruto caminó y rodeando el imponente escritorio del despacho se acercó a Sasuke quién sentado y con algo de curiosidad tenia las intenciones de escuchar atentamente lo que su perdición rubia le fuera a decir
- he ganado – dijo Naruto con una sonrisa zorruna, Sasuke le miró con detenimiento esperando cualquier ocurrencia – Eiji tiene los ojos color azul – Sasuke abrió los ojos ligeramente sorprendido, se puso de pie y se colocó al lado de Naruto para ver fijamente al pequeño que este cargaba, Naruto tenía una sonrisa triunfal. El pequeño Eiji miraba fijamente a su padre, Sasuke no pudo evitar perderse en la profundidad de los ojos de Eiji, el reflejo en ellos era poderoso, el azabache podía compararlos a aquel hermoso cielo primaveral que veía en los ojos de Naruto, Naruto por su parte sonrió mas aliviado, el efecto en Sasuke fue el esperado, era lo más favorable - ¿quieres sostenerlo? – preguntó el rubio a su marido con una cálida sonrisa, Sasuke asintió en silencio y Naruto le entregó al pequeño Eiji quien quieto y tranquilo se dejó sostener por su padre, el azabache seguía hipnotizado, la oscura mirada se paseaba de los ojos de Eiji a los de Naruto, comparándolos, tratando de buscar diferencias y similitudes, aunque los ojos de Eiji eran los mismos de Sasuke, el color, aquel color azul cielo era el mismo de Naruto, Sasuke no lo pudo evitar, su cuerpo se movió solo, para cuando se dio cuenta ya estaba abrazando al pequeño Eiji, Naruto les miraba satisfecho, eso era lo que buscaba, Karin y Suigetsu veían desde los sillones, podían darse cuenta que el plan de Naruto había sido un éxito…
...
Al día siguiente, cuatro días después del nacimiento, la trinidad y Naruto junto a Eiji quien estaba durmiendo en una cuna al lado derecho del rubio, se encontraban en el comedor principal de la hacienda, cada uno con un tazón de ramen de cerdo en frente, Sasuke miraba con repulsión absoluta aquel grasoso tazón, mientras el rubio ilusionado no veía la hora de hincarle el diente, a Karin y Suigetsu les daba totalmente igual
- ¿Por qué debo comer esto? – preguntó Sasuke asqueado con el ceño fruncido en señal de molestia absoluta
- yo comí tomates por nueve meses… - Naruto respondió mirando a los ojos a su marido con notable disgusto, Sasuke suspiró, no pelearía por un motivo tan absurdo, tomó los palillos con desagrado, aun no se creía que comería eso por darle el gusto al doncel resentido, miró el platillo con detenimiento mientras en su rostro se formaba una mueca, miró a Naruto quién acercaba el tazón de ramen a su rostro inhalando el aroma, aún no entendía como le podía gustar tanto una comida tan empalagosa, aún con el ceño fruncido Sasuke tomó con los palillos algunos tallarines
- ¡no lo comas teme! – chilló Naruto, Sasuke devolvió los palillos al plato sin poder probar bocado, estaba extrañado, primero quería que comiera y ahora no quería que comiera, ¿todavía las hormonas le estarían afectando?
- ¿Qué sucede? – pregunto Sasuke, Karin y Suigetsu quienes tampoco habían empezado a comer miraban a Naruto extrañados
- este ramen no es normal Sasuke – dijo Naruto serio – conozco muy bien el ramen y sus aromas, este tiene algo… - Sasuke se tomó eso muy en serio
- cariño luego te llevaré tu ramen, regresa a la habitación – Naruto asintió mientras algo nervioso tomaba a Eiji en brazos, estaba seguro, aunque no había querido ser muy directo estaba seguro de que aquellos tazones de ramen…estaban envenenados
…
- ¿y bien? – preguntó Sasuke a Orochimaru
- Naru- chan tiene muy buen olfato – dijo el hombre serpiente con los documentos en manos – si hubieran comido eso no hubieran podido despertar mañana – Sasuke sonrió
- ¿escuchaste Karin? – preguntó Sasuke a la pelirroja quién estaba calentando carbón en una esquina
- siempre he querido probar esto – dijo la pelirroja sonriente
Sasuke observaba desde una distancia segura el espectáculo, a su derecha estaba Orochimaru grabando emocionado los sucesos, a su izquierda estaba Suigetsu mirando con aburrimiento los acontecimientos
- ¡N-NOS AMENAZARON! N-nosotros no queríamos… - se escuchó la voz asustada de uno de los chef
- se ha quitado la cinta – dijo Sasuke encendiendo un cigarrillo, Karin se acercó al hombre que portaba un sucio y ensangrentado uniforme de chef, este estaba tendido en una mesa metálica atado de pies y manos para imposibilitar el forcejeo, alrededor de este, habían otras cinco mesas, en todas estaban igualmente atados y amordazados el resto de los cocineros que se encargaban de la alimentación de la trinidad y la familia del jefe, en cada uno de sus vientres habían jaulas de metal abiertas en la parte de abajo, dentro de cada una habían ratas…vivas
- ¿Cómo se llama? – preguntó Orochimaru refiriéndose a la tortura que Karin estaba preparando
- se llama el tormento de la rata – respondió Karin mientras removía las brasas las cuales estaban al rojo vivo – nació en china pero se utilizó durante la época de la inquisición en Europa
Karin tomó las brasas y empezó a ponerlas sobre las jaulas rápidamente, las ratas en el interior tardaron un tiempo en darse cuenta del calor, pero en cuanto se enteraron fueron presas del pánico, Karin tomó una antorcha y empezó a agitarla cerca de las jaulas, las ratas emitieron chillidos aterrorizadas al ver que no podrían romper las jaulas, la pelirroja sonrió, ahora empezaría el espectáculo
Las ratas empezaron a cavar desesperadas a través de los abdómenes de los cocineros, arrancando la piel con sus dientes y garras , los quejidos de las aterrorizadas víctimas no se hicieron de esperar, pero Karin estaba aburrida, las ratas se estaban tomando su tiempo, fastidiada echó más brazas sobre las jaulas, algunas de las cuales al rojo vivo quemaban los abdómenes de las aterrorizadas victimas quienes ya estaban llorando a lagrima suelta, las ratas al sentir garrafal aumento de temperatura empezaron a aumentar el ritmo, algunas ya casi habían desaparecido entre las entrañas de los afectados, aun así la tortura era lenta, la sangre se derramaba a borbotones, se podían ver las vísceras salir de las incisiones hechas por las ratas
Sasuke sonreía satisfecho, el video que estaba grabando Orochimaru serviría de escarmiento para aquellos que quisieran retarlo, el mismo se aseguraría de enseñárselo a todos los que estuvieran bajo su mando, Karin gemía en medio de las camillas de acero, estaba en un estado de éxtasis, la pelirroja no pudo evitar quitarse la blusa y la falda de manera lenta y provocativa siendo consciente de que Orochimaru la grababa, dejo caer las prendas en el suelo ya bañado de sangre y viseras antes de empezar a estimularse, se frotó los pezones metiendo sus manos dentro del sostén
- valla valla – dijo Orochimaru sorprendido sin poder quitar los ojos de la caliente Karin
- es una sádica – dijo Suigetsu mientras miraba su móvil sin interés alguno de lo que sucedía justo en frente de sus narices – está en su elemento – algunas de las ratas ya habían salido por los costados de los ahora... cadáveres
…
- ¿ahora que hacemos con la comida? – preguntó Suigetsu acostado en el sofá de cuero, la trinidad de hallaba en el despacho principal, en la hacienda habían varias cocinas y comedores al igual que una gran cantidad de cocineros, estos destinados únicamente a alimentar a los subordinados y miembros de akatsuki de la hacienda pero ninguno de ellos era de confianza, los humanos eran fáciles de convencer con un par de billetes y promesas
- deberíamos crear a alguien que sea totalmente leal – sugirió Karin – hay muchas promesas jóvenes sin oportunidades de estudiar a causa de los pocos recursos económicos, tomamos a uno de esos bonachones con necesidades y le pagamos la carrera en la mejor escuela del mundo, por supuesto, al salir tendrá la responsabilidad de ser nuestro chef personal, será el único que nos prepare la comida y que tendrá contacto con nuestros alimentos, al ser uno solo no tendrá las agallas de retarnos
- ¿mientras tanto nos morimos de hambre? – preguntó Suigetsu a la pelirroja, Sasuke escuchaba atentamente, su silencio solo daba el visto bueno a la idea de Karin
- ¡yo puedo ayudarles con eso dattebayo! – en ese momento entro Naruto pateando la puerta, como si fuera un héroe con una mano en la cintura mientras con la otra cargaba al pequeño Eiji – yo me encargare de cocinar ttebayo – en el despacho hubo un silencio incomodo, Sasuke miraba con el ceño fruncido a un ilusionado rubio que seguía de pie en el umbral de la puerta esperando respuesta
- con una condición dobe – dijo el pelinegro mirando a su rubio esposo con una mirada seria – sin ramen – Naruto asintió
- ¡no se arrepentirán dattebayo! – Karin y Suigetsu no estaban muy seguros de las habilidades del rubio en la cocina, solo esperaba que su comida fuera comestible, ya que tendrían que comerla hasta que el nuevo chef estuviera listo.
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