La lluvia comenzaba a intensificarse pero las dos siluetas en la terraza solo podían aferrarse más entre ellas, las manos de Kyoya sujetando firmes la cintura del castaño quien jugaba con la lengua del más alto. Pronto para refugiarse de la ahora monumental lluvia decidieron irrumpir en el Business Center del hotel.
Los dos entraron a tropezones, el pelinegro no tardó en poner contra una pared a la figura fina de Tsuna quien se dejaba hacer con la misma necesidad que se aferraba al cuello de aquel hombre, pero mucho más a esos labios, aquella forma suya tan sensual y posesiva de besar le enloquecía sumamente llevándolo al punto de ser tan dócil cuando el ejercía más fuerza en su agarre en un intento de no llegar más allá de los besos. Las ganas no faltaban pero todavía no tenían nada claro así que por ahora disfrutaría de los dulces labios de Tsuna.
-Es-espera-interrumpió Tsuna separándose de Hibari, con la respiración agitada-
-¿Qué pasa? –dijo Hibari semi molesto por haberse separado-
-Tengo…que volver –dijo ya volviendo a la realidad-
-Nadie nos está buscando –respondió acariciando el rostro de Tsuna-
El castaño estaba a punto de caer ante los encantos de Hibari pero rápidamente volvió a la realidad y que ya era media noche o un poco más
-Este es el mañana Hibari –dijo serio- Nos hemos prometido una noche y esta ya ha llegado a su fin –salió del lugar dejando a Kyoya parado frustrado con sus pensamientos y con la mano en el aire-
En qué estaba pensando….ambos se cuestionaban mientras que separaban sus caminos
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La mañana siguiente llegó mientras que cada miembro de Vongola la recibía en sus habitaciones, algunos en mejores condiciones que otros. Unos desnudos entre las sábanas, otros abrazados solamente y otros con una fuerte resaca por la fiesta de la noche anterior.
Para suerte de todos, el clima seguía fresco mientras que el cielo estaba nublado. Nadie despertó sino hasta entrado el medio día. Los primeros en despertar fueron Mukuro y Byakuran que estaban totalmente desnudos con sus cuerpos pegajosos por la acción en la noche.
Los dos se ducharon y bajaron al comedor esperando ver a alguien más despierto pero no había nadie más. Se sentaron para poder desayunar-almorzar, unos minutos después bajaron las demás parejas pero un momento qué carajos hacía el científico loco Verde junto a Fon.
-Verde mi querido científico ¿qué mierda haces aquí? –dijo Byakuran con una sonrisa amable mientras que sus manos amablemente rodeaban el cuello de Verde ejerciendo presión-
-¡Byakuran suéltale! –ordenó Fon-
-Será mejor que empieces a cantar idiota –murmuró Byakuran enfadado y le soltó-
-Pues he venido a visitarles mi querida familia –dijo sonriendo y de pronto sintió como una bala con flamas de sol le rozaba la mejilla- Tan amable como siempre Reborn
-Si has venido será mejor que nos seas útil y que no huyas cuando la situación se complique –dijo Tsuna bajando las escaleras con su usual porte elegante, estrechó su mano con la de Verde mientras que este sonreía y hacía una reverencia-
-Por supuesto décimo –dijo con una sonrisa gatuna- He venido a ayudarte y creo que también a tus amigos. Me he enterado de tu condición y déjame decirte que es fascinante por lo que el Noveno me ha llamado para examinar aquella facultad tuya además de por supuesto brindarles mi fabulosa inteligencia para mejorar sus cajas-arma etc. –concluyó-
-Perfecto entonces. Todos denle la bienvenida a Verde –ordenó y todos susurraron un “Bienvenido”-
Tsuna apenas si pudo prestar atención a lo que Verde le había dicho pues su mente todavía estaba hecha añicos recordando los besos, las manos de Kyoya sobre su cuerpo. Definitivamente aquello no dejaría de pasearse por su mente por un buen tiempo y justo cuando quería olvidar hacía su entrada triunfal el dueño de sus recuerdos.
Hibari entró poniendo cara de disgusto al ver a tanta gente agrupada pero les ignoró como siempre sirviéndose rápidamente algo de comer y volviendo a subir las escaleras no sin antes echar un último vistazo a Tsuna quien casi se atragantó con su jugo al verle pasar por allí
-El vuelo sale esta noche –dijo Reborn terminando de comer y arrastrando a Lambo hacia su habitación-
Cada uno sonrió al ver la escena entonces se fueron retirando a sus habitaciones o algunos a recorrer el magnífico hotel para probar las cosas que tenía.
Pero de vuelta con nuestro castaño favorito este se hallaba en su habitación admirando la vista desde su balcón nuevamente pero se internó de inmediato por miedo de que Hibari apareciera y no pudiese controlar ese ridículo impulso de estar cerca de él.
-Maldito seas Hibari –murmuró para si mismo-
Luego de aburrirse en su habitación decidió mejor ir a probar las cosas que ofrecía el hotel y una de ellas era el spa así que Tsuna pensó que le vendría muy bien un masaje para aliviar la tensión y sus problemas que constantemente le rodeaban.
Llegó al lugar y unas amables señoritas le atendieron sin dejar de cuchichear sobre su apariencia entonces él solo sonrió mientras se dejaba hacer por aquellas chicas quienes ahora le informaban que debía quedarse solo con una toalla para proceder con el masaje. Él obedeció entonces unos Kya se escucharon cuando salió del vestidor solo con la toalla dejando ver su fino pero trabajado cuerpo con sus abdominales marcando su figura y aquella cintura delgada pero a la vez sensual.
-¿Empezamos? –dijo coqueto mientras guiñaba un ojo a las chicas-
-S-sí señor –tartamudeó una chica y con las manos temblorosas se acercó pero al estar tan nerviosa no podía realizar su función como debía-
Tsuna se halló sintiéndose más pesado que relajado así que solicitó a la Jefa para que le asignaran a alguien competente entonces de inmediato una muchacha de cabellos negros, finos y largos se aproximó. De la nada Tsuna sintió que se derretía ante el buen toque de aquellas manos así que pronto estaba con los ojos cerrados disfrutando del masaje, cuando la labor terminó él agradeció a la chica mientras la chica sonreía.
Luego de su masaje relajador decidió ir al sauna para terminar de relajarse, así también podría disfrutar de los exóticos aromas que el hotel proporcionaba. Ni bien entró sonrió aunque estuviese caliente y el vapor estuviese presente, solo necesitaba aquello y agradeció enormemente que no hubiese nadie allí, seguramente los demás estarían en los juegos o probando comida. Se sentó con la toalla atada a su cintura y disfrutó de la placentera sensación hasta que sintió que alguien más ingresaba, no le molestó al estar concentrado en relajarse.
Hibari quedó estupefacto ante la vista que tenía, el herbívoro dueño de sus pensamientos y comportamiento extraño estaba allí tan solo con esa toalla cubriéndole, lo vio tan sumido en sus cosas que solo se sentó en el otro extremo y pronto comenzó a perderse en la sensación y el aroma combinados. Pasaron un buen tiempo allí hasta que Tsuna se desplomó entonces Hibari se sobresaltó yendo a verificar si el castaño estaba bien, fue entonces que vio que se había quedado dormido pero no indicaba nada bueno ya que con su mero contacto tendría que haber despertado.
De inmediato le sacó del lugar y entonces saltó a la pequeña piscina con agua fría que estaba cerca, Tsuna despertó aturdido con una ligera tos por haber sido sumergido de forma tan abrupta pero un momento él cómo carajos había llegado hasta ahí. Después de razonar se dio cuenta de que los fuertes brazos estaban alrededor de él
-Oi ¿estás bien? –dijo removiéndolo-
-Sí, sí ya puedes soltarme-se apartó de él queriendo salir de la piscina pero se sintió un poco débil así que nuevamente estaba en los brazos de Hibari quien salió con Tsuna en sus brazos como princesa-
-Bien, ya puedo irme –volvió a decir y prácticamente huyó del lugar haciendo que Hibari sonriera-
-¿Qué pasa? –susurró con su sonrisa triunfal y procedió a irse también-
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Mientras que Tsuna se vestía como un loco y subía a su habitación para encerrarse por lo que quedaba del día, Dino y Enma estaban en su primera cita oficial como novios pero bastante sencilla, ya que Enma así lo quiso. Los dos estaban en una heladería cercana al hotel, a pedido del pelirrojo comían el helado más grande que allí ofrecían mientras conversaban y reían
-Te quiero Dino-san- dijo Enma tomando el rostro de Dino con dulzura-
-Y yo mucho más mi hermoso pelirrojo –susurró cerca de sus labios y finalmente lo besó lento y delicado-
-Creo que es hora de volver al hotel –dijo mirando la hora Enma pues ya eran las cinco de la tarde y el vuelo saldría en unas horas-
-Parece que tienes razón pero tengo algo para ti –sonrió entonces salieron del lugar hasta llegar al hotel donde Dino jaló a Enma a su habitación –
-¿Qué es Dino?-dijo el pelirrojo confundido-
-Es…esto –dijo abriendo un cajón y sacando una bonita caja de él- Adelante es tuyo –sonrió-
El pelirrojo no esperó demasiado entonces al abrir la caja su rostro se encendió al ver un precioso collar de plata con un dije en forma de corazón pero aquel dije era de diamantes puros haciendo que brillara y resplandeciera
-Yo, yo no sé si deba aceptar esto –dijo Enma muy sonrojado-
-Por supuesto que sí –susurró Dino quitándole el collar de las manos para poder ponerlo en el cuello de Enma- Este collar simboliza que tú mi Enma me has conquistado y mi corazón es tuyo –dijo terminando de poner la hermosa joya-
Entonces Dino condujo a Enma hacia el espejo más cercano, él se hallaba detrás de él y le hizo ver su reflejo con el collar puesto
-¿Lo ves? Te queda hermoso –dijo besando la mejilla del pelirrojo-
Enma no resistió y de inmediato se volteó para besar a su rubio con fervor e intensidad, mientras que este le correspondía con el mismo sentimiento abrazándole fuerte
-¡Gracias, gracias!-dijo entre el beso Enma mientras se abrazaba a Dino quien solo sonreía-
-No tienes que agradecerme, es sólo una prueba de lo mucho que me importas y de que voy muy en serio contigo –besó la frente del chico mientras este asentía feliz-
Solo espera a saber que nosotros siempre estuvimos destinados a estar juntos Dino-san. Pronto, pronto te lo diré y sabrás que yo soy aquél niño al que siempre buscaste
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El vuelo tal y como Reborn había dicho salió por la noche como a las 10 y ya cada uno estaba en su respectivo asiento. Llegaron a Italia casi al medio día por lo que no fueron a la escuela, ya tendrían tiempo al siguiente día. Lo que más extrañó a todo el mundo fue que su Jefe ni bien llegaron corrió a su habitación sin decir ni una sola palabra
-¿Qué le pasará a Tsuna-nii? –dijo Lambo preocupado-
-No lo sé pero lo que sí sé es que tú me debes una buena mamada –susurró en el oído de su vaquita el sádico Reborn-
-¡Ni sueñes! –dijo el pelinegro menor-
-Andando vaca idiota –no fue nada para Reborn cargar al menor como quiso y subir las escaleras hasta su habitación donde Lambo en menos de cinco segundos ya tenía el erecto miembro de Reborn justo al frente de sus ojos verdes que por un momento centellearon en deseo al ver la erección gloriosa de su amante. Se relamió ligeramente, tentando a Reborn quien solo atinó a sujetar su cabello negro con rudeza- AHORA –exigió con la voz ronca llena de lujuria-
-S-sí –dijo con aquella vocecita tímida que enloquecía a Reborn-
-Maldita vaca idiota –susurró y Lambo sonrió-
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Hibari estaba en su oficina trabajando pero el recuerdo de su beso con el herbívoro le volvía y no podía concentrarse como debía. Decidió estirar las piernas pero justo al salir vio como Tsuna también lo hacía, entonces no desaprovechó la oportunidad para estar cerca del castaño
-Al fin dejaste de ocultarte-dijo apoyándose en la pared-
-No me estaba ocultando, solo estoy cansado –dijo sin mirarle e intentó pasar por su lado tranquilamente pero Hibari no se lo permitió-
-¿En serio quieres que me crea eso? –le dijo metiéndolo en su habitación de nuevo y cerrando la puerta para que nadie interrumpiese, fue entonces que con un poco de fuerza lo lanzó hacia la pared y se puso delante de él para impedir que escapase-
-Ese es tu problema –dijo empujándolo y queriendo salir pero Hibari no se rendía entonces le sujetó de ambos brazos-
-¡Mi problema eres tú! –le gritó poniendo los brazos de Tsuna sobre la pared con fuerza-
-¡Pues déjame en paz, idiota! –respondió Tsuna buscando salir del agarre-
-Entonces di que lo has olvidado, que fue solo esa noche –exigió mirándole fijamente pero Tsuna le evadió la mirada poniéndose nervioso al recordar-
-Solo fue por esa noche –murmuró sin mirarlo-
-Mentiroso –dijo Hibari y sonrió-
-Es la verdad –insistía Tsuna-
-Los herbívoros deben guardar silencio y dejar de decir mentiras –fue lo último que dijo y después tomó de la cintura a Tsuna, buscó sus labios aunque el castaño se resistiera, aún así lo sujetó dándole un beso ardiente, mordisqueando sus labios mientras que Tsuna perdido en aquella sensación tan adictiva se dejó llevar pero no dejaba de tirar de las solapas del traje de Hibari así mismo le mordía, sus lenguas peleaban por el control. Las manos de Hibari acariciaban la cintura de Tsuna mientras que este ahora paseaba sus manos por la espalda del pelinegro
-Mhn…ahh –gimió Tsuna al sentir como Hibari abandonaba su boca y le mordía en el cuello-
-Delicioso-murmuró Kyoya y regresó a los labios del castaño-
-Deja..me ahh –dijo entre el beso Tsuna quién mentalmente se maldecía por ser tan dócil con ese hombre al que odiaba-
-Si me lo pides con esa voz…No creo hacerlo –dijo perversamente e intensificó el beso mientras que Tsuna se rendía lentamente hasta que escucharon como golpeaban a la puerta-
-Hijo mío, ven a mi despacho tenemos que hablar o prefieres que conversemos aquí –preguntó Nono del otro lado de la puerta-
Mierda…pensaron los dos. Ahora…¿qué carajos hacemos?