Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestro complicado y loco amor por FujoShi4Ever

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holas , holitas. No se crean, ya tengo varios capítulos escritos. Nomas que ahora que tengo que salvar mi vida 24/7 en mi trabajo pues ni he tenido tiempo de actualizar. 

 

Les dejo este capi que en lo personal me encantó escribir. Estamos a nada de la recta final con este pequeño monstruo y ya de lleno a dedicarme a escribir mi long fic de Avengers. Y terminar mi shot, lueguito de eso ya comenzaré mi nuevo proyecto con KHR en un mini fic o bueno eso espero.

 

Gracias a quienes aún me leen!

Los meses seguían pasando, Tsuna fiel al compromiso con su abuelo había continuado con las citas pero llevando el anillo consigo. Aceptando los presentes de sus pretendientes aunque Kyoya hiciera una mueca de desagrado cuando lo veía. Había salido con Gamma en su tercera cita, había sido algo incómodo al inicio en especial porque Aria lo miraba como si quisiera clavarle cuchillos por todo el cuerpo. El rubio por su parte se limitaba a bajar la cabeza avergonzado, ahí también iban ellos, con un amor ferviente que se esforzaban en ocultar, sin mucho éxito. Gamma a pesar de todo fue lindo y atento, tenía buenos temas de conversación además de ser bastante guapo, casi tentando a Tsuna pero solo le bastaba ver su hermoso anillo y recordaba que ya tenía a su nube junto a él. No habían vuelto a salir ni en chiste, pero ambos agradecieron por la compañía; el rubio le obsequió un pequeño sujetador para su pelo con incrustaciones de esmeralda. A veces lo usaba pero procuraba evitarlo primero por Hibari y segundo porque Aria ya había hecho trizas una taza con sus manos al verlo portar el objeto. Por la paz decidió guardarlo.

Su siguiente cita fue Dan, Kato Dan. Él con sus preciosos cabellos blancos y ojos azules habían cautivado a Tsuna cuando le vio, era de una familia aliada, poco conocidos ya que no operaban en misiones sino más bien en la ayuda comunitaria y resolver el desastre que quedaba luego de los enfrentamientos. Él mismo irónicamente se decía un mafioso amable, pero a la hora de pelear no dudaba en dar lo mejor de sí. Tsuna no pudo evitar ver que durante la cita, Dan acariciaba insistentemente su dedo anular derecho, se  lo cuestionó a lo que él nerviosamente respondió que había estado casado pero había perdido a su brillante esposa Tsunade en un conflicto anterior. Era ella quien estaba destinada a liderar la familia pero al protegerle fue herida fatalmente, jamás pensó que volvería a salir con otra persona. El castaño lo entendía así que solo le acarició la mano sonriéndole genuinamente. Dan no le había regalado nada pero si que le abrazó con fuerza al despedirse, agradeciéndole por ser comprensivo.

Luego estaba en el puesto número cinco, Fon. Tsuna se sentía absolutamente culpable e hipócrita antes de la cita, era obvio que el pelinegro mayor tenía muy claros sus sentimientos hacia él pero ahí estaba Tsuna siendo feliz en una pseudo relación con su primo, la persona que más detestaba. O eso creía pero cuando llegó el fatídico momento, Fon se había mostrado algo distante, el menor se atrevía a pensar que parecía confundido. En aquel encuentro su gran amigo le confesó toda su historia con Verde y lo que siginificaba para él tenerlo de vuelta, si bien era cierto que había resentimiento allí no podía dejar de pensar en lo que pudieron haber sido. Y siendo Fon el sentimentalista que era prefería parar con cualquier tipo de avance con Tsuna hasta que pusiera en orden todas sus ideas respecto al científico. Le dio un tierno beso en la frente diciendo:

-Tú me devolviste la esperanza cuando creí que lo había perdido todo –sonrió con pequeñas lágrimas fluyendo.

-Fon, no digas eso. Te mereces toda la felicidad del mundo –dijo Tsuna también con los ojos acuosos.

-Tú también aunque esa felicidad no sea conmigo, ahh maldito Kyoya. Tiene demasiada suerte –dijo limpiándose el rostro dejando estupefacto al castaño.

-P-pero nosotros no, Fon quiero decir- fue callado por un abrazo del mayor.

-Está bien, no sé qué pasa entre ustedes. Pero he observado cómo está pendiente de ti aunque sean atisbos, sé que eres lo suficientemente listo para no cometer un error de nuevo. De todas maneras sabes que siempre cuentas conmigo y  si acaso osa lastimarte, lo haré pedazos.

-Gracias Fon –dijo con la voz entrecortada abrazandose fuerte al mayor.

Ambos terminaron riéndose de lo patéticos que se veían, habían vuelto a la mansión caminando tomados de las manos. Fon le dio un gentil beso en la mejilla como despedida. Tsuna entró a su habitación encontrándose con la figura de Hibari Kyoya quien le tomó desprevenido abrazandolo posesivamente, besando la mano donde descansaba su obsequio. Luego procedió a besarlo quitándole el aliento, sin dejar de recorrer su cuerpo como queriendo marcarlo por completo.

-Mío –murmuró ronco en la curvatura de su cuello, respirando profundamente allí haciendo temblar al castaño.

-Mhhn, tranquilízate.

-No quiero que te vuelva a poner las manos encima –dijo como niño que hace berrinche.

-Hibari-san mírame –se apartó un poco para ver fijamente al mayor – Fon lo sabe, de nosotros y él está de acuerdo –dijo sonriendo.

-No necesito su aprobación –dijo algo cabreado pero se veía que estaba más tranquilo con toda la situación. Tsuna solamente negó con su cabeza antes de volver a una buena sesión de besos nocturna.

El sexto candidato era nada más y nada menos que Kikyo, uno de los amigos de Byakuran. Alto con esos cabellos sedosos en color verde agua marina, un especímen bastante envidiable. Fue el único que convenció a Tsuna de hacer una locura, que gracias al cielo nadie había notado. El mayor no había dejado pasar los rasgos algo femeninos del décimo capo, así que le solicitó o más bien rogó que fuera disfrazado a su cita. Él mismo se encargaría de arreglarlo para que nadie lo notara, entonces allí estaba Tsuna con una peluca de su mismo color de cabello pero más largo hasta su cintura, totalmente liso. El atuendo era un vestido color turquesa de talle casual con unos zapatos semi altos y un pequeño bolso, Kikyo fiel a su promesa le había maquillado dejándolo pasmado al verse al espejo.

Habían ido a una zona no muy concurrida, Tsuna pasó uno de los mejores días de su vida. Nunca había tenido problemas con su condición andrógina solo que nunca nadie le había pedido aprovecharla, se sintió feliz y agradecido con Kikyo por mostrarle una posibilidad. Aquel día fue divertido y alguna vez le encantaría repetirlo, pero vamos que entrenar y luchar en vestidos o faldas no es juego. Ambos conversaron toda la tarde aunque el celular del peli verde no dejara de vibrar con mensajes insistentes, amenazadores y algo subidos de tono por parte de Zakuro. Tsuna emitió una risita ante la ironía de que casi todas sus citas estaban al pie de formar una relación o habían salido de ella. Kikyo no dejó de elogiar su belleza durante todo el encuentro haciendo sonrojar a Tsuna pidiéndole que parara.

Como el caballero que era, le cedió su abrigo cuando ya era tarde y regresaban a la mansión. Tsuna ya se había cambiado a sus ropas usuales, el mayor se arrodilló besando su mano profundamente agradecido y honrado por la oportunidad. Tsuna solo le hizo un gesto restándole importancia, su obsequio fue una foto desprevenida que le había tomado al castaño donde estaba acomodándose el cabello y sus labios formaba una pequeña “o”. Se despidieron y Tsuna puso la foto en su espejo, cuando Hibari le preguntó quién era solo se carcajeó diciéndole que esa duda la respondería en otra ocasión.

Para nadie era un secreto que a punta de mucho sadismo Reborn había logrado que Tsuna fuera bueno en los estudios, incluso tenía mucho amor e interés por la lectura. Visitaba la biblioteca frecuentemente, nunca creyó que su abuelo tomara en cuenta todas esas cosas así que quedó estupefacto al ver a Leo, el bibliotecario esperándolo para su cita. Como era de esperarse lo llevó a una librería antigua con textos originales de siglos pasados, no supo donde había quedado aquel Leo tímido ya que este le sujetaba por la cintura cada vez que podía y casi le acorrala en uno de los pasillos por un beso, obviamente le detuvo como pudo intentando no ser rudo. Enseñándole su anillo, diciendo que pertenecía a alguien especial, Leo bajó la cabeza pero le dijo que su felicidad era lo más importante. Tsuna le dio un beso en la mejilla agradeciéndole.

Irie Shoichi fue una sorpresa, se habían visto un par de veces en Japón. Cuando el pelirrojo era demasiado tímido y torpe para entablar una conversación, Tsuna no pudo evitar apreciarlo de arriba abajo. Estaba muy guapo pero las viejas costumbres no se iban, estaba sumamente nervioso casi tartamudeaba al hablar con él y más de una vez estuvo a punto de caer de no ser por Tsuna que le ayudaba. Habían ido a los viñedos, con algo de vino encima Irie podía fluir sin sus nervios, hablando incluso demás diciéndole todo tipo de halagos a Tsuna, también admirando su retaguardia haciendo reír al décimo capo.

Tsuna quiso enseñarle su ala de ingenieros encargados de manejar y mejorar sus cajas arma así como la base de la familia. Irie estaba admirado y como niño en confitería. Incluso Spanner quien era indiferente a todo, aquel día había sonreído al ver a Irie medio ebrio paseándose por el lugar. Tsuna no era estúpido, los presentó no sin notar como su amigo rubio lamía con más deleite aquella paleta mirando al pelirrojo. Terminaron la cita con Irie vomitando en el baño de la habitación de Tsuna diciéndole que Spanner le resultaba muy hot pero que no se sintiera celoso porque en su corazón solo había espacio para uno y ese era Tsuna. Luego de un buen café cargado, Irie procedió a disculparse como si se le fuese la vida en ello haciendo que el castaño lo calmara asegurándole que lo había pasado de maravilla, tampoco mentía, tuvieron un buen momento. Le hizo la invitación para que se uniera a su equipo e Irie dijo que se lo pensaría, pero casi que eso era un sí. Se despidieron, posteriormente Tsuna fue interceptado por Spanner quien le solicitó la información de contacto de su amigo si no era mucha molestia. Accedió y solo esperaba ver como esos dos evolucionaban.

Después vino Trip, aquel bad boy de cabellos negros y ojos azules que se encargaba de proteger a los indefensos. Una vez Tsuna le había ayudado a ponerle fin a unos sujetos que intentaron abusar de una chica, ambos habían compartido una soda en modo de celebrar. No creyó que por ese asunto él sería un candidato, pero claro que su abuelo lo consideró, Tsuna no se había callado todo un jodido día, hablando de él. Esto había pasado cuando él y Hibari no eran nada, ahora oficialmente tampoco, pero se respetaban y eran fieles el uno con el otro, esa relación y no relación que tenían.

Cuando llegó el momento de su cita Trip iba enfundado en su chaqueta de cuero, lo llevó a conocer los barrios menos pudientes en la ciudad, aún así Tsuna se sintió como en casa. Todos a pesar de no tener mucho, fueron amables y por demás condescendientes con él; eso le hizo pensar en Dan para que ayudara a toda esa gente para salir de la pobreza. Ambos caminaron de la mano, aunque Trip miraba con desconfianza el anillo.

-Siento que estás conmigo y a la vez no. ¿Es por eso? –dijo apuntando a la banda que adornaba su mano.

-Maldita sea, lo siento. Mira, si esto no existiera y él no estuviera, me habría decantado por ti o por cualquiera de los anteriores, todos son excepcionales pero

-Pero estás enamorado de él ¿no es así Tsu? –le dijo tomándole del rostro.

-C-creo que sí o al menos le quiero lo suficiente como para no traicionarlo con otra persona. Al menos no ahora

-Lo entiendo, siempre fuiste demasiada luz para mi vida. Pero estoy feliz de haberte conocido Tsu, lo digo en serio –le besó en la frente y sonrió. Luego procedió a dejarlo en la mansión deseándole la mejor de las suertes con su compañero.

Tsuna se quedó agitando su mano despidiéndose hasta que sintió como alguien ponía un abrigo sobre él.

-Vas a resfriarte si sigues fuera –murmuró el pelinegro olfateando su cabello.

-Hey que nos pueden ver, ¿lo sabes no? –dijo poniendo un poco de distancia.

-Entonces vamos a un lugar donde podamos estar solo nosotros dos –susurró en su oído haciéndole suspirar. Le tomó de la mano llevándolo al patio trasero donde el auto ya los esperaba, pero esta vez Hibari conducía hacia su propia base.

Una vez allí, rápidamente entraron casi a tropezones con el más alto cargando a Tsuna y tirándole sin mucha delicadeza a su cama. De inmediato lo aprisionó entre sus fuertes brazos robándole más besos, ya habían pasado la etapa de ser pudorosos, por lo que Hibari no dudó en levantarle la playera y atacar directamente sus pezones haciendo gemir a Tsuna.

-Uhmm estás muy animado hoy –dijo Tsuna entre risas recibiendo como castigo una mordida.

-Hemos estado demasiado ocupados estos meses –dijo con la voz ronca.

-Lo sé pero no creas que eres el único –se puso encima de él en un solo movimiento desabrochándole los pantalones y dejando ver su erección gloriosa aun atrapada en su ropa interior. Procedió a menearse contra él, a sabiendas de cómo excitaba al mayor relamiéndose al ver su expresión y escuchar ese casi gruñido que había escapado de él.

-No tientes tu suerte –dijo sonriendo ayudándole al posar sus manos en sus caderas para intensificar el movimiento. Ambos gemían hasta que Hibari harto de tener ropa de por medio le volvió a tumbar arrancándole todas sus prendas dejándolo totalmente expuesto. Como era un maldito presumido estaba quitándose las suyas a un ritmo lento haciendo que Tsuna no se perdiera nada.

-Creo que quiero arriesgarme – dijo Tsuna abriendo sus piernas de manera demasiado sugestiva. Kyoya estaba encima suyo ahora ambas erecciones frotándose, bajó por su cuello dando besos y pequeñas mordidas.  Hasta llegar a su miembro que empezó a lamer arrebatándole más gemidos a Tsuna.

Siguió bajando hasta llegar a su pequeña entrada dando una lamida tentativa, luego puso a Tsuna en cuatro mordisqueando sus nalgas mientras el castaño solo gemía su nombre. Empezó a frotar su miembro en la curvatura de su trasero insistentemente.

-Hibari-san por favor nghh –decía con la voz entrecortada Tsuna, claro que lo necesitaba ahí dentro de él pero no podían arriesgarse además de que todavía no establecían las bases de su relación. Así que suplicaba en vano, alguna vez Hibari estuvo demasiado tentado pero no se había dejado vencer ni lo haría en esta ocasión. A cambio se dispuso a masturbarlo mientras ambos buscaban llegar a su climax, alcanzándolo en pocos minutos. Los dos cayeron exhaustos por la actividad.

Sus pequeños encuentros habían subido de nivel gradualmente, con orales y la masturbación mutua. Hibari era un amante excepcional además no dejaban el lado romántico podían estarse tardes enteras solo abrazados el uno del otro, con Kyoya besando su frente contándole sus diferentes aventuras en misiones y Tsuna lo mismo. Discutían sí pero habían hallado la mejor manera de canalizar ese enojo no con los golpes pero con la actividad sexual. Tsuna todavía recordaba aquella vez que ambos habían estado gritándose hasta que empezó la violencia usual solo que esta vez Tsuna había terminado acorralado en el sofá con Hibari haciéndole un maravilloso oral que le hizo ver estrellas o aquella ocasión en que él había devuelto el favor logrando callar por primera vez al carnívoro mayor.

Así habían ido escalando, otras veces solo explorándose tranquilamente, con parsimonia y dulzura. Kyoya vivía por esos momentos donde tenía al castaño descansando sobre su pecho, ambos firmemente abrazados sin querer soltarse. Había tenido que soportar todas las tediosas citas cediendo a su herbívoro pero ahora finalmente podrían estar juntos, solo ellos dos.

 

******************

Catafalco

-¡Más rápido! ¡Quiero ver esas malditas llamas en todo su potencial! –comandaba Verona a los demás guardianes en su sesión de entrenamiento. Rediseñó el programa, haciéndolo más duro de lo que ya era.

Giacomo y Leonessa se enfrentaban riéndose como dementes al probar la fuerza del otro, cada quién tenía a su pareja. Obedecían ciegamente a las órdenes de la pelirroja mayor con Gelaro sentado admirando el trabajo de cada uno de ellos.

Aquel día Dante y Donato decidieron probar su suerte, se dirigieron al alto pedestal donde el Jefe descansaba con Rafaelle fielmente posicionado a su lado. Se inclinaron ante él en señal de respeto, entonces procedieron a hacer su petición.

-Jefe, nos gustaría que entrenes con nosotros –pidieron a coro. Rafaelle estaba listo para replicar ante la osadía pero Gelaro levantó su mano diciéndole que se detuviera.

-Continúen –dijo sonriendo tranquilamente.

-Ya sabes queremos ver si estamos en condiciones suficientes, si somos dignos de pelea con nuestro Jefe, con todo respeto por supuesto –Donato alzó el mentón.

-De acuerdo, entrenaré con ustedes hoy

-Gelaro no deberías, no te corresponde –solo bastó una mirada para que guardara silencio.

Todos dejaron el entrenamiento al ver que su líder bajaba. Giacomo solo rodó los ojos al ver a los gemelos sonreír fingiendo inocencia. Vicenzo se tensó un poco al ver que Gelaro se sacaba los guantes dejando ver su anillo reluciente, de pronto todo el ambiente se sentía más frío. Verona apartó a los más pequeños, que solo observarían.

-Todo listo Jefe, son tuyos –se apartó dejando que Rafaelle tomara el abrigo del menor.

-Adelante, Donato, Dante. Tienen el privilegio de ir primero contra Gelaro

-Vamos allá entonces

 

Ambos empezaron a correr uno por el lado izquierdo y el otro por el derecho, ambos encendiendo sus llamas queriendo crear un golpe unido usando el elemento característico de expansión de los usuarios nube. Gelaro les evadió rápidamente solo saltando, en el aire activó su propia llama creando una cortina de nieve.

-Nivare Aurora –Dante cayó primero apenas esquivando las dagas de hielo, dos le habían rozado. Donato salió victorioso, se encontraba preparando su siguiente ataque cuando lo sintió. La nieve estaba empezando a enredarse en él haciendo que la fuerza de su llama mermara considerablemente. Dante aun algo débil alcanzó a lanzar uno de sus explosivos cargados de su flama haciendo que Gelaro esquivara y dejara libre a su hermano.

-No vas con juegos Jefe –dijo Dante recuperándose ligeramente para volver a la carga con 4 pequeños explosivos rodeándole para luego dirigirlos a su objetivo.

-Cattarata di Neve –con ese preciso ataque congeló los cuatro dispositivos sonriendo más aun al notar que Donato iba por su espalda con tres cargas más que se dispuso a congelar pero su subordinado solo sonrió.

-Estuve trabajando en algunos que puedan resistir tu elemento –Gelaro arqueó una ceja al tener que retroceder ya que la explosión  estaba cerca de él, creando ondas expansivas con llamas de nube.

-Interesante, pero no deberías dejarte vulnerable –se dispuso a atacarlo de nuevo congelando sus brazos con una filosa punta al final entrando en combate cuerpo a cuerpo con Donato quien se defendía como podía hasta levantar una ola de su propio elemento como protección. Dante ahora le atacaba desde arriba, había saltado lanzando unas pequeñas esferas que al estar cerca de él no explotaron sino que le siguieron cuando se alejó, aquello si le gustó así que decidió aplicar su técnica proyectando una imagen de sí mismo al que las esferas sí alcanzaron haciendo que los gemelos bramaran en son de victoria hasta que sintieron como estaban siendo  atrapados en la Jaula de Nieve, que poco a poco se iba cerrando aprisionando a ambos. Massimo se tensó al ver como perecía su odioso compañero de mirada rojo fuego mucho más intenso que el de su hermano que conservaba el mismo color en un tono más claro.

-Debo reconocer que han mejorado bastante, pero todavía falta más para que derrotemos a Vongola –los liberó haciéndoles caer mientras los dos reían como lunáticos.

-¡Eso estuvo increíble! Gracias Jefe –los dos se inclinaron y Gelaro solo les revolvió sus castaños cabellos riendo ligeramente. Poco les duró la alegría cuando sintieron los golpes implacables de Verona quien pronto estaba vociferando que se quedarían más tiempo entrenando.

Verita se acercó a ambos para curarlos con su llama del Sol, con Vicenzo a la distancia burlándose de sus compañeros.

-Eso les pasa por estar molestando a Gelaro –concluyó la mujer con sus cabellos lila ondeando. Donato la tomó por sorpresa tumbándola y quedando él encima de ella – Ahora yo te estoy molestando, qué harás para defenderte –la miró coqueto haciendo que Verita rodara los ojos.

-Te recomiendo que te apartes de mí ahora, sabes que no soy muy afecta a la violencia

-Anda Verita, sé que tenemos química entre nosotros y –gritó de dolor al sentir como Vicenzo jalaba el piercing de su boca alejándolo de su pareja.

-Te lo advertí, anda ya Vicenzo sueltale. Lo habré curado en vano si no lo haces –se acercó a su novio besando su mejilla para que se calmara.

-Si hay una próxima vez, que espero que no, aplicaré mi flama directo a ese metal y te cocinaré vivo, imbécil –murmuró el peliazul para luego voltearse y abrazar a Verita quien solo negaba con la cabeza mientras Donato le sacaba la lengua, claramente todavía no aprendía su lección, fue peor ver cómo su pequeña bolita rubia de odio se alejaba del lugar con el ceño totalmente fruncido. Eso sí llegó, le dolió un poco, aquel chiquillo le importaba en varios sentidos.

Por su lado Dante estaba recostado en el suelo observando la escena hasta que sintió el filo de la espada de Leonessa en su cuello, desde abajo la miró, era como una maldita diosa.

-¿Se te ofrece algo? –procuró decirlo con indiferencia, intentando controlarse frente a ella.

-Patético –dijo ella sin mucho afán. Él retiró su espada, al mismo tiempo que se erguía quedando a su altura.

-Gelaro y tal vez Verona son los únicos que tienen derecho a opinar. Ocúpate de tus asuntos, pero supongo que en esa cabecita rubia eso todavía no entra –se alejó lo suficiente carcajeándose al ver como la chica le apuntaba con su espada – Adelante, te reto –se sintió algo a salvo cuando ella bajó el arma y procedía a marcharse, lo que no previno fue que volviera para encestarle un puñetazo en el estómago.

-No he escuchado tus disculpas aún

-P-perdón Leonessa –cayó de nuevo viendo como ella lo miraba con superioridad.

Verona solo podía llevarse una mano a la frente antes de querer matar a todos, parecían adolescentes. Giacomo se acercó a ella poniendo una mano en su hombro.

-No te estreses, creo que hoy será imposible entrenar más. Ya todos han perdido la perspectiva

-Tienes razón. ¡Retírense todos! Pero mañana los quiero a las 6 de la mañana listos –se escuchó una queja general pero todos fueron saliendo del lugar con el muchacho ofreciéndole su brazo a la pelirroja escoltándola hasta su habitación. Solo habían quedado Gelaro y Rafaelle.

-¿Crees que estaremos listos hasta la fecha límite?

-Lo creo, son mi familia después de todo. Se han esforzado bastante y realmente veo progresos

-Si tú lo dices, será así entonces –le reverenció antes de marcharse pero la fina mano de su jefe le detuvo- ¿Necesitas algo más?

-Yo…Rafaelle uhm no sé cómo –la mano de Gelaro se aferró a su abrigo dejando confundido al mayor.

-Gelaro respira –sonrió al verlo tan nervioso- Dime qué es, lo que quieras.

-Es que no sé cómo decir esto –mordía su labio inferior en señal de impaciencia, vamos que era el líder de una familia pero no podía confesar sus sentimientos a su segundo al mando.

-Basta, por favor deja de hacer eso –apartó la mirada buscando su autocontrol.

-Qué cosa –no le contestó solo señalando sus labios - ¿Porqué? ¿Te molesta?

-No hagas esto más difícil ¿quieres? Si sigues haciendo eso no podré contenerme.

-¿De hacer qué? –se fue acercando lentamente.

-Besarte hasta que no pienses en nadie más, solo en mí –sus vibrantes ojos verdes con su convicción hicieron temblar al peliazul.

-Entonces hazlo –lo dijo con hilo de voz y pasó su lengua por sus labios por acto reflejo. Vio como su amigo luchaba por dentro casi soltando un gemido animal.

-Tú lo pediste –le dijo ronco para luego empujarlo contra la pared dejándolo sin escapatoria, robandole el aire con cada movimiento, acariciando su rostro casi sin poder creer lo que estaba sucediendo. Mordisqueaba sus labios presionándose contra el menor, su lengua pronto ingresó en la cavidad ajena haciendo suspirar a Gelaro quien solo se aferró más a sus brazos.

-Nece..sito respirar ahh Rafaelle –sus pupilas estaban dilatadas, su pecho agitado y un sonrojo precioso en sus mejillas. El mayor le dio un poco de espacio para que se recuperase, ni bien vio su oportunidad volvió a la carga con mayor intensidad bajando hasta el cuello de su jefe delineando la suave piel con su lengua –Mhnn Rafaelle más por favor –decía con la mente totalmente nublada por el placer.

-No digas más, podría tomarte aquí mismo. Devorarte entero, marcarte como mío

-Qué esperas –le retó mirándolo fijamente aunque por dentro moría de nervios, Rafaelle sería su primero. Sabía que el mayor había tenido sus experiencias, casi murió de celos aquellas veces que le vio coquetear con mujeres  y hombres, perderse con ellos al final de la noche.

-Ahora no, primero necesito saber. Quiero escuchar lo que ibas a decirme

-Te quiero, no sé tal vez te amo. Deseo estar todo lo que me queda de vida contigo, quiero tus besos y caricias solo para mí. Mi felicidad está contigo –le dijo con los ojos acuosos.

-Siempre he sido y seré tuyo, pequeño tonto. Mi vida no es nada si tú no estás en ella, quiero hacerte feliz cada maldito segundo hasta que muera, lo eres todo para mí –sonrió besando las lágrimas que ahora fluían en el rostro de Gelaro.

-Rafaelle no me dejes nunca –se aferró a sus brazos con el mayor acariciando sus cabellos.

-Es hora de irnos, tenemos que ponernos al día por tantos años desperdiciados

-¡¿Qué?! Oye qué haces bájame, ¡es una orden! –pataleaba de forma inútil ya que Rafaelle le tenía asegurado.

-No escaparás de mí, vamos a tu habitación –sonrió al ver el sonrojo de Gelaro.

-E-está bien

Notas finales:

Ahí lo tienen, vamos cerrando ciclos xD De todo corazón sigo agradecida con quienes me leen aún. De verdad que me siento en deuda. Intentaré complacer con algún especial, por ahí vi un review solicitando.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).