La alarma sonó, cosa que obviamente hizo despertarme muy temprano para mi gusto, el ¿por qué? Es porque acompaño a Hikari-san todos los días en ir al jardín de niños. Me estaba acostumbrando a esa corta vida rutinaria que estaba viviendo en América, de hecho puedo arriesgarme a decir que mi nivel de ingles ha mejorado. En cuanto me levante para cepillarme los dientes la mano en mi muñeca me detuvo.
- Quédate un rato más.
- Se hace tarde, tu madre vendrá si no bajo rápido.
- Últimamente casi ni puedo verte.
- Nos vemos todos los días.
- No es lo mismo.- la mueca que tenias en estos momentos era muy graciosa Taiga.
- Volveré al rato.
- Esta bien, pero por el momento serás mío.
Tiraste de mi hasta tenerme encima de ti, no sé qué piensas, pero no es exactamente el momento para esto pues el tiempo seguía transcurriendo, era cierto que nuestro tiempo juntos en estos últimos días no era demasiado, pero después te lo recompensaría. A pesar de eso me quede quieto en mi lugar solamente sintiendo tu cálido pecho subir y bajar tranquilamente. Desde ese día que fui al hospital me he sentido extraño conmigo mismo, jamás creí que algo así fuese posible y mucho menos que yo pudiera padecer eso, no lo veo como algo malo sino todo lo contrario, soy inmensamente feliz con eso, pensar que podemos tener hijos es algo fantástico. Aun así hay algo que me incomoda, algo vergonzoso en todo esto y es que no lo hemos hecho desde entonces porque ahora debemos de usar protección y eso es algo que me apena decirlo.
-¿Puedo preguntar en que piensas? Te has puesto rojo.
- N-Nada importante.
- Te creeré.
- Taiga se hace tarde.
- No quiero dejarte ir, que tal si faltas por hoy.
- No puedo hacer eso, me comprometí a ayudar hasta el día en que volvamos.
- No puedo hacerte cambiar de opinión ¿verdad? Está bien, te veo al rato.
- Gracias por entender.
- Claro que sí, pero antes de que te vayas...
Me volteo dejándome por debajo de el, poco después me robaste mas y mas besos de los cuales ya era más que adicto, ¿alguna vez dije que tus labios eran como una droga para mí? Creo que no, en alguna otra ocasión te lo diré, o mejor me lo guardo para mí.
- Ahora puedes ir.
- Claro.
Solo tuve que bajar hasta el comedor y buscar a Hikari-san que no encontraba por ningún lado, entonces en la mesita del living había una nota en donde claramente decía que ese día no necesitaba ir pues era junta con el personal y con los padres, solté un largo suspiro, estaba seguro que Taiga se aprovecharía de la situación ¿por qué no aprovecharla también?
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Estábamos comprando un par de refrescos y botanas para la ocasión.
- Si me hubieras dicho desde el principio que hoy era el partido de basket, no hubiera ido al kínder. No tenias que haber planeado todo eso.
- Creí que ni así aceptarías faltar.
- Claro que si, se trata de un partido muy importante y no podemos desperdiciar los boletos.
- Tal vez debí decir la verdad desde el principio. Como sea, busquemos nuestros lugares.
El partido estaba a poco de comenzar, montones de personas estaban sentados en sus lugares y el lugar estaba más que lleno, pues era claro ¿quién no quisiera ir a un juego de la NBA? Taiga iba adelante de mí buscando nuestros lugares, yo no tenía idea de que estaba tramando. Finalmente se detuvo en un espaciado donde había pocas personas, no podía creer que estábamos en zona V.I.P.
- ¿Taiga ¿cómo conseguiste los boletos?
- Digamos que Alex tiene sus contactos.
- ¿Ella vendrá?
- Dijo que si pero no la veo.
- Hey guys.
Sentí que alguien me abrazaba por detrás y el cabello rubio de la persona delataba de quien se trataba.
- Ahí esta.
- Kuroko, taaaanto tiempo sin vernos.
- Lo mismo digo Alex-san.
- Taigaaa, a ti te vi la semana pasada.
- Si claro.
- Buuu no te pongas celoso solo porque abrazo un poco a Kuroko.
- ¿Quien esta celoso?
- Mejor sentémonos, el juego está a punto de empezar.
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- Fue un gran partido, estuvo muy emocionante.
- ¿Por qué Alex no nos acompaña a casa?
- Dijo que tenía algo que hacer.
- ¿En serio?
- Si, era algo con el equipo que participo.
- ¿Cómo es eso?
- Es un secreto pero dudo que se enoje si te lo digo... ella es manager del equipo que acaba de jugar, es maravilloso que lograra lo que siempre soñó.
- Estoy realmente sorprendido.
- Si, cuando me lo dijo también me sorprendido.
- ...Taiga ¿puedo preguntarte algo?
- Claro lo que quieras.
- No deseas jugar de nuevo basket, siendo tu podrías pertenecer a un gran equipo, incluso podrías ser parte de la NBA.
- ...No sería lo mismo, amo jugar basket pero si no es contigo las cosas ya no serian igual, me acostumbre tanto a ti que ahora no puedo hacerlo solo.
- Taiga...no quiero que te limites por mí, eres libre de hacer lo que deseas.
- Eso lo tango más que claro pero la luz no puede brillar sin su sombra, prometiste que estando conmigo me harías el mejor jugador, no podría triunfar sin ti.
- Claro que lo harías.
- Así está todo bien, créeme...
- Claro...- No estaba muy convencido de las palabras del pelirrojo.
- Hay otro lugar al que te quiero llevar, pero primero iremos a comer.
- De acuerdo.
- Tetsuya, créeme que estoy bien con las decisiones que he tomado, no tengo nada de lo que arrepentirme.
- Este bien, confiare en tus palabras Taiga.
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Entraron a lo que era un museo de arte entre otras exhibiciones, estaba en un edificio alto y cada piso era la exhibición de un tema determinado, pero ellos no iban a apreciar ese clase de arte, subieron a un ascensor con un enorme cristal mostrándote una increíble vista de la ciudad. Kuroko no despegaba su vista del cristal estaba asombrado de lo que veía y eso que solo era el inicio. Llegaron a lo que era la terraza del edificio, unas plantas en masetas adornaban el lugar y las luces de la ciudad hacían ver el lugar más esplendido con aquella vista panorámica.
- No sé qué decir, me sorprendiste.
- Me alegra haberlo hecho.
- ¿Cómo es que no hay gente?
- Son pocas las personas que conocen este lugar, esta en un museo de arte, casi nadie viene por eso.
- ¿Como conociste este lugar?
- Digamos que cuando estudiaba aquí, tuvimos que venir en una excursión y al separarme del grupo termine aquí.
- Te imagino perdido por el lugar debió ser gracioso.- una pequeña risilla era contenida en la boca del peli celeste.
- Cállate, no fue nada divertido ese día.
- Es cierto, ¿Que hacemos aquí?
- S-Solo quería mostrarte el lugar.
- Tu voz dice otra cosa.
- ¿Por qué siempre te das cuenta de todo?
- Te conozco muy bien para no saberlo.
- Tsk. Está bien, no puedo ocultarlo más.
Kuroko se quedo mirándolo fijamente, cada movimiento que hacía, era más que obvio lo nervioso que estaba.
- ¿Sucede algo?
Se acerco hasta él y le acerco una de sus manos cerradas, el otro extendió la mano hasta sentir aquel pequeño objeto caer en su palma.
- Los compre cuando tuve oportunidad de hacerlo, sabes que no soy muy detallista pero me asegure que fuera de tu gusto.
- Gracias Taiga, no tengo palabras para decir lo feliz que estoy.
- Idiota, no tienes que exagerarlo, solo es un anillo.
- Aun así, es algo que tú me diste. Eres tan tierno.
- Cállate, no soy tierno.
- Claro que si, gracias.
- De nada. Por cierto el mío lo tengo aquí- Jalo la cadena que a pesar de los años nunca se la quito y le mostro su anillo junto con el de su promesa con Himuro.
- Volvamos a casa Taiga.
- Claro.
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No había nadie en casa, las luces del hogar estaban apagadas y el silencio reinaba en el recinto. Llegamos a tu habitación, no parabas de besarme y nos recostamos lentamente en la cama disfrutando de nuestro contacto.
Sentir tus cálidos labios recorrer cada centímetro de mi piel era asombroso, tus manos se deslizaban por debajo de la estorbosa ropa, tu cálido aliento chocaba contra mi oído, estabas tan excitado como yo. La ropa desapareció de nuestros cuerpos hasta perderse por algún rincón de la habitación, antes de besarme apasionadamente susurraste en mi oído unas cuantas palabras que me sorprendieron.
- Quiero casarme contigo.- me dejo en total silencio, no entendía de que estaba hablando.
- ¿A qué te refieres?
- Estuve pensando y quiero unir mi vida totalmente a ti y me gusta la idea de estar casados, sería muy tierno.
- ¿entonces?
- Quiero casarme contigo aquí y ahora.
No pude evitarlo y solté una risilla que te hizo molestar un poco, tal vez creías que me estaba burlando de ti, pero era todo lo contrario, estaba feliz.
- Tendrá que esperar, estamos desnudos en una habitación, no hay forma de que nos casemos en estos momentos.
Al darte cuenta de lo obvio que era eso y lo ilógica que sonó tu propuesta te sonrojaste de sobremanera, no hice nada mas que besarte dulcemente.
- Nos casaremos Tetsuya, sólo que no en estos momentos, terminaremos la universidad y después nos casaremos.
- Si.
Esa noche fue larga, continuamos con lo nuestro hasta altas horas de la noche, para no decir que casi amanecía. Disfrutamos cada momento de ese día, dormíamos tranquilamente, tu encima de mi pecho sintiendo tu suave reparación chocar contra mi piel, cerré mis ojos hasta quedar completamente dormido.
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-No los puedo hacer cambiar de opinión ¿cierto?
-Sabes que debemos de volver a Japón.
-Lo sé, entonces nos veremos luego chicos.
-Claro que sí.
-Me avisan cuando será la boda ¿de acuerdo?
-¿Cuál boda? ¿De qué hablas?
-Sabes bien de lo que hablo.
Su madre siempre se enteraba de todo, la pregunta era ¿Cómo lo hacía? se despidieron de ella y en cuanto su avión fue nombrado se separaron, en otra ocasión volverían a Estados Unidos por lo mientras Kuroko debía superar algo nuevo llamad “fobia a los aviones” pues en esta ocasión se sintió mucho más nervioso que el anterior vuelo, y Kagami trato de calmarlo todo el viaje.