Soy normal.
Normal.
Sin peculiaridades.
Corriente.
Joven.
Universitario.
Nada sorprendente o fuera de lo común.
Solo una persona más en este mundo.
Viviendo una vida cotidiana y aburrida.
Sin un pasado fantástico que contar.
Con una familia ordinaria.
Entonces. ¿Por qué rayos estaba viendo en medio de mi living a una persona diminuta sentada en la peluda alfombra beige?
No era propenso a beber, solo en ocasiones especiales y un vaso con algo de suerte. Tampoco ingería drogas ni consumía remedios con efectos secundarios peligrosos. Cerca de la residencia no había empresas o fabricas que expelieran gases peligrosos. Tampoco comía cosas caducadas. No aceptaba nada de extraños y no habría sufrido ninguna contusión.
Por lo que no había variantes/motivos externos que lo pusieran así.
O era algún cuadro de alguna enfermedad mental que se desarrolló hace tan solo unos momentos o una broma muy bien desarrollada por parte de algún amigo. Quizás también era un sueño o había muerto.
Vaya ramo de posibilidades.
Pero pensándoselo mejor, las noches anteriores se había desvelado así que era más probable que fuera a causa del sueño. ¿Tanto estudiar le había afectado tan gravemente? Vaya.
-¡Ey! Os estoy hablando, no me ignoréis- Reclamo aquel ser con una vocecilla que se le hacía graciosa y melodiosa.
Ya sin poder evitarlo comencé a reírme, si, quizás ya había perdido la cordura.
-Es que este muñeco habla y todo, vaya cosas se inventan hoy en día- Lance la mochila en los asientos del sofá para así poder quitarme el sofocante abrigo. Si me estaba asando, significaba que no me desmaye y seguía con mi vida de humano mortal aburrida.
Así que debía reconsiderar aún más la idea de que o era un juguete que mi mente cansada altero para volverlo más realista o una bromita de algún conocido. Aunque lo último no tenía mucho sentido.
-Me ofendéis comparándome con un muñeco, soy una persona tal real como vos, quizás con notables diferencias pero no quita el hecho de que soy un ser vivo como para compararme con un ser inanimado-
Sentía el asomo de una segunda risa querer apoderarse de su boca. Pero lo evite y en vez de eso, tan solo opte por recostarme en el sofá largo. Bastante cómodo, sí.
Quizás necesitaba una buena siesta y se le iría aquella alucinación. O se le acabara la batería, pila, energía, etc. Lo que viniera primero sería bien aceptado.
Ya tras unos minutos cuando andaba cerrando los ojos para dormir de una buena ve, sentí cierto peso por mi abdomen, caminando. No era necesario mirar para saber que era aquel muñequito tan raro.
-Que maleducado sois, es una verdadera desdicha saber que el Guardián relatado en tan nobles hazañas y recordado como uno de los grandes héroes de la historia, resulto ser un hombre vago que no puede mostrar algo de respeto a un miembro de la familia que decidió proteger y a la que juro lealtad-
…
¿De qué rayos hablaba ese juguete?
Cargue el cuerpecillo del muñeco con ambas manos y lo alce hasta mi rostro. A diferencia de los muñecos actuales este era un tanto más grande que el promedio y tenía un peso considerable, como si fuera un gato. Eso sí, nada que no pudiera levantar.
Además de aquello, los materiales con los que estaba hecho parecían ser de una muy buena calidad como a la vez, costosos. Tenía una cabellera ondulada hasta la altura de los hombros de un color cenizo oscuro adornado con una corona de ¿metal? negro, curiosamente no tenía un aspecto plástico al igual que la piel sonrosada que de hecho, al tacto con su pulgar era bastante suavecita. Definitivamente cero plástico. Los ojos que suelen estar pintados en muchas de las muñecas actuales, parecían ser dos esferitas de cristal con lo mucho que brillaban. Tenía pupilas doradas y hasta le habían colocado pestañas. Sus ropajes eran extraños, tenían cierto aire bohemio a la primera impresión, pero si se le miraba con más detalle, llegaba a recordar a las prendas de los personajes de alguna que otra serie anime de fantasía.
-Puf, a saber cuánto costaras- Quizás podía estar ligeramente impresionado de lo bien hecho que estaba el muñequito.
Es que la empresa creadora de este juguetito debió de invertir bien, ni siquiera se ven las articulaciones ni nada. Además ver la tierna carita enfada del juguete implicaba que tenía un buen mecanismo y microchip (lo que sea) con una serie de movimientos. Para que decir de que pueda hablar que hasta ya se andaba preguntando con cuantas frases venia incluido.
-¿Quiere bajarme? Esto es una falta de respeto máximo, levantarme como…como…- Estaba sonrojado de la rabia. Dios, hasta para representar emociones tenia. – ¡Como si fuera una princesa o algún juguete!- Exclamo molesto dando golpecitos en mi mano.
-Oh dios pff haha- Comencé a reírme de nuevo, mucho más escandalosamente que hace un rato. Que estaba solo y podía reírme ridículamente si quería –Pero si eres un juguete, ¿Qué esperabas?-
Se indignó aún más, ya estaba dando hasta patadas en mi mano en su intento de ser libre. Era incomodo pero no causaba dolor.
-Truhan, hombre ruin, tus antepasados deben estar coleros de la rabia con tal descendiente y…- Continuo diciendo quien sabe qué cosa más.
Que ya le ignoraba y después de todo, por muy avanzado que sea aquel muñeco nunca le había interesado tener juguetes.
Ahora que se lo pensaba, ¿Quién habría lo habría dejado?
Considerando el como iba vestido o las cosas que decía, parecía ser el tipo de mercancía que sacan para una película o serie infantil popular. No le sorprendería que fuera algo asi.
Bah, después llamaría a las pocas personas que conocía y le gustaban este tipo de objetos.
-…sin honor, no eres digno de proteger a la familia…- Generaba mucho ruido para mi gusto, por lo que ya le estaba quitando las prendas superiores para buscar el botón de apagado que suelen colocar en las parte de atrás en mayoría de estos juguetitos con sonidos y movimientos.
-Hasta para el botón de apagado parecen ser originales, ni siquiera se puede ver donde se ponen las pilas- Di vuelta el juguete para poder ver si se veía alguna abertura o algo que fuera la típica tapa que poseen mayoría de los juguetes. En su espalda únicamente tenía una especie de tatuaje tribal en tonos verdes y azules. –Pues…si, hasta en esto son creativos-
-Pe-pero que hacéis, devuélveme mis prendas ahora mismo y deja de ver-verme, hombre vil- Se le notaba aun molesto, pero ahora parecía que lo rojo de sus mejillas era de vergüenza, si hasta en las diminutas orejas había llegado el rubor. De algún modo trataba de taparse aquella marca mientras se movía de forma inquieta.
-Bla bla bla…Si al menos me dijeras por donde se te puede apagar…-
-¡No me puedes apagar! Soy una per… ¡Ah! ¿Pero que hacéis? ¡¿Acaso sois también un pervertido?!- Nuevamente se quejó, ridículamente, por pasar mi dedo en la espalda del muñequito ese. Que andaba buscando algo que anduviera en relieve y cosas así.
-Pues creo que es obvio-
-…- Pareció temblar ligeramente. ¿Es que le habían incorporado algo como el miedo? Pero si ni le estaba haciendo nada. ¿Podría ser que le implantaron inteligencia artificial para suponer cosas?.
Como sea, continúe en eso y como al no encontrar nada, supuse que aquel tatuaje seria la respuesta de lo que buscaba. Comencé arañar superficialmente para las quejas del objeto aquel, hasta que irritado ya por no encontrar la abertura, arañe con mayor fuerza en busca de aquel relieve donde estuviera la tapa o algún tornillo, lo que fuera.
-¡Me lastimas! Detente…du..ele- Sollozo.
Si, sollozo. Estaba llorando y temblando en mi mano.
-¿Qué es…?- Y veo para mi sorpresa que el ultimo arañazo había ocasionado una...herida profunda en su espalda.
Estaba sangrando.
Mierda, ¿que si es real?
Oh dios ¿Qué hice?