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Vacaciones humedas por Varoy

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Notas del capitulo:

Ellie pasara las mejores vacaciones de su vida e iniciara a una de sus amigas en el mundo lésbico.

Tenemos esa reunión sosa que realiza Amanda cada año. Estamos en mi casa de verano, un bonito lugar para pasar las vacaciones. Llevamos casi medio día sentadas en la sala, hablan sin parar de cómo sus hombres las hacen sentir diosas o las hacen pasar lo peor. Cuando el sol ha calentado lo suficiente el ambiente empiezan a despojarse de sus trapitos.

Han quedado en diminutas bragas y sostenes, yo amo a las mujeres y las cuatro chicas que están frente a mi están buenísimas, por Dios, que estoy babeando, son todas curvas, con nalgas redonditas y suculentas y tetas firmes, voluminosas y picudas. Sam presume su modelito color nude y se me reseca la boca, ella tiene el tipo de mujer que me encanta, lástima que no sea lesbiana y salga con el imbécil de Raúl.

Ya que se han cansado de modelar deciden salir a la piscina y yo encantada voy con ellas. Ninguna es lesbiana y ninguna sospecha siquiera que yo lo soy. Se sumergen en las cálidas aguas de la piscina desbordante mientras yo las observo desde una tumbona donde tomo el sol. Las espió a través de las gafas oscuras, Dios, tengo las bragas empapadas solo de ver sus preciosos cuerpos, las entrañas se me contraen solo de mirar como sus pezones se ven por debajo de las transparencias de sus bikinis. Lo que daría por tumbar a cualquiera de ellas en cualquier lugar y después hacerla mía. El cuerpo y los fluidos femeninos son las cosas más deliciosas en el universo. 

No puedo creer que ya hayan pasado meses desde lo de Vicky, no he tenido sexo en todo ese tiempo y no es un buen momento para empezar a pensar en ello. Sigo admirando a mis preciosas amigas, son todas jóvenes, rondamos los veinticinco años y de tanto mirarlas ya estoy más caliente que el desierto del Sahara. Mi sexo esta húmedo, hinchado y anhelante, necesito desahogarme, necesito tocarme o voy a reventar.

—Voy a mi estudio a terminar unos asuntos del trabajo— le digo a Amanda que es la que está a lado mío.

—Ellie acabamos de empezar las vacaciones, deja eso por la paz.

—Lo sé, pero esto es importante, no tardare más de una hora, tengo que enviar esos memos, cuando estén listos estaré lista para iniciar de verdad mis vacaciones.

—Bien— me contesta abriendo en exceso sus ojos azules.

Los memos no existen, solo mis ansias por desfogarme.  Con toda la calma de la que soy capaz cruzo la sala, el comedor y un largo pasillo, hasta que llego a mi habitación. Tiene una temperatura deliciosa y aunque sería agradable tocarme en mi cama se me antoja otra cosa. Es una forma habitual de masturbarme y siempre me deja satisfecha. Busco en el cajón de mi ropa interior un dildo adherible que utilizo en ocasiones como esta. Me desnudo y me meto a la cabina de baño. Es un lugar reducido que me produce comodidad a pesar de encontrarse unificado a la recamara, no tiene puertas, salvo la de la entrada.   

Estoy tan húmeda que mi lubricación empieza a resbalar por mi entrepierna, no pierdo el tiempo y mientras masajeo mis pezones con parsimonia, bajo la tapa del váter, me pongo a horcajadas y empiezo a frotarme contra él. La sensación es tan placentera que automáticamente empiezo a gemir, no me detengo hasta que estoy a punto de explotar, me interrumpo y sigo frotándome con mis dedos, mis entrañas se contraen, mi clítoris pide más rapidez y me corro desenfrenadamente sobre mi mano. Ha sido gratificante, pero quiero más, soy una viciosa.

Me pongo de pie y sobre el váter, que es donde me he estado frotando, pego el dildo, me penetro con deliciosa lentitud, me muevo a mi propio ritmo, el artilugio entra y sale tan ceremoniosamente que me convulsiono a la vez que no dejo de gemir, soy una mujer escandalosa y no me preocupa que las deliciosas mujeres que están afuera me escuchen, Robin Shulz retumba muy fuerte en el sonido estéreo de la piscina.

Acaricio mi clítoris sobre estimulado a la vez que no dejo de moverme contra el dildo y acaricio mis pezones, se que el orgasmo se aproxima, mi clítoris pide más fricción, el dildo entra y sale con más rapidez, la respiración se me entrecorta, los oídos me pitan y no puedo dejar de gemir mientras cabalgo con más rapidez, estoy a punto de llegar pero una voz hace que me pare en seco.

—Ellie ¿Qué haces?— me pregunta Sam.

—Nada—le contesto con voz ronca.

—Esos ruiditos que he escuchado no significan nada Ellie.

¡Dios! ¡Me ha oído!

Escucho que sus pasos se acercan, yo estoy tan sorprendida que no puedo moverme de mi sitio, abre la puerta de golpe, me mira con los ojos abiertos y la cara roja. Yo sigo con un falo enorme dentro de mi vagina y las tetas erguidas y al aire.

Verla ahí con su blanca piel, su pelo negro y largo y sus ojos azules mirándome hace que el deseo me recorra las venas.

—Te ves excitada y frustrada— me dice picara.

—Lo estoy— le respondo.

Me muevo involuntariamente y un escalofrió me recorre la espalda, estuve a punto de llegar al orgasmo y ahora me siento anhelante y frustrada.

Sam me mira lasciva y con una sonrisita torcida, quiero todo de ella aquí, ahora y de todos los modos posibles. Sam se quita sostén y bragas, nos apretujamos en el reducido espacio de la cabina.

—Correte— pide.

—Eso intento.

—Tontuela, no quería decir eso.

Se pone frente a mí y tengo su sexo lampiño y fragante a mi alcance, no puedo más,  me pongo de pie dejando atrás el falo.

Ella pone sus brazos alrededor de mi cuello, se acerca tanto que me dejo ir, ambas estamos desnudas, la deseo, mis dedos hábiles recorren la deliciosa curva que hay entre su cintura y su cadera mientras comenzamos un beso ardiente. Su lengua me reclama, me exige y me excito. Su manos aprisionan mis nalgas y me avivo aún más, tomo sus pechos duros y masajeo sus pezones, están erguidos, quiero lamerlos, pero ella se separa.

—¿Puedo intentar algo?— me pregunta intemperante.

—Lo que quieras— le contesto. Debe de saber que si me pide la luna se la bajo, soy su esclava.

Con toda sensualidad va y se sienta sobre el cajón de agua del váter, se acomoda y abre sus piernas, está ahí expuesta para mí. ¿Quién iba a decir que las cosas cambiarían tan drásticamente?

Alza una ceja desafiante.

No me desafíes amor, pienso, como una adicta al sexo femenino, me acerco, huelo su glorioso aroma, soplo un poco y ella gime, su cuerpo esta húmedo, pero su sonrosado sexo todavía está seco, eso se soluciona muy fácil, pienso.  

Llego a sus labios nuevamente, la reclamo, la invado, sabe a gloria y es un milagro que este aquí. Mis dedos experimentados saben lo que buscan, me encantan los senos y las curvas femeninas, me deshago un segundo de sus labios, lubrico mis dedos y bajo al paraíso, mis dedos recorren su sexo, está caliente y palpitante, eso es una buena señal. Mientras toco su clítoris ella ahoga gemidos en mi boca, se siente tan bien ser la dueña de ese sonido tan glorioso.

Mi boca sigue su propio camino y llegamos a sus pezones, al succionar y morder mi mano empieza a humedecerse con su lubricación, ella gime, no quiero parar. Bajo por su vientre y al llegar a su sexo que sé me espera, ella ya empuja sus caderas en dirección a mi boca, eso me encanta, porque dar placer con la boca a un coño tan apetecible como el suyo es una delicia.

Alzo la vista antes de empezar mi ritual, ella esta roja, se jala sus pezones y me suplica entre gemidos. Antes de chuparla y comérmela entera empiezo a frotarme contra el váter y comienzo lamerla.

—Umh! Ahhh!— dice ella. Yo ahogo mis gemidos contra su vagina, ya esta lubricada es tan fácil lamerla así, su clítoris esta tan hinchado como el mío.

—¡Ohh! ¡Ahh! No pares—me pide, lamo su chochito, meto la lengua en su vagina. Una y otra vez.

—Mmmmm ¡Ahhh! ¡Sí, así! Más— pide ella— mmm

Es tan excitante oírla, que el vaivén de mis caderas, sus gemidos y su delicioso aroma me catapultan a la gloria y no puedo más que frotar su clítoris con profusión, llega al orgasmo y se viene en mi boca. Estoy a punto de volverme loca, he logrado tenerla en mi boca. Adoro a esta chica, no solo es guapísima, es deliciosa y quiero tener más sexo con ella.

—¡Oh Ellie!— me dice con ardor— de saber que podía disfrutar esto contigo habría venido hace meses a tu baño, no creí encontrar la perfección aquí.

Me toma por el pelo y de un tirón ya estamos besándonos de nuevo.

—¿Quieres otro orgasmo?— le pregunto cachonda.

—¿Qué hago?— dice desesperada.

—Ven— le digo.

La jalo y desnudas y húmedas como estamos, subimos las escaleras que tengo dentro del mismo dormitorio. Llegamos a mi vestidor.

—Yo quiero hacerte el amor en todos lados ¿Dónde quieres que te lo haga primero? ¿Sobre mi escritorio o sobre la otomana de mi vestidor?

Me mira con los ojos abiertos, mira a ambos lados y como no la veo decidida la empujo hacia el escritorio…

 

 

 

 

Notas finales:

Pronto el siguiente capítulo. ;)


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