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5 veces en las cuales culparon a Spock por la naturaleza de su genética y 1 vez en la que él mismo se adjudicó la responsabilidad por lady_chibineko

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Notas del capitulo:

¡Feliz día del Spirk a todos!

Título: 5 veces en las cuales culparon a Spock por la naturaleza de su genética y 1 vez en la que él mismo se adjudicó la responsabilidad

Autor:
Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: La franquicia de Star Trek es propiedad intelectual de Gene Roddenberry y los respectivos productores de cada saga.  Esta historia entra en Star Trek: el Universo Alterno ("Alternate Original Series" o "AOS") que nos trajo J.J. Abrams en la película del 2009.

Advertencia 1: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

Advertencia 2: Christina Chapel sigue como enfermera en el Enterprise y Pike sobrevivió al ataque de Khan y aunque tardó mucho en recuperarse y casi muere en más de una ocasión, lo logró y sigue siendo el almirante que vela por Kirk.

Dedicatoria: A l@s amantes del Spirk a nivel mundial, feliz día del Spirk este 15 de Setiembre del 2015.

En fin, enjoy the chapter please!

Capítulo III: Spock Prime

4.7 meses después del incidente en Pericles X


La vida en el espacio a bordo del USS Enterprise era tan normal para Spock como podía serlo.

Se levantaba exactamente 75 minutos antes del turno alpha para meditar, asearse y luego proceder al comedor de la nave para ingerir los primeros alimentos del día, en general en compañía del capitán y el doctor en jefe. Luego pasaba gran parte del turno alpha en el puente, haciendo las veces de primer oficial y oficial científico en jefe, y a menos que alguna actividad dentro o fuera de la nave se lo impidiese, también ingería sus alimentos de la tarde en compañía del capitán así como del doctor, cuando este último tenía tiempo.

Luego se pasaba el turno beta metido en sus varios ensayos y experimentos en los diferentes laboratorios de la nave, o de lo contrario en alguna terminal de la computadora donde se dedicaba a ajustar estadísticamente los datos obtenidos, tras lo cual sacaba resultados y armaba los informes con las conclusiones de dichos ensayos.

Finalmente, cada vez que cierto capitán ojiazul le preguntaba si tenía tiempo para un partido de ajedrez tridimensional o para ejercitarse un poco en el gimnasio de la nave, Spock trataba de estar libre la mayor parte del tiempo. Era sin duda masoquista de su parte, pero no le importaba en absoluto la tortura. Cada segundo al lado de su T'hy'la era un segundo que Spock agradecería por el resto de su vida.

En realidad Spock se repetía una y otra vez que debería de conformarse con estar al lado de su capitán y poder protegerlo (empresa bastante difícil teniendo en cuenta la predisposición de James T. Kirk por atraer las situaciones más peligrosas e inimaginables), pero la verdad era que Spock ansiaba mucho más, por lo cual la amistad que el rubio le ofrecía era como un placebo que aligeraba el dolor que lo embargaba al tener al rubio tan cerca y no poder tomarlo entre sus brazos y reclamarlo como suyo. Pero el medio vulcano podía resistirlo, o por lo menos eso era lo que se decía a si mismo.

Sin embargo, durante los últimos 2.6 días, el férreo control que Spock tenía sobre si mismo parecía estar fallándole.

Había sucedido por primera vez al arribo del embajador andoriano Thirus, quien iba a ser huésped del Enterprise durante las siguientes dos semanas por razones diplomáticas con una civilización bastante avanzada perteneciente al planeta helado clase M, Hesperius VIII, con el cual los andorianos podrían hacer buenos intercambios comerciales.

La incomodidad de Spock ante la presencia de Thirus fue casi inmediata, pero ante lo ilógico de su propio comportamiento refrenó las ganas de gruñirle al pálido embajador, el cual se había mostrado demasiado atento, encantador y apegado al capitán desde el momento en que fue transportado a bordo.

Spock también pudo notar como Jim, luego de darle la bienvenida del caso al embajador Thirus, había comenzado con el paso de las horas a mostrar incomodidad ante la constante presencia del andoriano, quien no parecía querer dejarlo 'ni a sol ni a sombra' como rezaba el dicho humano. Y en aquellos momentos, durante la comida de la tarde, no se había dado una excepción.

Thirus había solicitado una vez más que el capitán lo acompañase a tomar sus alimentos en las habitaciones VIP que le habían designado, previa ronda de preguntas para comprobar que el rubio estaba libre y no iba a poder rechazar su propuesta; y desgraciadamente Jim había caído y tuvo que aceptar la petición con una sonrisa bastante forzada en su rostro.

Spock tomó asiento en el comedor luego de situar su bandeja en la mesa, y sintió casi como un golpe físico la ausencia de Jim a su lado. Y no se sintió mejor cuando en la silla de al lado se sentó un gruñón doctor sureño, el cual comenzó a quejarse de los de pacientes del día.

Spock se limitó a escuchar al hombre sin mirarlo y sin probar alimento alguno, la verdad había perdido por completo el apetito.

Luego de casi 10 minutos de quejas constantes contra un par de los alférez de ingeniería a cargo del señor Scott, McCoy finalmente se fijó en Spock, para disgusto del medio vulcano.

- "¿Y a ti que rayos te pasa ahora, duende? Te la has pasado gruñendo todo el almuerzo y sin tocar siquiera tu comida."

Spock suspiró internamente ante aquella 'acusación' pues quien se la había pasado profiriendo quejas y gruñendo contra otros integrantes de la nave había sido el mismo doctor y nunca al contrario. Por su parte McCoy continuó.

- "Como doctor en jefe de esta nave, te advierto que no dejaré que ningún tripulante se desmaye por allí por falta de buena alimentación, y eso incluye duendes orejudos que creen que pueden vivir de un sorbo diario de té y un condenado frejol verde. Así que levantas ese tenedor y empiezas a llevar las ridículas verduras vulcanas del plato a tu boca."

Spock ofreció su mejor mirada de desdén al doctor, pero luego de tantos meses de compartir comidas y miradas de desdén, al parecer el bueno doctor sureño había desarrollado hacia Spock el mismo nivel de 'Me importa un reverendo pimiento verde lo que tú pienses, aquí el doctor soy yo y se hace lo que yo digo' que presentaba hacia el capitán.

Spock no suspiró (definitivamente no lo hizo, esa fue una exhalación de aire prolongada), pero tomó su cubierto e ingirió un par de bocados con evidente desgano y apatía; y tampoco le importó un pimiento verde el gruñido de McCoy hacia su actitud. Sin embargo no pudo evitar mirar hacia el asiento vacío del capitán entre bocado y bocado.

- "¿Spock?"- fue la pregunta que interrumpió sus pensamientos y al voltear hacia McCoy pudo ver el resto de la frase en los ojos del doctor '¿Qué demonios te está pasando?'

- "No es nada doctor."- se apresuró a decir el medio vulcano, sin embargo la manera en que apretaba el cubierto lo desmentía por completo- "Simplemente... es... el embajador andoriano... no estoy completamente seguro de cómo explicarlo."- fue la respuesta del primer oficial, esperando que la conversación concluyese allí.

Sin embargo sucedió todo lo contrario.

- "¿Tú también lo tienes?"- preguntó McCoy, ahora con tono preocupado.

- "¿A qué se refiere, doctor?"- rebatió a su vez Spock, confundido.

- "¡El presentimiento en la tripa!"- contestó el humano como si fuese lo más lógico del mundo.

Spock abrió la boca para negar, la cerró, frunció el entrecejo y abrió la boca de nuevo esta vez para replicar con propiedad sobre lo ilógico que era conferir el don de la clarividencia a una porción del sistema digestivo, pero no tuvo la oportunidad.

- "Ya lo decía mi tatara tatara tatara tatara tatara abuelo; la tripa siempre tiene la razón."- comentó el doctor mientras casi se atragantaba con la comida, en medio de lo cual miró al vulcano- "¡¿Qué demonios haces mirándome así?! ¡Come rápido para ir por Jim!"

Spock decidió no replicar más, así que tras alzar una ceja y pensarlo un poco, asintió una vez con decisión y trató de ingerir algo más de nutrientes, aunque esa sensación de inquietud apenas y lo dejó comer un par de bocados más, por lo que desistió de dicha empresa y se levantó para disponer de su bandeja al mismo tiempo que el doctor y pronto ambos viajaban en el turboelevador con camino hacia la bahía donde se encontraban las habitaciones designadas al embajador andoriano.

Llegando allá, a tan solo unos metros de distancia, vieron las puertas de la habitación a la que se dirigían abrirse y al capitán salir por ellas, o por lo menos tratar de hacerlo.

Spock enarcó una ceja al principio, más al notar la mano de piel azulada que trataba de introducir al rubio de vuelta a las habitaciones, frunció el entrecejo de manera peligrosa.

- "¡Qué diablos!"- escuchó proferir al doctor, pero no hizo demasiado caso pues todos sus sentidos estaban puestos en esa mano imprudente y en las ansias de arrancarla del brazo del embajador.

Emitiendo un gruñido casi inaudible para el resto, se encaminó hacia la indeseable escena.

- "... en verdad, siento mucho declinar su oferta, pero me esperan en el puente y..."- escuchó decir al cada vez más incómodo y desesperado humano.

- "Pero si va a ser tan solo un momento más, capitán. Apenas una tarde ¿Acaso no pueden arreglárselas una tarde sin usted?"- contradijo zalamero el andoriano, en un claro estado de intoxicación.

Kirk se removió incluso más incómodo en su sitio, tratando de nuevo de que lo soltaran mientras forzaba aquella sonrisa que a Spock se le atravesaba entre los ojos. El medio vulcano no lo soportó más.

- "Capitán."- dijo entonces el primer oficial de manera firme a modo de saludo y reconocimiento, tras lo cual le dirigió una mirada dura al andoriano mientras reconocía también su presencia- "Embajador."

- "¡Señor Spock!"- fue la respuesta alegre del capitán, quien ante la presencia de los otros oficiales fue finalmente soltado por el embajador, para obvio alivio del rubio.

Spock continuó.

- "Siento la interrupción capitán, sin embargo su presencia es requerida en el puente."- informó el hombre de manera efectiva.

Jim, quien entonces sonreía sinceramente, negó con ligereza.

- "Nada de eso, el deber es primero."- se dirigió entonces al invitado- "Como ve embajador, mi tripulación me requiere. Con su permiso, me retiro."

El doctor McCoy pronto se unió al capitán en la retirada, dejando a Spock ligeramente relegado; sin embargo aquello no era coincidencia.

Spock olfateó el aire y captó el aroma de licor de bayas andoriano desprendiéndose de la persona del embajador y sin poder evitarlo volvió a gruñir pero esta vez de manera audible y agresiva.

Thirus miró al primer oficial con sorpresa y algo de temor, aquella había sido una advertencia clara de parte del vulcano.

Ambos se miraron a los ojos, el andoriano visiblemente acojonado ante la mirada dura del primer oficial de la nave. El mensaje era claro 'No se acerque de nuevo al capitán o de lo contrario aténgase a las consecuencias'.

Un visible escalofrío recorrió al embajador.

Spock se contentó con aquella reacción, realizó un asentimiento casi de manera marcial y dando media vuelta caminó con dirección al turboelevador, donde el doctor y el capitán se habían quedado esperándolo.

Sin mediar más palabras se metió junto a ellos al turboelevador y escuchó al capitán dar la orden a la computadora de llevarlos hacia el puente.

El silencio duró 17 segundos exactos.

- "Nunca pensé que  me alegraría tanto verlos o de la necesidad de mi presencia siendo requerida en el puente."- señaló el rubio de manera jovial mientras posaba su vista en los otros dos- "Entonces ¿Para qué soy bueno?"

22 segundos de silencio se instauraron, finalmente el doctor McCoy tomó la palabra.

- "En realidad Jim, como que vinimos en tu rescate... tu sabes, la tripa nunca se equivoca y todo eso..."

Kirk miró atónito un momento al doctor y luego simplemente soltó un '¡Oh!' tras lo cual se mantuvo en silencio por otro momento.

- "Entonces, supongo que le debo otra salvada de vida a tu tripa."- se las arregló para decir el rubio con una sonrisa.

El doctor lo miró y luego a Spock.

- "Esta vez le debes el favor a la tripa de Spock."

Las cejas del rubio se elevaron casi hasta tocar el nacimiento de su cabello, mientras fijaba la vista azul en el medio vulcano, quien a todas luces se estaba haciendo el desentendido.

El capitán abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpido por la voz de la computadora anunciando el arribo al puente.

Spock casi y agradeció su 'suerte' mientras se apuraba en salir del reducido espacio, dejando atrás a un aún sorprendido rubio y a un bastante gruñón doctor.

Pero es que no sabía que decir... ni él mismo se entendía.

Lo peor de todo fue que con el pasar de los días, nada parecía tener algún sentido, o mucho menos aún mejorar.  Por el contario, Spock se sentía cada vez más ansioso y desbalanceado así como agresivo, en especial en torno a cualquiera que se acercara al capitán, llegando a tal punto que con solo una mirada podía hacer que el embajador invitado se excusara y retirase a sus habitaciones, por lo cual desde el día siguiente al 'presentimiento de la tripa' Jim nuevamente comía y pasaba su tiempo libre junto a su primer oficial de manera regular; y afortunadamente los otros miembros de la tripulación no se habían percatado de nada.

Pero Spock estaba consciente que de seguir así, su 'buena fortuna' no iba a durar.

Hacía ya 4.8 días que experimentaba aquella sintomatología de ansiedad e incomodidad, y no tenía idea de cuál podría ser el motivo.

¿Alguna dolencia vulcana? ¿Alguna aflicción única dada su naturaleza mixta?

Tal vez era hora de hacer un llamado a quien pudiese darle respuestas.

Terminando un muy improductivo turno beta, Spock se vio en la necesidad de declinar un amigable juego de ajedrez con su capitán (para el cual por cierto no tenía cabeza) con el fin de comunicarse lo más pronto posible a Vafer Tor o Nuevo Vulcano, ahora que aún estaban en rango de comunicación con el planeta.

Con las puertas de sus habitaciones aseguradas y un enlace privado hacia quien podría tener las respuestas que buscaba, Spock esperó hasta que el rostro digno y entrado en años del receptor de la video llamada apareciese frente a él.

- "Spock."- fue el saludo casi jovial de Selik, quien alguna vez había sido conocido también como Spock en otro tiempo y espacio.

- "Spock."- a su vez respondió el primer oficial, tratando de guardar la compostura.

Selik casi y emitió una sonrisa ante el saludo, sin embargo esta se borró pronto de su rostro al enfocar toda su atención en su joven contraparte.

- "Supongo que esta no es una llamada de cortesía."- argumentó Selik con simpleza ante Spock- "Así que si me dices el porqué de tu evidente preocupación, lo agradecería mucho."

Spock se removió un poco incómodo, lo cual hizo a Selik enarcar una elegante ceja inquisitiva ante el comportamiento tan ajeno al joven vulcano.

Finalmente, luego de 1.8 minutos, Spock pareció poner en orden sus pensamientos al mirar decidido al vulcano mayor.

- "Requiero de cierta información personal... sobre afecciones sufridas durante tu juventud."- fueron las palabras de Spock, captando así visiblemente la atención del mayor.

- "Debido a mi constitución más orientada hacia la fisiología vulcana que a la humana, debo decir que fui rara vez objeto de enfermedades o aflicciones."- contestó entonces Selik, quien parecía estar haciendo sin embargo, un repaso mental de cualquier cuadro sintomático que pudiese haber sufrido. Finalmente enfocó de nuevo su atención en su contraparte y con tranquilidad solicitó- "Tal vez si me ofrecieras una descripción de la sintomatología que estás experimentando, pueda responder a tu solicitud con mayor eficiencia."

Spock volvió a moverse ligeramente sobre su sitio, con un aire de incomodidad difícilmente visto por cualquier otro pero bastante notable para Selik. Con un último pensamiento al respecto, el muchacho pareció ordenar sus ideas.

La verdad era que a Spock le molestaba que Selik pudiese leerlo con tanta facilidad, sin embargo su pedido era completamente lógico.

Spock comenzó a enumerar su sintomatología de manera puntual e impersonal y en gran parte evitando cruzar su mirada con la del mayor, por lo cual no notó la preocupación en los ojos chocolate que lo miraban, hasta que terminó de describir sus síntomas.

Selik se mantuvo en silencio por un período de 2.7 minutos, hasta que finalmente soltó un largo suspiro de aquella manera tan humana que al parecer había desarrollado con los años y de la cual no sentía la menor vergüenza.

- "Sin importar cuantas veces suceda, los paralelos entre nuestras vidas no dejan de asombrarme... y preocuparme."- expresó Selik con un tono de voz sorpresivamente cansado- "Spock, me temo que lo que estás experimentando son las primeras señales del Pon Farr... tu Tiempo está llegando."

Spock pudo, literalmente, sentir la sangre siendo drenada de su rostro. Aquello no podía ser... era imposible.

- "No... el sanador Sovik dijo que no pasaría."- fue lo primero que brotó de los labios del menor, quien estaba en un completo estado de negación- "Mi parte humana me exonera de dicha condición."- recitaba mientras las palabras dichas por el sanador más de una década estándar atrás volvían a él. Volvió a fijar su vista en Selik- "Debe de haber otra explicación, es imposible."- volvió a insistir- "Soy... demasiado humano..."

- "Spock."- interrumpió entonces la voz firme pero serena del anciano- "Estoy seguro que sin importar lo que nuestros congéneres te hayan dicho con el pasar de los años, hace mucho tiempo llegaste a la conclusión, al igual que yo lo hice en su debido momento, de que por lo menos en nuestra fisiología somos casi por completo vulcanos."

Spock miró a su interlocutor con ojos atormentados.

- "Y que... ¿Qué debo de hacer?"- preguntó el joven con mal disimulada desesperación en la voz.

- "Kaiidth... lo que es, es. Y si no puede ser cambiado, entonces debe de ser atendido."- respondió el anciano con todo el conocimiento de sus años a cuestas- "Tal vez... ¿Hay alguien que te pueda asistir en tu Tiempo?"- preguntó Selik con esperanza que luego se tornó en preocupación nuevamente al ver a Spock negar.

- "Debe de haber otra manera."- insistió sin embargo el menor.

- "No estoy seguro de que puedas llegar a tiempo al Monasterio de Gol, aquí en Vafer Tor. Por lo que me dices, estimo que te queda apenas entre dos y tres días de lucidez y control sobre tu persona."- Selik parecía estar pensando en posibles soluciones, pero ninguna venía a su mente y Spock no estaba en mejor condición que al inicio de la conversación, sino todo lo contrario- "Spock, tal vez la teniente Uhura..."

- "¡No!"- fue la reacción inmediata del primer oficial ante la sola idea- "Nyota no es mi pareja... mi T'hy'la..."- finalizó Spock casi en un murmullo.

Selik sostuvo el aliento.

- "Spock... ¿Es Jim también tu T'hy'la en este universo?"

Ante la pregunta, Spock miró al vulcano en la pantalla y no se atrevió a responder, aún cuando sus labios se abrieron ligeramente en anticipación a una respuesta, pero Selik no esperaba una.

- "Eso, mi joven contraparte, es maravilloso. Habla con Jim, explícale lo que estás pasando... de lo contario, el Plak Tow..."

Pero mientras Selik hablaba, a la mente de Spock vinieron imágenes de su madre de las dos ocasiones en la juventud de Spock en el planeta Vulcano, en las cuales tanto ella como su padre se habían retirado al llegar el tiempo del segundo. Los moretones, el labio partido y el cansancio y la debilidad de Amanda Grayson, la única persona que le había ofrecido a Spock el cariño que su parte humana tanto había anhelado, fueron algo que Spock no pudo perdonarle a su padre hasta casi llegar a la adultez. Su madre había sido humana, más frágil que una vulcana... más vulnerable.

Jim era humano también.

- "No."- susurró Spock sin escuchar más al anciano, él no podía, no debía de dañar a su T'hy'la bajo ningún motivo, ni siquiera para salvar su cordura o su vida... mucho menos por alguien que valía tan poco como un vulcano defectuoso.

- "¿Spock?"- urgió preocupado Selik al no recibir atención ante sus palabras.

Pero Spock estaba decidido, ese no era el camino. No podía siquiera pensar en dañar a Jim de manera alguna, así que luego de una aspiración profunda posó su mirada en el anciano e inclinó la cabeza en señal de gratitud.

- "Spock, agradezco profundamente el conocimiento que me ha impartido el día de hoy, y procederé a buscar la solución adecuada a mi condición."- alzó una mano en el ta'al- "Larga vida y prosperidad."- fue su despedida, tras lo cual cortó la comunicación de manera abrupta y bloqueó su terminal a cualquier comunicación entrante; dejando a su contraparte no solo preocupado sino también impedido de hacer cualquier cosa para intervenir... las leyes y cultura de los vulcano prevenían al anciano de hablar sobre el tiempo conocido como Pon Farr a aquellos que no pertenecían a la raza. Todo iba a estar bien.

Esa noche Spock se la pasó meditando, o por lo menos tratando de hacerlo, mientras ideaba como lidiar con su Tiempo mientras evitaba ser una carga para la tripulación. En especial para Jim.

Lo lograría, aunque se le fuese la vida en ello.

~.~.~.~.~.~



Al día siguiente, Spock intentó mantener una rutina normal desde el inicio del día, lo cual incluyó un inapetente desayuno y un turno alpha bastante desconcentrado; y sin embargo aquello le dio el resultado esperado, aún cuando preocupar a Jim era lo último que deseaba.

A la hora de la comida, al reunirse con el capitán y el doctor, ambos lo miraron con evidente desconcierto, preocupación e incluso algo de angustia.

- "Spock."- intervino por fin el doctor McCoy a la mitad del almuerzo, al ver el plato casi intacto del vulcano- "Sé que te gusta pensar que eres casi inmortal y todo eso, debido a tu vudú y esa cosa verde que llamas sangre y te corre por las venas; pero creo que algo está pasando contigo... no, no... nada de interrumpirme, soy el doctor en jefe de la nave y como tal soy responsable de la salud de todos, incluyendo la tuya. Te quiero en la enfermería de inmediato."- dijo mientras se paraba e instaba al vulcano a hacer lo mismo.

- "Bones... mantenme informado."- escuchó decir al capitán, antes de salir tras el doctor camino al ala médica.

Por supuesto el buen doctor sureño encontró una temperatura y presión sanguínea, mayores a las lecturas normales del primer oficial, la química sanguínea se leía en extremo activa. Eso sin contar con la presencia de unas hormonas desconocidas por el doctor, el cual estaba al borde del desquicio.

Aquello podía ser grave, tendría que estudiar las lecturas para determinar que tan grave podría resultar aquello para Spock.

Por el momento el doctor McCoy le ordenó a Spock un aislamiento vigilado hasta nuevo aviso, de preferencia en la enfermería. Sin embargo el primer oficial se las arregló para que le diesen el descanso en sus habitaciones, aduciendo que la temperatura de la enfermería lo hacía sentir poco cómodo y que además en un lugar privado tendría mayor oportunidad de meditar, con lo cual se encontraría más... a gusto. McCoy le concedió privacidad a Spock para meditar.

McCoy frunció el entrecejo, pero se dejó convencer, recordándole eso si al vulcano que todo tipo de trabajo o actividad que le produjese tensión, estaba prohibida. Lo mismo que estaba prohibido salir de sus habitaciones.

- "Por supuesto doctor, no saldré de mis habitaciones hasta que usted me ordene lo contrario."- fue la respuesta de Spock, lo que logró que McCoy lo mirase raro, pero nada más allá de eso.

El medio vulcano se paró, listo para poner en marcha los últimos detalles para mantener a la tripulación a salvo de su persona, cuando un preocupado Jim Kirk entró a la enfermería.

- "Ey."- fue el saludo del capitán al llegar al lado de los otros dos ocupantes del lugar- "Entonces ¿Qué es lo que tiene Spock?"- preguntó el rubio con evidente angustia en su tono de voz.

Spock se llenó entonces la vista con su T'hy'la una última vez, pues si las cosas salían como las tenía previstas, realmente sería la última.

- "No tengo la más remota idea Jim, no hay nada en mis libros electrónicos sobre biología vulcana acerca de los síntomas que he encontrado."- contestó el doctor en un gruñido- "Por lo pronto pondré a Spock en descanso médico obligatorio y correré las pruebas que pueda con las muestras que tengo... esas hormonas extrañas no me dan buena espina."

Jim volvió a posar su mirada preocupada en Spock, quien a su vez regresó una mirada cargada de afecto y tristeza, a pesar de que el resto de las facciones del medio vulcano seguían en blanco.

Finalmente Spock decidió que era hora de volver a sus habitaciones, pero antes se dirigió hacia Jim.

- "Capitán."- inició Spock, ganándose 'esa' mirada por parte del rubio- "Jim."- se corrigió- "Estoy seguro de que todo será de la manera en que debe de ser. Por favor, te pido que no te aflijas."- entonces se despidió de ambos humanos y se dirigió hacia sus habitaciones de manera directa.

Una vez allí cerró todas las puertas con su clave personal, de tal manera que nadie más que el doctor o el capitán pudiese abrirlas, seguramente una vez que todo hubiese terminado. Luego procedió a tomar una última ducha sónica, se cambió con una vestimenta negra de textura sedosa que su madre le había dado como obsequio antes de partir del planeta Vulcano hacia la Academia de la Flota Interestelar y se arrodilló frente al ídolo de Shariel, el dios de la muerte que lo había acompañado durante tantos años y que seguramente sería quien lo viese en sus últimos momentos, de manera paradójica.

Estaba preparado para aceptar su destino.

~.~.~.~.~.~



Spock no estaba por completo seguro de cuánto tiempo había pasado desde que se arrodillase ante el ídolo, pero si sabía que habían sido más de 15 horas, y controlarse era cada vez más difícil.

Su cuerpo estaba bañado en sudor y cada uno de sus músculos dolía. Mantenerse en la posición para meditar era casi imposible y una voz que había aparecido en lo más recóndito de su mente le exigía cada vez con más fuerza que fuese a reclamar a su T'hy'la. Su mente se estaba convirtiendo en un caos.

Eran los primeros síntomas del Plak Tow... era su sentencia de muerte.

- "Jiiiim..."- fue el gemido que salió de sus labios, y que fue a unirse a todos los otros en la soledad de sus habitaciones.

No iba a soportarlo, seguramente perdería la cordura y si los dioses de sus ancestros eran lo suficientemente piadosos entonces moriría de manera rápida.

Otra oleada de calor sacudió su cuerpo, el fuego lo estaba quemando. Se dobló sobre si mismo mientras gemía... debía de resistir.

Pero apenas y podía mantener la conciencia y la cordura. Cerró los ojos.

- "Spock..."

Otro gemido ahogado salió de los labios del medio vulcano... ahora imaginaba voces fuera de su mente. Aquello era una tortura.

Apretó aún más los ojos mientras trataba de acallar el recuerdo de la voz de Jim.

- "Spock..."- una mano se posó en su brazo.

Spock abrió de golpe los ojos y la sorpresa lo hizo terminar sentado en el suelo.

No era un producto de su imaginación. Jim estaba allí, mirándolo con extrema preocupación.

- "¿Cómo?"- salió la pregunta con voz rasposa de su garganta.

La luz sobre el ídolo que indicaba que las puertas estaban cerradas continuaba encendida, según pudo registrar al alzar la vista de manera frenética; y al bajarla de nuevo notó que al lado del capitán se encontraba una bolsa de regulación estándar abierta, que parecía contener cremas e hypos.

- "Esta bien Spock, tranquilo... vine a ayudar."- fue lo que dijo el capitán con voz cautelosa.

Los ojos de Spock se movieron erráticos mientras el vulcano trataba de controlar su urgencia. No entendía en lo absoluto.

- "¿Cómo?..."- volvió a preguntar cada vez más confundido.

Kirk se mordió el labio inferior con aire tímido.

- "Yo... me preocupé. Te despediste de una forma poco usual en ti, sin decirme si estabas funcionando 'adecuadamente' o si te recuperarías... no... no me dijiste que todo iba a estar bien... sino que todo terminaría como debía de terminar."- Jim bajó la mirada un tanto apenado- "Así que llame a la única persona que te conoce tan bien como tú mismo, llamé a Selik... y él me explicó todo."- la mirada del capitán estaba tan atormentada- "Por favor, no te enojes conmigo... o con Selik."- suplicó el rubio al ver el gesto de furia que se instauró en las facciones del medio vulcano ante la mención de su contraparte.

Sin embargo Spock no dijo nada, se le estaba haciendo difícil hablar e incluso pensar con claridad.

- "Mira, Selik me explicó que... estabas entrando en algo así como una época de celo... y que es de vida o muerte. No voy a permitir que mueras Spock, y entiendo que soy tu única opción..."

¡¿Qué demonios le había dicho ese viejo le-matya a Jim?!

- "Es decir"- continuó el humano- "Soy el único oficial con rango superior al tuyo a bordo, nadie podrá asumir que me coaccionaste u obligaste de manera alguna, así que tranquilo... está bien, todo está bien Spock... o te dejaré morir. Bones nos cubrirá, todo está bien..."

El capitán estiró un brazo tentativamente, hasta lograr posar una mano en la mejilla ardiente del vulcano, quien inhaló profundamente la esencia del humano.

- "Eso es, estoy aquí para ti Spock, todo va a estar bien."- continuó el rubio con voz apaciguadora- "Selik me lo explicó todo... incluso... incluso sobre la unión que se va a formar tras tu 'Tiempo'... un vínculo mental débil, creo que así lo llamó."- Jim continuó acariciando la mejilla de Spock, lo cual por un lado calmaba los dolores del vulcano pero por el otro avivaba su deseo por poseer a quien se encontraba a su lado. Jim, completamente inconsciente de aquello, continuó- "Sé... sé que no soy la mejor opción; es decir ¿Por qué querría un hombre como tú... inteligente, talentoso... apasionado... perfecto... estar unido a alguien como yo?"

Spock dejó de olfatear y llenarse de la esencia de su T'hy'la casi de inmediato. El dolor y el desdén que el humano sentía por si mismo pasaron a través de Spock como un escalofrío y lo llenaron de furia una vez más, pero esta vez hacia aquellos que habían hecho sentir a Jim inferior, sean quienes fueran. Los cazaría, a todos, y los haría pagar con sus vidas.

- "Pero está bien, Selik también me explicó que esos vínculos débiles podían ser disueltos por sanadores vulcanos, así que la próxima vez que pasemos por Nuevo Vulc..."

- "¡Kroykah!"- gruñó el medio vulcano, incapaz de seguir escuchando aquellas palabras que disminuían a su alma gemela, justo antes de atrapar al rubio contra el suelo y bajo su peso. ¿Jim, indigno? ¿Algo menos que perfecto?... Eso era imposible. ¿Disolver el vínculo entre ellos?... ¡Eso NUNCA!

La cordura ya casi había abandonado a Spock pero eso no importaba, él había decidido dejar de luchar contra el deseo.

Hundió el rostro en la curva del cuello del rubio y lamió la piel a su alcance mientras se llenaba una vez más de la esencia que desprendía el cuerpo de su T'hy'la. Una mano se movió por instinto hacia los puntos psíquicos del humano, mientras que el contacto amplio de ambos cuerpos, aún con la ropa de por medio, excitaba cada vez más al vulcano.

La otra mano de Spock hurgó bajo la ropa del rubio y un gruñido contento salió de su garganta ante el gemido emitido por su humano ante las caricias que comenzaba a prodigarle.

- "Mío... mío... mi T'hy'la..."- murmuró Spock cada vez más ansioso.

- "Si..."- finalmente respondió Jim- "Tuyo... solo tuyo..."

Esa fue la gota que derramó el vaso y que hizo a Spock perderse por completo en las llamas de su pasión, mientras reclamaba por primera vez la boca del rubio con la propia y el último rastro de cordura se perdía en el olvido.

~.~.~.~.~.~



Spock despertó cansado y con el cuerpo adolorido, y sin embargo con una sensación de plenitud que nunca antes había experimentado y que desmerecía cualquier sensación de malestar.

Trató de abrir los ojos y el esfuerzo lo hizo gruñir en el proceso.

Por fin luego de unos minutos (no podía determinar cuántos) logró abrir los ojos y enfocar la mirada. Estaba en su cama, pero no en la posición usual de descanso, sino que se encontraba de costado mirando hacia una pared.

No tenía ni idea de lo que había pasado ni del día o la hora, estaba por completo desconectado de la realidad y eso lo molestaba un poco.

Dio una mirada rápida al lugar, todo estaba hecho un desastre: mobiliario fuera de lugar, un par de adornos rotos, ropa tirada...

Volteó sobre su sitio y se congeló a medio camino. Allí a su lado se encontraba el único ser viviente por el cual valía la pena seguir existiendo. James T. Kirk, su capitán... su T'hy'la.

Y todo le vino a la mente con la fuerza de las tormentas de arena de su natal planeta Vulcano.

El malestar, las palabras del anciano Spock, el caos en su mente y el dolor de su cuerpo ante la aparición ineludible del Plak Tow... la presencia de Jim y luego todo era como un borrón enorme con flashes esporádicos de conciencia, pero eso era todo... solo flashes. Gruñidos, besos, abrazos, necesidad, afecto... sexo; todo estaba revuelto en la vorágine que había sido el primer Pon Farr de Spock.

Siendo sincero consigo mismo (lo cual era lógico, no tenía ningún sentido mentirse) su mente aún se encontraba fuera de equilibrio y su cuerpo aún experimentaba oleadas de deseo y necesidad... su 'Tiempo' aún no lo había abandonado, si bien ya estaba menguando.

Spock se reacomodó mientras observaba al humano a su lado, y la culpa lo embargó al ver los moretones y los ligeros cortes y raspones en la piel ahora seca de sudor; pero también lo embargó el deseo y el sentido de posesión y pudo escucharse a si mismo emitir un ligero gruñido.

- "Mío..."- dijo sin siquiera pensarlo y el instinto hizo presa nuevamente de su cuerpo, aunque esta vez estaba casi consciente de lo que hacía... definitivamente el tiempo del Pon Farr estaba casi por terminarse.

Con movimientos precisos, casi felinos, se acercó al cuerpo del rubio que dormía exhausto, y con placer comenzó a olfatearlo, reconociendo su propio aroma en cada centímetro de piel de su amante.

La excitación vino de inmediato, así como la imperante necesidad de reclamar el cuerpo y la mente de su pareja una vez más.

- "Jim."- comenzó a llamar al humano mientras una mano se colaba entre las nalgas aún húmedas... la entrada estaba igualmente húmeda y también dilatada, no necesitaba más preparación lo cual era bueno pues Spock dudaba poder esperar otro minuto más para reclamar lo que ya era suyo.

El humano gruñó y los cansados ojos azules se enfocaron en el vulcano.

- "¿Spock?"- preguntó atontado.

- "Mío..."- fue la respuesta que obtuvo, mientras el miembro endurecido entraba una vez más al cuerpo del humano y besos ligeros reverenciaban los moretones en el pecho del rubio.

Jim suspiró más que nada ante la intrusión y casi sin fuerzas se abrazó a Spock, mientras abría un poco las piernas para facilitar el vaivén de las embestidas.

- "Si, si... tuyo..."- suspiró de nuevo el rubio, logrando tan solo que el vulcano arremetiera con nuevos ánimos- "Mmmm... ¡Spock!"

Spock supo, en algún rincón de su mente, que su T'hy'la no iba a resistir mucho tiempo, así que inició una unión de mentes casi de inmediato.

El panorama que lo recibió dentro de la mente de Jim casi lo hizo gritar de júbilo.

Ahora recordaba un poco más... todo lo que era necesario. Esa mente ansiosa, hiperactiva, ávida de conocer, descubrir y aprender más.

Y los sentimientos: preocupación, ternura... amor. Jim lo amaba y estaba dispuesto a establecerse al lado de Spock, a entregarse por completo al vulcano... excepto por que no se sentía digno. Spock no podía creerlo, ni concebirlo siquiera... había muchos miedos e inseguridades que se escondían del vulcano dentro de la mente del humano, pero no era el tiempo para hurgar en aquello, no aún. Spock se encargaría de lidiar con cada miedo, con cada inseguridad y con cada pregunta de Jim en su debido momento.

Y ¡Ah! allí estaba, un vínculo dorado que se extendía desde la mente de Jim hasta la de Spock y que ahora los unía, un lazo fuerte que Spock no pensaba dejar ir.

Entonces el vulcano lo sintió, una oleada que comenzó a recorrerlo tanto en mente como en cuerpo... estaba llegando al clímax, al igual que Jim.

Se sintió a si mismo acelerar el ritmo, la sensación de entrar y salir del cuerpo amado tanto desde su perspectiva como la de su amante y el katra de Jim casi suplicando por que se una a él en la vorágine de placer.

Por supuesto Spock accedió, tanto en cuerpo como en mente, y al terminar la unión de mentes y salir del cuerpo de Jim, se desplomó sobre éste exhausto.

Jim cayó dormido de inmediato, aún abrazado a Spock y el medio vulcano no tardó en seguirlo a la inconsciencia, con un solo pensamiento en mente.

El anciano Spock había tenido razón después de todo. Su lado vulcano era más fuerte que el humano, y no solo en cuanto a su biología sino también en cuanto a su katra.

Pero aquello, por primera vez, estaba bien. Porque eso le daba el derecho de reclamar a Jim como suyo ante su pueblo y el universo entero, y eso era justo lo que Spock pensaba hacer.

'Mío... mi T'hy'la... mi todo.'


Fin del tercer capítulo


Notas de la autora:


¡Hola a todos!

Bueno, este capítulo lo tenía listo desde hace unos días... pero me decidí a subirlo hoy, porque se celebra el día internacional del Spirk justamente ya que un día como hoy (15 de Septiembre) en el año de 1967 se emitió el capítulo Amok Time en la serie original. Así que el capítulo con Pon Farr para celebrar la emisión del Pon Farr de Spock, me pareció lo ideal.

Así que Feliz Día Internacional del Spirk... escriban, dibujen y consuman mucho Spirk para celebrar como el Universo manda.

Por cierto la serie Star Trek cumplió 49 años el día 8 de Setiembre... así que la celebración es doble.

Espero que hayan disfrutado leyendo este capítulo tanto como yo escribiéndolo... y no desesperen, pronto subo el siguiente.

Un beso felino para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~


Campaña de NO AL PLAGIO

Digamos NO al plagio, este mensaje va dirigido al público, para que el trabajo de cada uno como autor sea tratado con el respeto que se merece.  Recuerden que cada obra es como el bebé de cada uno de los que creamos dichas obras; y como tales amaremos y protegeremos esas obras dándole lo mejor de nosotros para que el resto del mundo pueda disfrutar con el resultado final.  Por eso, si sabes de algún caso de plagio, denúncialo al autor del respectivo trabajo, ten por seguro que dicho autor te lo agradecerá.  Gracias
Título: 5 veces en las cuales culparon a Spock por la naturaleza de su genética y 1 vez en la que él mismo se adjudicó la responsabilidad

Autor:
Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: La franquicia de Star Trek es propiedad intelectual de Gene Roddenberry y los respectivos productores de cada saga.  Esta historia entra en Star Trek: el Universo Alterno ("Alternate Original Series" o "AOS") que nos trajo J.J. Abrams en la película del 2009.

Advertencia 1: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

Advertencia 2: Christina Chapel sigue como enfermera en el Enterprise y Pike sobrevivió al ataque de Khan y aunque tardó mucho en recuperarse y casi muere en más de una ocasión, lo logró y sigue siendo el almirante que vela por Kirk.

Dedicatoria: A l@s amantes del Spirk a nivel mundial, feliz día del Spirk este 15 de Setiembre del 2015.

En fin, enjoy the chapter please!

Capítulo III: Spock Prime

4.7 meses después del incidente en Pericles X


La vida en el espacio a bordo del USS Enterprise era tan normal para Spock como podía serlo.

Se levantaba exactamente 75 minutos antes del turno alpha para meditar, asearse y luego proceder al comedor de la nave para ingerir los primeros alimentos del día, en general en compañía del capitán y el doctor en jefe. Luego pasaba gran parte del turno alpha en el puente, haciendo las veces de primer oficial y oficial científico en jefe, y a menos que alguna actividad dentro o fuera de la nave se lo impidiese, también ingería sus alimentos de la tarde en compañía del capitán así como del doctor, cuando este último tenía tiempo.

Luego se pasaba el turno beta metido en sus varios ensayos y experimentos en los diferentes laboratorios de la nave, o de lo contrario en alguna terminal de la computadora donde se dedicaba a ajustar estadísticamente los datos obtenidos, tras lo cual sacaba resultados y armaba los informes con las conclusiones de dichos ensayos.

Finalmente, cada vez que cierto capitán ojiazul le preguntaba si tenía tiempo para un partido de ajedrez tridimensional o para ejercitarse un poco en el gimnasio de la nave, Spock trataba de estar libre la mayor parte del tiempo. Era sin duda masoquista de su parte, pero no le importaba en absoluto la tortura. Cada segundo al lado de su T'hy'la era un segundo que Spock agradecería por el resto de su vida.

En realidad Spock se repetía una y otra vez que debería de conformarse con estar al lado de su capitán y poder protegerlo (empresa bastante difícil teniendo en cuenta la predisposición de James T. Kirk por atraer las situaciones más peligrosas e inimaginables), pero la verdad era que Spock ansiaba mucho más, por lo cual la amistad que el rubio le ofrecía era como un placebo que aligeraba el dolor que lo embargaba al tener al rubio tan cerca y no poder tomarlo entre sus brazos y reclamarlo como suyo. Pero el medio vulcano podía resistirlo, o por lo menos eso era lo que se decía a si mismo.

Sin embargo, durante los últimos 2.6 días, el férreo control que Spock tenía sobre si mismo parecía estar fallándole.

Había sucedido por primera vez al arribo del embajador andoriano Thirus, quien iba a ser huésped del Enterprise durante las siguientes dos semanas por razones diplomáticas con una civilización bastante avanzada perteneciente al planeta helado clase M, Hesperius VIII, con el cual los andorianos podrían hacer buenos intercambios comerciales.

La incomodidad de Spock ante la presencia de Thirus fue casi inmediata, pero ante lo ilógico de su propio comportamiento refrenó las ganas de gruñirle al pálido embajador, el cual se había mostrado demasiado atento, encantador y apegado al capitán desde el momento en que fue transportado a bordo.

Spock también pudo notar como Jim, luego de darle la bienvenida del caso al embajador Thirus, había comenzado con el paso de las horas a mostrar incomodidad ante la constante presencia del andoriano, quien no parecía querer dejarlo 'ni a sol ni a sombra' como rezaba el dicho humano. Y en aquellos momentos, durante la comida de la tarde, no se había dado una excepción.

Thirus había solicitado una vez más que el capitán lo acompañase a tomar sus alimentos en las habitaciones VIP que le habían designado, previa ronda de preguntas para comprobar que el rubio estaba libre y no iba a poder rechazar su propuesta; y desgraciadamente Jim había caído y tuvo que aceptar la petición con una sonrisa bastante forzada en su rostro.

Spock tomó asiento en el comedor luego de situar su bandeja en la mesa, y sintió casi como un golpe físico la ausencia de Jim a su lado. Y no se sintió mejor cuando en la silla de al lado se sentó un gruñón doctor sureño, el cual comenzó a quejarse de los de pacientes del día.

Spock se limitó a escuchar al hombre sin mirarlo y sin probar alimento alguno, la verdad había perdido por completo el apetito.

Luego de casi 10 minutos de quejas constantes contra un par de los alférez de ingeniería a cargo del señor Scott, McCoy finalmente se fijó en Spock, para disgusto del medio vulcano.

- "¿Y a ti que rayos te pasa ahora, duende? Te la has pasado gruñendo todo el almuerzo y sin tocar siquiera tu comida."

Spock suspiró internamente ante aquella 'acusación' pues quien se la había pasado profiriendo quejas y gruñendo contra otros integrantes de la nave había sido el mismo doctor y nunca al contrario. Por su parte McCoy continuó.

- "Como doctor en jefe de esta nave, te advierto que no dejaré que ningún tripulante se desmaye por allí por falta de buena alimentación, y eso incluye duendes orejudos que creen que pueden vivir de un sorbo diario de té y un condenado frejol verde. Así que levantas ese tenedor y empiezas a llevar las ridículas verduras vulcanas del plato a tu boca."

Spock ofreció su mejor mirada de desdén al doctor, pero luego de tantos meses de compartir comidas y miradas de desdén, al parecer el bueno doctor sureño había desarrollado hacia Spock el mismo nivel de 'Me importa un reverendo pimiento verde lo que tú pienses, aquí el doctor soy yo y se hace lo que yo digo' que presentaba hacia el capitán.

Spock no suspiró (definitivamente no lo hizo, esa fue una exhalación de aire prolongada), pero tomó su cubierto e ingirió un par de bocados con evidente desgano y apatía; y tampoco le importó un pimiento verde el gruñido de McCoy hacia su actitud. Sin embargo no pudo evitar mirar hacia el asiento vacío del capitán entre bocado y bocado.

- "¿Spock?"- fue la pregunta que interrumpió sus pensamientos y al voltear hacia McCoy pudo ver el resto de la frase en los ojos del doctor '¿Qué demonios te está pasando?'

- "No es nada doctor."- se apresuró a decir el medio vulcano, sin embargo la manera en que apretaba el cubierto lo desmentía por completo- "Simplemente... es... el embajador andoriano... no estoy completamente seguro de cómo explicarlo."- fue la respuesta del primer oficial, esperando que la conversación concluyese allí.

Sin embargo sucedió todo lo contrario.

- "¿Tú también lo tienes?"- preguntó McCoy, ahora con tono preocupado.

- "¿A qué se refiere, doctor?"- rebatió a su vez Spock, confundido.

- "¡El presentimiento en la tripa!"- contestó el humano como si fuese lo más lógico del mundo.

Spock abrió la boca para negar, la cerró, frunció el entrecejo y abrió la boca de nuevo esta vez para replicar con propiedad sobre lo ilógico que era conferir el don de la clarividencia a una porción del sistema digestivo, pero no tuvo la oportunidad.

- "Ya lo decía mi tatara tatara tatara tatara tatara abuelo; la tripa siempre tiene la razón."- comentó el doctor mientras casi se atragantaba con la comida, en medio de lo cual miró al vulcano- "¡¿Qué demonios haces mirándome así?! ¡Come rápido para ir por Jim!"

Spock decidió no replicar más, así que tras alzar una ceja y pensarlo un poco, asintió una vez con decisión y trató de ingerir algo más de nutrientes, aunque esa sensación de inquietud apenas y lo dejó comer un par de bocados más, por lo que desistió de dicha empresa y se levantó para disponer de su bandeja al mismo tiempo que el doctor y pronto ambos viajaban en el turboelevador con camino hacia la bahía donde se encontraban las habitaciones designadas al embajador andoriano.

Llegando allá, a tan solo unos metros de distancia, vieron las puertas de la habitación a la que se dirigían abrirse y al capitán salir por ellas, o por lo menos tratar de hacerlo.

Spock enarcó una ceja al principio, más al notar la mano de piel azulada que trataba de introducir al rubio de vuelta a las habitaciones, frunció el entrecejo de manera peligrosa.

- "¡Qué diablos!"- escuchó proferir al doctor, pero no hizo demasiado caso pues todos sus sentidos estaban puestos en esa mano imprudente y en las ansias de arrancarla del brazo del embajador.

Emitiendo un gruñido casi inaudible para el resto, se encaminó hacia la indeseable escena.

- "... en verdad, siento mucho declinar su oferta, pero me esperan en el puente y..."- escuchó decir al cada vez más incómodo y desesperado humano.

- "Pero si va a ser tan solo un momento más, capitán. Apenas una tarde ¿Acaso no pueden arreglárselas una tarde sin usted?"- contradijo zalamero el andoriano, en un claro estado de intoxicación.

Kirk se removió incluso más incómodo en su sitio, tratando de nuevo de que lo soltaran mientras forzaba aquella sonrisa que a Spock se le atravesaba entre los ojos. El medio vulcano no lo soportó más.

- "Capitán."- dijo entonces el primer oficial de manera firme a modo de saludo y reconocimiento, tras lo cual le dirigió una mirada dura al andoriano mientras reconocía también su presencia- "Embajador."

- "¡Señor Spock!"- fue la respuesta alegre del capitán, quien ante la presencia de los otros oficiales fue finalmente soltado por el embajador, para obvio alivio del rubio.

Spock continuó.

- "Siento la interrupción capitán, sin embargo su presencia es requerida en el puente."- informó el hombre de manera efectiva.

Jim, quien entonces sonreía sinceramente, negó con ligereza.

- "Nada de eso, el deber es primero."- se dirigió entonces al invitado- "Como ve embajador, mi tripulación me requiere. Con su permiso, me retiro."

El doctor McCoy pronto se unió al capitán en la retirada, dejando a Spock ligeramente relegado; sin embargo aquello no era coincidencia.

Spock olfateó el aire y captó el aroma de licor de bayas andoriano desprendiéndose de la persona del embajador y sin poder evitarlo volvió a gruñir pero esta vez de manera audible y agresiva.

Thirus miró al primer oficial con sorpresa y algo de temor, aquella había sido una advertencia clara de parte del vulcano.

Ambos se miraron a los ojos, el andoriano visiblemente acojonado ante la mirada dura del primer oficial de la nave. El mensaje era claro 'No se acerque de nuevo al capitán o de lo contrario aténgase a las consecuencias'.

Un visible escalofrío recorrió al embajador.

Spock se contentó con aquella reacción, realizó un asentimiento casi de manera marcial y dando media vuelta caminó con dirección al turboelevador, donde el doctor y el capitán se habían quedado esperándolo.

Sin mediar más palabras se metió junto a ellos al turboelevador y escuchó al capitán dar la orden a la computadora de llevarlos hacia el puente.

El silencio duró 17 segundos exactos.

- "Nunca pensé que  me alegraría tanto verlos o de la necesidad de mi presencia siendo requerida en el puente."- señaló el rubio de manera jovial mientras posaba su vista en los otros dos- "Entonces ¿Para qué soy bueno?"

22 segundos de silencio se instauraron, finalmente el doctor McCoy tomó la palabra.

- "En realidad Jim, como que vinimos en tu rescate... tu sabes, la tripa nunca se equivoca y todo eso..."

Kirk miró atónito un momento al doctor y luego simplemente soltó un '¡Oh!' tras lo cual se mantuvo en silencio por otro momento.

- "Entonces, supongo que le debo otra salvada de vida a tu tripa."- se las arregló para decir el rubio con una sonrisa.

El doctor lo miró y luego a Spock.

- "Esta vez le debes el favor a la tripa de Spock."

Las cejas del rubio se elevaron casi hasta tocar el nacimiento de su cabello, mientras fijaba la vista azul en el medio vulcano, quien a todas luces se estaba haciendo el desentendido.

El capitán abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpido por la voz de la computadora anunciando el arribo al puente.

Spock casi y agradeció su 'suerte' mientras se apuraba en salir del reducido espacio, dejando atrás a un aún sorprendido rubio y a un bastante gruñón doctor.

Pero es que no sabía que decir... ni él mismo se entendía.

Lo peor de todo fue que con el pasar de los días, nada parecía tener algún sentido, o mucho menos aún mejorar.  Por el contario, Spock se sentía cada vez más ansioso y desbalanceado así como agresivo, en especial en torno a cualquiera que se acercara al capitán, llegando a tal punto que con solo una mirada podía hacer que el embajador invitado se excusara y retirase a sus habitaciones, por lo cual desde el día siguiente al 'presentimiento de la tripa' Jim nuevamente comía y pasaba su tiempo libre junto a su primer oficial de manera regular; y afortunadamente los otros miembros de la tripulación no se habían percatado de nada.

Pero Spock estaba consciente que de seguir así, su 'buena fortuna' no iba a durar.

Hacía ya 4.8 días que experimentaba aquella sintomatología de ansiedad e incomodidad, y no tenía idea de cuál podría ser el motivo.

¿Alguna dolencia vulcana? ¿Alguna aflicción única dada su naturaleza mixta?

Tal vez era hora de hacer un llamado a quien pudiese darle respuestas.

Terminando un muy improductivo turno beta, Spock se vio en la necesidad de declinar un amigable juego de ajedrez con su capitán (para el cual por cierto no tenía cabeza) con el fin de comunicarse lo más pronto posible a Vafer Tor o Nuevo Vulcano, ahora que aún estaban en rango de comunicación con el planeta.

Con las puertas de sus habitaciones aseguradas y un enlace privado hacia quien podría tener las respuestas que buscaba, Spock esperó hasta que el rostro digno y entrado en años del receptor de la video llamada apareciese frente a él.

- "Spock."- fue el saludo casi jovial de Selik, quien alguna vez había sido conocido también como Spock en otro tiempo y espacio.

- "Spock."- a su vez respondió el primer oficial, tratando de guardar la compostura.

Selik casi y emitió una sonrisa ante el saludo, sin embargo esta se borró pronto de su rostro al enfocar toda su atención en su joven contraparte.

- "Supongo que esta no es una llamada de cortesía."- argumentó Selik con simpleza ante Spock- "Así que si me dices el porqué de tu evidente preocupación, lo agradecería mucho."

Spock se removió un poco incómodo, lo cual hizo a Selik enarcar una elegante ceja inquisitiva ante el comportamiento tan ajeno al joven vulcano.

Finalmente, luego de 1.8 minutos, Spock pareció poner en orden sus pensamientos al mirar decidido al vulcano mayor.

- "Requiero de cierta información personal... sobre afecciones sufridas durante tu juventud."- fueron las palabras de Spock, captando así visiblemente la atención del mayor.

- "Debido a mi constitución más orientada hacia la fisiología vulcana que a la humana, debo decir que fui rara vez objeto de enfermedades o aflicciones."- contestó entonces Selik, quien parecía estar haciendo sin embargo, un repaso mental de cualquier cuadro sintomático que pudiese haber sufrido. Finalmente enfocó de nuevo su atención en su contraparte y con tranquilidad solicitó- "Tal vez si me ofrecieras una descripción de la sintomatología que estás experimentando, pueda responder a tu solicitud con mayor eficiencia."

Spock volvió a moverse ligeramente sobre su sitio, con un aire de incomodidad difícilmente visto por cualquier otro pero bastante notable para Selik. Con un último pensamiento al respecto, el muchacho pareció ordenar sus ideas.

La verdad era que a Spock le molestaba que Selik pudiese leerlo con tanta facilidad, sin embargo su pedido era completamente lógico.

Spock comenzó a enumerar su sintomatología de manera puntual e impersonal y en gran parte evitando cruzar su mirada con la del mayor, por lo cual no notó la preocupación en los ojos chocolate que lo miraban, hasta que terminó de describir sus síntomas.

Selik se mantuvo en silencio por un período de 2.7 minutos, hasta que finalmente soltó un largo suspiro de aquella manera tan humana que al parecer había desarrollado con los años y de la cual no sentía la menor vergüenza.

- "Sin importar cuantas veces suceda, los paralelos entre nuestras vidas no dejan de asombrarme... y preocuparme."- expresó Selik con un tono de voz sorpresivamente cansado- "Spock, me temo que lo que estás experimentando son las primeras señales del Pon Farr... tu Tiempo está llegando."

Spock pudo, literalmente, sentir la sangre siendo drenada de su rostro. Aquello no podía ser... era imposible.

- "No... el sanador Sovik dijo que no pasaría."- fue lo primero que brotó de los labios del menor, quien estaba en un completo estado de negación- "Mi parte humana me exonera de dicha condición."- recitaba mientras las palabras dichas por el sanador más de una década estándar atrás volvían a él. Volvió a fijar su vista en Selik- "Debe de haber otra explicación, es imposible."- volvió a insistir- "Soy... demasiado humano..."

- "Spock."- interrumpió entonces la voz firme pero serena del anciano- "Estoy seguro que sin importar lo que nuestros congéneres te hayan dicho con el pasar de los años, hace mucho tiempo llegaste a la conclusión, al igual que yo lo hice en su debido momento, de que por lo menos en nuestra fisiología somos casi por completo vulcanos."

Spock miró a su interlocutor con ojos atormentados.

- "Y que... ¿Qué debo de hacer?"- preguntó el joven con mal disimulada desesperación en la voz.

- "Kaiidth... lo que es, es. Y si no puede ser cambiado, entonces debe de ser atendido."- respondió el anciano con todo el conocimiento de sus años a cuestas- "Tal vez... ¿Hay alguien que te pueda asistir en tu Tiempo?"- preguntó Selik con esperanza que luego se tornó en preocupación nuevamente al ver a Spock negar.

- "Debe de haber otra manera."- insistió sin embargo el menor.

- "No estoy seguro de que puedas llegar a tiempo al Monasterio de Gol, aquí en Vafer Tor. Por lo que me dices, estimo que te queda apenas entre dos y tres días de lucidez y control sobre tu persona."- Selik parecía estar pensando en posibles soluciones, pero ninguna venía a su mente y Spock no estaba en mejor condición que al inicio de la conversación, sino todo lo contrario- "Spock, tal vez la teniente Uhura..."

- "¡No!"- fue la reacción inmediata del primer oficial ante la sola idea- "Nyota no es mi pareja... mi T'hy'la..."- finalizó Spock casi en un murmullo.

Selik sostuvo el aliento.

- "Spock... ¿Es Jim también tu T'hy'la en este universo?"

Ante la pregunta, Spock miró al vulcano en la pantalla y no se atrevió a responder, aún cuando sus labios se abrieron ligeramente en anticipación a una respuesta, pero Selik no esperaba una.

- "Eso, mi joven contraparte, es maravilloso. Habla con Jim, explícale lo que estás pasando... de lo contario, el Plak Tow..."

Pero mientras Selik hablaba, a la mente de Spock vinieron imágenes de su madre de las dos ocasiones en la juventud de Spock en el planeta Vulcano, en las cuales tanto ella como su padre se habían retirado al llegar el tiempo del segundo. Los moretones, el labio partido y el cansancio y la debilidad de Amanda Grayson, la única persona que le había ofrecido a Spock el cariño que su parte humana tanto había anhelado, fueron algo que Spock no pudo perdonarle a su padre hasta casi llegar a la adultez. Su madre había sido humana, más frágil que una vulcana... más vulnerable.

Jim era humano también.

- "No."- susurró Spock sin escuchar más al anciano, él no podía, no debía de dañar a su T'hy'la bajo ningún motivo, ni siquiera para salvar su cordura o su vida... mucho menos por alguien que valía tan poco como un vulcano defectuoso.

- "¿Spock?"- urgió preocupado Selik al no recibir atención ante sus palabras.

Pero Spock estaba decidido, ese no era el camino. No podía siquiera pensar en dañar a Jim de manera alguna, así que luego de una aspiración profunda posó su mirada en el anciano e inclinó la cabeza en señal de gratitud.

- "Spock, agradezco profundamente el conocimiento que me ha impartido el día de hoy, y procederé a buscar la solución adecuada a mi condición."- alzó una mano en el ta'al- "Larga vida y prosperidad."- fue su despedida, tras lo cual cortó la comunicación de manera abrupta y bloqueó su terminal a cualquier comunicación entrante; dejando a su contraparte no solo preocupado sino también impedido de hacer cualquier cosa para intervenir... las leyes y cultura de los vulcano prevenían al anciano de hablar sobre el tiempo conocido como Pon Farr a aquellos que no pertenecían a la raza. Todo iba a estar bien.

Esa noche Spock se la pasó meditando, o por lo menos tratando de hacerlo, mientras ideaba como lidiar con su Tiempo mientras evitaba ser una carga para la tripulación. En especial para Jim.

Lo lograría, aunque se le fuese la vida en ello.

~.~.~.~.~.~



Al día siguiente, Spock intentó mantener una rutina normal desde el inicio del día, lo cual incluyó un inapetente desayuno y un turno alpha bastante desconcentrado; y sin embargo aquello le dio el resultado esperado, aún cuando preocupar a Jim era lo último que deseaba.

A la hora de la comida, al reunirse con el capitán y el doctor, ambos lo miraron con evidente desconcierto, preocupación e incluso algo de angustia.

- "Spock."- intervino por fin el doctor McCoy a la mitad del almuerzo, al ver el plato casi intacto del vulcano- "Sé que te gusta pensar que eres casi inmortal y todo eso, debido a tu vudú y esa cosa verde que llamas sangre y te corre por las venas; pero creo que algo está pasando contigo... no, no... nada de interrumpirme, soy el doctor en jefe de la nave y como tal soy responsable de la salud de todos, incluyendo la tuya. Te quiero en la enfermería de inmediato."- dijo mientras se paraba e instaba al vulcano a hacer lo mismo.

- "Bones... mantenme informado."- escuchó decir al capitán, antes de salir tras el doctor camino al ala médica.

Por supuesto el buen doctor sureño encontró una temperatura y presión sanguínea, mayores a las lecturas normales del primer oficial, la química sanguínea se leía en extremo activa. Eso sin contar con la presencia de unas hormonas desconocidas por el doctor, el cual estaba al borde del desquicio.

Aquello podía ser grave, tendría que estudiar las lecturas para determinar que tan grave podría resultar aquello para Spock.

Por el momento el doctor McCoy le ordenó a Spock un aislamiento vigilado hasta nuevo aviso, de preferencia en la enfermería. Sin embargo el primer oficial se las arregló para que le diesen el descanso en sus habitaciones, aduciendo que la temperatura de la enfermería lo hacía sentir poco cómodo y que además en un lugar privado tendría mayor oportunidad de meditar, con lo cual se encontraría más... a gusto. McCoy le concedió privacidad a Spock para meditar.

McCoy frunció el entrecejo, pero se dejó convencer, recordándole eso si al vulcano que todo tipo de trabajo o actividad que le produjese tensión, estaba prohibida. Lo mismo que estaba prohibido salir de sus habitaciones.

- "Por supuesto doctor, no saldré de mis habitaciones hasta que usted me ordene lo contrario."- fue la respuesta de Spock, lo que logró que McCoy lo mirase raro, pero nada más allá de eso.

El medio vulcano se paró, listo para poner en marcha los últimos detalles para mantener a la tripulación a salvo de su persona, cuando un preocupado Jim Kirk entró a la enfermería.

- "Ey."- fue el saludo del capitán al llegar al lado de los otros dos ocupantes del lugar- "Entonces ¿Qué es lo que tiene Spock?"- preguntó el rubio con evidente angustia en su tono de voz.

Spock se llenó entonces la vista con su T'hy'la una última vez, pues si las cosas salían como las tenía previstas, realmente sería la última.

- "No tengo la más remota idea Jim, no hay nada en mis libros electrónicos sobre biología vulcana acerca de los síntomas que he encontrado."- contestó el doctor en un gruñido- "Por lo pronto pondré a Spock en descanso médico obligatorio y correré las pruebas que pueda con las muestras que tengo... esas hormonas extrañas no me dan buena espina."

Jim volvió a posar su mirada preocupada en Spock, quien a su vez regresó una mirada cargada de afecto y tristeza, a pesar de que el resto de las facciones del medio vulcano seguían en blanco.

Finalmente Spock decidió que era hora de volver a sus habitaciones, pero antes se dirigió hacia Jim.

- "Capitán."- inició Spock, ganándose 'esa' mirada por parte del rubio- "Jim."- se corrigió- "Estoy seguro de que todo será de la manera en que debe de ser. Por favor, te pido que no te aflijas."- entonces se despidió de ambos humanos y se dirigió hacia sus habitaciones de manera directa.

Una vez allí cerró todas las puertas con su clave personal, de tal manera que nadie más que el doctor o el capitán pudiese abrirlas, seguramente una vez que todo hubiese terminado. Luego procedió a tomar una última ducha sónica, se cambió con una vestimenta negra de textura sedosa que su madre le había dado como obsequio antes de partir del planeta Vulcano hacia la Academia de la Flota Interestelar y se arrodilló frente al ídolo de Shariel, el dios de la muerte que lo había acompañado durante tantos años y que seguramente sería quien lo viese en sus últimos momentos, de manera paradójica.

Estaba preparado para aceptar su destino.

~.~.~.~.~.~



Spock no estaba por completo seguro de cuánto tiempo había pasado desde que se arrodillase ante el ídolo, pero si sabía que habían sido más de 15 horas, y controlarse era cada vez más difícil.

Su cuerpo estaba bañado en sudor y cada uno de sus músculos dolía. Mantenerse en la posición para meditar era casi imposible y una voz que había aparecido en lo más recóndito de su mente le exigía cada vez con más fuerza que fuese a reclamar a su T'hy'la. Su mente se estaba convirtiendo en un caos.

Eran los primeros síntomas del Plak Tow... era su sentencia de muerte.

- "Jiiiim..."- fue el gemido que salió de sus labios, y que fue a unirse a todos los otros en la soledad de sus habitaciones.

No iba a soportarlo, seguramente perdería la cordura y si los dioses de sus ancestros eran lo suficientemente piadosos entonces moriría de manera rápida.

Otra oleada de calor sacudió su cuerpo, el fuego lo estaba quemando. Se dobló sobre si mismo mientras gemía... debía de resistir.

Pero apenas y podía mantener la conciencia y la cordura. Cerró los ojos.

- "Spock..."

Otro gemido ahogado salió de los labios del medio vulcano... ahora imaginaba voces fuera de su mente. Aquello era una tortura.

Apretó aún más los ojos mientras trataba de acallar el recuerdo de la voz de Jim.

- "Spock..."- una mano se posó en su brazo.

Spock abrió de golpe los ojos y la sorpresa lo hizo terminar sentado en el suelo.

No era un producto de su imaginación. Jim estaba allí, mirándolo con extrema preocupación.

- "¿Cómo?"- salió la pregunta con voz rasposa de su garganta.

La luz sobre el ídolo que indicaba que las puertas estaban cerradas continuaba encendida, según pudo registrar al alzar la vista de manera frenética; y al bajarla de nuevo notó que al lado del capitán se encontraba una bolsa de regulación estándar abierta, que parecía contener cremas e hypos.

- "Esta bien Spock, tranquilo... vine a ayudar."- fue lo que dijo el capitán con voz cautelosa.

Los ojos de Spock se movieron erráticos mientras el vulcano trataba de controlar su urgencia. No entendía en lo absoluto.

- "¿Cómo?..."- volvió a preguntar cada vez más confundido.

Kirk se mordió el labio inferior con aire tímido.

- "Yo... me preocupé. Te despediste de una forma poco usual en ti, sin decirme si estabas funcionando 'adecuadamente' o si te recuperarías... no... no me dijiste que todo iba a estar bien... sino que todo terminaría como debía de terminar."- Jim bajó la mirada un tanto apenado- "Así que llame a la única persona que te conoce tan bien como tú mismo, llamé a Selik... y él me explicó todo."- la mirada del capitán estaba tan atormentada- "Por favor, no te enojes conmigo... o con Selik."- suplicó el rubio al ver el gesto de furia que se instauró en las facciones del medio vulcano ante la mención de su contraparte.

Sin embargo Spock no dijo nada, se le estaba haciendo difícil hablar e incluso pensar con claridad.

- "Mira, Selik me explicó que... estabas entrando en algo así como una época de celo... y que es de vida o muerte. No voy a permitir que mueras Spock, y entiendo que soy tu única opción..."

¡¿Qué demonios le había dicho ese viejo le-matya a Jim?!

- "Es decir"- continuó el humano- "Soy el único oficial con rango superior al tuyo a bordo, nadie podrá asumir que me coaccionaste u obligaste de manera alguna, así que tranquilo... está bien, todo está bien Spock... no te dejaré morir. Bones nos cubrirá, todo está bien..."

El capitán estiró un brazo tentativamente, hasta lograr posar una mano en la mejilla ardiente del vulcano, quien inhaló profundamente la esencia del humano.

- "Eso es, estoy aquí para ti Spock, todo va a estar bien."- continuó el rubio con voz apaciguadora- "Selik me lo explicó todo... incluso... incluso sobre la unión que se va a formar tras tu 'Tiempo'... un vínculo mental débil, creo que así lo llamó."- Jim continuó acariciando la mejilla de Spock, lo cual por un lado calmaba los dolores del vulcano pero por el otro avivaba su deseo por poseer a quien se encontraba a su lado. Jim, completamente inconsciente de aquello, continuó- "Sé... sé que no soy la mejor opción; es decir ¿Por qué querría un hombre como tú... inteligente, talentoso... apasionado... perfecto... estar unido a alguien como yo?"

Spock dejó de olfatear y llenarse de la esencia de su T'hy'la casi de inmediato. El dolor y el desdén que el humano sentía por si mismo pasaron a través de Spock como un escalofrío y lo llenaron de furia una vez más, pero esta vez hacia aquellos que habían hecho sentir a Jim inferior, sean quienes fueran. Los cazaría, a todos, y los haría pagar con sus vidas.

- "Pero está bien, Selik también me explicó que esos vínculos débiles podían ser disueltos por sanadores vulcanos, así que la próxima vez que pasemos por Nuevo Vulc..."

- "¡Kroykah!"- gruñó el medio vulcano, incapaz de seguir escuchando aquellas palabras que disminuían a su alma gemela, justo antes de atrapar al rubio contra el suelo y bajo su peso. ¿Jim, indigno? ¿Algo menos que perfecto?... Eso era imposible. ¿Disolver el vínculo entre ellos?... ¡Eso NUNCA!

La cordura ya casi había abandonado a Spock pero eso no importaba, él había decidido dejar de luchar contra el deseo.

Hundió el rostro en la curva del cuello del rubio y lamió la piel a su alcance mientras se llenaba una vez más de la esencia que desprendía el cuerpo de su T'hy'la. Una mano se movió por instinto hacia los puntos psíquicos del humano, mientras que el contacto amplio de ambos cuerpos, aún con la ropa de por medio, excitaba cada vez más al vulcano.

La otra mano de Spock hurgó bajo la ropa del rubio y un gruñido contento salió de su garganta ante el gemido emitido por su humano ante las caricias que comenzaba a prodigarle.

- "Mío... mío... mi T'hy'la..."- murmuró Spock cada vez más ansioso.

- "Si..."- finalmente respondió Jim- "Tuyo... solo tuyo..."

Esa fue la gota que derramó el vaso y que hizo a Spock perderse por completo en las llamas de su pasión, mientras reclamaba por primera vez la boca del rubio con la propia y el último rastro de cordura se perdía en el olvido.

~.~.~.~.~.~



Spock despertó cansado y con el cuerpo adolorido, y sin embargo con una sensación de plenitud que nunca antes había experimentado y que desmerecía cualquier sensación de malestar.

Trató de abrir los ojos y el esfuerzo lo hizo gruñir en el proceso.

Por fin luego de unos minutos (no podía determinar cuántos) logró abrir los ojos y enfocar la mirada. Estaba en su cama, pero no en la posición usual de descanso, sino que se encontraba de costado mirando hacia una pared.

No tenía ni idea de lo que había pasado ni del día o la hora, estaba por completo desconectado de la realidad y eso lo molestaba un poco.

Dio una mirada rápida al lugar, todo estaba hecho un desastre: mobiliario fuera de lugar, un par de adornos rotos, ropa tirada...

Volteó sobre su sitio y se congeló a medio camino. Allí a su lado se encontraba el único ser viviente por el cual valía la pena seguir existiendo. James T. Kirk, su capitán... su T'hy'la.

Y todo le vino a la mente con la fuerza de las tormentas de arena de su natal planeta Vulcano.

El malestar, las palabras del anciano Spock, el caos en su mente y el dolor de su cuerpo ante la aparición ineludible del Plak Tow... la presencia de Jim y luego todo era como un borrón enorme con flashes esporádicos de conciencia, pero eso era todo... solo flashes. Gruñidos, besos, abrazos, necesidad, afecto... sexo; todo estaba revuelto en la vorágine que había sido el primer Pon Farr de Spock.

Siendo sincero consigo mismo (lo cual era lógico, no tenía ningún sentido mentirse) su mente aún se encontraba fuera de equilibrio y su cuerpo aún experimentaba oleadas de deseo y necesidad... su 'Tiempo' aún no lo había abandonado, si bien ya estaba menguando.

Spock se reacomodó mientras observaba al humano a su lado, y la culpa lo embargó al ver los moretones y los ligeros cortes y raspones en la piel ahora seca de sudor; pero también lo embargó el deseo y el sentido de posesión y pudo escucharse a si mismo emitir un ligero gruñido.

- "Mío..."- dijo sin siquiera pensarlo y el instinto hizo presa nuevamente de su cuerpo, aunque esta vez estaba casi consciente de lo que hacía... definitivamente el tiempo del Pon Farr estaba casi por terminarse.

Con movimientos precisos, casi felinos, se acercó al cuerpo del rubio que dormía exhausto, y con placer comenzó a olfatearlo, reconociendo su propio aroma en cada centímetro de piel de su amante.

La excitación vino de inmediato, así como la imperante necesidad de reclamar el cuerpo y la mente de su pareja una vez más.

- "Jim."- comenzó a llamar al humano mientras una mano se colaba entre las nalgas aún húmedas... la entrada estaba igualmente húmeda y también dilatada, no necesitaba más preparación lo cual era bueno pues Spock dudaba poder esperar otro minuto más para reclamar lo que ya era suyo.

El humano gruñó y los cansados ojos azules se enfocaron en el vulcano.

- "¿Spock?"- preguntó atontado.

- "Mío..."- fue la respuesta que obtuvo, mientras el miembro endurecido entraba una vez más al cuerpo del humano y besos ligeros reverenciaban los moretones en el pecho del rubio.

Jim suspiró más que nada ante la intrusión y casi sin fuerzas se abrazó a Spock, mientras abría un poco las piernas para facilitar el vaivén de las embestidas.

- "Si, si... tuyo..."- suspiró de nuevo el rubio, logrando tan solo que el vulcano arremetiera con nuevos ánimos- "Mmmm... ¡Spock!"

Spock supo, en algún rincón de su mente, que su T'hy'la no iba a resistir mucho tiempo, así que inició una unión de mentes casi de inmediato.

El panorama que lo recibió dentro de la mente de Jim casi lo hizo gritar de júbilo.

Ahora recordaba un poco más... todo lo que era necesario. Esa mente ansiosa, hiperactiva, ávida de conocer, descubrir y aprender más.

Y los sentimientos: preocupación, ternura... amor. Jim lo amaba y estaba dispuesto a establecerse al lado de Spock, a entregarse por completo al vulcano... excepto por que no se sentía digno. Spock no podía creerlo, ni concebirlo siquiera... había muchos miedos e inseguridades que se escondían del vulcano dentro de la mente del humano, pero no era el tiempo para hurgar en aquello, no aún. Spock se encargaría de lidiar con cada miedo, con cada inseguridad y con cada pregunta de Jim en su debido momento.

Y ¡Ah! allí estaba, un vínculo dorado que se extendía desde la mente de Jim hasta la de Spock y que ahora los unía, un lazo fuerte que Spock no pensaba dejar ir.

Entonces el vulcano lo sintió, una oleada que comenzó a recorrerlo tanto en mente como en cuerpo... estaba llegando al clímax, al igual que Jim.

Se sintió a si mismo acelerar el ritmo, la sensación de entrar y salir del cuerpo amado tanto desde su perspectiva como la de su amante y el katra de Jim casi suplicando por que se una a él en la vorágine de placer.

Por supuesto Spock accedió, tanto en cuerpo como en mente, y al terminar la unión de mentes y salir del cuerpo de Jim, se desplomó sobre éste exhausto.

Jim cayó dormido de inmediato, aún abrazado a Spock y el medio vulcano no tardó en seguirlo a la inconsciencia, con un solo pensamiento en mente.

El anciano Spock había tenido razón después de todo. Su lado vulcano era más fuerte que el humano, y no solo en cuanto a su biología sino también en cuanto a su katra.

Pero aquello, por primera vez, estaba bien. Porque eso le daba el derecho de reclamar a Jim como suyo ante su pueblo y el universo entero, y eso era justo lo que Spock pensaba hacer.

'Mío... mi T'hy'la... mi todo.'


Fin del tercer capítulo


Notas de la autora:


¡Hola a todos!

Bueno, este capítulo lo tenía listo desde hace unos días... pero me decidí a subirlo hoy, porque se celebra el día internacional del Spirk justamente ya que un día como hoy (15 de Septiembre) en el año de 1967 se emitió el capítulo Amok Time en la serie original. Así que el capítulo con Pon Farr para celebrar la emisión del Pon Farr de Spock, me pareció lo ideal.

Así que Feliz Día Internacional del Spirk... escriban, dibujen y consuman mucho Spirk para celebrar como el Universo manda.

Por cierto la serie Star Trek cumplió 49 años el día 8 de Setiembre... así que la celebración es doble.

Espero que hayan disfrutado leyendo este capítulo tanto como yo escribiéndolo... y no desesperen, pronto subo el siguiente.

Un beso felino para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~


Campaña de NO AL PLAGIO

Digamos NO al plagio, este mensaje va dirigido al público, para que el trabajo de cada uno como autor sea tratado con el respeto que se merece.  Recuerden que cada obra es como el bebé de cada uno de los que creamos dichas obras; y como tales amaremos y protegeremos esas obras dándole lo mejor de nosotros para que el resto del mundo pueda disfrutar con el resultado final.  Por eso, si sabes de algún caso de plagio, denúncialo al autor del respectivo trabajo, ten por seguro que dicho autor te lo agradecerá.  Gracias



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