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Una ida y vuelta en nuestras vidas por TheCollector

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Notas del capitulo:

Buenas noches, aquí vengo con el 2do capitulo esperando tenga buena aceptación como el anterior. De antemano les agradezco por sus comentarios, a todos y gracias por las críticas constructivas que me ayudan a mejorar poco a poco. 

Reitero como en el capítulo anterior que los personajes de Naruto pertenecen y son autoría exclusiva de Masashi Kishimoto. Yo solo los tomos prestado para recrear este relato.

Espero les agrade, las notas explicativas estarán al final del capítulo. Saludos.

Advertencia: El carácter o aptitudes de algunos personajes estarán fuera del canon. Así que no se sorprendan si son algo diferentes de como los conocemos.

TheCollector

 

Naruto  frunció el ceño. A pesar de la insistencia del médico en que no se fuera de allí hasta que él dijera que estaba en condiciones, tenía la impresión de que la idea no le gustaba mucho, aunque probablemente su reacción no se debía tanto si no que personalmente como que no estaba habituado a tener invitados.


Miró detenidamente a su alrededor por primera vez. El papel de las paredes, las cortinas oscuras y la madera sucia que bordeaba los cristales debían de haber estado en buenas condiciones cuarenta o cincuenta años atrás, pero de no haber sido por el sol que entraba por la ventana, la habitación habría resultado deprimente. Cosa que era una lástima, ya que alguien tan amable <en lo que cabe> como el doctor Uchiha merecía una casa agradable y acogedora. Pero aquello no era asunto suyo.


Se puso de lado con un suspiro y miró a su hija recién nacida con preocupación. Había sido una tontería contar con que podría quedarse con el tío de……….(*)1 ¿Y qué iba a hacer ahora? Tenía algo de dinero y debía la estadía en la habitación del motel. No tenía mucho sentido volver a la Aldea de la lluvia; donde ya no tenía casa ni conocía a nadie que pudiera ayudarlo. Lo que implicaba quedarse en Konoha.


Si lo hacía, podía pedir ayuda al Hokage, ¿pero cuánto tardarían en concedérsela y que tipo de ayuda le darían? Y si buscaba un trabajo, ¿qué haría con los niños? ¿Cómo pagar cuidados para los tres con lo que el podía ganar? Podía sacar algo por el auto, pero si lo vendía, ya no podría moverse. ¿Y dónde iban a vivir?


Sintió que se le oprimía el pecho. A todos los efectos, sus hijos y el estaban sin hogar. Una lágrima silenciosa rodó por sus mejillas, seguida de otra. Oyó ruido de pasos y se apresuró a secarse los ojos con la sábana. Unos segundos después, entraban Shizune y los niños. Menma llevaba una bandeja con tortitas, salchichas, huevos, leche y zumo.


—Mira lo que te hemos traído, papi.


Naruto miró la sonrisa y los ojos brillantes del niño. Unos meses atrás, había sido tan travieso como el que más, y hasta ese momento no había sido plenamente consciente de lo mucho que echaba de menos sus travesuras.


—Shizune-onesan dice que tienes que comértelo todo — anunció el niño.


Allí había más comida de la que él había visto junta en meses.


—La compartiremos —dijo.


Menma se instaló boca abajo en la cama, con la barbilla apoyada en las manos, y se dedicó a mirar a su hermanita recién nacida.


—Ellos han comido ya —dijo Shizune; lo ayudó a colocar las almohadas a su espalda—. Cinco tortitas, dos salchichas y dos vasos de zumo él, y una tortita y una salchicha la niña.


Naruto apenas podía pasar el primer bocado de tortita. Él había procurado que no les faltaran ramen instantáneo  por la mañana... y por la noche. Shizune le puso una mano en el hombro.


—Ahora estás aquí —dijo con gentileza—. Tus niños y tú están a salvo, ¿me oyes?


Naruto tragó con fuerza, pero no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Un segundo después se dejaba inundar por el calor y la bondad que procedían de aquella mujer. Shizune le recordaba un poco a Kushina Namikaze(*)2, su madre adoptiva, la mujer que había hecho lo posible por darle estabilidad, que le había hecho creer que con trabajo duro y determinación se podía conseguir todo.


Se apoyó en aquel pecho amplio y oyó a Shizune explicar a los niños que algunos papis lloraban a veces después de tener un niño y que no había de qué preocuparse.


—Tú come —le dijo—. Yo voy a limpiar a la pequeña en la cocina, que está caliente. He traído una camiseta de bebé conmigo. Venid conmigo —dijo a los niños—. Dejad que papi coma en paz.


Se marcharon y dejaron a Naruto solo con más comida de la que podría comer en tres semanas y más preocupaciones de las que mucha gente tenía que soportar en toda su vida.


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Sasuke entró en la cocina con el ceño fruncido. Shizune había cambiado la emisora de radio y sonaba música romantica en lugar de la música clásica que él siempre escuchaba. Además, estuvo a punto de tropezar con Menma, que por alguna razón, decidió retroceder justo en el momento en que Sasuke se disponía a alcanzar la cafetera. El médico lo sujetó por los hombros para detenerlo y el niño levantó la cabeza, se encontró con su mueca de desagrado y abrió mucho los ojos.


¡Maldición! Sasuke se apresuró a sonreír, pero el daño estaba ya hecho. Menma corrió al lado de Shizune como un cachorro asustado y lo miró por encima del hombro antes de que algo le llamara la atención.


— ¿Qué es eso? —preguntó, señalando el vientre de la recién nacida. La mujer sujetaba con firmeza a la niña encima del fregadero de porcelana y le pasaba la esponja por la cabecita.


—Es el cordón umbilical —respondió. Secó a la niña y se lanzó a una descripción detallada de placentas y cordones umbilicales que fascinó a Menma por un momento. Luego se acercó a la puerta y miró el jardín grande de la casa. Preguntó con timidez si Kushina y él podían salir fuera y Sasuke les dio permiso, ya que había salido el sol y dejado de llover.


Cuando los niños hubieron salido, se sirvió una segunda taza de café y se apoyó en la encimera. La pequeña Arashi, que tenía menos de dos horas de vida, estaba plenamente despierta y clavaba los ojos en el rostro de Shizune, que le ponía una camiseta minúscula, calcetines y un mono amarillo. La miraba con tal intensidad que casi se puso bizca. Shizune se echó a reír.


—Seguro que se pregunta qué he hecho con su papi —dijo—. ¿Es así, preciosa? —La envolvió en una manta pequeña y se la puso sobre el hombro—. Seguro que va a ser dormilona.


Señaló la cocina antigua.


—Quedan salchichas y huevos revueltos — dijo—. Te haría tortitas, pero ahora estoy ocupada.


Sasuke sabía que era inútil discutir. Además, tenía hambre. Sacó un plato del armario y se sirvió.


—Y toma zumo también —ordenó la mujer—. No se puede vivir de café, no es sano.


Sasuke se sirvió zumo.


—Me gustaría saber cuándo te vas a buscar un ama de llaves —gruño Shizune.


Sasuke se sentó en una silla victoriana de las que había elegido……….(*)3 cuando todavía estaban prometidos antes de contestar.


—Para empezar, no quiero a una desconocida en mi cocina todas las mañanas. Y además, ¿con qué le pago? ¿Con mis encantos? —dijo con sarcasmo.


—No creo que le pareciera un buen trato.


Sasuke se encogió de hombros y tomó un bocado de huevo.


—Claro que también puedes buscarte una esposa o consorte (*)4.


—Sí, claro, sabía que dirías eso. ¿Vas a solicitar el puesto?


—No digas tonterías.


Sasuke tomó un sorbo de zumo.


—Si no tengo dinero ni encantos suficientes para un ama de llaves, ¿quieres decirme cómo voy a cuidar de una esposa o consorte?


Por supuesto, los dos sabían que el problema era mucho más profundo que eso.


—No hay motivo para que tengas problemas de dinero —dijo ella—. Tienes pacientes suficientes para tres médicos, y muchos de ellos tienen algún tipo de seguro. La casa es gratis, no tienes a nadie que dependa de ti y estudiaste la carrera con una beca, o sea que tampoco tienes que devolver créditos estudiantiles.


— ¡Vaya, Shizune! —musitó él, de mal humor—. Te veo muy animosa esta mañana.


La mujer se sentó enfrente de él con un suspiro y frotó la espalda de la niña.


—Me preocupo por ti, eso es todo. Supongo que desde que murió tu madre me toca a mí. Ella no te dejaría vivir así y lo sabes.


Sasuke suspiró. Por si no fuera bastante tener la cocina llena de gente, un joven con el que no sabía qué hacer en el cuarto de invitados y una consulta con muchos pacientes y poco dinero, Shizune tenía que recordarle a su madre.


No, Mikoto Uchiha no lo habría dejado en paz, ni a él ni a ninguno de sus hermanos. Y posiblemente entre los tres la hubieran llevado a la tumba, de no haberlo hecho ya el cáncer cuando Itachi y……..(*)5 eran aún adolescentes.


Después de su muerte la familia se había separado como un sistema solar al que le faltara el sol. No tanto físicamente, ya que los tres vivían todavía en Konoha, como a nivel emocional. Y Fugaku, su padre, al parecer, no había sabido cerrar las heridas. El viejo había ido decayendo poco a poco hasta morir mientras dormía cinco años después de la falta de su esposa.


Sí, su madre los habría atormentado por rendirse de ese modo. Y Shizune, que había sido su mejor amiga, había decidido adoptar su causa. Sasuke suponía que tal vez algún día podría agradecérselo. Un día, no esa mañana.


—Hazme un favor —le dijo—. Limítate al trabajo de comadrona. Lo que me recuerda... ¿el niño de los Lee se ha dado ya la vuelta?


—Ayer, gracias. Veo que quieres cambiar de tema.


Sasuke mordió una salchicha.


—Desde luego.


Shizune suspiró y reajustó la posición de la niña en su hombro.


—Sabes que tiene que quedarse aquí, ¿no?


Sasuke terminó el zumo y llevó el plato al fregadero.


—No voy a echarlos a la calle, Shizune.


—Ya lo sé, pero pensaba que intentarías buscarles otro sitio donde quedarse.


Sasuke negó con la cabeza y empezó a fregar los platos.


—Por lo menos en una semana, no. Quiero tenerles vigilados a los dos; a la niña y a él.


— ¿Y luego?


—No lo sé. ¿Te ha dicho que es pariente de Jiraiya?


Shizune enarcó las cejas.


—No. ¿Cómo?


—Es tío abuelo de su difunto marido. El imbécil lo dejó en la calle.


— ¡Oh, pobre!


Sasuke se volvió y se secó las manos en un paño de cocina.


— ¿Has visto las cicatrices.... las del niño?.


La mujer suspiró.


— ¿El padre?


—Sí.


—La vida no ha sido muy amable con ese chico.


Sasuke estaba de acuerdo en eso. Miró el reloj y tomó la chaqueta que había dejado antes en el respaldo de la silla.


— ¿Adónde vas?


—Al motel de Itachi a recoger lo que hayan dejado en la habitación.


— ¿Crees que le gustará tener visita tan pronto?


—Eso me da igual —Sasuke se puso la chaqueta—. La consulta empieza a las ocho y media y presiento que el señor Uzumaki querrá tener ropa antes de las seis de la tarde, ya que la mía seguro ni la toca.


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Itachi lo recibió con el pecho desnudo y los pantalones desabrochados. Un cepillo de dientes sobresalía de su boca y marcas de peine recorrían su pelo negro y mojado. Año y medio más viejo que Sasuke (*)6, unos centímetros más alto y diez kilos más grueso, Itachi Uchiha resultaba imponente para muchas personas. Y con motivo. Sus rasgos eran duros, dominados por una nariz perfilada y mirada amenazante, que hacía que la gente se lo pensara dos veces antes de llevarle la contraria.


Itachi había sido policía en Konoha hasta un par de años atrás, cuando su prometido había muerto en un robo a una tienda. Y en cierto modo, Itachi también. Los psiquiatras del Cuerpo lo convencieron de que necesitaba tomarse un tiempo antes de volver a afrontar el mundo con una pistola al cinto. E Itachi volvió a casa con un permiso de seis meses y se encontró con que…….. (*)7 tenía el rancho de caballos de la familia y Sasuke la consulta, pero él no tenía nada.


Así que compró el motel y lo nombro Akatsuki y se cerró al mundo por completo. Echó un vistazo a su hermano y lanzó una imprecación.


— ¿Ha tenido el niño?


— ¿Qué te hace suponerlo?


Itachi volvió a entrar en su apartamento, adyacente a la oficina, un auténtico agujero, y regresó al baño seguido por Sasuke. Como de costumbre, escuchaba ópera procedente de una cadena de música.


—Su auto no está aquí esta mañana y tú sí. Por eso.


Sasuke miraba con fascinación el apartamento de su hermano, donde lo único refinado era la música. Había montones de ropa sucia, recipientes de cartón que habían contenido comida, platos amontonados en el fregadero... un verdadero agujero, muy diferente a lo que recordaba de su ni-san.


— ¿Por qué no le pagas a Karin cincuenta pavos más y que te limpie esto una vez a la semana?


Oyó ruido de gárgaras procedente del baño antes de que Itachi reapareciera abrochándose una camisa.


—Lo hago. Viene mañana.


—Lo retiro. Dale cien. Y recuérdame que compruebe si tiene al día la vacuna del tétanos.


Itachi soltó un gruñido.


— ¿Y cómo sabías que Naruto Uzumaki estaba a punto de parir?


Itachi, cuyos ojos eran tan oscuros como los de su hermano, lo miró de frente.


—Se lo pregunté. Me dijo que le faltaban tres semanas.


—La niña tenía otras ideas.


Itachi tomó un cinturón que había en una silla y empezó a meterlo por las presillas del pantalón.


— ¿Cómo te ha encontrado? —metió la mano al bolsillo y sacó un chicle, hábito que había adoptado después de que Sasuke lo convenciera de que dejara de fumar.


—Ni idea. Sus hijos y el aparecieron de repente.


—Ah. ¿Lo has llevado al hospital?


—Apenas llegué a tiempo de recoger a la niña al salir. He venido a buscar sus cosas.


Itachi asintió y tomó un llavero que colgaba en la pared al lado de la puerta. Agarró una chaqueta de cuero que había en una silla y abrió la puerta. Recorrieron en silencio la corta distancia hasta las habitaciones individuales. Aunque no se podía decir que Itachi hubiera devuelto su antigua gloria al motel, no había duda de que lo estaba restaurando poco a poco. Las habitaciones estaban prácticamente terminadas, apero pasaría un año hasta que los bungaloes, de dos y tres habitaciones, resultaran habitables. El lugar era hermoso, sobre todo en esa época, con los colores de las hojas que empezaban a caer. Y con mucho esfuerzo, tal vez Itachi consiguiera convertirlo en un sitio agradable.


Entraron en la habitación número doce y Sasuke respiró aliviado cuando vio que olía a limpio.


Las dos camas gemelas estaban desechas y en el respaldo de la silla del escritorio había ropa. Había también una maleta abierta. Sasuke reunió rápidamente todo lo que había fuera, incluida una jabonera de plástico y un cepillo de dientes que encontró en el lavabo, lo metió todo en la maleta y la cerró.


La llevó a su auto, seguido por Itachi. En realidad, ninguno de los dos tenía mucho que decirse, lo cual era una lástima, ya que de niños habían estado muy unidos.


Itachi estaba de pie con los brazos cruzados y la brisa agitando su pelo.


— ¿Qué crees tú que hace que un doncel salga corriendo de donde está tan cerca de dar a luz?


Sasuke metió las maletas en el maletero y miró a su hermano.


—Desesperación —repuso con sencillez—. El marido ha muerto y no tiene dinero. Y su único pariente vivo está aquí.


— ¿Sí? ¿Quién?


—Jiraiya.


Itachi enarcó las cejas.


— ¿J-i-r-a-i-y-a?


 


—Sí.


— ¡Maldita sea! Sí que tiene una racha de mala suerte, ¿eh?


— ¡Y que lo digas! —Sasuke sacó la cartera del bolsillo de atrás—. Cóbrame lo que te deba.


Su hermano negó con la cabeza.


—De eso nada. Y si necesita un sitio para quedarse...


—No —repuso Sasuke con rapidez. Volvió a guardarse la cartera—. Tengo que vigilarlo. Y a la niña también.


Itachi asintió con la cabeza.


—Es algo lindo…—comentó.


Sasuke lo miró sorprendido. Hacía mucho tiempo que su hermano no daba señales de fijarse en alguien, menos en un doncel. Y se había fijado en aquél, a punto de dar a luz y con dos niños más. No tenía sentido, aunque quizá indicaba que Itachi empezaba a volver a la vida. Y eso no era malo, ¿verdad?.... O tal vez, el chico rubio producía en su hermano añoranza por cosas perdidas hace tiempo .


—Supongo que no está mal —dijo con indiferencia, antes de subir al coche.


Itachi sonrió. Y Sasuke lo miró aún más sorprendido y puso el coche en marcha con una irritación que no tenía motivos para sentir.


 


Continuara…

Notas finales:

Notas explicativas-


Bien aquí explicare el porqué de los puntos y no los nombres:


1. Tengo a dos personajes para colocar de esposo a Naru ellos son, Nagato y Yahiko; ya que por ello el apellido de viudo de Naruto seria Uzumaki (Este fue un detalle que olvide explicarles en el capítulo anterior); como habrán podido esclarecer en el capi de hoy, es un padre maltratador y es por ello la indecisión; quizás por sus caracteres. Así que pido ayuda y me den su opinión de quien quedaría mejor en el papel.


2. Como podrán ver Kushina no es su madre biológica en esta historia y por su puesto Minato tampoco, punto extra; y aquí ella utilizara el apellido Namikaze y no el Uzumaki; todo esto con el fin de que Naruto quedara con su apellido original ya que aquí él es viudo y no me lo veía con otro apellido.


3. Aun no se quien será o fue su prometida... no me la imagino xD.


4. Quizás se oye mejor consorte que esposo en este caso, ya que aquí está presente lo de ser doncel es decir hombre fértil y sería algo confuso.


5. Hay un tercer hermano y aun no me decido en si colocar a Obito o Sai (este por su ligero parecido con Sasuke); porque será algo libertino al principio y no sé; Sai no me cuadra xD. Help me!


6. No quería que hubiese muchas diferencias en cuanto a las edades, pues me conviene en cuanto al relato.


7. La misma razón del punto 5.


Finalmente eso es todo en cuanto a explicaciones, espero haya sido entendible y me puedan ayudar con los puntos que les dije. Saludos.


TheCollector


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